sábado, marzo 31, 2007

La Biblia y el sexo

La Biblia y el sexo
La Biblia sigue siendo un libro sagrado para dos religiones y mil millones de personas, lo que obliga a considerarlo como una obra excelente. Otra cosa son las interpretaciones que a lo largo de los siglos se han hecho de los episodios que relata y los preceptos que instituye. Lamentablemente, muy a menudo se ha pretendido ver en la letra un espíritu distinto del que en realidad informaba al exegeta. Esto sucede con especial intensidad en el caso del sexo, cuya visión en el texto sagrado puede diferir de la que cada religión incluso cada grupo se empeñe en pretender.
Pero los textos son muy tozudos, y dicen lo que dicen. Los intentos de torturarlos invirtiendo a veces su significado siguen siendo numerosos, y pueden ocultar el hecho fundamental: el sexo es visto, a lo largo de las páginas bíblicas, como una actividad natural en el hombre y necesaria para la felicidad tanto individual como de la especie.
Lo que no quiere decir, naturalmente, que, como cualquier actividad, no esté sujeta a normas y prácticas, unas adecuadas y otras inadecuadas.
Ya que hablamos de normas, podríamos empezar por su regulación en el Decálogo. El sexto mandamiento dice, literalmente: “No adulterarás” (Gen 20,14). No lo que a muchos nos contaban los catecismos, “no fornicarás”, ni aún menos la versión más relamida, “No cometerás actos impuros”. ¿Qué diferencia hay entre la letra y las interpretaciones?
La palabra “fornicar” (tener sexo fuera del matrimonio) no es condenada fuertemente hasta san Pablo. Así, por ejemplo, “no sea que se halle algún fornicario o irreligioso como Esaú” (Heb 12,16). Pero el Antiguo Testamento, de habitual no juzga moralmente el hecho sexual en sí, considerándolo más bien como la asunción de una deuda, un “compromiso”, de modo que podemos decir que, en rigor, la Biblia no se opone a las relaciones prematrimoniales, ni siquiera a las ocasionales.
En todo caso, la “deuda” afecta especialmente al varón, y su reparación puede llegar desde la restauración del honor de la mujer, el cuidado de la prole eventualmente sobrevenida y, en caso extremo, la obligación de contraer matrimonio.
Para los que juzguen insólita esa obligación, recordemos que el “matrimonio por amor” es un invento bastante tardío (seguramente de la época romántica) y el matrimonio tradicional nada tenía que ver: se limitaba a ser un contrato entre hombre y mujer en orden a la asistencia mutua, cuidado de la prole, unificación de los patrimonios, etc.
¿Cuál es, pues, el significado último del mandamiento “No adulterarás”? Si no nos empeñamos en buscarle tres pies al gato, está muy claro: se trata de no engañar al cónyuge, de no traicionar su confianza.

La práctica cristiana, llevada de su obsesión antisexo, ha reducido esta “traición” al aspecto meramente carnal, llegando a interpretaciones tan ridículas como las de Clinton pretendiendo que una felación de la gordita Lewinsky no era un acto sexual.

Allá ellos. Pero está claro que la traición al cónyuge puede revestir muchas más formas, algunas bastante peores.

Por lo demás, la protección a las indeseadas consecuencias de un acto sexual no regulado aparecen en todo el texto, en el que se transparenta la actitud del legislador en torno a sus aspectos más discutibles: por una parte el mantenimiento de esa fidelidad, por otra, la protección de la prole, y a través de ella, de la especie. Así, veamos alabar el sexo lícito, previniendo contra el sexo de las rameras, “No codicies su hermosura en tu corazón, ni te dejes prender en sus párpados” (Prov 6,25), y de las casadas con otro hombre, “Quien comete adulterio carece de seso; el que desea perderse a sí mismo, éste tal hace” (Prov 6,32).

Obtendremos con más claridad esa visión de la Biblia sobre el sexo comentando algunos de sus episodios más conocidos. Un análisis de los parajes sexuales de la Biblia sería eterno, y llenaría libros (ya lo ha hecho). Nos limitaremos especialmente en este artículo a algunos episodios de Génesis, que por su carácter de “epopeya” del pueblo judío nos ilustran mucho sobre sus costumbres y sistema de valores.

Primer texto que choca a nuestra mentalidad moderna: el narrado en Gen 12. Abraham va a Egipto, pues en su país hay hambruna, y dice a su mujer: “Mira, yo sé que eres mujer de hermosa figura, y sucederá que te verán los egipcios y dirán: ‘Ésa es su mujer’, y me matarán a mí, y a ti te dejarán con vida. Di, pues, que eres mi hermana, a fin de que se me trate bien en gracia a ti y conserve mi vida por causa tuya” (Gen 12,11-13). Y, en efecto, llamada por el faraón, Saray convivió con él, lo que indica que debía conservar sus encantos pese a su edad, que no dice la Escritura, aunque Abraham tenía 75 años (Gen 12,4). Lo bueno del caso es que el faraón, al ser castigado (!) por Yahvé con una serie de plagas, se entera de la situación y reprende a Abraham: “¿Por qué no me manifestaste que era tu mujer?... Tómala y vete” (Gen 12,18-19).

Algunos comentaristas añaden, a guisa de excusa, que en efecto, ambos eran hermanos, aunque sólo de padre (!!). Este hecho sólo tiene una interpretación: el sexo no tenía mayor importancia entre los primitivos judíos, desde luego muy inferior al riesgo que podía correr Abraham, prevenido gracias a su mujer.

Otra confirmación. Es la misma Saray la que, pasado el peligro y ante su esterilidad temporal, le dice a Abraham: “Ve y acuéstate con Agar” (la asistenta), a fin de que hubiera descendencia. Y así fue (Gén 16,2). Más tarde, habiendo concebido la propia Sara, Agar fue pagada con la expulsión (Gen 21, 8-10). Su hijo Ismael es cabeza de los ismaelitas (árabes), raza desde luego menos legítima que la judía (a ojos judíos, claro). Recordemos que la Biblia incide muy a menudo en esos episodios simbólicos para elogiar o desprestigiar determinada etnia.

La Biblia nos habla también del pudor. En el conocido episodio de la desnudez accidental de Noé por haberse embriagado, el tema acaba con la maldición contra Cam (Gén 9,20-25), que se había burlado de él, en lo que hay que ver desde luego un nuevo sentimiento, el menosprecio contra los pueblos africanos (camitas).

La homosexualidad es considerada, sin paliativo de ninguna clase, “pecado nefando” en la Escritura. Sin duda el episodio más conocido es el de la llegada de los ángeles enviados por Dios a Lot, el sobrino de Abraham, que vivía en Sodoma, población plagada de homosexuales (a lo que alude la palabra sodomía). En Gen 19,5 “todo el pueblo a una” llama a la casa de Lot diciéndole: “¿Dónde están los sujetos que te han llegado esta noche? Sácanoslos para que los conozcamos”, metáfora que ha quedado como símbolo del acto sexual para la posteridad. Y Lot les da una respuesta ciertamente chocante: “¡Por favor, hermanos míos, no obréis mal!; mirad, os ruego: dos hijas tengo que aún no han conocido varón; yo os las sacaré, y haced con ellas lo que mejor os parezca, con tal que a estos hombres nada les hagáis, pues por eso se han acogido a la sombra de mi techo” (Gen 19,8). Este ofrecimiento, para nosotros inconcebible, nos habla elocuentemente de la fuerza de la ley de la hospitalidad entre los antiguos: al acoger a alguien bajo su techo, uno se hacía responsable de su seguridad, y debía mantener ésta a costa de cualquier sacrificio.

Pero hay más: terminado el episodio, los ángeles reprueban la maldad de los sodomitas y advierten a Lot de la inminente destrucción sobre la ciudad, conminándole a abandonarla “sin mirar atrás” (claro símbolo de la ruptura total que hay que ejercer con la vida viciosa, aunque uno no haya participado en ella). Por el camino, la mujer de Lot sucumbe a la femenina curiosidad, y es convertida en estatua de sal (una leyenda inspirada en las “esculturas” salinas de forma caprichosa que tanto abundan en la zona). Es tan grande la catástrofe que se ha abatido sobre Sodoma y Gomorra, que las hijas de Lot, esas doncellas “que no habían conocido varón”, creyéndose solas en el mundo, se sienten compelidas a repoblarlo. Y para ello el único camino es su propio padre. Entonces, “aquella noche dieron de beber a su padre, y llegóse la mayor y se acostó con él, quien no se dio cuenta ni cuando ella se acostó ni cuando se levantó” (Gen 19,33). A la noche siguiente se repite la misma operación con la hermana menor.

Ambas consiguen su objetivo: la mayor pare a Moab, y la menor a Ben-Ammí. Ambos patriarcas engendrarían dos venerables tribus, la de los moabitas y la de los ammonitas.

La moraleja del episodio, sobre el que la Biblia no realiza juicio de valor alguno, está clara: la perpetuación de la especie está por encima de cualquier otro valor, y por ello las precipitadas hermanas quedan disculpadas de su incesto. El valor supremo que justifica el sexo es la perpetuación de la especie, idea que retomaría enérgicamente la iglesia católica, que llegó a tolerarlo sólo en cuanto estuviera encaminado a este fin, considerando pecaminosas incluso las relaciones entre cónyuges incapaces de procrear.

Sigamos. Muerto Er, esposo de Tamar, por sus iniquidades, el segundo hermano, Onán, toma por esposa a la viuda. Mas según la ley judía, los hijos del nuevo matrimonio serían reputados como del primer hermano. Conque Onán, “cuando se llegaba a la mujer de su hermano, dejaba caer por tierra el semen para no proporcionar a su hermano descendencia” (Gen 38,9). Por ello fue castigado. Lo curioso es que la interpretación tradicional, aparte de condenar el coitus interruptus, condena también la masturbación, considerándola por lo visto una variante del primero… sin mujer. La interpretación está clara en ambos casos: el semen no debe ser desperdiciado.

Todavía tenemos otro episodio, esta vez encomiástico para la castidad: en Gen 39,7-12, la mujer del funcionario Putifar, a cuyo servicio se hallaba José, trata de seducirlo en vano. Despechada, le calumnia y el casto José va a parar a la cárcel, desde donde obrará otros prodigios, interpretando sueños y convirtiéndose en el antecesor de Freud.

Demos ahora un salto de unos siglos. Ya con el pueblo judío erigido en reino, refiere Samuel que el rey David vio desde a terraza del palacio real a una mujer de singular hermosura que estaba bañándose, y quedó prendado de ella. Averiguada su identidad como Betsabé, la esposa del general Urías, “David comisionó a algunos para que se la llevasen, y llegada ella donde él, yació con la misma… La mujer concibió y mandó recado a David, avisándole en estos términos: ‘Estoy encinta’” (Sam II, 11,4-5). Entonces David urde un plan tan torpe como criminal: manda que Urías sea colocado en el punto más peligroso de la acción bélica, donde efectivamente perece. David puede desposar a Betsabé. Curiosamente, el hijo adulterino de ambos será el gran Salomón.

Es notable que la Biblia no se molesta siquiera en aclarar si David recibió algún castigo por su acción, salvo, en todo caso, la que recayó sobre su familia: su hijo Amnón violó a su hermana Tamar (se trata de otra Tamar), con una débil protesta inicial de ésta: “No, hermano mío, no me deshonres, pues esto no se hace en Israel. No cometas tal iniquidad. Porque, ¿dónde llevaría yo mi deshonor? Y tú pasarías por uno de los más infames de Israel. Habla al rey, por favor, porque él no se negará a hacerme tuya” (II Sam 13,12). Nuevamente nos sorprendemos. ¿Es que el incesto no era tal si estaba permitido por el rey? La causa quizás haya que buscarla en que posiblemente el matrimonio entre hermanastros de estirpe regia era legítimo, como en Egipto.

En todo caso, por esta acción Amnón fue muerto por su hermano Absalón. Pero éste, no tan escrupuloso en otras cuestiones, acabó rebelándose contra su propio padre, quien tuvo que huir. Al final, el hijo rebelde acabó muerto, y lo último que sabemos de David es que efectivamente se arrepintió de su pecado, reprendido por el profeta Natán.

En una palabra: el episodio nos revela dos cosas: por una parte, no importa mucho el sexo ilícito con Betsabé, sino el hecho del crimen que David cometió, llevado por él (Betsabé no es culpada para nada). Y, en segundo lugar, algo que nos revela el instinto ferozmente tribal de pueblo palestino: no es castigado tanto David como su familia. En la visión del pueblo israelita, ambas cosas eran lo mismo.

Terminemos por algunas referencias insuperablemente explícitas, como son las del Cantar de los Cantares, que desconcertaron muchas veces a rabinos y padres de la Iglesia, remisos a aceptar lo que la letra decía. Veamos algunos párrafos:

“Esa tu talla semeja a una palmera, y tos senos a racimos” (Can 7,7).

“Tu ombligo es una crátera redonda, ¡nunca te falte en ella el vino mezclado!” (Can 2,2)

O esta otra, de indudable carecer simbólico-erótico: “Mi amado alargó su mano por la hendidura de la puerta, y se me conmovieron las entrañas. Me levanté a abrir a mi amado; mis manos gotearon mirra, y mis dedos mirra abundante sobre la manilla de la cerradura” (Can 5,4-5).

Los rabinos, desconcertados de que tales textos quedaran incluidos en el Canon bíblico, ya en el siglo II aJC opinaron que se referían en realidad al amor espiritual, y que todas sus explícitas menciones eran en realidad símbolos. Más tarde, los cristianos prefirieron ver en el texto el amor de Cristo por su Iglesia. Vano empeño: la letra salta a nuestra mirada y no es fácil, si no se está dispuesto a abandonar el propio juicio y criterio, ver en ella otra cosa de lo que dice.

Restaurantes de California se niegan a seguir sirviendo agua embotellada en defensa del medio ambiente

Restaurantes se niegan a seguir sirviendo agua embotellada The Associated Press
Eric Risberg / Foto AP

Antonio Macaluso, gerente general del restaurante Poggio, llena garrafas con el agua de los grifos del negocio, el lunes 26 de marzo de 2007, en Sausalito, California.

BERKELEY, California, EEUU --
Varios restaurantes lujosos de California están adoptando la tendencia de servir agua del grifo y descartar el líquido embotellado para contribuir a la conservación de energía y del medio ambiente.
"Decidimos que lo teníamos que hacer", dijo Mike Kossa-Rienzi, gerente general del suntuoso Chez Panisse de Berkeley, cuya propietaria Alice Waters es precursora del concepto de alimentos locales y frescos.
Chez Panisse dejó de servir agua simple embotellada el año pasado y aplicará en cosa de semanas la misma medida al agua gaseosa en botella una vez que el restaurante incorpore el equipo necesario, anuncio Kossa-Rienzi, que visitó el restaurante Incanto de San Francisco para observar cómo fue realizado el cambio hace algunos años.
Aunque muchos restaurantes sirven agua de grifo, la tendencia parece nueva en los restaurantes de lujo, dijo Gigi Kellet, directiva de Corporate Accountability International, un grupo activista de Boston que rechaza el agua embotellada como la privatización de un bien público.
Susan Leal, de la Comisión de Servicios Públicos de San Francisco, dijo que la nueva tendencia termina con la noción falsa de que el agua embotellada es mejor que la corriente.
La Asociación Internacional de Agua Embotellada denuncia que se está limitando la libertad de escoger de los consumidores, pero las comensales Joan Nitis y Anita Pira prefieren la nueva moda.
"Es refrescante", dijo Nitis en el restaurante de lujo Poggio en Sausalito, mientras Pira señaló con picardía que ahora "podemos comprar más vino".

En internet: Corporate Accountability International: http://www.stopcorporateabuse.org
Asociación Internacional de Agua Embotellada: http://www.bottledwater.org

La inmigración cambia el mapa religioso en España. Musulmanes, evangélicos y ortodoxos crecen...

La inmigración cambia el mapa religioso M. R. SAHUQUILLO - Madrid EL PAÍS - Sociedad - 31-03-2007

Las entidades islámicas registradas en España se han multiplicado por cuatro en 10 años y las evangélicas se han duplicado - Tres millones de personas, más del 7% de los habitantes, profesan ya confesiones diferentes de la católica
El panorama religioso de España ha empezado a cambiar con el aumento de los inmigrantes. Aunque la católica sigue siendo la confesión mayoritaria, los fieles de otras confesiones representan en la actualidad más de tres millones de personas, el 7% de la población española. El número de entidades islámicas inscritas se ha multiplicado por cuatro en una década, mientras las evangélicas casi se han duplicado en 10 años. Es un aumento considerable porque cada entidad evangélica puede tener adscrito varios templos. El número de entidades ortodoxas también ha experimentado un gran crecimiento: ha aumentado un 160% desde 1997. Todas estas confesiones minoritarias se financian con las donaciones de particulares. Sólo reciben ayudas públicas a proyectos culturales y educativos. Con la llegada de la inmigración, que se ha multiplicado por cuatro desde 1998, han aumentado a la par la confesión de otras religiones. Así queda patente en el registro oficial de entidades religiosas del Ministerio de Justicia. Se han construido decenas de lugares de culto nuevos para musulmanes, evangélicos y ortodoxos, entre otros, financiados por los propios fieles. Porque se trata de cultos que subsisten en España sólo con las donaciones de sus miembros y que, a veces, tienen que instalar sus sedes en bloques de pisos, naves industriales o templos prestados.
- Musulmanes. La religión islámica ha aumentado mucho en la última década. Ha pasado de tener 74 entidades religiosas inscritas en el Registro de Entidades Religiosas del Ministerio de Justicia -un censo no obligatorio pero cada vez más utilizado- a 406. Según el informe anual del observatorio andalusí de 2006, hay 1.080.478 de fieles en España y casi 400 mezquitas. "Una cifra bastante real, porque nuestros fieles son altamente practicantes", asegura Riai Tatari, presidente de la Unión de Comunidades Islámicas en España (Ucide).
El aumento es debido al incremento de la inmigración, sobre todo de países como Marruecos, Argelia, Senegal, Mauritania y Pakistán. Los oratorios musulmanes, que suelen coincidir con el número de entidades inscritas, se financian por cuotas voluntarias de los miembros. Como en el resto de las confesiones minoritarias, sólo reciben ayudas públicas a proyectos culturales o educativos. "No nos parece mal la autofinanciación, Pero el trato tendría que ser igualitario para todos", sostiene Tatari. La confesión islámica está considerada de "notorio arraigo" y tiene un acuerdo firmado con el Estado que le otorga una serie de concesiones, como la exención de algunos impuestos o la validez legal de los matrimonios que celebren.
Sin embargo, en muchos casos encuentran obstáculos para obtener la licencia para abrir uno de sus centros. "Nos ponen pegas. Dicen que hacemos ruido, pero no es verdad", destaca el presidente de Ucide. También denuncia las campañas antiisl
ámicas que, según él, hacen algunos medios de comunicación -"pintan a todos los musulmanes como si fuéramos cada uno de nosotros los que hicimos este brutal atentado del 11-M"- y partidos extremistas como Democracia Nacional.

- Evangélicos. La confesión evangélica también ha aumentado, en total un 80% en los últimos diez años. Ha pasado de las 719 entidades que tenía inscritas en 1997 en el registro del Ministerio de Justicia a 1.293 en 2007. Un aumento que también se debe a la inmigración, según José María Acebal, presidente de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (Ferede). Según datos de Ferede hay unos 1,5 millones de evangélicos y más de 2.000 lugares de culto en España. La confesión evangélica está también considerada como de "notorio arraigo", y firmó en 1992 un acuerdo con el Estado.
Marcelo Arregui es pastor de la Iglesia Cielos Abiertos en Pinto, un pueblo 21 kilómetros al sur de Madrid. Su iglesia está formada mayoritariamente por inmigrantes ecuatorianos, dominicanos, guatemaltecos o rumanos. Una radiografía perfecta de la nueva inmigración de esta comunidad. Arregui sostiene que el atractivo de la confesión evangélica es la libertad de culto y la importancia del trabajo social. "Dedicamos una parte importante a las familias, a ayudar a gente con problemas de drogas y alcohol, a mujeres maltratadas", explica. "Para los inmigrantes, encontrar una iglesia donde se sienten en familia es vital. Llegan en una situación de desarraigo en la que conocer a gente en su situación es fundamental. Muchos que no son evangélicos se convierten", explica Acebal. Y es que para ellos la iglesia es también un lugar de reunión.
El problema de muchas de estas iglesias es la financiación. Todas subsisten a través de las donaciones de los fieles. Y muchas, por falta de fondos, tienen que instalar sus sedes en naves industriales. Éste es el caso de Cielos Abiertos. Arregui, casado y con dos hijos es fontanero además de pastor. "Así nos ahorramos mi sueldo", dice. En su parroquia se recaudan unos 500 euros semanales entre sus 150 fieles.

- Ortodoxos. Las entidades ortodoxas también se autofinancian con el dinero recaudado entre sus fieles, según Teofilo Moldovan, párroco de la Iglesia Ortodoxa Rumana de Madrid. Su parroquia recibe cada domingo la visita de más de 500 fieles, tantos que no caben en el pequeño templo cedido por el Arzobispado de Madrid. "Ese es nuestro drama. Hemos solicitado al Ayuntamiento de Madrid un terreno para poder construir nuestra iglesia", explica Moldovan. La Comunidad de Madrid ya ha cedido un terreno para que se construya en Alcalá de Henares la primera Iglesia Ortodoxa Nacional Rumana.
Y es que el número de entidades religiosas ortodoxas inscritas en el registro aumentó de 5 a 13 en diez años -aunque el número de templos puede superar los 40 en toda España-. Según Moldovan hay alrededor de 600.000 ortodoxos en España. Y su crecimiento se debe a la inmigración de Rumania, Bulgaria y Rusia.

¿Por qué es necesaria la anticoncepción?

¿Por qué es necesaria la anticoncepción? EZEQUIEL F. PÉREZ CAMPOS EL PAÍS - 30-01-2007

La aparición de un embarazo no deseado puede resultar en la vida de una mujer, sea cual sea su edad, un complejo y poco gratificante punto de inflexión. La situación puede ser especialmente difícil en mujeres adolescentes o muy jóvenes. La opción de continuar el embarazo puede en estos casos suponer un quebranto de su biografía y el recurso al aborto, con la hipócrita discrepancia entre ley y realidad que todos conocemos, no resulta, en la mayoría de los casos, fácil para quienes la tienen que asumir. Cuando un profesional se enfrenta a esta situación, con una mujer delante viviendo un complicado momento, se le puede plantear todas las etapas del camino previo que podrían haber funcionado para evitar llegar a este complejo punto.

La anticoncepción de emergencia ante un coito no protegido fue la última de las ocasiones perdidas. Sabemos que el número de píldoras poscoitales que se venden en España ha crecido de forma notable desde su comercialización, lógica consecuencia de la difusión del medio por los sistemas sanitarios y de su conocimiento por la población española. Pero siguen, sin duda, quedando situaciones en las que su disponibilidad, que podría salvar situaciones no deseadas, sigue siendo insuficiente. Y el logro de la receta que permita su obtención rápida, de acuerdo a la necesidad de administración precoz para una mayor eficacia, puede convertirse en una carrera de obstáculos para la pareja, muchas veces muy joven, que acude, en ocasiones con temor y vergüenza, a enfrentarse con el demasiadas veces insensible sistema sanitario. La facilitación de este paso podría venir de la mano de la libre dispensación de la píldora poscoital en las farmacias. Otros países lo han hecho con buenos resultados.

Otra ocasión perdida se encuentra en la instauración previa de un método anticonceptivo regular de los múltiples disponibles en nuestro medio, que garantice eficacia, seguridad y comodidad de acuerdo con el perfil del usuario o usuaria. Tras una amplia información, un consejo anticonceptivo pertinente y una libre y autónoma decisión informada. Las desigualdades constatadas en la prestación de sexualidad y anticoncepción en nuestro país son una asignatura pendiente de nuestro sistema sanitario público, que tendrá que solucionar si pretendemos poder decir que es justo e igualitario, como pretende el ordenamiento legal.

Pero hay más ocasiones perdidas en este análisis retrospectivo: una buena educación sexual y de anticoncepción, programada y sistematizada e incluida dentro del sistema formativo de nuestros adolescentes, aparece como básica para afrontar bien la sexualidad que todos nos tenemos que plantear alguna vez, sea cual sea nuestra decisión final. La educación en el sistema de enseñanza ha de venir potenciada y completada por la preparación en los afectos y las actitudes y el clima receptivo que desarrollar en el ámbito familiar. Los padres y los educadores tienen en este decorado un protagonismo esencial. Los jóvenes también nos lo piden así.

La retrospectiva es amplia pero la podemos asumir. Cada una de estas situaciones de embarazo no deseado evitada, con su cortejo consecuente de falta de salud psíquica o social, merece el esfuerzo. Hay precedentes de éxito que estamos obligados a no ignorar. No valdrá tampoco el argumento de que la población inmigrante ha supuesto un incremento en estos problemas. Forman parte de nuestra realidad social y el argumento no resta ni un ápice de gravedad al tema. El problema es el mismo sea cual sea su protagonista. Estamos obligados por el futuro y bienestar, y por ende por la salud, de nuestros jóvenes y adolescentes. Bajar las cifras de embarazos no deseados, de abortos y de infecciones de transmisión sexual es posible y es necesario. Ezequiel F. Pérez Campos es presidente de la Sociedad Española de Contracepción.

Pascual Abós, ex alcalde de Utebo, condenado a siete años de inhabilitación para cargo público

28/02/2007 J. M. PÉREZ BERNAD El Periodico de Aragón
Pascual Abós, condenado a siete años de inhabilitación para cargo público
Al alcalde se le responsabiliza de un delito contra la ordenación del territorio. El tribunal no se pronuncia sobre la nulidad de licencia de obras a Lujama SA

El Juzgado de lo Penal número tres de Zaragoza ha condenado al alcalde de Utebo, Pascual Abós, a siete años de inhabilitación especial para empleo o cargo público por un delito contra la ordenación del patrimonio. El tribunal no se pronuncia sobre la nulidad de la licencia de obras concedida irregularmente a la empresa Lujama SA, motivo del litigio.
La sentencia considera probado que, con fecha de 14 de junio de 1997, el Tribunal S
uperior de Justicia de Aragón (TSJA) , estimó un recurso por el que se anulaba el Plan de Reparcelación de la Unidad de Actuación número 13 del PGOU de la localidad zaragozana. La apelación de esta sentencia ante el Tribunal Supremo (TS) no prosperó y la resolución fue confirmada el 6 de febrero del 2002.
La declaración de nulidad de la sentencia determinaba que el Ayuntamiento Utebo debía de proceder a la elaboración de un nuevo proyecto conforme ala normativa urbanística. Hasta entonces, no se podían otorgar licencias de obras en la unidad cuestionada y, aunque el consistorio interesó la inejecución de dicha sentencia, la pretensión no prosperó, según auto del 4 de julio del 2002.
Si embargo, con posterioridad a la confirmación del TS, el consistorio concedió licencias de obras a las empresas Lujama SA y Gestora Inmobiliaria SL, que sería declaradas nulas por el TSJA.


PREVARICACIÓN Según recuerda la sentencia del Juzgado de lo Penal, el delito contra la ordenación del territorio es una "especialidad del de prevaricación", para la que se requiere que una autoridad o funcionario público sea responsable de una resolución injusta --no adecuada a la legalidad-- y que ha de tratarse de "una contradicción con el ordenamiento jurídico patente y grosera". No basta la mera ilegalidad que se produce por "una interpretación errónea, equivocada o discutible".
En este caso, tras estudiar las fechas de concesión de licencias, el tribunal considera que el comportamiento de Abós vulneró el Reglamento de Gestión Urbanística y la Lay Urbanística de Aragón y que la licencia a Lujama contravenía la norma, sin que el alcalde actuara con desconocimiento, dada su experiencia de 20 años al frente del ayuntamiento.
El acusado, intentó "colar" su propia voluntad, "conseguir que el proyecto de reparcelación se mantuviera vigente", con lo que anteponía el interés del ayuntamiento a lo que, por decisión judicial, "debía de ser realizado".
El tribunal hace responsable a Abós de la concesión de licencia a Lujama, aunque estima que no lo es de la que se aprobó para Gestora Inmobiliaria, "en cuya decisión no intervino".
La sentencia la condena a siete años de inhabilitación, la pena que solicitaba tanto el fiscal como la
abogada de la acusación particular, María Jesús Sariñena, y al pago de una pena multa de 2.600 euros.
Sin embargo, el juez se pronuncia en contra la la nulidad de la licencia de Gestora Inmobiliaria, ya que la misma cumplía, "aunque a posteriori", los presupuestos del nuevo plan de reparcelación elaborada en el 2004.

En relación con la licencia a Lujama, cuya nulidad también pedía el fiscal, el juez se pronunciará en ejecución de sentencia, aunque adelanta que si la licencia se acomoda al citado plan "no se aceptaría la petición del ministerio fiscal".
La sentencia impone los costes de la acusación particular al condenado y no establece n
ingún tipo de indemnizaciones.

* En el mitin electoral del PSOE Juan Alberto Belloch defiende a los alcaldes de Utebo y Barbastro ¿avalando su estilo de gobierno?, "que por el hecho de serlo y por defender los intereses de su pueblo han sufrido en los últimos meses la injusticia".... - Olvida Belloch que no sólo les acusan sus adversarios del PP, sino también sus correligionarios de izquierdas de IU, el Justicia de Aragón y los tribunales.
Carta al director enviada al Heraldo de Aragón por la concejal de IU de Utebo sobre la resolución del Justicia de Aragón enviada a Pascual Abós, que este tergiversó en el periódico que edita su ayu
ntamiento, denigrando gratuitamente a la edil de IU.
AGUA DE BORRAJAS. O sobredosis de cinismo, que así se podía haber titulado el artículo que me dedica el alcalde de Utebo, Pascual Abós, en el periódico de titularidad municipal. Porque hace falta tener cinismo para manipular el informe recibido por el Justicia a mi queja, del que no transcribe ni una sola línea. El Justicia sí admitió mi queja, y a través de una entrevista personal, cosa poco habitual. Y les resumo algunas de las recomendaciones que hace el Justicia en su "resolución" y que el alcalde se guarda muy mucho de comentar. Recomienda: 1.-"desde esta institución en numerosas ocasiones se ha sugerido a los Alcaldes de los Ayuntamientos que deben proporcionar a los miembros de las corporaciones toda la información que sea necesaria para que ejerzan su función"; y 2.-"se ha creído oportuno hacer un llamamiento al Alcalde y Concejales (por supuesto) de Utebo para que las sesiones de los Plenos se desarrollen dentro de los límites que señala nuestro ordenamiento, dentro de la tolerancia y concordia democrática". Por cierto, la información que dio el alcalde al Justicia había sido ya facilitada por mí anteriormente, no ha sido ningún mérito por su parte. Una lástima que las actas de los plenos (no sé por qué, ¿o sí?) reflejen muy raramente los insultos y las frases despectivas que el alcalde dedica a las personas que intentamos hacer nuestro trabajo con dignidad y, sobre todo, a las personas que osamos discrepar. Rosa Magallón Botaya, concejal de IU en el Ayuntamiento de Utebo.

* El PSOE incumple su código y permite seguir al alcalde condenado

viernes, marzo 30, 2007

No al tapón sintético en las botellas de vino. ¡Hay que salvar los alcornocales!

El ocaso del alcornocal MALÉN AZNÁREZ EL PAIS SEMANAL - 05-11-2006
Los bosques de alcornoques están amenazados de muerte. España es la segunda productora de corcho del mundo, pero los tapones sintéticos atacan el producto estrella de estos ecosistemas mediterráneos con flora milenaria y fauna protegida

Comienza a amanecer en el bosque y el día promete calor, pero a las 6.30 los restos del frescor nocturno invitan a caminar. El silencio es total, y entre la luz que empieza a filtrarse se adivinan los perfiles de grandes árboles a izquierda y derecha del carril forestal en el que los faros del coche acaban de deslumbrar a una jineta despistada. Es hora ésta, como el atardecer, de ver animales en el bosque; pero en la zona del parque natural Los Alcornocales en que nos encontramos, a caballo entre los pueblos gaditanos de Alcalá de los Gazules y Castellar de la Frontera, no se ven hoy corzos, ciervos ni muflones. Alrededor sólo vislumbramos los magníficos alcornoques que dan nombre al parque que algunos ecologistas consideran el más valioso de Europa. Una gran masa verde oscura; sólidos, frondosos y de corteza rugosa. Algunos tienen el tronco a dos colores, la parte inferior rosácea o anaranjada. Son los que ya están pelados. Cuando están agrupados y el pelado se ha transformado ya en un naranja oxidado, la belleza del conjunto es espectacular.
A las siete de la mañana, una cuadrilla de 15 hombres y 4 mulas se acerca hasta un claro, a la vera del camino, donde se apila una pirámide de cortezas de alcornoque. Es el patio de corcho, y ellos son los corcheros que hacen la pela o descorche, un trabajo centenario con herramientas, habla y rituales que son ya pura antropología.

Los golpes de hacha empiezan a resonar en el bosque, y en menos de diez minutos Miguel Castro y José Correro, manos con guantes y protectores en las piernas, han pelado el primer alcornoque dejando al descubierto su tronco rosáceo. La cuadrilla –una media de 20 años en el corcho– se dispersa en parejas, escalera en mano, por la ladera de un barranco enzarzado. Cada alcornoque es atacado por dos corcheros o hachas. Uno de ellos se sube al árbol y con su compañero, al pie, empiezan a descorchar. Con golpes de hacha contundentes y precisos cortan grandes tiras que luego separan del tronco utilizando el mango de ésta. Si el árbol tiene su punto justo de humedad, la corteza se desprende fácilmente; si, por el contrario, está demasiado seco, ésta se pega al tronco y la capa madre del árbol puede desprenderse y quedar dañado. La pericia de estos hombres está en saber elegir los chaparros o alcornoques en el momento justo. “Trabajar en pendiente es muy duro, esto está muy barrancoso y hay que hacer fuerza con el hacha y las piernas para no caerse”, dice Correro, mientras su colega Luis Ortega murmura en andaluz cerrado: “Cuando llego a casa por la noche me duelen todos los huesos”.

En veinte minutos queda pelada una ladera del barranco. “Niño, trae una cuerda pa’cá”, gritan a uno de los arrecogeores, dos chavales que levantan el corcho del suelo y lo llevan hasta las mulas, donde se carga y ata. De allí se lo llevan a la cabría, una especie de balanza romana donde esperan los fieles, dos corcheros que anotan el peso en quintales (cada pesada, tres quintales; un quintal, 46 kilos). Manolo Acosta, vecino de Los Barrios, con su gran sombrero de ala ancha y su hablar sentencioso de andaluz fino, es uno de ellos. “Hacemos cada día una media de 130 quintales, pero luego hay que pesarlo otra vez porque esto tiene un 15% o un 20% de enjugue [pérdida de peso al secar el corcho]”.

Acosta, de 47 años, lleva toda su vida en el monte: recogiendo, fumigando, pelando, y ahora al peso –“esto es más cómodo que la saca”–. No echa en falta los viejos tiempos, cuando pasaban 15 días sin volver por casa y tenían que dormir debajo de un árbol, pero deja escapar alguna añoranza. “Antes íbamos con un campamento, con cocineros; poníamos una colchoneta en el suelo y dormíamos bajo el cielo. Por la noche echábamos las cartas, y siempre había alguno que cantaba. Entonces se podía beber un cubata, ahora no nos dejan y tenemos que ir con la coca-cola…”.

Una escena centenaria que quizá tenga los días contados, porque el alcornocal, el bosque mediterráneo por excelencia, fuente de riqueza ecológica y humana, está hoy gravemente amenazado. Las causas son múltiples: cambio climático, plagas, cotos de caza, exceso de herbívoros, especulación de fincas, latifundio, abandono de los usos tradicionales… Pero entre todas destaca una: la sustitución de los tapones de corcho por tapones sintéticos. ¿Es posible que el plástico se lleve estos bosques por delante? Es posible. La producción del tapón de corcho supone el 85% del volumen total de negocios de la industria corchera en el mundo.


España, con 725.000 hectáreas de alcornoques, es el segundo productor de corcho del mundo después de Portugal. Árbol típico del Mediterráneo (2,5 millones de hectáreas distribuidas entre Argelia, España, Italia, Francia, Marruecos, Portugal y Túnez), el Quercus suber requiere un clima con cierto grado de humedad y buena orientación para recibir la corriente atlántica. Los mayores alcornocales españoles están en Andalucía, Cataluña y Extremadura, donde las zonas arboladas alternan con otras de pasto y matorral.

Y dentro de Andalucía, el parque natural Los Alcornocales –provincia de Cádiz y una pequeña franja en Málaga–, con sus 168.000 hectáreas de montes públicos y fincas privadas, es una de las principales áreas corcheras de la Península y del mundo. “Es un espacio emblemático de la España peninsular, un sistema moldeado por el hombre con una enorme y rica diversidad biológica. En su sotobosque hemos identificado hasta 140 especies de plantas aromáticas, medicinales y culinarias”, dice Felipe Oliveros, ex director del parque y que lo conoce como la palma de su mano. “Aquí, los alcornoques, quejigos, olivos y acebuches conviven con reliquias de otras épocas y climas como el ojaranzo [Rhododendron ponticum subsp.baeticum], endemismos y plantas en peligro de extinción”, añade Oliveros, que también señala la riqueza de su fauna: el águila imperial ibérica –una de las aves de presa más amenazadas del mundo– alterna con la cigüeña negra, el buitre negro, ciervos, jinetas, meloncillos, y hasta con el amenazadísimo lince ibérico.

Corcho y vino son una pareja inseparable, aunque ahora hay quienes apuestan, y juegan fuerte, por su divorcio. De momento han conseguido introducir un tercero en discordia: el tapón sintético. En 2005, los sintéticos le pellizcaron al corcho 4.500 millones de tapones en una producción de 22.000 millones de botellas de vino. Una cifra que provocaba sonrisas de incredulidad hace sólo cuatro años, pero que va en aumento, ya que países como EE UU, Australia y el Reino Unido están imponiendo el tapón sintético en el mercado internacional.

“La próxima vez que abras una botella, tras ese sugerente ¡plop! que te traerá tantos recuerdos de buenos momentos, cierra tu mano sobre el tapón, siente la lisa calidez del corcho y reflexiona un momento. Estás tocando una verdadera arca de vida, un mensajero de los legendarios bosques y dehesas de alcornoques”. Es sólo una frase, una sugerencia para cavilar un instante sobre un acto tan rutinario como el descorche de una botella de vino. Una llamada a la conciencia de consumidores responsables. Una idea del programa internacional Corcho sí, alcornocales vivos, de WWF/Adena, que coordina Raquel Gómez, dedicado a promover una gestión forestal sostenible del corcho.

Gómez repite la frase mientras alerta, con el sonido del hacha como música de fondo, de la importancia del tapón de corcho para la supervivencia de estos ecosistemas mediterráneos, y de las 600 empresas que trabajan con este material en España, que dan empleo a 3.000 personas. “De las múltiples amenazas que tiene el alcornocal, una de las más claras, acuciantes y potencialmente determinantes es la sustitución del tapón de corcho por otros materiales artificiales. Hemos visto que era muy importante y urgente actuar, ya que el sector corchero no está reaccionando suficientemente rápido”.

El alcornocal, dice Gómez, llega al ciudadano, al consumidor final, a través del corcho, y eso les facilita tener visibilidad e impacto en la opinión pública para ayudarse en su objetivo de conservación. “Puedo dar varias razones para conservar estos bosques: el alcornocal protege contra la erosión y la desertificación; si desaparecieran los del norte de África y el sur de la península Ibérica, el desierto avanzaría; recarga los acuíferos, controla la escorrentía y fija el CO2. El corcho es un producto natural idóneo para secuestrar CO2 durante largos periodos de tiempo, y se comparte con la flora, la fauna y la ganadería. Y un escenario no muy pesimista prevé para el año 2020 una disminución en los tapones de corcho que conllevaría que más de un millón de hectáreas hoy productivas podrían abandonarse o pasar a otros usos”.

Corcho sí, natural es el eslogan que WWW/Adena ha escogido para defender este tipo de tapón, una campaña a la que se han sumado ya algunas importantes bodegas; más de una veintena de cocineros de postín internacional como Arzak, Subijana, Arola, Hofman y Berasategui –que han prestado su cara y firma para promocionarlo–, y algunas fábricas del ramo. “Es indispensable que el sector vinícola siga apostando por este material, y que la restauración apoye y promueva el vino tapado con corcho”, añade Raquel Gómez.

Tan antiguo que Plutarco y Plinio el Viejo ya escribían sobre sus propiedades para tapar ánforas, el producto estrella del alcornoque, el corcho, es un material liviano, flexible, impermeable e incorruptible, por lo que no es extraño que en el siglo XVIII se comenzara a utilizar industrialmente para tapamiento, después de que el célebre monje Pierre Perignon comenzara a usarlo, bastante antes, en sus botellas de champaña. Pero su producción no es precisamente rápida.

Son necesarios 40 años para sacar el primer tapón de corcho de un alcornoque. “El descorche inicial tiene lugar cuando el árbol ha superado los 25 años de vida, y el corcho virgen que se obtiene, el bornizo, no tiene aplicación útil. Hay que esperar otros 12 años, cuando el árbol es ya casi cuarentón, para que la corteza se pueda convertir en tapón. Luego los descorches se hacen cada 9 o 10 años”, explica Blas J. Molano, responsable internacional de Manufactura Española de Corcho (SAMEC), con sede en Sevilla. Un alcornoque vive entre 170 y 200 años, por lo que puede dar corcho para tapones unas 15 veces. No es lo que se dice un negocio de pelotazo.

Entre grandes pilas de corcho en el patio de la fábrica –donde se seca durante meses al aire libre, con frío, lluvia o calor, antes de pasar a la cocción–, Molano señala la fuerte competencia que empiezan a sentir con el plástico. “Notamos el mismo pellizco que todos los fabricantes; los tapones sintéticos y los de rosca son ya una amenaza real. Un caso claro es Australia, donde el mercado del tapón sintético tiene gran fuerza; la presión para los cierres alternativos viene de ese país. Allí, una botella de cada tres lleva tapón sintético”.

No sólo es Australia. En EE UU, Robert Moldavi, el mayor productor de vino de California, ha estado probando los tapones sintéticos desde 1995, aunque la decisión de lanzarlos al mercado se retrasaba por miedo al rechazo de los consumidores. Pero después del 11-M, con la exagerada respuesta nacionalista ante los productos franceses, las cosas cambiaron, y 80 millones de tapones pasaron a ser sintéticos… “El sintético no es competencia para los vinos de calidad, pero en los vinos jóvenes es donde tenemos el problema, porque es el vino que elige a diario el consumidor normal. Si se reserva el corcho sólo para los vinos de calidad nos quedaríamos sin mercado”, afirma Molano.

Cónicos, cilíndricos o con corona. Naturales de una pieza de corcho, colmatados de dos o cuatro piezas, aglomerados, uno más uno, con arandela o sin arandela (más de 6.000 millones de botellas de vino en el mundo utilizan tapones aglomerados), son tipos de tapones de corcho que se utilizan para cavas, champañas, espumosos, licores, coñacs y vinos, y todos ellos se están viendo afectados por el plástico.

Los defensores del tapón sintético –mejor imitación cada día de los naturales en tacto y color– se han centrado, con una agresiva campaña, en la llamada “contaminación del corcho”. Así han bautizado la contaminación que puede sufrir el vino por los cloroanisoles (hongos y otros microorganismos que, en contacto con los pesticidas, desarrollan una reacción: los haloanisoles), especialmente el conocido por las siglas TCA, que confiere al vino ese penetrante sabor u olor a moho con el que todos nos hemos topado alguna vez al abrir una botella. La industria corchera negó en principio el problema del TCA, pero finalmente ha acabado admitiéndolo, aunque no como exclusivo suyo.

“Nuestra filosofía es defender el tapón de corcho, proteger el medio ambiente y la naturaleza, pero también está la perspectiva empresarial. Y cada día los clientes nos presionan más… Los ingleses están imponiendo los tapones de plástico en sus pedidos. Pero nosotros siempre suministramos corcho”, dice Alfonso de la Calle, director gerente de Torrent Miranda, una fábrica de corcho, pequeña pero muy especializada, de Jerez de la Frontera, que presume de taponar “las bebidas más selectas del mundo”. “Pero los sintéticos no son la solución. A partir de los 18 meses tienen una subida de oxidación brutal, y también puede haber TCA en ellos, porque es una molécula que puede estar en el ambiente, en la embotelladora, en la bodega”.

Fabricantes y bodegas tienen muy presente el TCA en estos momentos, pero no conviene olvidar otro aspecto de la nueva competencia: el precio. Los tapones sintéticos son más baratos que el corcho, y cambiar de un producto a otro puede suponer millones de dólares para una bodega. “En todo el mundo se intenta frenar los plásticos, y aquí apostamos por un producto sintético y abandonamos otro natural y una industria artesanal. Es como caminar al revés”, se queja Molano.

En Andalucía abunda el latifundio, y en Los Alcornocales (un 75% de fincas privadas frente al 25% de terreno público) algunos propietarios renuncian al descorche por no resultar rentable, pese a que la compra de fincas, a precio prohibitivo, va en aumento. Y el del abandono es otro de los problemas que aquejan a estos bosques, además de la famosa seca, las plagas y el exceso de herbívoros introducidos para la caza (la Junta de Andalucía, gestora del parque, ha implantado cercados cinegéticos y un control de las especies más agresivas: ciervos, muflones y gamos).

“La seca, un síndrome más que una plaga, tiene su origen en un conjunto heterogéneo y todavía bastante desconocido de causas, y se manifiesta con un decaimiento del alcornocal y muerte del arbolado”, explica Ángel Carrasco, ingeniero de montes de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta. La seca puede causar la muerte súbita del alcornoque en cuestión de semanas, o matarlo lentamente en un decaimiento progresivo de meses hasta desaparecer la masa alcornocal. “Es un cúmulo de causas que pueden ir desde el cambio climático hasta el envejecimiento de la masa forestal, pasando por los cambios de uso del terreno. Hay muchos investigadores trabajando en ello, y no está claro”, asegura Carrasco. En cuanto a la otra gran amenaza, la lagarta peluda, como vulgarmente se conoce a la Lymantria dispar –un lepidóptero cuyas larvas se alimentan de las yemas y hojas tiernas de los árboles–, se combate con actuaciones preventivas.

“Aquí vienen muchos a ver, y a mí no me importa dar explicaciones, pero que no vengan a darme lecciones… El campo lo hace el que vive y trabaja en él, y yo he nacido aquí, debajo de un árbol”, se explaya Luis Ortega, capataz de la cuadrilla de corcheros y en la saca desde los 16 años.

A sus 60 años, Ortega cree que aunque el trabajo no está mal pagado –110 euros diarios por siete horas al día y una media de 40 días al año–, tiene los días contados tal y como se hace en Andalucía, a la manera tradicional y sin máquinas. “El oficio no va a desaparecer, pero caerá más del 50%; dentro de poco van a tener que hacer la saca con inmigrantes… Hay muchos problemas, pero es la vivencia de uno, debajo de un árbol siempre”.

Si te gusta comprar vino embotellado: Elige botellas con tapón de corcho frente a materiales artificiales como plástico o metal, más perjudiciales

Página del programa para la conservación de los alcornocales de WWF/Adena Web de WWF/Adena
Adena ha lanzado una campaña en favor del corcho como medida de conservación de los alcornocales y entre otras medidas hacen una serie de propuestas a todos los que formamos parte del mundo del vino:
"Si te gusta comprar vino embotellado:
- Elige botellas con tapón de corcho frente a materiales artificiales como plástico o metal, mucho más perjudiciales para el medio ambiente.
- Si no sabes qué tipo de tapón lleva una botella (es difícil pues no suelen informarnos de ello), pregunta en tu bodega o vinoteca y exige que te informen de ello.
- Si al “descorchar” una botella, te encuentras con la desagradable sorpresa de un tapón sintético: escribe a la bodega manifestándole tu desagrado y pidiendo que utilice tapón de corcho. Aquí puedes descargarte un modelo de carta.
- Siempre puedes comprar vinos de las denominaciones comprometidas con el uso del corcho o que priorizan su uso.
Bodegas y Denominaciones de Origen a favor del Corcho.
Si te dedicas a embotellar/fabricar/comercializar vino:
- Conoce el valor de usar el corcho y la importancia de conservar los alcornocales y difúndelo entre tus proveedores y clientes.
- Comprométete a usar tapones de corcho en tus botellas.
- Informa a tus clientes del tipo de tapón que llevan tus botellas, mediante alguna etiqueta, distintivo, declaración, etc.
- Aplica una política de Compra Responsable de Compra de Corcho.
Más enlaces sobre el corcho: La Asociación de Naturalistas del Sureste solicita a las bodegas murcianas que impongan el uso de corcho

El corcho, guardián natural de los vinos: ecología, economía, cultura y tradición , por Simón Fos Martín, Doctor en Ciencias Biológicas por la Universitat de València.
Desde Iprocor (Instituto del Corcho de Extremadura) desvelan las claves de la campaña anticorcho.
What Pulling a Real Cork Can Do by Malcolm Smith, en inglés.
Argumentos a favor del tapón sintético:

jueves, marzo 29, 2007

Amnistía denuncia maltrato y abusos en centros de menores

Amnistía denuncia maltrato y abusos en centros de menores. Alerta del Comité contra la Tortura de la ONU tras el escándalo de O'Belén. F. MANETTO / S. BLANCO - Madrid EL PAÍS - Sociedad - 16-12-2009

Esteban no tenía ni idea de lo que eran los derechos humanos. Así lo cuenta este joven, actualmente mayor de edad, que pasó por diferentes centros de protección de menores. "No sabía que lo que allí pasaba no se podía hacer, atarte a un banco y pincharte [...], humillarte, tratarte a golpes, castigarte. Nunca supe qué medicación tomaba hasta que con 16 años me llevaron a urgencias al hospital...", relata.

Si su pesadilla de alguna forma ahora ha terminado, la de Margarita González no puede tener fin. Esta mujer navarra se siente víctima de un engaño irreparable que llevó a la muerte de su hijo, Miguel, al que como mucho se podía considerar un adolescente conflictivo. Los servicios sociales de la comunidad foral le aconsejaron que lo denunciara por malos tratos, "exagerando los hechos", para facilitar su internamiento en un centro donde se le proporcionaría educación. En el informe de la fiscalía se describe la conducta de Miguel, de 17 años, como la de "un auténtico tirano, vago y parásito". "Lleva una vida licenciosa", prosigue el documento, firmado por un educador, "con desórdenes en el campo de la sexualidad. Entra y sale de casa a su libre albedrío, exigiendo la comida que le gusta". El joven ingresó el año pasado en el centro de reforma de Ilundain, de la Fundación Ilundain Haritz-Berri. La estancia prevista era de seis meses. Unos sesenta días después, el 25 de enero de 2009, se suicidó. En el atestado policial consta que "estaba en tratamiento psiquiátrico y tomaba medicación aunque no tenía diagnóstico". A Margarita apenas le quedaron estas palabras: "Me dijeron que lo iban a educar y me lo devolvieron en una bolsa de plástico".

Se trata de dos negligencias muy graves recogidas por Amnistía Internacional en un informe que se hizo público ayer y que denuncia la situación de desamparo de los menores a la que puede llevar el internamiento en centros de protección terapéuticos. El estudio -que se centra en la Comunidad de Madrid, Cataluña y Andalucía y está basado en más de cien entrevistas a jóvenes, familiares, educadores, psicólogos, personal sanitario de más de la mitad de las 58 instituciones de este tipo- reorganiza los datos aportados por el informe del Defensor del Pueblo difundido el pasado febrero para dejar en evidencia algunas paradojas del sistema de protección.

La escasa coordinación entre las comunidades autónomas y las distintas Administraciones; la ausencia de información estadística fehaciente y la abundancia de datos contradictorios; la falta de unanimidad de criterio en la regulación de los ingresos de los menores y en el suministro de fármacos; pero, sobre todo, los abusos, la práctica arbitraria de las contenciones por personal a veces no cualificado y el uso de la violencia. Son éstos sólo algunos de los fallos, según Amnistía, que a diario sufren centenares de menores de los cerca de 30.000 que, según los datos oficiales más recientes, de 2006, se encuentran tutelados por alguna Administración.

Por estas razones, el Comité contra la Tortura de Naciones Unidas se dirigió al Estado español para transmitir su preocupación sobre los protocolos de medicación. Lo hizo después de que trascendieran las denuncias de malos tratos en centros gestionados por la Fundación O'Belén a principios de 2009. El pasado 19 de noviembre reiteró su malestar ante esta situación, lamentando "la falta de información suficiente sobre las medidas adoptadas. En particular, al Comité le preocupan las alegaciones de la práctica de aislamiento en muchos de estos centros, así como de una administración de fármacos que se realizaría sin adecuadas garantías".

Elena Estrada, investigadora de Aministía, insiste en que el objetivo del informe es animar a las autoridades a actuar y establecer protocolos de actuación más eficaces para resolver situaciones de desamparo de los menores, ya de por sí traumáticas. Para ello los expertos recomiendan más transparencia en el sistema de protección, regular los centros terapéuticos de forma distinta a los de reforma, garantizar que los ingresos se lleven a cabo previa autorización judicial o activar mecanismos de control e inspección de estas instituciones. Para que ningún menor pueda decir ni pensar, como ya ocurrió, ante la hipótesis de volver al centro en el que sufrió humillaciones y vejaciones: "Si vuelvo, me mato".

Una princesa árabe moderna: Mozah bint Nasser al Missned, segunda esposa del emir de Qatar

Profesional y moderna, Mozah bint Nasser al Missned, segunda esposa del emir de Qatar, rompe moldes en las conservadoras monarquías petroleras de la península Arábiga. Miembro del Grupo de Alto Nivel de la Alianza de Civilizaciones, simboliza la apuesta por la apertura en el islam.En lo que se refiere a la ley de familia, hay distintas interpretaciones porque hay diferentes escuelas de sharía, pero el islam es muy tolerante y no hay por qué limitarse a una de esas escuelas de pensamiento. Es lo que hemos hecho en Qatar cuando, por ejemplo, empezamos a trabajar en nuestra ley de familia. Consideramos las cuatro escuelas [suníes] y cogimos lo mejor de cada una de ellas, lo que mejor podía proteger a nuestras familias. Es nuestra responsabilidad interpretar la sharía de la forma correcta.
Entonces, ¿por qué no oímos a más mujeres en el mundo islámico exigir a sus Gobiernos y a sus hombres que cambien esas leyes discriminatorias? Las hay. Hay voces en Egipto, en Marruecos, en Bahrein, donde están negociando una nueva ley de familia. Nosotras, en Qatar, hemos tenido la suerte de convencer a nuestros hombres de que era lo mejor, que debíamos alcanzarlo. El Gobierno ya ha aprobado la ley. Sí que hay voces; debemos librar al islam de esa falsa imagen...

Hijos violentos

Hijos violentos Malén Aznárez EL PAIS SEMANAL - 11-03-2007

Pablo fue desde pequeño un niño seductor. Inteligente, simpático, decidido e independiente. El pequeño de una familia bien avenida, con dos hermanas mayores y unos padres, Lucía Hernández y Enrique López, que admiten que quizá le consintieron un poco más que a sus hermanas por eso de ser el benjamín de la casa. A los 11 años comenzó a dar muestras de rebeldía, de no querer acatar autoridad alguna, ni profesores ni adultos en general. Empezó a ejercer de líder en su colegio, un centro privado y laico. Arrastraba a la clase con sus ocurrencias, las contestaciones a los profesores y sus dotes de “listillo”. Nada de violencias. Se hizo muy popular, una influencia que, según los profesores, no era buena para sus compañeros. En sexto de primaria le expulsaron del colegio. Empezó en otro -privado y laico- de donde también se tuvo que ir. Terminó en un centro de enseñanza pública. Vivía en las afueras de Madrid y con 12 años se escapaba al centro de la capital. Empezó a consumir droga: tripis, marihuana, hachís. “De todo, menos pincharme”, decía en actitud provocadora. Envalentonado y desafiante, empezó a enfrentarse a sus padres. Le expulsaron del instituto, se iniciaron los episodios de violencia familiar. Pedía dinero, desaparecía y la familia no sabía por dónde ni con quién estaba. Después de un fin de semana sin aparecer, intentó echar abajo la puerta de la casa, golpeó con una barra las ventanas y el coche de sus padres, mientras les insultaba a gritos. Fue el primer enfrentamiento directo. El siguiente fue destrozar su habitación porque no le habían dado suficiente dinero. Su padre le amenazó con echarle de casa y él le denunció en la comisaría. A las once de la noche se presentó con la policía, que les aconsejó, después de ver la habitación, que le denunciaran. No lo hicieron. “Al principio siempre crees que es algo que se arreglará, no te imaginas que pueda acabar derivando en problemas tan graves. Estábamos perdidos, había sido un hijo muy deseado y no fuimos capaces de adivinar tantas dobleces en un niño pequeño”, dice Lucía.
Pablo empezó a consumir marihuana en casa y a negarse a estudiar. No quería levantarse de la cama. Le llevaron al psiquiatra, quien dio a los padres una pauta de conducta: hacer un frente unido, no dejarse envolver por su palabrería ni sus mentiras, intentar mantener la relación con él aunque fuera costosa, que se sintiera querido, tratar de evitar que cometiera un delito o tuviera algún accidente mortal. Fue el primer cara a cara brutal con una realidad dura de admitir: no era un caso de adolescencia difícil y debían buscar ayuda. Fueron a un psicólogo, y Pablo, a otro. Poco después, a los 13 años, golpeó a su padre y empezó a zarandear a la madre repetidamente para quitarle el bolso. Quería dinero para comprar marihuana. Consumía mucho y tenía arrebatos violentos. En uno de ellos, los padres tuvieron que avisar a la policía, que se presentó con una ambulancia de psiquiatría y lo internó en un centro de desintoxicación de menores. Los padres iban a visitarle los días permitidos. Regresó a casa muy cambiado física y mentalmente, más maduro. Aprobó tercero de ESO. A los 15 años cumplidos amenazó a sus padres con cortarles el cuello mientras dormían, después de dejarles toda la habitación salpicada de sangre. Empezaron a tener miedo. A los 16 años se marchó de casa, buscó un trabajo y empezó a hacer una vida casi independiente. “Ahora quiere volver a casa, pero su padre le ha puesto condiciones: estudiar o trabajar y someterse al sistema familiar. Mi marido es partidario de que se independice totalmente, dice que si ya es mayor, como él asegura, lo es para todo”.


Hijos que pegan a los padres, les maltratan física o psíquicamente, les insultan, empujan, roban y amenazan, en ocasiones incluso de muerte. En su mayoría son sólo adolescentes de entre 12 y 17 años, pero los hay menores, incluso muy pequeños, que se convierten en auténticos tiranos de la casa y tienen atemorizada a toda la familia, que, en ocasiones, acaba rompiéndose.

El caso de Lucía y Enrique (nombres supuestos como todos los de los padres e hijos que aparecen en este reportaje) es sólo uno entre los miles de padres españoles que ante una situación insostenible han acabado denunciando a sus hijos a la policía o en los juzgados el último año. Casi 5.000 padres lo hicieron en 2005, cifra que, aún sin cerrar la estadística del año, es casi seguro que será superada en 2006 (en septiembre rozaban los 4.000, según datos del Ministerio del Interior). Denuncias que son sólo la punta del iceberg de un problema que hasta hace muy poco ha sido un tabú en nuestra sociedad: el de los hijos que maltratan a sus padres.

Una situación que, sin dramatizar ni generalizar porque es minoritaria, ha empezado a preocupar seriamente a la Fiscalía General del Estado, que prepara una instrucción para que los fiscales puedan enfrentarse a un fenómeno que les ha cogido desprevenidos. “Nos preocupa que los fiscales actúen con unidad de criterio en esta cuestión. Por eso, en conexión con la fiscalía específica de Violencia de Género, trabajamos en unas pautas de tratamiento del problema. Estamos asimilando lo que nos trasladan los fiscales de a pie de toda España, sobre todo los de menores: que cada vez hay más chicos, entre 12 y 18 años, que son protagonistas en casos de violencia familiar”, afirma Luis Navajas, coordinador general de la Fiscalía de Menores. Navajas reconoce que no es un problema nuevo, pero que es ahora cuando empieza a inquietarles de verdad.
Sólo en Granada, 165 padres denunciaron a sus hijos en 2005, y según el juez de menores Emilio Calatayud, conocido por sus originales sentencias, serán más en 2006. “Van en aumento, y además es el único delito en el que veo que chicos y chicas estarían casi igualados en edades y sexos, 16-17 años. Pero todavía hay muchos padres que no denuncian por vergüenza. En Granada estamos concienciándoles de que es mejor que lo hagan, porque hay situaciones verdaderamente conflictivas, pero muchos tapan la situación”.
Sin querer ser alarmista, el psicólogo Vicente Garrido, profesor de la Universidad de Valencia, consultor de Naciones Unidas, y uno de los investigadores que más han profundizado en la violencia familiar (su libro Los hijos tiranos. El síndrome del emperador se ha convertido en un manual-guía para muchos padres), habla del aumento de esta conflictividad. “A diario me escriben o llaman padres desesperados con la violencia de sus hijos adolescentes, casi siempre chicos. Y sí, me sorprende el número importante de hijos que pegan o maltratan a los padres, porque en los años noventa no lo hubiéramos previsto, pero todavía me sorprende más que éstos los denuncien. Pero cuando lo hacen es que, a veces, es el único camino que tienen para proteger a los hermanos”.
Se ha roto el tabú, un tabú esencial en nuestra especie, algo en lo que insisten tanto Garrido como la psiquiatra María Jesús Mardomingo, jefa de Psiquiatría Infantil del hospital Gregorio Marañón de Madrid y presidenta de la Asociación madrileña de Psiquiatría Infantil. “Los comportamientos violentos de los niños siempre han existido, pero en los últimos años se han acrecentado, y lo detectan los padres, los médicos y los profesores. Ha habido una frase hecha en nuestra sociedad: “es más malo que pegar a un padre”, para definir a alguien como lo peor de lo peor, y ese tabú se ha roto”.
Algunos expertos mantienen que el de los hijos violentos que se revuelven contra los padres hasta llegar al maltrato físico es un conflicto de sociedades desarrolladas que empieza a aflorar en diversos países, entre ellos España. Pero no todos se ponen de acuerdo en las causas. Mientras unos sostienen que es un problema de mala educación, de excesiva permisividad, tanto familiar como social, que hace que algunos niños consentidos y caprichosos se conviertan en poco tiempo en auténticos dictadores, otros afirman que la causa es doble, y que, aunque el ambiente es importante, hay que contar con una predisposición genética. Una incapacidad de estos niños (que no hay que confundir con los diagnosticados de déficit de atención e hiperactividad) para desarrollar emociones morales auténticas -empatía, amor, compasión-, lo que desemboca en una gran dificultad para mostrar culpa y arrepentimiento por las malas acciones.
Es la tesis que mantiene el psicólogo Vicente Garrido. “La causa es mixta, tanto biológica -chicos que tienen mayor dificultad en desarrollar emociones morales y una conciencia- como sociológica: ahora se desprestigia el sentimiento de culpa y se alienta la gratificación inmediata y el hedonismo. La familia y la escuela han perdido capacidad de educación y esto favorece que chicos con esa predisposición biológica, que antes eran contenidos por la sociedad, tengan mucha más facilidad para exhibir la violencia”.
“La insensibilidad es una característica de estos niños”, dice Mardomingo. “Veo pequeños que desde los tres años tienen unas rabietas tremendas. No obedecen, son agresivos y ya en la guardería pegan y no pueden jugar si no es desde la imposición y la violencia. Por fortuna, las conductas verdaderamente agresivas y peligrosas, como retar a los padres y pegarles, suponen un porcentaje menor y se producen a partir de los 13 o 14 años. Y si hay una predisposición genética, para mí, sin ningún género de dudas, lo que facilita que afloren estos trastornos de conducta son los factores ambientales”.
“Estamos ante chavales que lo tienen todo, que no se han puesto límites. Yo creo que hay que recuperar los principios de autoridad, paterna y de la escuela, pero sobre todo de los padres. No hemos sabido poner límites a nuestros hijos, es la ley del péndulo, nos hemos pasado de un extremo al otro. La próxima generación estará más preparada para educar con cierta autoridad y al tiempo con flexibilidad”, sostiene el juez Emilio Calatayud, de 51 años, y que en su infancia pasó por un colegio con fama de correccional.

Que un chaval intente ejercer el dominio sometiendo a los adultos es muy llamativo, pero no está pasando sólo en España, reflexiona la catedrática de Psicología de la Educación de la Universidad Complutense de Madrid, María José Díaz-Aguado, autora de varios libros sobre violencia escolar, el más reciente Del acoso escolar a la cooperación en las aulas. “Creo que es un problema general de violencia con los adultos que se ejerce contra profesores y familias. En un estudio con adolescentes conflictivos hemos detectado distintas actitudes familiares comunes. Una, que las familias habían utilizado el castigo físico cuando el niño era pequeño, aportando un modelo autoritario, de dominio-sumisión, para intentar controlarlo. Otra, donde se combinaban los métodos coercitivos, utilizados en el franquismo, con una permisividad excesiva. Una permisividad que se convierte en violencia cuando el niño intenta salirse con la suya, desobedecer y someter al adulto, y entonces se vuelve un pequeño tirano. Y también existe una mezcla de ambas”.

El caso de Fernando no encaja en ninguna de estas situaciones, según explica su madre, la madrileña Teresa Fuentes. “Fue un niño muy querido y le he dedicado mucha atención. Miro hacia atrás y creo que no he sido una madre consentidora, le exigía porque era un niño inteligente, a lo mejor demasiado... Me pregunto, ¿en qué me he equivocado?”.
Fernando, que ahora tiene 17 años, fue desde la cuna un niño nervioso y propenso al llanto. Inquieto y de poco dormir, “muy revoleras”. Cuando se enfadaba tiraba con rabia los juguetes, o lo que pescara a mano, contra las paredes. Cuando quería una cosa “la quería ya mismo”. Si le gustaban las peras quería comer cinco. Superinteligente, aunque no superdotado, a los siete años empezó a contestar a los padres y a llamar tonta a su madre. El padre no le dio importancia, la madre, acostumbrada a educar niños, no quiso permitírselo. En el colegio sacaba buenas notas sin dar un palo al agua y pronto se destacó como líder. A los 12 años empezó a frecuentar la calle y envalentonarse. No quería hacer deberes, y cuando su madre le cerraba el paso a la calle, Fernando la apartaba sin contemplaciones de un empujón. Era un chico deportista, un buen nadador, fuerte y alto -enseguida alcanzaría 1,80 metros-. Cuando sus padres se separaron tenía 14 años. Él y su hermana se quedaron con la madre, y a partir de ese momento tuvo una actitud mucho más violenta con ella. La culpaba de todos los males y empezó el ataque frontal. La insultaba, la empujaba, le hacía moratones, la trataba “como una basura”. Tras la muerte de su abuelo y un amigo empezó a fumar porros y a faltar a clase. No iba, pero quería que su madre le justificara las faltas, lo que no conseguía. Un día, después de tirarla al suelo y robarle 200 euros, se fue de casa. Teresa fue a la comisaría del barrio, donde le aconsejaron que lo denunciara, llamó a la Fiscalía de Menores para informarse... No quiso denunciarle. “Es tu hijo y nadie lo entiende, toda la familia se pone en contra, es luchar contra corriente”. Ella y su ex marido fueron a terapia psicológica en un centro municipal. A Fernando le quedan seis meses para cumplir la mayoría de edad, tiene un trabajo temporal y va a casa cuando quiere. “Soy como un rehén en mi propia casa. Es como tener un marido violento, pero con un hijo. Duele mucho, pero no se puede vivir así, siempre con miedo”, dice Teresa.

¿Cómo detectar a un pequeño tirano en ciernes cuando no hablamos de casos claramente patológicos?, ¿qué síntomas avisan de que ese niño o niña, generalmente inteligente y seductor, puede convertirse en un déspota que amargará la vida a toda la familia? “Estos chicos coinciden con la personalidad del psicópata. La mayoría no lo son, pero tienen rasgos típicos de este trastorno, como una gran impulsividad, profundo egocentrismo e incapacidad para sentirse culpables y mostrar arrepentimiento. Ante la desesperación de los padres no sirven las regañinas, conversaciones y castigos. Tienen conductas habituales de desafío, mentiras, e incluso actos crueles hacia los hermanos y amistades”, explica Garrido.
“Aparte de la insensibilidad hacia los demás, son muy fríos y tienen una visión de la vida terriblemente narcisista: empieza en ellos y termina en ellos”, añade Mardomingo.
Tanto Pablo como Fernando consumían droga desde niños, ¿es la droga un detonante de estos trastornos de conducta? No opinan así la mayoría de los expertos consultados, para quienes la droga es una consecuencia, pero no un desencadenante. “Es una manifestación más”, dice Mardomingo,“son niños que cuando empiezan a faltar al colegio, a fugarse, a beber alcohol en pandilla, entran también en contacto con la droga, generalmente hachís o marihuana, y eso es un síntoma más de un comportamiento que ya es grave. Pero también hay chicos que consumen drogas porque les sirve para mitigar la tristeza, el desánimo o la depresión, o porque tienen un problema de ansiedad y sirve para mitigarla, y ciertas drogas les ayudan a equilibrar las relaciones que tienen con el entorno”.
Muchos descargan en la familia la culpa de estos trastornos de conducta, ¿existe un perfil familiar que favorece este tipo de hijos agresivos? Los expertos en contacto directo con el problema aseguran que, en general, no se trata de familias desestructuradas o marginadas en las que los niños han vivido agresiones y violencia desde pequeños -que también existen-, sino familias de las consideradas “normales”. A ellas se suman familias monoparentales -por lo general, madres separadas- y otras de origen inmigrante o con hijos adoptados. “Son familias de clase media o media alta. Un denominador común es que son las madres las que dan el primer paso, porque tienen una actitud más abierta y decidida. Y otro, que lo hacen cuando ya es una situación insoportable y degradante, porque para las familias es una historia de las más ocultas. Cuando hablamos de acoso escolar se dicen los nombres, pero esto es parecido al abuso sexual, una vergüenza para la familia, algo que procura mantener en secreto”, explica el psicólogo José Luis Calvo, presidente de la asociación Pro Derechos del Niño y la Niña (Prodeni), que, sin entrar en su cometido, recibe peticiones de ayuda de padres de toda España que no saben adónde acudir.
Calvo sostiene que suelen ser familias en las que los hijos han crecido con carencias de comunicación, abundancia de cosas materiales y cierta permisividad. “Típicas de una sociedad en la que los padres no tienen mucho tiempo para dedicar a los hijos, pero a los que no puede culpabilizárseles de todo”. “Lo que yo denomino síndrome del emperador se caracteriza por que el hijo abusa de los padres (de la madre más habitualmente) cuando éstos no han sido negligentes y sin que haya causas sociales que lo expliquen. Es decir, que, aunque no hayan sido unos padres “perfectos”, le han tratado con un amor y una atención que bastarían para que niños sin tal síndrome crecieran como personas no violentas”, explica Garrido.
El psicólogo Manuel Córdoba, que trabaja con chicos de entre 14 y 18 años, con delitos de violencia, en uno de los centros de menores de la Comunidad de Madrid (El Laurel, 22 plazas, siempre ocupadas), se encuentra con dos tipos de familias. “Las que han sido incapaces de imponer un límite, y eso al chico le causa sensación de abandono, porque cuando se relaciona con otros chicos ve que tienen límites y se pregunta si a él no le quieren (casos frecuentes de inmigrantes latinoamericanos y magrebíes). Y aquellas familias, más ligadas a una clase media, en las que sucede todo lo contrario: han intentado desde el principio marcar a los hijos unas directrices muy claras y exhaustivas, un modelo de relación muy autoritario, y entonces el chico busca la individualización a través del conflicto”.
Psicólogos y psiquiatras hablan de los casos, en aumento, de hijos adoptivos violentos que llegan a sus consultas. “Son situaciones muy dramáticas”, asegura el juez Emilio Calatayud, “porque, a veces, han luchado durante años con la Administración para adoptarlos, y resulta tremendo”.
¿Puede desvincularse esta violencia de la que se origina contra los propios compañeros o profesores en las aulas, en la calle entre bandas de adolescentes, o en los apaleamientos, e incluso asesinatos, que algunos jóvenes cometen por pura diversión? No, según la catedrática Díaz Aguado, para quien la elevada exposición a la violencia que tienen los niños a través de la televisión y las nuevas tecnologías hace que se hayan habituado a ella como un juego. “Pero hay que dejar muy claro que estos casos de violencia son extremos y excepcionales, la punta del iceberg de algo muy grave que está pasando, pero que hay que contextualizar sin ofrecer una visión distorsionada. La novedad es que, como la violencia en las aulas, son conductas que antes se ocultaban”.
Mardomingo subraya un aspecto importante a considerar: el consumo desatado como nuevo “valor” dominante y favorecedor de las tendencias de estos niños a la gratificación inmediata. “El extraordinario desarrollo económico español ha creado una especie de sacralización de todo lo material, que los padres transmiten a los hijos diciéndoles que tienen que tener mucha seguridad en sí mismos porque lo tienen todo. El individuo deja de valer lo que es para pasar a valer lo que tiene, o un paso más, lo que los demás ven que tiene... Y eso, que se transmite, es malo”.
Pero el psicólogo Vicente Garrido insiste en que aunque los padres son ahora más permisivos que hace 20 años, porque no son inmunes al tipo de sociedad en la que viven, no se les puede culpabilizar con carácter general. “Muchos padres lo podrían haber hecho mejor, no han afrontado la realidad cuando el problema era manejable, simplemente no han estado a la altura de las circunstancias. Pero hay otros que lo han hecho muy bien y están destrozados. Los casos en los que los padres sólo se han preocupado de ganar dinero y dejar a los hijos ante el televisor, ésos, para mí, son padres incompetentes y, en cierto sentido, maltratadores”.
“Nos echan la culpa a los padres porque no sabemos educar a los hijos, pero lo que nos falta es información. Te pueden llamar mal padre cuando tienes la información necesaria y no la pones en práctica, pero no cuando lo haces lo mejor que puedes”, dice Rosa Álvarez, madre de un hijo “tirano”. Rosa, un ama de casa vivaracha y animosa, dulcifica con su acento andaluz el horror de un relato plagado de malos tragos que ha logrado superar.

Pedro fue muy travieso, un trasto desde que echó a andar. A los tres años hacía la vida imposible a su hermano menor, al que llevaba 14 meses, y Rosa, que pensó que aquello era excesivo, acabó llevándole al psicólogo. Diagnóstico: sólo eran celos. Pero a los nueve años Pedro tenía un montón de problemas en el colegio: se metía en todos los jaleos, se peleaba continuamente con compañeros y profesores. Nuevo psicólogo, y esta vez el diagnóstico fue para la madre: era muy agobiante y no debía de protegerlo tanto. “Lo único que hacía era llevarlo y traerlo del colegio para que no se metiera en peleas, sólo tenía nueve años...”. Cuando Pedro cumplió 10 años, los puñetazos, riñas y castigos le obligaron a cambiar de colegio, pero las cosas fueron a peor. Empezaron las agresiones en casa. Insultaba a su madre, pegaba a su padre y a su hermano.
“Primero insultaba y amenazaba, luego pegaba”. Empezaron las denuncias y los recorridos de Rosa: primero, al médico de guardia para el parte de lesiones; de allí, a la Guardia civil, y después, la denuncia al juzgado. Diez años de broncas continuas “porque no le dábamos dinero, porque no poníamos en la televisión el programa que quería o, simplemente, porque le mirábamos”. La primera denuncia la puso cuando Pedro tenía 15 años, después vinieron muchas más. “Todo se quedaba en un juicio de faltas, le ponían una multa y listo... A nadie le importaba que estuviera maltratando a sus hermanos menores”. Cuando finalmente Rosa pudo llegar al psiquiatra infantil de la Seguridad Social, Pedro tenía 16 años, pero la vida empezó a cambiar. Alguien le escuchaba y, además, le daba pautas de conducta. Ya no estaba sola. Pedro, ahora independizado, y con 24 años, reconoce que no se portaba bien con sus padres, pero “ellos se lo buscaban”.


Tanto Lucía, como Teresa o Rosa han vivido a lo largo de sus conflictivas relaciones con los hijos situaciones que son generales: no saber adónde acudir; culpabilizarse; avergonzarse de la situación y ocultarla a familiares y amigos; no atreverse a denunciarla porque, como asegura Lucía, la culpabilidad esta siempre presente. “Al principio no contábamos nada al entorno ni a la familia, pero es una situación que tiene que salir a la luz para que los padres veamos que no somos el único caso”.
“Hay que desarrollar una conciencia sólida en el chico”, dice Garrido, “aplicar castigos razonables y explicar las razones morales y prácticas que supone su acción. El problema de los niños con síndrome del emperador es que es mucho más difícil de lograr, pero hay que empezar desde la cuna”.

Niños sin límites por Álex Rovira Celma

Niños sin límites Álex Rovira EL PAIS SEMANAL - 04-03-2007
Alumnos que maltratan a alumnos, alumnos que cambian de colegio e incluso de ciudad a causa de malos tratos, padres que atacan a maestros, alumnos que atacan a profesores, padres que denuncian a sus hijos por malos tratos (las denuncias no paran de aumentar y sólo en España la cifra es superior a seis mil al año). La lista es extensa y abrumadora. El tema ya no es anecdótico.

Algo no va. Algo falla, y mucho.

Aunque el tema es complejo y hay cuestiones que también forman parte del puzzle, como la falta de conciliación de la vida laboral y personal, medios y empresas que promueven una sociedad cada vez más competitiva y bulímica, entornos virtuales de ocio donde se premia la violencia y la trasgresión..., quizá cabría iniciar la reflexión desde lo más cercano al niño: los padres y su responsabilidad a la hora de transmitir los valores que incluyan la convivencia en armonía, el respeto del otro, de su dignidad, de su vida.
Probablemente hemos pasado de una familia de “ordeno y mando” a un entorno donde abundan la laxitud, la renegociación permanente y, en muchos casos, la renuncia, el absentismo o la dimisión de ejercer de padres. Del arquetipo imperante basado en un padre crítico y exigente se ha pasado a otro bien distinto: el padre laxo, sumamente permisivo, dimisionario o ausente, representante de lo que Javier Elzo, catedrático de Sociología en la Universidad de Deusto y uno de los mayores expertos de nuestro país sobre los valores y comportamientos de los jóvenes, define como la tipología de “familias laxistas”. Esta laxitud se traduce en un dejar hacer a los hijos lo que les apetezca, ya que la imposición del límite, la confrontación o la gestión del conflicto requiere un tiempo que se prefiere invertir en otras cuestiones más placenteras.
No nacemos sabiendo ser padres. Aprendemos a ello y aprendemos practicando. No hay otra manera. Y si no practicamos a su debido tiempo, luego no podemos gestionar al adolescente de más de metro setenta y más de setenta kilos de peso. Especialmente el oficio de educar requiere una inversión a largo plazo y una adaptación continua a las demandas y necesidades del educado.
El problema que nos ocupa ante los casos de bullying y similares tiene que ver probablemente con una escasa o nula alfabetización emocional y de valores de padres a hijos. Del mismo modo que la ternura, el afecto, la caricia, el beso, la palabra cariñosa es imprescindible, también lo es, por supuesto el “no”, el límite, la prohibición de determinados comportamientos, la frustración o la postergación del placer.
Todo ser humano debe conocer cuáles son sus propios límites, así como cuáles son los límites necesarios de su actuación en convivencia con el otro. Si el joven no ha tenido límites en su infancia, no sólo hará la vida imposible a las personas de su entorno para obtener lo que desea cuanto antes y a cualquier precio, sino que además carecerá de una propia conciencia de sus verdaderas necesidades, de sus verdaderos límites y, en consecuencia, de su identidad. Porque lo que nos moldea es lo que hemos tenido que superar, elaborar, trabajar y dar un sentido para tirar adelante. Somos lo que superamos, somos lo que incorporamos a través del trabajo y del esfuerzo. Si el premio o el regalo es permanente y sin motivo, si la demanda a pataletas es callada complaciendo el deseo sistemáticamente, se termina banalizando todo: el objeto deseado, el que aporta dicho objeto y el propio deseo. Entonces, nada importa, nada cuesta, nada vale. Por eso en las consultas de psicólogos especializados en adolescentes abundan cada vez más las depresiones y otros males mayores que nacen del “como tengo todo lo que quiero, nada vale la pena” o “me intenté suicidar porque quien me gusta me dijo que pasaba de mí”.
La mala leche, la pataleta, el berrinche, la bofetada gratuita, se aprenden y se incorporan al comportamiento, bien por imitación, bien por permisión. No son “cosas de niños” ni “juegos de críos”, nos va el futuro en ello. Quizá es necesario recuperar y lustrar palabras como respeto, responsabilidad, esfuerzo, diálogo, voluntad, entrega, generosidad, paciencia... Quizá deberíamos dedicar tiempo a hablar sobre en qué consisten estos conceptos con nuestros hijos y realizar tareas que los lleven a la práctica. Como dice el lúcido filósofo francés André Compte Esponville, “nacemos mujeres y hombres, pero devenimos humanos”. Si hemos traído aquí a nuestros hijos, seamos responsables de su “humanización”. Un “todo vale” hoy deviene un “todo vale” mañana. Y en ese “todo vale” están las semillas de la violencia futura, del narcisismo, de la idiocia moral, incluso de la psicopatía con todas sus consecuencias.

La conspiración: en el caso del 11-M están los defensores del Estado de derecho y los tramposos del PP, la COPE y El Mundo

La conspiración Antonio Martínez El Pais DOMINGO - 11-03-2007

En el caso del 11-M están los defensores del Estado de derecho y los tramposos LA REALIDAD ES TOZUDA, la jodía. Si usted, asomado al balcón, ve que un tipo le está retorciendo el brazo a otro, puede pensar que dos tipos se están peleando, aunque a la vista esté que un tipo está retorciendo el brazo a otro. No es lo mismo, pero es fácil pensar que hay dos que se pelean. Más si vive usted en un barrio con frecuentes broncas. Al fin y al cabo, usted es un espectador casual, tiene prisa, muchos problemas en la cabeza. Quizá llame a comisaría: "Hay dos tipos peleándose". En cuanto hay pelea, el bronquista ha ganado, porque, como su propio nombre indica, el bronquista lo que busca es la bronca. No busca ganar la discusión, busca empatar, demostrar que "todos somos iguales".
En el País Vasco no hay dos partes enfrentadas. Hay unos tipos que matan a otros, que somos todos los demás. Ése es el conflicto vasco. El día que los matones dejen de matar se acabará el conflicto. Aparecerá un país con conflictos, que no es lo mismo, aunque es lógico que espectadores casuales piensen distinto: periodistas extranjeros que llaman a ETA organización separatista vasca, que sería como considerar a Al Qaeda organización defensora de la cultura árabe. También hay espectadores que por antipatía hacia el que muere lo equiparan al que mata: "Hay un conflicto entre dos". También hay espectadores asustados. Es complicado decir lo que se piensa cuando hay tiros de por medio.

Ante el sumario del 11-M no hay dos partes, unos que piensan que fue ETA y otros que piensan que fue Al Qaeda. Eso es una falacia. La realidad es que están, por un lado, los defensores del Estado de derecho, de la instrucción del sumario y del funcionamiento de la justicia, y por otro lado, una rúa de obstruccionistas, tramposos y mentirosos. Es complicado convencer de eso a espectadores casuales, consumidores de medios de comunicación que pensarán: "Guerras de medios. Unos dicen una cosa, otros dicen otra". En los medios de comunicación todos hacemos muchas cosas disparatadamente, y nos merecemos que nos pase esto. Pero no es lo mismo. No hay 'unos y otros', 'dos Españas' o 'enfrentamientos entre los dos partidos' como llave maestra universal. La verdad no se encuentra en un punto intermedio entre el Estado de derecho y una sarta de delirios y embustes sobre una conspiración. ¡Claro que hubo una conspiración en marzo de 2004! El Gobierno que formaban Aznar, Rajoy, Zaplana y Acebes intentó engañar a todo el país. Ésa fue la conspiración. Lo mejor de todo es que eso ya se resolvió políticamente: perdieron las elecciones, los españoles votaron mayoritariamente a otros partidos, y nadie pidió más cuentas por aquellos días. Pero como aquellos mismos dirigentes no han tenido con su partido, ni con sus votantes, ni con su país, la generosidad de retirarse a un segundo plano, estamos donde estamos, con la mochila, el detonador, el ácido bórico y la traición a España.

Todo esto no tiene nada de chiste, pero yo no tengo la culpa: en cualquier país sería un chiste que los gobernantes del 11-M estuvieran en la calle liderando manifestaciones contra la política antiterrorista... ¡Y exigiendo la verdad! Como dijo otro ilustre miembro de aquel Gobierno: "Qué barbaridad" (lo que dijo fue: "Manda huevos", pero era por acabar más cordialmente).

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