miércoles, diciembre 31, 2008

Manuel Eguiguren, obispo auxiliar de Beni (Bolivia)

MEDIO AMBIENTE Y PUEBLOS INDÍGENAS EN LA AMAZONÍA BOLIVIANA

"El Paraíso Frágil" – así se llama una película que realizaron representantes de la población indígena sobre uno de sus espacios vitales amazónicos, el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro-Sécure: frágil porque al contrario de su función de protección étnica y ecológica su hábitat está en peligro debido a la destrucción ecológica y la marginación económica, social y cultural por una poderosa élite político-económica, que impone el sistema neoliberal sin considerar las realidades ecológicas y socio-culturales.

„EL ORIENTE SALVAJE DE BOLIVIA"

Un episodio sangriento en el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro-Sécure debe demostrar esta declaración. Hace cinco años en una pequeña comunidad un pistolero a sueldo mata a sangre fría a un niño indígena. El asesino intelectual – todo el mundo lo sabe – es un médico y terrateniente, quien quiere ampliar su estancia ganadera ya ahora enorme, y esto exactamente en el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro-Sécure. Para lograr esto se tiene que talar, es decir quemar la selva tropical y expulsar a la población originaria, la cual ha vivido desde siempre en este lugar, pero sin tener títulos de propiedad. Después que intimidaciones y amenaza no han tenido éxito, el estanciero actúa con la matanza brutal, amenazando con otros asesinatos, si los "indios" no desaparecen inmediatamente. Ahora sí, la justicia y la policía reaccionan inmediatamente: El Viernes Santo, el máximo día religioso para los pueblos originarios, capturan en una acción cubierta brutalmente y sin respetar normas legales a siete indígenas; la mayoría no tiene nada que ver con el pistolero desaparecido, matado supuestamente en legítima defensa. Unicamente gracias a una intervención enérgica de la Iglesia Católica y sobre todo de su obispo vasco "sin miedo" y progresista, protector de los desfavorecidos, Monseñor Manuel Eguiguren, quien ni siquiera teme amenazas en forma de huellas sangrientas de mano en la pared de la catedral, salen libres y huyen ante la injusticia oficial en la selva tropical del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro-Sécure.

Hoy en día, dos años después, el terrateniente se presenta sin ser molestado en absoluto en el público y está trabajando actualmente en un hospital estatal. Pero por otro lado los indígenas pueden celebrar un gran éxito: La primera vez en su historia y con la ayuda de la Iglesia Católica y del Centro local de Investigación y Documentación se les reconoce su territorio comunal tradicional, puediéndose beneficiar además de un nuevo proyecto agrícola.

Estos incidentes son en cierto modo ejemplares de lo que consideramos a continuación.

UN ECOSISTEMA FRAGIL

Al contrario del prejuicio común en Europa, Bolivia no sólo es un país andino montañoso, sino dos tercios del territorio consisten en amplias llanuras bajas. Así el tropical llano amazónico representa con una superficie de aproximadamente 350’000 km2 un tercio de Bolivia (casi 9 veces Suiza) y contiene sobre todo los departamentos de Beni y Pando.

Las extensas selvas y sabanas húmedas tropicales ("pampas" y pantanos) de la cuenca amazónica tienen un ecosistema altamente equilibrado, complicado y frágil con una riqueza de flora y fauna. Por consiguiente y al contrario de la opinión pública, según la cual calor y humedad significan automáticamente fertilidad agrícola, estas llanuras tropicales no son adecuadas para una agricultura industrializada u otra explotación excesiva e indiscriminada. Con frecuencia las tierras tropicales sólo tienen un estrato relativamente delgado de humus; además tres cuartos de las sustancias nutritivas se encuentran en parásitos, hongos o microplantas y no en el suelo mismo. Al quemar y sobreexplotar la tierra se disminuye rápidamente su fertilidad provocando erosión y finalmente desertificación.

La selva tropical de la cuenca amazónica no es en absoluto adecuada para una agricultura intensiva, ya que sólo tiene una capa delgada de humus con pocas sustancias nutritivas. Un uso falso causa rapidamente erosión y pérdida de fertilidad del suelo, de manera que Bolivia está amenazado dentro de 30 años de perder su paraíso verde.

Según estimaciones científicas Bolivia perderá, al continuar el ritmo actual de destrucción, dentro de 30 años sus reservas forestales... con consecuencias drásticas en ecoogía, economía, sociedad y política. En una conferencia de los ministros de relaciones exteriores de los ocho países que cuentan con territorios en la cuenca amazónica se temía que al continuar la destrucción de la selva tropical como durante los últimos 25 años el "pulmón del mundo" (o "infierno verde") se convertirá en un desierto inmenso. Como responsables principales fueron indicados las empresas de madera y el "agrobusiness" (agricultura y ganadería en gran escala), en segundo lugar la colonización campesina en pequeña escala, además la explotación de petróleo, oro y otros recursos minerales, causando una grave contaminación de tierra, agua y aire.

DESTRUCCIÓN DEL HABITAT INDÍGENA

La destrucción permanente de este ecosistema especial no sólo perjudica profundamente la naturaleza con todas sus consecuencias sociales, sino particularmente pone en peligro la sobrevivencia de los pueblos indígenas en la Amazonía no sólo en Bolivia. Ellos pierden gradualmente su espacio vital que mantenían fértil e intacto gracias a su uso diversificado y apropiado a este tipo de ecosistema: caza, pesca, recolección y agricultura itinerante de roza-tumba-quema - en pequeña escala. La gran Cultura del Paitití con su sistema agrícola sofisticado es un testimonio histórico.

Diferentes etnias todavía viven en armonía con la naturaleza en una civilicación que ha cambiado poco desde su inmigración en la Amazonía. ¿Hasta cuándo?

Estimaciones actuales para el oriente boliviano cuentan con aproximadamente entre 150'000 y 200'000 personas (antes de la colonización se estimaba ca. 1,5 millón !), organizadas en 34 diferentes pueblos indígenas – algunos ya al margen de su extinción ya como numerosos antes. Esto corresponde a 2% hasta 3% de la población boliviana. Por otro lado se estima que por ejemplo en el Beni sólo 25% de los habitantes son inmigrantes (sobre todo europeos y últimamente Bolivianos andinos), mientras que 75% son de origen indígena, quienes ya se adaptaron en su gran mayoría al mundo "blanco-mestizo" y perdieron completamente sus culturas, sobre todo sus idiomas y su organización social y cultural.

EL COOPERANTE VASCO 2002 DEDICA EL PREMIO A LOS PUEBLOS INDÍGENAS

Manuel Eguiguren, obispo auxiliar de Beni (Bolivia), recibió el premio ayer en Gasteiz

El Premio al Cooperante Vasco 2002, entregado ayer a Monseñor Manuel Eguiguren, Obispo Auxiliar de Beni (Bolivia), fue dedicado por el propio galardonado a los pueblos indígenas de América Latina por el esfuerzo que realizan para conservar su identidad.

El lehendakari, Juan José Ibarretxe, que presidió el acto de entrega del galardón a Monseñor Eguiguren (1930-Gipuzkoa), presentó al galardonado como «un defensor de la Teología de la Liberación», muy querido por el pueblo boliviano, pero cuyos mensajes han sido calificados en más de una ocasión de «subversivos».

Durante el acto, el lehendakari destacó la defensa que Manuel Eguiguren hace de la identidad de los pueblos indígenas en su labor como obispo auxiliar de Beni (Bolivia) desde 1982.

Monseñor Eguiguren agradeció el reconocimiento y rompiendo todo protocolo cantó tres versos en euskera, explicando previamente que «si ha tenido algún mérito (para recibir el premio) ha sido el de haber tratado de unir las raíces de Euskadi con las de América Latina».

Después de su interpretación, que fue ampliamente aplaudida por todos los asistentes, Eguiguren dedicó el galardón a todos los pueblos indígenas de América Latina «por su resistencia de quinientos años a tanta explotación».

LOS INDÍGENAS, «EJEMPLO PARA LOS VASCOS»

Durante su discurso, el premiado ensalzó el esfuerzo que realizan los 46 millones de indígenas de esta parte del mundo para no perder sus costumbres y lamentó que mientras la población de Beni (Bolivia) está «conquistando Europa con su música», otros como «EE.UU., Aznar y Blair conquistan Irak con bombas». Eguiguren afirmó que los pueblos indígenas «deben ser un ejemplo y un desafío para nosotros».

«¡Qué diferencia! Vivimos en un mundo donde se gasta sesenta veces más en armamento que en educación», criticó. A su entender, los pueblos indígenas «deben ser un ejemplo y desafío para nosotros, los euskaldunes, que tratamos de salvar nuestra identidad como pueblo y como nación. Una nación y un pueblo distinto y diferente, abierto, que quiere construir su destino y seguir construyendo su identidad».

EL OBISPO MANUEL EGIGUREN RECIBIÓ EL PREMIO AL COOPERANTE VASCO 2002

Nacido hace 73 años en Goiaz, lleva 41 trabajando en Bolivia

El lehendakari le entregó el galardón, dotado con 15.000 euros

Manuel Egiguren Galarraga, obispo auxiliar del Beni, departamento amazónico de Bolivia, recibió ayer de manos del lehendakari Juan José Ibarretxe y del consejero de Asuntos Sociales, Javier Madrazo, el premio al Cooperante Vasco de 2002, dotado con 15.000 euros. El acto, al que asistieron más de un centenar de personas entre familiares, compañeros de la orden franciscana a la que pertenece, autoridades y personas vinculadas al mundo de la cooperación al desarrollo de los países dependientes, se celebró en la sede de la presidencia, en Vitoria.

Fiel a su estilo, Manuel rompió el protocolo saludando con un bertso entonado con voz potente, en el que hermanaba sus dos identidades, la del euskaldun que siempre se sintió, aún en la distancia, y la del pueblo humilde que al otro lado del Atlántico lo acogió con un cariño que lo sedujo.

Fueron diez ONG vascas las que nominaron a este religioso nacido hace 73 años en Goiaz, el pueblecito más alto de Gipuzkoa, que se ordenó sacerdote hace casi medio siglo y que en 1962 desembarcó en América Latina con la mentalidad de los antiguos cruzados, dispuesto a convertir indios, aunque no tardó en darse cuenta de que eran ellos quienes lo estaban convirtiendo a él. Recorrió varios países del continente, hasta que ocupó hace 21 años el cargo que actualmente desempeña.

Se ha distinguido por su lucha en favor de la causa de los indígenas, para los que ha reclamado su territorio, no sólo a través de reiteradas denuncias públicas, desde su púlpito y desde los medios de comunicación, sino activando junto a la ONG Taupadak, con sede en Irún, un proyecto destinado a convertir a los pueblos originarios de la Amazonía boliviana en legítimos dueños del suelo que pisan. Pero es sólo uno de los que realizan conjuntamente. Hace tres años, Manuel recibió en Bolivia el premio Julio Tumiri, de carácter nacional, que se otorga a una persona destacada en la defensa de los derechos humanos. Al año siguiente, fue elegido el hombre más popular del departamento del Beni, por la misma razón.

ZENIT, 25 de noviembre de 1997 EL SINODO DE AMERICA, DIA A DIA

La mujer

Hoy también se afrontó el papel de la mujer en la Iglesia. Monseñor Manuel Eguiguren Galarraga, obispo auxiliar de El Beni (Bolivia), con igual sinceridad que quienes intervinieron antes que él, preguntó a los participantes: «¿Podremos entrar en el siglo XXI reconciliados con los pecados históricos que se han cometido contra la mujer?». Su respuesta fue decidida: «Hoy, en América Latina, la mujer, todas las mujeres, también las negras y las indígenas, las pobres, las utilizadas y las sometidas, se están poniendo en pie de conciencia colectiva. ¿Quién mejor modelo para ellas que la Virgen, que se hizo india con los indios y negra con los negros en América Latina?».

En definitiva, el Sínodo, día a día, está descubriendo que las respuestas a los grandes interrogantes de América (de las tres Américas) se encuentran en un pequeño libro que se escribió hace 2000 años. El mismo monseñor Eguiguren lo reconocía: «Siempre me he preguntado por qué el Santo Padre encuentra una respuesta juvenil multitudinaria en todas partes. ¿No será porque siempre les presenta el Evangelio tremendamente apasionante y exigente a la vez?».

06ene05 Barraqueros asaltan y saquean las oficinas de CEJIS Riberalta.

Denunciamos el asalto y saqueo criminal y cobarde por parte de los miembros de la organización gremial ASAGRI a nuestra Oficina Regional de Riberalta, en el Norte Amazónico de Bolivia, producido el día 5 de enero de 2005, aproximadamente a hrs.10:30 a.m. a manos de sicarios fuertemente armados contratados por barraqueros gomeros y castañeros en apoyo de los Hermanos Yarari-Tirina, quines serán desalojados del Territorio Indígena del Multiétnico II (TIM II).

Antecedentes

Los Hermanos Yarari-Tirina no pudieron demostrar su derecho propietario sobre el predio denominado "EL TIGRE", dentro del proceso de saneamiento de tierras del Territorio Indígena Multiétnico TIM II, de los pueblos Esse Ejja, Tacana y Cavineño. Las autoridades establecidas por la Ley del Instituto Nacional de Reforma Agraria INRA y el Tribunal Agrario Nacional (TAN), determinaron hace tres años el estado de abandono e inexistencia de derechos sobre este predio que, de acuerdo a la normativa agraria, el área corresponde a la comunidad indígena "MIRAFLORES", procediendo al desalojo de los mencionados hermanos.

Para viabilizar el desalojo y consolidar estas tierras a favor de los indígenas, se había celebrado un convenio entre INRA-ASAGRI-CIRABO (Central Indígena de la Región Amazónica de Bolivia), dando un compás de espera hasta el 13 de enero del año en curso a objeto de definir los términos del desalojo, el acuerdo fue violado por ASAGRI al momento de agredir a CEJIS Riberalta. La ira contra los funcionarios y las instalaciones a nuestra institución, expresa el desprecio al asesoramiento jurídico transparente y comprometido con la justicia y los pueblos indígenas.

La región del Norte Amazónico de Bolivia mantiene desde hace más de un siglo una estructura económica ligada casi exclusivamente a la explotación de la goma elástica y la castaña. El aprovechamiento de estos recursos generó la concentración de millones de hectáreas en manos de unas cuantas familias de barraqueros. En otros lugares del país la irresolución del problema de la tierra, que está excesivamente concentrada, en la mayoría de los casos, en manos de terratenientes ilegales, está generando conatos de violencia en contra de indígenas, campesinos sin tierra y las instituciones que les apoyan.

Esta situación se ha venido parcialmente modificando con la aplicación del procedimiento de saneamiento determinado por la Ley INRA para territorios indígenas y comunidades campesinas. Sin embargo este proceso está llevando a que los barraqueros con predios ilegales están perdiendo las áreas donde secularmente los campesinos e indígenas fueron explotados bajo régimen de semi esclavitud, se resistan a los recortes o desalojos decretados por las autoridades competentes.

La violencia, particularmente contra el CEJIS, no es aislada ni casual. Desde 1998 esta institución viene denunciando hostigamientos de grupos de poder del Oriente, quienes, afectados por sus fraudes de tierras logrados al amparo de dictaduras o gestiones corruptas anteriores, han desatado una campaña de persecución y violencia en contra de quienes se atreven a denunciarlos. Los funcionarios de CEJIS en Riberalta, Trinidad y Santa Cruz han visto obstaculizado su trabajo profesional soportando agresiones físicas y psicológicas, las cuales hasta la fecha han quedado en absoluta impunidad.

Hechos

A horas 10:30 de la mañana de 5 de enero, en un operativo dirigido por Arturo Vidal, Rosario Oyola y Eva Bersatti, entre otros, todos dirigentes de ASAGRI, al comando de 30 personas armadas ingresaron violentamente a las oficinas del CEJIS y bajo amenazas de muerte, comenzaron a saquear la misma, extrayendo materiales de escritorio, libros, teléfonos, fax, etc. para proceder después a quemarlos en la vía pública. Los artefactos más valiosos, como la radio de comunicación, computadoras y otros fueron sustraídos por los salvajes.

La oficina fue totalmente incomunicada, puesto que los delincuentes arrancaron los cables de teléfono y además despojaron a los funcionarios de sus teléfonos celulares para impedir cualquier denuncia o comunicación para solicitar auxilio ante la avalancha de delincuentes armados que destrozaban todo.

A su salida dieron "48 horas para que el CEJIS se vaya de Riberalta". También profirieron amenazas contra el responsable de la oficina de CEJIS Riberalta, Cliver Rocha, quien afortunadamente no se encontraba en dicha ciudad ya que anteriormente fue agredido y amenazado de muerte en reiteradas oportunidades por barraqueros y sus mercenarios contratados. Los delincuentes se dirigieron posteriormente según sus amenazas, a las otras ONG de la región," para echarlas de nuestro pueblo", nombraron concretamente a IPHAE y CIPCA.

La Oficina Regional de CEJIS Riberalta funciona en esa ciudad amazónica desde 1996 acompañando los procesos de saneamiento y titulación de los Territorios Indígenas de los Pueblos de la Amazonía Norte de Bolivia y mantiene una relación programática con la Central Indígena de la Región Amazónica de Bolivia (CIRABO), que aglutina a las capitanías indígenas de la región.

Ante tan criminal y cobarde atentado contra una organización de Derechos Humanos:

Exigimos

1.- Al Presidente de la República, Lic. Carlos D. Mesa Gisbert, al Prefecto del Departamento del Beni, Dr. Fernando Ávila Chávez y al Subprefecto de la provincia Vaca Díez, Lucio Méndez Gamarra, tomen de inmediato todas las medidas necesarias para garantizar y resguardar la vida y seguridad personal de los funcionarios de CEJIS RTA y los bienes e instalaciones de la institución, garantizando los principios proclamados por la Declaración sobre el Derecho y el Deber de los Individuos, los Grupos y las Instituciones de Promoción y Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales Universalmente Reconocidos (AG de las Naciones Unidas del 9 de diciembre de 1998) y en la Resolución sobre Defensores de los Derechos Humanos de las Américas (AG de la Organización de Estados Americanos, junio de 1999).

2.- A las autoridades policiales de Riberalta, procedan de forma inmediata a la detención preventiva de Arturo Vidal, Rosario Oyola y Eva Bersatti y otros, por delito "in fraganti" y para evitar que los hechos denunciados se reiteren o se vean otras instituciones en inminente y grave peligro.

3.- A las judiciales competentes locales y regionales del Departamento del Beni, procedan de forma rápida, eficaz y transparente una investigación pormenorizada de los hechos delictivos perpetrados contra CEJIS Riberalta.

Solicitamos y convocamos:

A todas las organizaciones y organismos de derechos humanos de Bolivia y el mundo, a las instituciones de apoyo a las reivindicaciones de los pueblos indígenas y el campesinado, a los agrupaciones y asociaciones de intelectuales, académicos, universitarios y personalidades interesadas en la profundización de la democracia y del estado de derecho, a la cooperación internacional, para que hagan conocer a las principales autoridades del Gobierno de Bolivia su opinión acerca de los hechos que denunciamos con la esperanza de que desde la sociedad civil boliviana y la comunidad internacional se genere la presión necesaria para que éstas tomen medidas que contribuyan a una pacífica y democrática convivencia.

Bolivia, 06 de Enero de 2005

Firman:

Por el Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social. (Cejis - Bolivia)
Asamblea de Asociados:
Miguel Parrilla (Fundador), Alvaro García Linera, Waldo Albarracin, José Pimentel, Alejandro Almaraz, Juan de la Cruz Villca, Monseñor Eguiguren, Carlos Derpic, Maria Eugenia Canedo, José Mirtenbaum, Rosario Baptista, Bienvenido Zacu, José Ros, Adalid Montaño y Tomás Véliz

Directorio:
Alvaro García Linera (PRESIDENTE), José Pimintel, Mauricio Bacarditt, Alejandro Almaráz, Leonardo Tamburini

Director Ejecutivo:
Carlos Romero Bonifaz

Personal del CEJIS:
Vezna Marinkovick, Marco A. Aimaretti, Magaly Espinoza, Leonardo Tamburini, Guillermo Dalence, Elva Terceros, Alberto Salas, Susana Rivero, Émil Balcázar, Cliver Rocha, Margoth Céspedes, Nicolas Machicado, Déborah Díaz,Adalid Montaño, César Blanco, Oscar Vargas, Noel Coronado, Silvia Mejia, Elba Flores, José M. Maldonado, Juan Bohorquez, Iveth Alvarez, Zulma Soto, Alexis Gutiérrez, Fernando Parada, Gaby Velasco, Carlos Loayza, Miguel González, Hernán Ávila, Tomás Véliz, Miriam Peñarrieta, Ignacio Franco, Mónica Lijeron, Mabel Herrera, Freddy Vázquez, Juan Carlos Mérida, Leslie Peñarrieta, Lorenzo Pasabare, Dolly Herrera, Alfredo Rada, Estela Machicado, Sabino Vallejos

La hora de los asexuales. Ni homo, ni hetero, ni metrosexuales

La hora de los asexuales. Ni homo, ni hetero, ni metrosexuales. La última etiqueta en materia de libido y deseo se refiere a hombres y mujeres que, simple y llanamente, no tienen interés alguno por el sexo. Según estimaciones, un 3% de la población mundial del que, sorprendentemente, apenas habíamos oído hablar. Pero los asexuales están comenzando a organizarse y hacerse un sitio en la sociedad: reivindican no ser tratados como enfermos en un mundo donde impera el fervor sexual. Ahora les toca a ellos salir del armario.
Por Lissi Sánchez
Se ha demostrado que conforman cerca de un 3% de la población mundial –que en España sería tanto como decir cerca de 1.300.000 personas–, pero casi no hemos oído hablar de ellos: se trata de una creciente comunidad de hombres y mujeres que, sencillamente, no se sienten atraídos sexualmente hacia otras personas. Son los llamados asexuales, empeñados en sentirse normales pese a quienes les tachan de raritos y de enfermos mentales. En muchos casos, prácticamente carecen de impulsos sexuales. Otras veces la sexualidad existe pero no se despierta con el contacto humano. En todo caso, sus páginas web afloran en Internet con un fin primordial: necesitan encontrar otras personas como ellos y, con suerte, poder formar una pareja donde las emociones y la comunicación no se canalicen necesariamente en la cama.
¿Pero es posible nacer asexual? Los doctores aseguran que Lucía, una filóloga de 33 años que nunca ha mantenido relaciones íntimas, no padece ninguna tara física que le impida sentir deseo. “La experiencia juega un papel fundamental en el desarrollo saludable de nuestra sexualidad. Un ambiente represivo o excesivamente promiscuo puede provocar una negación en este terreno”, asegura la psicóloga y educadora sexual María de Montes. La educación parece definitiva en la trayectoria de Lucía, que admite estar muy influenciada por la convivencia con su madre, “divorciada y con tendencia a la promiscuidad: al final, todas sus relaciones se convertían en una especie de psicodrama por culpa del sexo. Las relaciones ya son suficientemente complejas como para añadir un nuevo factor de discordia y creo que el placer se puede obtener de muchas otras maneras”.
Pese a que Lucía descarta el sexo de manera voluntaria, se considera muy alejada de los llamados célibes, que deciden abstenerse por principios morales o religiosos. En su caso, una de las causas que rigen su conducta es la ausencia total de apetito carnal: “Mi cuerpo nunca ha reaccionado como debería. He tenido varios novios, que han intentado estimularme hasta la saciedad, pero yo, como si nada. Desde luego que era muy frustrante para ellos, pero lo cierto es que, al final, siempre terminaba dejándoles yo. Creo que al no acostarme con ellos tampoco se despierta en mí esa pasión o romanticismo habitual en las parejas. De alguna manera no comparto ese tipo de intensidad emocional, ni tampoco la necesidad de estar todo el día pegada a alguien. La verdad, prefiero la variedad; me encanta pasar tiempo con mis amigos y con mi familia. Creo que la asexualidad, en mi caso, me ha convertido en una persona muy generosa: como no estoy enfrascada en mis meollos emocionales, tengo más tiempo para ayudar a los demás”.

A pesar de todo, reconoce haberse sentido incomprendida durante muchos años. “He sido el bicho raro de la pandilla desde siempre, pero, lo que es la vida, de tanto luchar para vencer mis miedos he terminado destacando por mi seguridad. Tengo muy claro que prefiero vivir sola, que no quiero tener hijos ni pareja, y ya no me importa gritarlo a los cuatro vientos”. Lucía desconocía la creciente creación de sitios web para gente como ella, en su mayor parte de origen estadounidense. “Los americanos siempre se preocupan de buscar apoyo para los grupos minoritarios y no me parece mal. Tal vez si en mi adolescencia hubiese oído hablar de casos parecidos al mío me habría sentido menos confusa. Ahora, creo que no deberían meternos a todos en un mismo saco; no se trata de crear escándalo ni de oponerse a los valores reinantes”.
Geri Rich Jones, cantante y fundadora de la Sociedad Asexual Americana, se sintió amparada y feliz al entrar en contacto con otros de su misma condición gracias a una de estas páginas. “Siempre me ha desconcertado la excesiva importancia que se le concede al contacto físico, así que al conocer a personas semejantes me sentí muy aliviada. Sin duda es muy importante que alcemos la voz y nos apoyemos entre nosotros: mi primer novio me abandonó por culpa del sexo y me hizo muchísimo daño. La única vez que lo intentamos sentí muchísimo asco y eso no ha variado en absoluto, así que dudo que se trate de algo temporal. No me atraen los hombres ni las mujeres. Simplemente, nací asexual, nunca me he acostado con nadie y no creo que vaya a cambiar a estas alturas. Me encantaría tener hijos pero supongo que tendré que adoptarlos o hacerme una inseminación artificial”, concluye. Tal vez el pasado y la educación de Geri, nacida en una familia con un padre homosexual, también sea crucial para entender su condición.
Hay quien sostiene que el bombardeo sexual al que nos someten los medios de comunicación –publicidad, cine, televisión...– también puede ser causa de repugnancia y conductas de este tipo. Philip Hodson, miembro de la Asociación de Psicoterapia Británica, asegura que muchas personas terminan aparcando el deseo porque no se identifican con la imagen que se vende del sexo. “La televisión nos educa de manera muy reduccionista y existe una sobrevaloración de la parte genital o coital. Se trata de un punto de vista muy instintivo y animal, apenas se baraja la parte afectiva y emocional de las relaciones físicas. Es normal que algunas personas terminen por rechazar el sexo, de manera consciente o inconsciente”, explica De Montes. El temor excesivo a las enfermedades de transmisión sexual, y muy especialmente al sida, también puede dañar notoriamente la vida íntima de algunas personas e, incluso, conducir a la asexualidad.
Para la sexóloga Pilar Cristóbal, este nuevo boom no es más que una nueva manipulación de los valores en alza. “No se trata en abosluto de un fenómeno moderno. Ese 3% asexual siempre ha existido, ya sea por enfermedad, depresión o simple rechazo”. Tampoco considera que la omnipresencia del sexo en nuestras sociedades pueda llevar a la supresión del deseo: “Los romanos se rodeaban de símbolos fálicos, el Renacimiento estaba poblado de vírgenes desnudas, y no por ello la gente se tornaba asexual. Sin embargo, si eliminas el sexo de tu vida de forma voluntaria ese órgano acaba por atrofiarse. Ya lo dice el refrán: si abandonas a la lujuria un mes, ella te abandona tres. El sexo es una necesidad secundaria, podemos vivir sin él y nuestro cerebro lo sabe. Sin embargo, la negación del deseo termina por convertirse en un trastorno; no es normal sentir repugnancia por una función biológica”, afirma tajante.

Pese a todo, Cristóbal considera que es posible nacer así: “Hay gente que viene al mundo con una secreción hormonal menor, con una biología menos intensa. En la mayoría de los casos, es posible obtener una mejoría con un tratamiento”. También existen algunos tipos de anemia que eliminan el deseo: mucha gente convive con una enfermedad sin ser consciente de lo que le sucede a su cuerpo. También es frecuente que la depresión, el estrés o cualquier otro exceso de adrenalina (traducida en ira, alegría o tristeza extremas) produzca una pérdida del apetito carnal. “Normalmente se trata de trastornos temporales, pero también es muy posible vivir con un desequilibrio físico de por vida sin que ni siquiera seamos conscientes de ello. Sea como fuere, lo importante es sentirse a gusto con uno mismo. La asexualidad no es un problema mientras no se perciba como tal, lo importante es cómo lo percibe la persona y el resto no debería empeñarse en juzgar”, asegura la sexóloga.
Habitualmente, los problemas llegan en la relación con los demás. ¿Es posible la pareja sin sexo? “Todo es posible mientras se estén teniendo en cuenta los deseos de ambos; la negociación debe ser primordial. Por supuesto, es más sencillo cuando ninguna de las partes siente deseos o ambos comparten una inclinación porque, cuando el rechazo es sistemático, lo habitual es sentirse despreciado y pensar que no te quieren. Una comunicación abierta y sincera se vuelve fundamental”, afirma, por su parte, la educadora sexual María de Montes. El testimonio de la americana Terri Barret, casada en terceras nupcias y madre de una niña, encarna una esperanza para muchos de los asexuales que pueden hablar con ella a través de la Red. “He pasado años manteniendo relaciones íntimas por el mero hecho de complacer a mi pareja y eso me hacía infeliz. Recuerdo que durante el embarazo y el posparto me sentía aliviada porque tenía una excusa perfecta para no hacer el amor. Por fin he encontrado a alguien que está dispuesto a aceptarme como soy, que no me exige algo que no puedo darle y, aunque comprendo que puede resultar injusto para él, tenemos una vida afectiva muy rica basada en el amor y el respeto. Dormimos juntos y nos encanta abrazarnos. Estoy segura de que existen muchas parejas como nosotros que se avergüenzan de admitirlo”, apunta. Con independencia de cuál sea la tendencia, los sexólogos desaconsejan el sacrificio por cualquiera de las partes: “La masturbación puede ayudar mucho, a solas o en pareja: no es bueno aguantarse las ganas pero tampoco hay que forzar al compañero”, aconseja Cristóbal.
La creciente expectativa y presión cultural por estar a la altura puede considerarse como otra de las causas que influyen notoriamente en la naturalidad de las relaciones físicas y el apetito sexual. “Ya no se trata de lo permitido versus lo prohibido, sino de lo normal contra lo anormal”, reflexiona el francés Jean Claude Guillebaud en su ensayo Tiranía del placer. Un 42% de los españoles admite mantener relaciones de dos a cuatro veces por semana, el 4% mantiene como mínimo un contacto al día y casi un 8%, de cinco a seis veces por semana: el sexo ha perdido su carácter privado para convertirse en una competición donde las comparaciones se vuelven inevitables. “La intimidad física se asemeja a un examen de deseos cuantificado por estadísticas cuando debería ser un derecho humano a un placer mínimo, vital y móvil. No se trata de exigir el orgasmo olímpico”, concluye Guillebaud.
Tal vez esta exigencia extrema también sea responsable de una nueva hornada de hombres dispuestos a pasar del asunto. Pese a sentir los impulsos considerados como normales, existe una creciente generación de hombres solteros que, a la hora de la verdad, prefiere no complicarse la vida. “Hasta hace poco creíamos que el hombre siempre estaba dispuesto y que la excusa del dolor de cabeza era algo exclusivo de las mujeres, pero la situación ha cambiado. La liberalización de los roles sexuales permite a la mujer mostrarse más promiscua, pero también implica que el hombre es libre de rechazar el sexo. Por fin admiten que no les apetece siempre ni con cualquiera, lo cual debe verse como algo muy positivo”, explica De Montes. Pilar Cristóbal también aporta algo en este terreno. Considera que el orgasmo femenino se ha vuelto tan protagonista que “a los hombres se les pasa el arroz de tanto aguantar: así es que es mucho más gratificante jugar un partido de tenis. A las mujeres les cuesta mucho pedir lo que de verdad quieren, pero, sin embargo, no sienten pudor a la hora de quejarse”. No en vano, un estudio de la marca de preservativos Durex ha concluido que la mayoría de los hombres españoles, concretamente un 90%, se concentra más en la satisfacción de su pareja que en la suya propia. Algo que es una evidente muestra de buena voluntad, pero que no resulta precisamente muy placentero.
Además, a pesar de que ambos sexos buscan el compromiso por igual, a menudo los hombres se sienten presionados ante el cambio de roles de género, lo que irremediablemente afecta en su conducta sexual: “Se les exige atención, cariño y masculinidad por un lado, pero, por el otro, la mujer quiere ser libre y manejarse a su antojo. Son muchas contradicciones y la consecuencia es que un amigo resulta más cómodo que una novia”, añade la sexóloga. Emilio Ruiz, un empresario de 33 años que acaba de alquilar una casa para mudarse con sus dos mejores colegas encaja de lleno en este nuevo perfil. Afirma que prefiere quedarse en casa tomando una cerveza antes que salir de caza por la noche. “Por un lado, las mujeres son unas bordes y piden demasiadas explicaciones. Por el otro, estamos tan rodeados de imágenes de tías buenas que, al final, las que ves por la calle no te gustan. Además, el fácil acceso a la pornografía te facilita el quedarte satisfecho: basta con encender el ordenador”, admite. “Por supuesto que quiero enamorarme pero el sexo, tal y como se plantea ahora, me da mucha pereza”.
Pese a que la encuesta Durex demuestra que la población comprendida entre los 25 y los 34 años es, con diferencia, la más activa sexualmente, también se ha comprobado que los solteros apenas cumplen con una dosis a la semana. Paradójicamente, las relaciones estables tampoco son garantía de asiduidad: la rutina puede llegar a adormecer la libido de manera asombrosa. “Sin duda existe un conflicto entre las necesidades afectivas, que nos llevan a vivir en pareja, y las sexuales: no hay nada tan excitante como seducir a alguien por primera vez”, confiesa Clementina Rubio, diseñadora gráfica de 29 años. “Al principio, mi chico y yo lo hacíamos varias veces al día; pasado un año, los encuentros se volvieron semanales y, últimamente, lo hacemos una vez al mes. Prefiero pensar que es algo normal y no un problema o una señal de que lo nuestro no funciona”.
El estrés se considera otro de los factores externos que más entorpecen la vida sexual en pareja. “No tengo tiempo ni ganas de pensar en el sexo, la verdad. Llego a casa agotada todos los días y lo último que me apetece es que me pongan la mano encima. Me aburre tener que satisfacerle por la noche, cuando estoy pensando en otra cosa o demasiado cansada para excitarme. Aunque, todo hay que decirlo, cuando estoy de buen humor y relajada, me encanta”, explica la vendedora Genoveva Muñiz, casada desde hace cinco años.
“La abstención, la falta de libido, nace de la saturación, y es muy normal atravesar etapas en que tu pareja no te apetece. El deseo sexual no es una constante, hay que dejarse fluir y no darle tantísima importancia. Todos somos asexuales por momentos y todas las conductas deberían aceptarse como naturales: nos hemos empeñado en compararnos con lo que se supone que es sano o normal, y es en ese momento cuando surgen los problemas o el bloqueo”, concluye María de Montes.

¿Soy asexual? (Basado en los cuestionarios de la página AVEN (Asexual Visibility and Education Network), en www.asexuality.org. La asexualidad es una condición subjetiva que nadie más que uno mismo puede proclamar. No existen criterios estrictos bajo los cuales medirse, ni exámenes que nos señalen semejante condición. Nadie experimenta la asexualidad de la misma manera. Sin embargo, existen ciertas categorías basadas en los siguientes factores:
Atracción. Las personas asexuales difieren mucho en el planteamiento de sus relaciones afectivas. Algunos se sienten fuertemente atraídos por otras personas: necesitan y desean desarrollar un vínculo de intimidad con su pareja pese a que este lazo no implique la sexualidad. No es extraño que estas personas tiendan a considerarse bisexuales u homosexuales. Otros asexuales no sienten atracción alguna por quienes les rodean. No encajan dentro de ninguna orientación sexual, porque no es habitual que lleguen a enamorarse.
Libido. También existen formas diversas de experimentar la libido y el deseo. Algunos asexuales se excitan con regularidad pese a que no existe intención de intimidad sexual compartida. En estos casos, la masturbación se presenta como una opción habitual. Para otros, la libido es sencillamente una molestia que prefieren ignorar. Hay quienes no se excitan en absoluto pero que rehúyen seguir un tratamiento médico por no considerarlo un problema físico ni psicológico.
Relaciones. Existen diversidad de maneras en las que la asexualidad puede intervenir en las relaciones sociales. En muchos casos, estas personas se encuentran a gusto en soledad y tienden a aislarse. Sin embargo, la mayoría se muestra muy activa socialmente y se preocupa por cultivar un amplio círculo de amigos que sepa comprenderles y apoyarles. Algunas de estas personas incluso se involucran sentimentalmente con otras, pese a que la barrera entre amistad y pareja tiende a resultar ambigua y poco clara.
Preguntas. ¿Cuál es la diferencia entre asexualidad y celibato? Mientras que el celibato conlleva una abstención decidida, las personas asexuales simplemente no sienten deseos de relacionarse sexualmente. ¿Un o una asexual puede llegar a enamorarse? Las relaciones que descartan el sexo pueden ser tan cercanas e íntimas como las que sí lo contemplan. El sexo es una manera de expresión emocional, pero no la única: la intimidad física y la complicidad no quedan descartadas en este tipo de relaciones. Sin embargo, mientras que muchos asexuales deciden formar pareja, otros prefieren limitarse a una fuerte amistad. ¿Hay mucha gente asexual? Pese a que muchas personas no se sienten atraídas sexualmente por otras, muy pocas se consideran asexuales. Probablemente se debe a que apenas se habla de esta condición: hasta ahora no se consideraba una opción. La creación de las páginas web para asexuales está ayudando a muchas personas a relajarse y entenderse.

Cirujanos españoles

En buenas manos. Cuando alguien ha de pasar por el quirófano a vida o muerte, rápidamente se forma un eco a su alrededor: “Ponte en las mejores manos”. En España, eso no es difícil porque hay muchos cirujanos que han alcanzado niveles de excelencia. Varios de ellos explican cómo viven esta profesión de alto riesgo emocional. MILAGROS PÉREZ OLIVA EL PAIS SEMANAL - 19-02-2006
El día que opera, Borja Corcóstegui no come. Apenas algún zumo, algún caldo, lo justo para no desfallecer. No come porque con la digestión aumenta el ritmo de su corazón, y si está operando siente los latidos en sus manos. Es un movimiento imperceptible, pero él lo nota. “No me gusta, me parece que pierdo precisión”, dice. Este detalle da idea de la concentración que exige la especialidad que él ejerce, la microcirugía del ojo. Y explica el nivel de exigencia que le ha convertido en una autoridad indiscutida de la cirugía del vítreo y la retina. El paciente se juega muchas veces el único ojo que le queda, y Borja Corcóstegui no se puede permitir que el latido de su corazón lo ponga en peligro.
Cuando Pascual Parrilla observa el enorme tumor que invade el abdomen de la paciente y ve que compromete varios órganos vitales, todas las neuronas de su cerebro se activan a la búsqueda desesperada de un camino. Sabe que si de su boca sale la palabra irresecable, la mujer estará condenada. Ha de intentarlo, ha de arriesgar, pero no a costa de dejarla peor de lo que está. Difícil decisión. Pascual Parrilla es un cirujano veterano, de los que ya han llegado a la categoría de maestro de maestros, y, sin embargo, todavía de tanto en tanto pasa la noche en blanco porque la cara del paciente que no ha podido salvar vuelve una y otra vez a su mente.
También Enrique Moreno es un veterano con tantas horas de vuelo que ya ha perdido la cuenta de la cantidad de veces que ha llegado a su casa de madrugada, cansado, pero colmado. El trasplante no sabe de horarios. En este caso, la vida nace de la muerte, y el cirujano ha de estar ahí, atento al momento para que la delgada línea que las une no se rompa por su culpa. Enrique Moreno tiene cientos de trasplantes hechos, algunos múltiples, pero también le ha ocurrido que se ha peleado a brazo partido por un enfermo y ha fracasado. Los nombres, las caras, se difuminan en el olvido, pero todos los cirujanos tienen en la recámara de su memoria algún caso que se resiste. El de Enrique Moreno es un chico de 18 años que llegó en situación desesperada. Cuando asumió que ya no podía hacer nada más, el gigante del bisturí, el hombre de la imponente figura, el altivo cirujano, se sintió pequeño, buscó la ventana y miró al cielo: “Sordo, es tu tiempo. Yo ya lo he intentado. Ahora te toca a ti”. Se lo pedía a Dios.
Son tres cirujanos que tienen en común con el resto de los que aparecen en este reportaje, y con muchísimos otros que merecerían aparecer, una trayectoria de esfuerzo, dedicación y rigor que les ha llevado a una posición de preeminencia.
La generación anterior estuvo plagada de grandes estrellas, pioneros que batallaron como llaneros solitarios y crearon escuela. La generación que ahora lleva el timón de la cirugía ha creado, al amparo del sistema sanitario público, potentísimas estructuras que han colocado a la cirugía española en el más alto nivel: miles de trasplantes, el cateterismo más arriesgado, las últimas técnicas en laparoscopia, microcirugía, cirugía fetal…, no hay nueva frontera que no quieran explorar. Y sin embargo, por primera vez, faltan vocaciones.
Si la cirugía es la aristocracia de la medicina, ¿cómo es que cada vez hay menos estudiantes que quieran ser cirujanos, y los que solicitan estas plazas ya no están, como hasta hace poco, entre los mil mejores currículos? “La cirugía es una especialidad muy dura, tanto desde el punto de vista físico como psíquico; necesita una gran vocación y mucha disciplina, una enorme capacidad de estudio y una condición física extraordinaria. Como los bomberos, estamos pendientes siempre de ser llamados, especialmente los que hacemos trasplantes. No podemos tener vida social y para nosotros no existen periodos vacacionales. Hemos perdido el brillo social de los pioneros, de los tiempos en que al cirujano se le consideraba un dios, un mito, y ahora somos una pieza más de un engranaje. Ahora el liderazgo es del hospital, como tiene que ser, y la figura del cirujano se oscurece, se borra. Por eso muchos estudiantes se plantean si merece la pena tanto sacrificio”.
Quien así habla es el cirujano español con más brillo social y más proyección pública. Se han referido a él como “el dios” y le han jaleado los éxitos. Premio Príncipe de Asturias, Enrique Moreno es una autoridad indiscutida de la cirugía, y ha convertido el servicio de cirugía general del hospital Doce de Octubre en un referente más allá de las fronteras nacionales. Cree que sería nefasto para la profesión y para la sanidad que los cirujanos se convirtieran en unos asalariados más, pendientes del reloj. “En nuestro servicio se pasa visita los sábados y domingos, y ayer mismo, de los tres quirófanos que tenemos, uno terminó a las ocho y el otro a las nueve”.
La familia de Pascual Parrilla ya está acostumbrada a que el domingo por la mañana, después de desayunar y leer el diario, diga: “Ahora vuelvo”. Saben que va a ir al hospital. No les extraña. Siempre tiene un enfermo muy grave que vigilar. Un historial con más de 600 trasplantes de hígado o páncreas curten a cualquier cirujano. Pero él no baja nunca la guardia. Catedrático y jefe del servicio de cirugía general y digestiva del hospital Virgen de la Arrixaca, de Murcia, además de uno de los mejores cirujanos del país, Pascual Parrilla es considerado un referente moral. “El enfermo tiene que estar por encima del cirujano, en un sentido y en otro. Eso significa que no has de operar por un afán de notoriedad, y en cambio tienes que hacerlo si el enfermo tiene posibilidades, aunque eso pueda afectar a tu prestigio porque reduzca tu tasa de éxitos si la operación va mal”.
La profesión es dura, pero Pascual Parrilla conserva la ilusión del primer día: “Cuando haces un trasplante doble, que pones medio hígado a un paciente y el otro medio a otro, y todo va bien, sales del quirófano reventado, pero feliz. Si en ese momento alguien te abriera la ventana, volabas. Pero también hay días en que no has podido salvar al paciente, y entonces sales humillado y derrotado. Y no duermes. Los internistas, en cambio, pueden dormir muy bien”. Pese al sacrificio que exige, pese al estrés y el riesgo que tiene, en un hospital general el cirujano cobra exactamente igual que el analista o el dermatólogo. Tal vez por eso ahora cuesta más cubrir las plazas, especialmente las de cirugía general, y se está produciendo un fenómeno curioso: la puja al alza. Algunos hospitales sólo han podido cubrir la plaza cuando han duplicado la oferta salarial inicial.
Durante varios minutos lo que hacemos es abrirnos paso por un mar de grasa amarilla
En realidad, los cirujanos del sistema público nunca han estado bien pagados. Lo sabe muy bien Eduardo Jaurrieta, que ahora es director del hospital universitario Príncipes de España, de Bellvitge, y que cuando hizo con Carles Margarit el primer trasplante de hígado de España, en 1984, cobraban 135.000 pesetas al mes, igual que un operario de la vecina Seat. Las cosas no han cambiado mucho desde entonces y muchos cirujanos completan los sueldos con actividad privada, pero eso es al precio de hacer jornadas extenuantes. Y no en toda España existe esa posibilidad ni en todas las especialidades.
Todos saben que, para estar entre los mejores, la entrega debe ser total. “Nosotros atendemos el servicio las 24 horas al día, y si a las tres de la madrugada hay un problema con un paciente nuestro, no lo asume la guardia, lo asumimos nosotros. Es una forma dura de trabajar, pero nuestra profesión nos exige una gran responsabilidad”.
Antonio María de Lacy, jefe de las secciones de cirugía mínimamente invasiva y cirugía colorrectal del hospital Clínico de Barcelona, es el referente indiscutible de la cirugía laparoscópica. “Yo no soy un cirujano convencional, soy demasiado vehemente, y mi nivel de exigencia es un poco patológico, lo que hace que trabajar conmigo no sea fácil. En cirugía, el nivel de exigencia es muy alto, y eso puede explicar que no haya tantas vocaciones. Las nuevas generaciones son más hedonistas, piensan más en la calidad de vida. Pero quienes ahora lideramos la cirugía hemos de preguntarnos si sabemos transmitir a las nuevas generaciones que la nuestra es una profesión maravillosa. Yo tengo 48 años y siempre digo que me gustaría tener 10 menos; no para ser más joven, porque me daría una pereza enorme volver a hacer todo lo que he hecho, sino porque creo que con 10 años menos podría participar del salto tecnológico que viene, que va a ser apasionante”.
Observar cómo opera el doctor Lacy es hacer una excursión al futuro. Lo que él hace ahora como experiencia puntera será lo normal dentro de unos años, porque la cirugía tiende a ser cada vez menos cruenta. Todo está ya dispuesto en la sala de operaciones. Pero no es un quirófano convencional. Es el quirófano inteligente Endo Alpha de Olympus, que incorpora los más avanzados sistemas informáticos. También la mesa de operaciones es especial. Está preparada para soportar 300 kilos, y sobre ella reposa, ya anestesiada, una mujer de 1,62 de estatura y 160 kilos de peso. Se le va a practicar una resección de estómago. Hace apenas unos años, eso hubiera requerido abrir el abdomen y unas cuatro o cinco horas de intervención. Esta vez se resolverá con cinco pequeños orificios. En un aula docente situada fuera del hospital, unos 70 especialistas en laparoscopia venidos de toda España se disponen a presenciar cómo opera a esta paciente uno de los referentes mundiales de la cirugía de la obesidad, Michel Gagner, jefe de la división de laparoscopia y cirugía bariátrica de la Universidad de Cornell (Estados Unidos). Antes ha explicado la técnica y sus resultados. Lacy ha hecho de introductor. Terminada la presentación, los dos cirujanos se van, y al cabo de unos minutos aparecen en pantalla vestidos ya con el hábito quirúrgico, dispuestos a oficiar. Primero opera Gagner y luego lo hace Lacy. Entramos con la cámara por uno de los orificios y comenzamos a recorrer los alrededores del estómago. Es una víscera entre gris y rosácea que parece no tener fin. Una diminuta espátula va apartando la grasa. En realidad, durante bastantes minutos lo que hacemos es abrirnos paso por un mar de grasa amarilla, hasta que el cirujano da con un punto determinado. Ahí está, dice el cirujano. El punto se ve en una pantalla enorme y a todo color, pero los cirujanos de la sala aguzan la vista. Sí, ahí es donde hay que comenzar a cortar. Una especie de tijera manejada con pinzas toma posición, aprieta, corta y cauteriza. Centímetro a centímetro va cortando el estómago, y cada vez que aprieta se ve el humo de la chamusquina. El estómago ha quedado casi a la mitad. El trozo cortado es extraído por uno de los tubitos. Ahora hay que coser las paredes. Suturar tejidos no es fácil, pero hacerlo manejando la aguja quirúrgica desde el exterior con unas pinzas aún lo es menos. Y hacer el nudo, un doble salto en el trapecio. Finalmente, todo está bien. La paciente sigue inmóvil. Descanso.
Ahora le toca a Lacy. En este caso es un paciente de 45 años y 125 kilos de peso. Lacy repite, paso a paso, la resección de estómago. Pero él continúa: introduce ahora por el tubo una finísima cinta métrica, y con las pinzas va estirando el intestino y colocando a su largo la cinta, hasta medir un metro. En ese punto corta. Extrae la cinta y el intestino cortado. Y sutura los bordes. Es evidente, incluso para el más lego, que Lacy cose con más primor. Si fuera una vainica, la de Lacy sería de exposición; la de Gagner, normal. “No es que una operación sea mejor que otra”, se apresura a aclarar Lacy cuando le preguntamos por ello. “Es que la escuela europea concibe la cirugía como un arte y aprendemos a cuidar la forma”. En ambos casos, la operación ha durado apenas una hora y todo ha funcionado como un reloj.
En cirugía, la disciplina es fundamental. Hay una tradición proclive al despotismo en la que el cirujano adopta la actitud de un mariscal de campo. Hoy el autoritarismo en el quirófano está en crisis, pero ningún equipo llega a buen puerto sin autoridad.
Borja Corcóstegui
lo tiene muy claro: “El cirujano es el que tiene que tomar las decisiones, el que decide la estrategia y el que dirige; por tanto, no puede echarle la culpa al otro. Cuando yo opero, si algo no va bien soy yo el culpable, porque he de prever que nada pueda fallar”. El año pasado hizo 713 operaciones, las tiene contadas. Eso significa un promedio de 57 horas a la semana. “Muchas horas”, reconoce. Es extremadamente puntilloso. A ello debe su fama y los resultados del Instituto de Microcirugía Ocular que dirige en Barcelona, porque Borja Corcóstegui es un cirujano del “último ojo”. Cuatro de cada 10 pacientes que opera han perdido ya el otro ojo y recurren a él porque quieren asegurarse de que ponen el que les queda en las mejores manos. Unas manos que también operan en el Sáhara, Mozambique o Bolivia, porque Borja Corcóstegui es impulsor de una ONG, Ojos del Mundo, que ha operado a más de 5.000 pacientes.
Todos coinciden en que para ser un líder se requiere una personalidad fuerte, una determinación a prueba de adversidades y un alto nivel de autoexigencia. Esas cualidades son las que hicieron de Carles Margarit uno de los cirujanos más admirados. Había hecho cerca de 200 trasplantes de hígado en niños y otros 700 en adultos –entre ellos muchos casos desesperados rechazados por otros equipos– y estaba en la cumbre de la cirugía, pero seguía siendo una persona humilde: “Llevo ya muchos años en esto, pero cada vez que hago un trasplante de donante vivo sufro un estrés emocional enorme. Ya sé que son casos desesperados, que el niño moriría y que el padre está dispuesto a dar mucho más que un trozo de su hígado para salvarle. Lo sé y sufro mucho. Pero no hay nada más hermoso que ver después marchar a ese padre con su hijo de la mano”. Cuando decía esto, los ojos se le humedecían. Apenas unos días después de la entrevista para este reportaje, un alud de nieve truncó su vida y su carrera. El hospital de Vall d’Hebron todavía no se ha repuesto de su muerte.
¿Se requiere una personalidad especial para ser un buen cirujano? Desde luego no se puede ser pusilánime. “El cirujano ha de tener la cabeza fría y ser capaz de mantener la calma en situaciones difíciles”, dice Jaurrieta. “La práctica ayuda mucho: conforme vas adquiriendo experiencia te sientes más seguro”, añade.
También Oriol Bonnín cree que un cirujano se hace con la práctica. Él ha operado a más de 9.000 enfermos del corazón y aún considera que ha de seguir aprendiendo. Desde hace 15 años es el amo y señor de la cirugía cardiaca de las islas Baleares, ahora al frente del servicio de cirugía cardiaca del hospital universitario Son Dureta, de Mallorca. “La experiencia es muy importante. Los tres años de MIR no son suficientes. Un cirujano se hace con los años, y no se le puede formar a base de lanzarlo a la piscina y decirle: ¡a nadar! Hay que acompañarle. Y si ves que algún residente nunca llegará a dominar la técnica o no tiene condiciones psicológicas para aguantar la presión, has de ser franco y decirle: déjalo, no sigas”. Porque es una profesión de mucho estrés. En 1991, Bonnín operó a Johan Cruyff, y cuando los periodistas le preguntaron si su médico le había aconsejado llevar una vida menos estresada después del infarto, Cruyff les contestó: “Para estrés el del doctor Bonnín, que le entra un enfermo al quirófano y no sabe si le saldrá vivo o muerto”.
El cirujano ha estar también en muy buena forma física. Tiene que estar preparado para aguantar muchas horas con una gran concentración y para afrontar guardias complicadas. Julio Acero tuvo ocasión de comprobar lo importante que es la capacidad de resistencia el 11-M. De repente, el servicio de cirugía maxilofacial que dirige en el hospital Gregorio Marañón, de Madrid, se llenó de heridos. De las 400 víctimas de las bombas terroristas que fueron conducidas a ese hospital, un centenar tenía heridas en la cara y unas 30 tuvieron que ser operadas de urgencia. Julio Acero eligió la especialidad de cirugía porque es muy resolutiva. Ese día tuvo que echar mano de toda su capacidad de resolución, y hacerlo además sin perder de vista el delicado compromiso de una cirugía que además de curar ha de reparar de la forma más estética posible. “No es una cirugía sencilla, y puede durar tanto como un trasplante de hígado”, recuerda. La mayor parte de las intervenciones son por cáncer. “Creo que podemos sentirnos orgullosos: si intervenimos en los estadios iniciales tenemos una supervivencia del 90%, y en los casos avanzados, casi del 50%”.
Especialmente agradecido es su trabajo en las malformaciones, porque hay pacientes que han nacido con una cara que es una maldición. A veces, sin embargo, la maldición es perderla. Eso es lo que le ocurrió a la mujer francesa que ha sido sometida al primer trasplante de cara. La operación ha sido polémica, pero Julio Acero está a favor: esa mujer no tenía cara y ahora tiene una que no es suya, pero es una cara.
En cirugía se plantea un gran dilema ético: ¿qué actitud es mejor para el paciente, el riesgo o la prudencia? Porque un cirujano osado puede llegar a poner la vida del enfermo en peligro, pero también el exceso de prudencia puede matar. Pascual Parrilla considera que éste es el nudo gordiano de la cirugía. “Nunca hay que poner en riesgo al paciente por experimentar. Pero en los casos desesperados, como un cáncer avanzado de páncreas, hay que ser osado. El requisito es estar convencido de que el paciente tiene una oportunidad”.
Luisa Martínez de Haro, de 49 años, es una cirujana del equipo de Parrilla que conoce muy bien lo que eso significa porque ha estado al otro lado de la barrera. Siempre había tenido jaquecas, pero un día tuvo una que no le pareció normal y pidió que le hicieran una resonancia. Pascual Parrilla acudió a la sala de pruebas y encontró al equipo al borde del llanto. No cabía ninguna duda: la resonancia mostraba un tumor en el cerebro del tamaño de una mandarina. Luisa esperaba fuera. ¿Qué hacer? Lo que hubiera hecho cualquiera: ponerse en las mejores manos. Dio la casualidad que se celebraba en Murcia un congreso de neurocirugía, de modo que Parrilla cogió las pruebas y se fue en busca de Gonzalo Bravo, del hospital Puerta de Hierro, de Madrid. “Si dentro de un mes no estás de nuevo operando, yo soy un chapucero”, le dijo Bravo a Luisa para animarla. La operó en el Puerta de Hierro y Parrilla estuvo en la intervención. Luisa Martínez volvió a operar y sigue siendo uno de los puntales del equipo de Parrilla.
Lo cual nos lleva a otra cuestión. ¿Dónde están las mujeres cirujanas? Las hay, y muy buenas, pero no ocupan lugares de preeminencia. Algunas son pioneras, como Marta Navarro Zorraquino, del hospital Lozano Blesa, de Zaragoza: la primera cirujana española admitida en la Sociedad Internacional de Cirugía. “Se ha dicho que en cirugía se necesitan manos de mujer y corazón de león. Yo tenía manos de mujer, evidentemente, y debía demostrar que tenía corazón de león. El ambiente en el quirófano era muy masculino, se gritaba mucho. Yo nunca grité y tuve que buscar otras formas de hacerme respetar”. La investigación la absorbió cada vez más y en los años ochenta dejó de operar: “En las operaciones de ocho horas llegaba al final derrotada. Ahora las cosas han cambiado. La cirugía tiene muchas más ayudas técnicas, dura menos y es más orquestada. Además, antes hacíamos de todo y ahora hay muchas más posibilidades de especializarse. La diferencia física ya no es tan importante”.
Pero para alcanzar estar en vanguardia hay que vivir en el quirófano. María Dolores Sabadell lo sabe muy bien. Divorciada, no tiene hijos ni cargas familiares, de modo que puede dedicar lo mejor de su vida al hospital. “No tengo la impresión de haber renunciado a tener hijos por mi trabajo, pero sí que tengo claro que si los hubiera tenido no hubiera podido hacer todo lo que he hecho y tampoco podría dedicarme con tanta intensidad a mi trabajo”, dice. Es jefa de patología mamaria del hospital de Vall d’Hebron, en Barcelona. “¿De qué mueren las mujeres? Muy pocas de una recidiva. Casi todas mueren por la metástasis”. Es fundamental, pues, abordar el cáncer desde distintos frentes. “Cuando empecé a operar, todas las mujeres salían sin pecho y muchas morían; ahora, tres de cada cuatro pueden conservarlo, y la mayoría de mis pacientes vuelven, y vuelven, y vuelven, cada vez más recuperadas, cada vez más hermosas”.
Hay mucha pasión y mucha entrega en la vida de los cirujanos. Y también mucha recompensa. Los que triunfan tienen un peligro: el endiosamiento. “Es cierto que la cultura del quirófano se presta a ello”, admite Lacy. “El mayor defecto del cirujano puede ser el ego. Hay veces que el quirófano es ese lugar en el que entra un señor pequeñito que comienza a disfrazarse, y conforme se va vistiendo, va creciendo, creciendo, hasta convertirse en un gigante, y cuando se desviste se vuelve otra vez pequeño, pequeño… Está claro que si tienes buenos resultados, la satisfacción eleva las endorfinas, y cuantas más endorfinas, más arriesgas; pero has de procurar que eso no repercuta sobre el paciente”. Enrique Moreno tiene la receta: “Si uno tiene fama, lo que ha de hacer es desconocer que es muy conocido. Los que no somos humildes, como yo no lo soy, hemos de recordar que somos una pieza más del sistema y que sin el equipo no podríamos hacer lo que hacemos”.
Antonio María de Lacy: “Nos responsabilizamos del paciente las 24 horas”
Jefe de cirugía mínimamente invasiva y cirugía colorrectal del hospital Clínico de Barcelona; profesor de cirugía de la Universidad de Barcelona, y presidente de la Sociedad Europea de Endoscopia. Ha practicado más de 1.500 intervenciones de colon y recto por laparoscopia.
Es tan entusiasta de las nuevas tecnologías que sus compañeros le dicen: “A ti, si te tocara la Primitiva no te comprarías otro barco, te comprarías otro quirófano”. El premio tendría que ser muy cuantioso porque Antonio María de Lacy (Palma de Mallorca, 1957) opera ya en un quirófano inteligente en el que se siente feliz porque puede colmar todas sus ansias de innovación. Podría decirse que inició su entrenamiento a los siete años, porque ya entonces se dedicaba a coser y recoser filetes de carne, y cuando le preguntaban qué quería ser de mayor, respondía sin vacilar: cirujano. Su familia no tenía ninguna relación con la medicina, pero se volcó en esta decisión. Él lo tenía tan claro que nada más terminar el Bachillerato buscó la forma de contactar con un cirujano mallorquín, José Abrines. “Me aceptó como ayudante. Trabajé con él y hasta me corté un tendón”, recuerda. Cuando terminó medicina en Barcelona pidió una plaza de interno en traumatología, pero por un error burocrático cayó en la Cátedra de Cirugía General del profesor Pera: “Aprendí la importancia de ser un médico académico; de aunar asistencia, docencia e investigación”. Considera que “una cirugía de calidad exige responsabilizarse del paciente las 24 horas del día”. Tiene un altísimo nivel de exigencia, y es considerado un virtuoso de la cirugía laparoscópica y un abanderado de las innovaciones tecnológicas. Muchos cirujanos ya no están a tiempo de subir a ese carro. Lacy no sólo se ha subido, sino que tira de él.

Oriol Bonnín: “En cirugía cardiaca, la vida depende de un punto”
Jefe del servicio de cirugía cardiaca del hospital Son Dureta, de Mallorca. Ha intervenido a más de 9.000 pacientes, de los cuales unos 4.000 son coronarios. La mayor parte de la cirugía cardiaca en las islas Baleares ha estado en sus manos desde 1992.
Oriol Bonnín (Barcelona, 1946) es en Baleares “el cirujano del corazón”. La mayor parte de los pacientes quirúrgicos de la isla han pasado por sus manos o por las de su equipo desde que en 1992 se trasladó a Mallorca para operar en la clínica Miramar. Era privada, pero concertada con la Seguridad Social. En 2002, el Gobierno de Progreso decidió que la red pública tuviera su servicio de cirugía cardiaca y le ofreció la jefatura. El de Son Dureta es ahora el servicio de referencia para una población de un millón de habitantes que en verano crece hasta tres. Bonnín es cirujano cardiaco por una experiencia traumática: “Cuando era adolescente tenía un amigo que enfermó del corazón. Tenía dos válvulas dañadas y nadie se atrevió a operarle. Vi cómo se iba apagando hasta que murió. Decidí que sería cirujano cardiaco”. Primero estudió cardiología, algo que considera un gran acierto, y tuvo la suerte de ir a parar al hospital de Sant Pau en el momento en que Josep Maria Caralps y Alejandro Arís volvieron de Estados Unidos dispuestos a romper fronteras. Bonnín participó con ellos en el primer trasplante de corazón que se hizo en España (1984). Se fue después al centro quirúrgico Sant Jordi, entonces de la Obra Social de La Caixa, donde operó hasta que ésta decidió venderlo. Ahora tiene experiencia suficiente como para estar tranquilo, pero nunca baja la guardia: “En cirugía cardiaca, la vida del paciente depende a veces de un punto”.

Marta Navarro Zorraquino: “La investigación es como una esponja”
Profesora del departamento de cirugía y jefa clínica del hospital clínico universitario Lozano Blesa, de Zaragoza, y vicedirectora del departamento de cirugía, ginecología y obstetricia. Ha sido delegada de España en la Sociedad Europea de Investigaciones Quirúrgicas. Tiene 189 trabajos publicados en revistas científicas y otras 127 publicaciones en distintos medios.
Por su edad es una de las pioneras. Ahora hay una nueva generación de cirujanas que sube con fuerza, pero cuando Marta Navarro decidió hacer cirugía era nadar a contracorriente. Recuerda que cuando en 1976 fue la primera mujer española admitida en la Sociedad Internacional de Cirugía, el profesor Piulachs reunió el capítulo español. “Empezaremos en cuanto se vaya esa chica”, dijo. “Esa chica es cirujana, doctor”, le aclararon. El congreso se celebraba en Edimburgo, y en ese momento entre los 3.000 asociados sólo había nueve mujeres. En su familia predominaban las ingenierías, pero ella no comprendía cómo alguien podía ser ingeniero pudiendo ser cirujano. “Tú has leído muchas novelas”, le respondió su padre cuando le dijo que quería ser cirujana. Ella cedió y estudió farmacia en la Complutense de Madrid, pero de vuelta a Zaragoza le dijo: “No pienso pasarme la vida vendiendo. Ahora haré también medicina”. En cuarto entró como interna en la cátedra de Lozano Blesa y cumplió por fin su sueño, pero no lo tuvo fácil. La bata blanca no era suficiente, y más de una vez el profesor tuvo que salir a convencer al paciente de que “aquella chica” era cirujana y le iba a operar. Aunque operó durante años, se decidió pronto por la investigación en un campo muy novedoso: la respuesta inmunológica tras la cirugía, en el equipo del profesor Lozano Mantecón. “La investigación es como una esponja: cada vez te absorbe más. Y como he tenido la suerte de tener siempre financiación para proyectos importantes, cada vez me ha absorbido más”. “Sin una buena investigación básica no se puede hacer una buena medicina aplicada, y eso también rige para la cirugía”.
María Dolores Sabadell: “La paciente ha de poder llorar en tu consulta”
Jefa de sección de patología mamaria del hospital Vall d’Hebron, y máster en patología mamaria en 1988 por la Universidad de Barcelona. Es uno de los equipos de España que más casos de cáncer de mama trata (380 nuevos al año), en colaboración con el servicio de oncología médica que dirige Josep Baselga, referencia en Europa para nuevas terapias y tratamientos personalizados.
Es una mujer que desborda energía. Lleva siempre un cuaderno con minuciosas anotaciones no sólo de su programa de quirófano, sino de detalles de las historias clínicas de sus pacientes, y es capaz de llamar a las diez de la noche para dar los resultados de una biopsia si ha visto angustia en el rostro de una mujer. Lo de medicina le vino un poco por casualidad: al terminar el Bachillerato, su madre, maestra, la envió a hacerse una prueba psicotécnica. Le recomendaron medicina o… ciencias exactas. Las matemáticas le gustaban, pero la docencia no tanto, así que eligió medicina. “La cirugía era la opción que mejor iba con mi carácter”, recuerda, y dentro de la cirugía, la ginecológica, “no por ser mujer, sino porque era una especialidad muy completa”. Cada mañana desayunaba pegada a los cristales del quirófano de la cátedra del doctor Piulachs, en el hospital Clínico. Entró como residente en la maternidad de Vall d’Hebron en 1978, cuando se atendían cien partos diarios, y en 1981 ganó su plaza de médico adjunto. Desde 1995 es jefe de la sección de patología mamaria, donde ejerce de algo más que de cirujana. “Un médico ha de ponerse los parches emocionales que necesite, pero no ha de olvidar nunca que el paciente ha de poder llorar en su consulta”. La cirugía que ella practica no es de alto riesgo, pero “como al volante, al quirófano nunca hay que perderle el respeto”. En su caso, el mayor riesgo es la disección axilar completa. “Sólo una vez se me abrió la vena axilar al retirar un nódulo muy enganchado a la pared vascular. Lo pude solucionar bien, pero nunca se me olvidará lo rápido que salía la sangre”. “Yo tenía manos de mujer y debía demostrar que tenía también corazón de león”

Borja Corcóstegui: “Has de ser perfeccionista”
Director del Instituto de Microcirugía Ocular de Barcelona; titular de la cátedra Instituto de Microcirugía Ocular de la UAB; presidente de la Sociedad Española Retina Vítreo y de la sociedad europea Euretina. También es vicepresidente y cooperante de la organización solidaria Ojos del Mundo. Realiza más de 700 operaciones al año y participa en un proyecto para desarrollar un ‘microchip’ con el que enviar al cerebro las imágenes que el ojo ciego no puede captar.
Desde luego, Borja Corcóstegui (San Sebastián, 1950) no recaló en la oftalmología por casualidad. Lo suyo es una cuestión de saga. Su bisabuelo era oftalmólogo, lo eran también su abuelo y su padre, y lo es su hermano mayor, que ejerce en Bilbao. Cuando después de estudiar medicina en Zaragoza decidió especializarse en oftalmología por inercia familiar no imaginaba cuánto iba a disfrutar. En cuanto se adentró en la fisiopatología del ojo se dio cuenta de “lo grande” que era esta disciplina; de que, siendo el ojo un órgano tan pequeño, era impresionante la extensión de su patología y la complejidad de su cirugía. Cuando terminó la especialidad se quedó en Vall d’Hebron y fue jefe del servicio de oftalmología de este hospital hasta que en 1999 dio un viraje a su carrera. Decidió liberarse de la burocracia que le pesaba en el sistema público y fundó el Instituto de Microcirugía Ocular, en cuyos cursos de posgrado se han formado ya cerca de 200 oftalmólogos. “En cirugía de la retina has de ser muy perfeccionista, sólo así logras la pequeña ventaja que te permite resolver los casos difíciles. Si no eres muy cuidadoso, el enfermo puede perder la visión porque no hay marcha atrás”. Para mantenerse al día hace cada año no menos de 30 viajes a Europa y América, y aún le queda tiempo para la solidaridad.

Pascual Parrilla: “Es muy importante tener un espíritu crítico” MILAGROS PÉREZ OLIVA EL PAIS SEMANAL - 20-02-2006
Catedrático y jefe del departamento de cirugía del hospital universitario Virgen de la Arrixaca, de Murcia; director de la revista ‘Cirugía Española’, y presidente de la Comisión Nacional de Cirugía General y Aparato Digestivo. Él y su equipo lideran la producción científica, medida en factor de impacto, entre los servicios de cirugía general, con cientos de artículos publicados, entre ellos 30 en el ‘British Journal of Surgery’.
¿Qué tiene Murcia para que el servicio de cirugía del hospital Virgen de la Arrixaca pueda codearse con los mejores? Tiene a una eminencia que acabó la carrera de medicina a los 21 años y a los 29 se convirtió en el catedrático más joven de España. “Se puede contribuir a la ciencia y al progreso desde cualquier lugar”, sostiene. Pascual Parrilla (Torrent, 1945) ha dejado la impronta de su fuerte personalidad en todos los frentes en los que ha batallado. “Es muy importante tener un espíritu crítico, y se ha de cultivar especialmente cuando uno se está formando. Yo soy muy crítico con mis alumnos: prefiero ser crítico yo ahora con ellos a que luego lo sea la vida”. Hay dos actitudes profesionales que califica de patológicas: el inmovilismo y el esnobismo. “Es inmovilista aquel que opera bien, pero no arriesga ni está abierto a las innovaciones; el esnobista, en cuanto tiene noticia de una técnica nueva, la aplica en el primer enfermo que se le presenta, lo cual provoca no pocos fracasos que pagan los pacientes”.
Nació en los años grises de la posguerra, en una familia obligada al silencio porque pertenecía al bando de los vencidos. Su padre militaba en Izquierda Republicana. La madre, de origen humilde, siempre tuvo muy claro que, en aquella España autoritaria y culturalmente castradora, “tener estudios” era la única palanca con la que sus dos hijos podrían apartar la pesada losa del clasismo. “Yo tenía mucho amor propio. Me di cuenta de que cuanto mejor estudiante era, más me respetaban”. A los 15 años ya estaba a las puertas de la universidad para hacer medicina. Su carrera fue fulgurante: 21 matrículas de honor y el premio extraordinario.
“Medicina interna era la especialidad que más me atraía, pero me di cuenta de que el internista casi siempre se quedaba a mitad de camino; al final, el que resolvía era el cirujano”, cuenta. Entró de médico residente en el hospital Clínico de Valencia y allí conoció al que sería su maestro y mentor, Carlos Carbonell Antolí, “un hombre honesto, recto, del que todos los días tienes oportunidad de acordarte”. Le aconsejó que se preparara bien en todas las especialidades y que después se presentara a oposiciones de catedrático. Se preparó intensivamente, pero no tenía excesiva confianza en el sistema. Su maestro le tranquilizó: “Usted prepárese y no se preocupe, la gente ya se apartará”. No había cumplido aún 30 años cuando ganó la plaza de catedrático de Patología y Clínica Quirúrgica de Murcia, una ciudad que nunca había visitado. “Era en 1975 y me sentía el hombre más feliz del mundo”.
Pero el aterrizaje tuvo sabor agridulce: tenía 11 jefes de servicio a su mando, todos mayores que él. “Me di cuenta de que había estudiado mucho, pero iba corto de bisturí”. Como la mayor inteligencia no suele estar reñida con la humildad, el catedrático más joven de España se puso la bata de ayudante y se dispuso a seguir aprendiendo, porque una cosa es tener poder y otra tener autoridad. Y él quería tener autoridad. “Por muy hábil que seas, por muy buenos resultados que tengas en el quirófano, si no eres capaz de sentarte en la cama del enfermo, tomarle la mano y comprender que lo que tú haces es lo más importante para esa persona, no serás un buen cirujano. El paciente te necesita, y tienes que demostrarle que le perteneces en cuerpo y alma”. Han pasado 30 años y sigue en Murcia al frente de un equipo de 20 cirujanos, muchos de ellos alumnos suyos, que además de clínica hacen investigación. En este tiempo ha revitalizado la Asociación Española de Cirujanos y ha tenido ofertas para ir a Madrid o Barcelona, que siempre ha rechazado. En Murcia tiene todo lo que desea. Ha creado un equipo y escuela. Los mejores de sus alumnos dicen de Pascual Parrilla lo que él decía de su maestro: que tienen muchos motivos para acordarse de él.

Enrique Moreno: “Lo que hemos hecho es abrir puertas” MILAGROS PÉREZ OLIVA EL PAIS SEMANAL - 20-02-2006
Catedrático de Patología Quirúrgica de la Universidad Complutense; jefe del servicio de cirugía general y trasplantes abdominales del hospital Doce de Octubre, de Madrid, y premio Príncipe de Asturias. Su servicio es pionero y ha realizado 1.200 trasplantes de hígado.
Enrique Moreno (Madrid, 1939) tiene en su despacho un sofá plano de cuatro cuerpos. Allí descansa algunas noches, cuando la vida en el quirófano se complica. Su familia ya está acostumbrada a sus ausencias. Confiesa que vive más en el hospital que en casa, pero eso no ha impedido que sus cuatro hijas también se hayan decidido por la medicina, lo cual quiere decir que también en su casa ha creado escuela. Ahora tiene 66 años, pero exhibe una vitalidad que en nada hace pensar que haya superado la edad legal de jubilación. Su padre era odontólogo en Madrid, y eso le llevó a la estomatología, como su hermano; pero al terminar la carrera decidió especializarse en cirugía plástica y reparadora. Mientras se preparaba en el hospital Provincial y luego en La Princesa, fue haciendo incursiones en cirugía digestiva compleja y su entusiasmo subió varios grados. El riesgo casaba muy bien con su carácter exigente. En 1973 asumió la jefatura del servicio de cirugía general del Doce de Octubre, y en los más de 30 años transcurridos ha introducido todas las innovaciones quirúrgicas posibles, ha consolidado un equipo puntero y ha formado a cirujanos de todo el mundo. Su habilidad como gestor y el éxito de sus iniciativas le han convertido en una referencia indiscutida, aunque a veces se le ha criticado un cierto aire de superioridad. Él lo desmiente: “Antes creía que lo que había hecho no cabía en esta habitación. Ahora pienso que me cabe en una mano. Lo que sí hemos hecho es abrir puertas”.

martes, diciembre 30, 2008

'Bagdad rap' denuncia la guerra de Irak con la música más actual. El documental ha sido realizado por el cineasta español Arturo Cisneros

'Bagdad rap' denuncia la guerra de Irak con la música más actual. El documental ha sido realizado por el cineasta español Arturo Cisneros. E. S. - Madrid EL PAÍS - 20-05-2005 Imagen de Bagdad rap, de Arturo Cisneros.
El rock fue la música de la guerra del Vietnam y el rap y el hip-h
op las de Irak. A los presos se les atormenta con estos sonidos a todo volumen, los soldados estadounidenses las escuchan e incluso comienzan a escribir letras en las que denuncian su situación allí. El cineasta Arturo Cisneros (Pamplona, 1969) se adelantó a ellos y se sirvió de este lenguaje musical para mostrar en la película Bagdad rap, que se estrena hoy, el clima en el que se vivía en la capital iraquí una semana antes del comienzo de los bombardeos.
"Yo produje El olvido de la memor
ia, un documental de denuncia sobre los niños refugiados kosovares que nadie vio. Porque los jóvenes, que son quienes pueden cambiar el mundo, no van a ver un montaje lento y con bustos parlantes", argumenta Cisneros. "Por eso me planteé buscar un lenguaje nuevo y, por mi experiencia de 10 años como productor musical, me di cuenta de que podía seducirles con el rap. La estética y la música es de rap y también el ritmo".
La cinta llega a las carteleras con muchos meses de retraso, pese a haber recibido los galardones al mejor documental internacional en el Festival de Cine Independiente de Nueva York y al mejor documental en el Festival Internacional de Cine para la Juvent
ud de Argentina. "Que la crítica dijese que era 'el documental más anti-Bush que se ha hecho' creo que nos benefició", prosigue Cisneros. De él un periodista de la prestigiosa revista Variety dijo: "Michael Moore a su lado parece republicano".
"Bagdad rap se rodó hace tiempo -Cisneros y su equipo acompañaron a unos brigadistas vascos-, pero el mensaje sigue vigente. Han muerto más militares después que durante la guerra", alega sobre la cinta en la que participó Santiago Alba Rico, guionista de La bola de cristal.

"Los raperos -Kase-O, Ari, Frank-T, Zenit, Selektah Kolektiboa y Sr. Rojo- son como los cantautores de los sesenta y setenta. Sus letras denuncian situaciones con un lenguaje para la gente joven. La música de rap podía parecer frívola para contar algo social porque se la vincula con las drogas y la violencia en Estados Unidos, pero aquí el rap serio tiene conciencia social habla del paro o de los maltratos". Pese a la dureza de muchas imágenes -un niño con los brazos carbonizados o bebés con malformaciones por el uranio empobrecido- confiesa que han censurado, tras largos debates, otras, conscientes de que "mucha gente se saldría de la sala al verlas".

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