viernes, febrero 27, 2009

Anda, dales un beso por Elvira Lindo

Una metáfora que define a las mil maravillas la realidad: niños malcriados y padres acojonados
¿Alguien preguntó por nuestros sentimientos? Para nada. Se daba por hecho que l
os sentimientos son algo íntimo
...De vuelta a casa, con la botella ahora entre pecho y espalda, esgrimen teorías. Ahí va una: la niña del exorcista fue una precursora. Aunque la hist
oria fuera adornada con un argumento diabólico, la película trata, simplemente, de una pequeña dictadorzuela que, a poco que se le lleve la contraria, echa espuma por la boca y se le ponen los ojos ensangrentados. Personalmente, no lo veo tan despegado de la realidad. Seguimos teorizando; teorizar es generalizar, claro: en el cine anterior a los setenta eran los adultos los que asustaban a los niños, ahora son los niños los que asustan a los padres. Niños poseídos y padres acojonados. Una metáfora que define a las mil maravillas la realidad: niños malcriados y padres acojonados (el adjetivo de los padres no cambia). Ah, y visitas que al entrar en la habitación de los monstruos se sienten amenazadas, como el exorcista en aquella película que es para mí tan definitoria de su época como lo fuera El proceso de Kafka en su tiempo.
Recapitulando, recordamos todas aquellas visitas a las que nos vimos obligados a dar besos cuando éramos chicos. Viejas con pelillos en la barbilla y verrugas en el bigote, abuelos malolientes, tías agobiantes. ¿Alguien nos preguntó por nuestros sentimientos? Para nada, se daba por hecho que los sentimientos son algo íntimo, y la educación, algo externo. Ay, somos de otro siglo. Del siglo que parió a la niña del exorcista. Particularmente, la encuentro más graciosa que muchas otras niñas que conozco. Aquélla, cuando no quería dar un beso al cura, en vez de mover la cabeza de un lado a otro, la giraba en su totalidad. Tenía su chiste. Elvira Lindo.

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