miércoles, septiembre 29, 2010

No más dinero de dictadores. Suiza bloqueará el dinero depositado por los dictadores y lo restituirá al Gobierno legítimo

Suiza bloqueará el dinero depositado por los dictadores y lo restituirá al Gobierno legítimo 14.09.10 - 00:15 - AGENCIAS | GINEBRA.
El Parlamento suizo dio ayer un importante paso para que el dinero de los dictadores depositado en cuentas del país helvético no pueda ser disfrutado por sus familias o herederos. Para ello, la cámara aprobó una ley que crea un nuevo marco jurídico para que las autoridades puedan confiscar los fondos ilícitos provenientes de regímenes autoritar
ios de países «frágiles» y posteriormente restituirlos al gobierno legítimo de dicha nación.
La norma salió adelante por 114 votos frente a 49 y el primer país en beneficiarse de ella será Haití, que recibirá casi 4,5 millones de euros confiscados a la familia Duvalier, que durante décadas llevó a cabo un régimen de terror en el país isleño antillano.
La potestad para desbloquear los fondos corresponde al Consejo Federal (gobierno) y la nueva ley sólo se aplicará en caso de que no haya colaboración judicial entre Suiza y el país de origen de los fondos ilícitos, y siempre y cuando se determine que se trata de «un Estado frágil» que no es capaz de hacer lo necesario para recuperarlos.
En una primera etapa, el Gobierno podrá bloquear el dinero, una decisión que es factible de ser apelada ante el Tribunal Administrativo Federal (TAF), pero que no tendrá efecto suspensivo. El Consejo Federal tendrá un tiempo máximo de diez años para comenzar el proceso de restitución, dos lustros durante los cuales se podría llegar a una solución «transaccional».
Si se decide finalmente por la restitución, ésta se hará de manera que se asegure que el dinero será invertido en mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos del país en cuestión, en reforzar el Estado de Derecho y en luchar contra la impunidad criminal.

No más dinero de dictadores. RODRIGO CARRIZO COUTO NEGOCIOS - Economía - 13-06-2010
"Cría fama y échate a dormir", reza la sabiduría popular. Y lo que es válido para los individuos, también parece serlo para las naciones. En el caso que nos ocupa, la pequeña y riquísima Suiza cuenta en su haber con una bien ganada fama de estabilidad democrática, precisión, buen hacer y bellos paisajes.
Pero la otra cara de su fama implica que, en el imaginario colectivo, el país de Heidi se ve como refugio de todo el dinero sucio del universo. Billones acumulados por sátrapas, dictadores y mafiosos dormirían el sueño de los justos en las bóvedas acorazadas de los bancos de Ginebra o Zúrich. ¿Es esta imagen cierta? Respecto a los mafiosos, no nos atrevemos a opinar, pero en lo que respecta a los sátrapas y dictadores, el paraíso helvético parece que ha dejado de serlo.
De hecho, los políticos con inclinación al crimen parecen tener su peor enemigo en la persona de Micheline Calmy-Rey. Esta política socialista, ministra de Asuntos Exteriores de Suiza, es quien ha hecho de la devolución de fondos de dictadores a sus países de origen el leitmotiv de su trabajo. Y para dejar claro el papel pionero de su país, la ministra, en colaboración con el Banco Mundial, organizó la semana pasada en París un foro mundial sobre la restitución de bienes provenientes de países en desarrollo depositados en países ricos.
Esta iniciativa se conoce como StAR (Stolen Asset Recovery, en sus siglas inglesas) y fue lanzada en 2007 por el Banco Mundial. Con ella, Suiza ha dado ejemplo al mundo, devolviendo hasta el momento más de 1.200 millones de euros depositados por figuras políticamente controvertidas. Se trata de nombres siniestros como el general nigeriano Sani Abacha, con 700 millones de dólares restituidos; Marcos, de Filipinas, con 684 millones; Vladimiro Montesinos, misterioso lugarteniente de Alberto Fujimori en Perú, con 92, o Raúl Salinas de Gortari, hermano del ex presidente mexicano, con 74 millones repatriados a la nación de la que fueron robados.
Sin duda, la iniciativa es loable, pero no genera exactamente oleadas de imitadores en Londres, París o Washington. Un detalle que la ministra suiza no se privó de recordar sutilmente el miércoles en París a sus homólogos. Y es que no hay que olvidar los complejos problemas legales que representa llevar adelante esta iniciativa: herederos que recurren la decisión de devolución, Estados en bancarrota sin sistema judicial digno de tal nombre e infinidad de trabas y triquiñuelas legales que hacen de esta tarea una lucha hercúlea para los muy eficaces suizos.
Pero tras este optimista panorama cabe una nota ácida un poco discordante. Algunas malas lenguas afirman que si Suiza se permite prescindir del oro de los dictadores es, simple y llanamente, porque el total de haberes de políticos corruptos depositados en el país alpino es insignificante con relación al volumen global de negocios de la todopoderosa banca suiza. Como resumió un banquero de Ginebra a este cronista, "y eso es algo que en términos de imagen no nos beneficia".

El Banco Mundial denuncia la fuga de 40.000 millones en los países ricos

En una conferencia junto a la ministra suiza de Exteriores, Micheline Calmy-Rey, la directora gerente del Banco Mundial ha urgido a los "paraísos fiscales como Suiza" a liderar la persecución de los casos de corrupción financiera. Calmy-Rey ha recogido el guante y ha asegurado que su país tiene el objetivo de detectar y devolver los activos que son "claramente ilícitos".
La representante de Exteriores suiza ha puesto como ejemplo el caso del ex dictador haitiano Jean Claude Duvalier, cuyos fondos ingresados en Suiza, entre 300 y 800 millones de dólares (250 y 668 millones de euros), están congelados desde hace ocho años.

Naciones unidas rastreará el dinero de los dictadores

Las religiones minoritarias piden al Estado que no financie confesiones. Solo los cristianos ortodoxos comprenden que se dé el 0,7% a la iglesia

Las religiones minoritarias piden al Estado que no financie confesiones. Solo los cristianos ortodoxos comprenden que se dé el 0,7% a la Iglesia católica. I. CEMBRERO / M. CEBERIO BELAZA - Madrid EL PAÍS - Sociedad - 20-06-2010
Todos contra el modelo de financiación de la Iglesia católica. Las confesiones minoritarias rechazan que los contribuyentes puedan destinar el 0,7% a su IRPF a las arcas de la religión mayoritaria en España. La única excepción son las iglesias ortodoxas, que se muestran algo más comprensivas con los privilegios de los que, gracias al Concordato de 1979, goza la Iglesia católica.
La divulgación, por EL PAÍS, el domingo pasado, del borrador de la nueva Ley Orgánica sobre Libertad Religiosa que prepara el Gobierno ha incitado a las confesiones minoritarias a pronunciarse sobre el proyecto que debería entrar en las Cortes después de la visita del Papa Benedicto XVI a España, prevista para noviembre.
El texto desarrolla el laicismo -algo que alaban-, pero lamentan, en cambio, que no aborde la financiación de las iglesias ni recorte las competencias de unos Ayuntamientos generalmente muy cicateros a la hora de permitir la apertura de templos.
Tres religiones firmaron en 1992 acuerdos con el Ministerio de Justicia: los musulmanes, que rondan los 1,4 millones de fieles, los protestantes (un millón) y los judíos (33.000). Se convirtieron así en interlocutores del Estado que les otorga, además, subvenciones.
Otras cuatro confesiones obtuvieron en esta década la consideración de "notorio arraigo", que conlleva algunas ventajas fiscales: los mormones (44.000 fieles), los budistas (80.000), los Testigos de Jehová (110.000) y los cristianos ortodoxos (600.000). Hinduistas e Iglesia de la Cienciología aspiran, como mínimo, a lograr este estatuto. "Pedimos igualdad de derechos", afirma Iván Arjona, presidente de los cienciólogos.
"Nuestra mayor objeción al borrador de la ley la hacemos a algo que no figura en ella: la financiación", señala Jaume Llenas, secretario general de la Alianza Evangélica Española, que agrupa a profesionales protestantes.
Todas las confesiones minoritarias lamentan, en mayor o menor medida, esa omisión. "Mantener ese 0,7% es discriminatorio con los demás", sostiene Mohamed Ali, presidente de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (FEERI), uno de los dos pilares del islam español.
Pero las discrepancias afloran cuando formulan ideas sobre cómo subsanar esa "parcialidad". Algunos aspiran a que se generalice el modelo de financiación del que se beneficia la Iglesia católica. No es el caso de los Testigos de Jehová, que optan por una separación clara entre las iglesias y el Estado. "¿Por qué debe pagar el Estado a los profesores de religión o subvencionar el ejercicio de mi fe?", se sorprende Aníbal Matos, portavoz de los Testigos de Jehová. "Que las instituciones reciban directamente dinero supone convertir al Estado en recaudador de esa confesión y crear relaciones de dependencia no deseables", añade Llenas.
"Si de verdad España avanza hacia un Estado laico lo mejor sería que desaparezca esa contribución impositiva a la Iglesia", recalca Mohamed Ali. "Ahora bien, si no es posible eliminarla, entonces los contribuyentes de otras confesiones deben poder hacer esa misma aportación del 0,7% a sus instituciones".
"Así, en tiempos de crisis, podríamos renunciar temporalmente al 0,7% en beneficio del Estado y ayudarle a ahorrar", bromea Mariano Blázquez, secretario ejecutivo de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España.
"Quizá el Estado no debería costear con los impuestos el culto, pero sí las actividades sociales de las confesiones como lo hace con las ONG", matiza Jacobo Israel Garzón, presidente de la Federación de Comunidades Judías de España. Lo ideal, para los evangélicos, sería más bien que se aumente la cantidad deducible del IRPF por donaciones a instituciones religiosas.
Cuanto más pequeña es la comunidad religiosa, más empeño ponen sus líderes en subrayar su autonomía económica. "Nosotros nos autofinanciamos a través del diezmo", subraya Faustino López, director de los mormones. "Los budistas siempre hemos sido autosuficientes y la envidia [hacia los católicos] no encaja en nuestras creencias", añade Luis Morente.
La gran excepción son los cristianos ortodoxos, cuyo número de fieles en España se ha disparado estos últimos años a causa de la inmigración rumana y, en menor medida, búlgara y ucraniana.
Para darles cabida, la Iglesia católica les presta templos en los que celebran su liturgia y hasta bodas y bautizos. Incluso se les permite decorar la iglesia mientras dura la ceremonia con sus ornamentos. Quizá por eso los ortodoxos son más comprensivos. "España es un país mayoritariamente católico", dice Teófilo Moldovan, arcipreste ortodoxo rumano. "No puedo pretender que equiparen a mi iglesia con la católica", prosigue. "Sí ansío mejoras, como concluir un acuerdo con el Estado como el que hace 18 años lograron judíos, musulmanes y evangélicos".
El grueso de los cristianos ortodoxos han estado sometidos durante largos años a regímenes comunistas que marginaban la religión. Esas vivencias les marcan ahora al valorar la ley de Libertad Religiosa en gestación.
"Hay que tener cuidado de ir demasiado lejos por el camino de la laicidad", advierte Andrés Kordochkin, presbítero de la Iglesia Ortodoxa rusa de Madrid. "Tenemos muy malos recuerdos de una Unión Soviética, donde la exhibición de símbolos religiosos, como la cruz pectoral, estaban muy mal vistos y acarreaban problemas al que lo llevaba". A juzgar por su borrador, la ley española no veta los símbolos religiosos individuales.

Un maestro literario, una conciencia política El reencuentro con su tierra Saramago: El hombre que habría desfilado al revés

Un maestro literario, una conciencia política El reencuentro con su tierra. El hombre que habría desfilado al revés. JUAN CRUZ - Lisboa EL PAÍS - Cultura - 20-06-2010
Probablemente en una parada militar José Saramago hubiera desfilado al revés. Y ayer hizo el regreso a su tierra, Portugal, en un avión militar. Allí estaba su féretro, rodeado de amigos y parientes, de Pilar del Río, su mujer, y de su hija Violante, surcando las nubes y el aire que un día cruzó al revés, camino de Lanzarote. Estaba escribiendo Alabardas, alabardas, espingardas, espingardas, una novela en la que se preguntaba por qué no había huelgas en las fábricas de armamento.
Este viaje en la carcasa gris de un aeroplano del Ejército portugués le hubiera parecido una ironía del destino. Pero tenía su sentido, e incluso su aire central de recompensa, de gratitud portuguesa hacia uno de sus grandes hombres, a quien le pesó siempre una extraña herida, la que sufrió cuando el Gobierno de su país, presidido entonces por Aníbal Cavaco Silva, dirigente del Partido Social Demócrata (centro-derecha) y que ahora preside la República, prohibió que su novela El Evangelio según Jesucristo acudiera a un certamen literario europeo en 1992. Ahora Cavaco Silva le ha enviado una carta de pésame a la viuda. Saramago ya es la historia que quiso. Aquella fue una afrenta. En Lanzarote, donde refugió, con Pilar, su cólera, nos dijo un día: "Me quitarán todo si quieren, pero no me quitarán el aire". Ayer volvía por aire, recibido con los honores debidos a un gran hijo, y uno de los símbolos de Portugal, Lisboa, se asomó a los visillos para verlo volver, esta vez para siempre. Ya escuchó otros aplausos, cuando se rindió Portugal a su literatura y a la dignidad de su compromiso; ayer ya no pudo escuchar los gritos que le reclamaban como un héroe civil, un paisano y un compañero.
Fue un viaje silencioso, tranquilo, emocionante. Cuando el avión posó su peso en la tierra, Pilar del Río se dirigió así a los 12 que viajaron en este avión mortuorio: "El último viaje, y qué tranquilo ha sido". El último vuelo con José, y sí que se hace raro saber ahora que este trotamundos que iba siempre sin equipaje ya ha parado para siempre.
Es el último vuelo con él de mucha gente, de sus lectores, de sus amigos, de sus editores. En la fila que rindió honores a su féretro en el aeropuerto de Lisboa estaba la figura de luto de un hombre canoso, barbudo, Zeferino Coelho, que ha seguido durante decenios, como editor, la singladura del trotamundos. Le dijo al cronista, al oído: "La última vez que vengo a recibirlo". Sus ojos me dejaron la cara húmeda. Luego le pregunté por Saramago, por lo que es ahora que ya no está: "Un monumento raro. Un hombre lleno de sentido y significado. Como Pessoa. Un monumento raro como Pessoa. Una visión completa de la vida que nos representa ante el mundo".
Saramago tenía algo de Chillida: amaba las montañas, porque traían luz; sobre las montañas que amó en Lanzarote ayer había el aire de las nubes. Al llegar a Lisboa el cielo se había aclarado y era como si Portugal le regalara el horizonte. Y como Chillida, este monumento que fue Saramago buscó en el aire la esencia de su peso. Ahora ya es el horizonte desde el que se ve su propio monumento.

Portugal llora y el Vaticano ataca. José Saramago recibe el homenaje de sus compatriotas - El diario oficial de la Santa Sede denuncia con dureza el "marxismo" y la "ideología antirreligiosa" del Nobel. FRANCESC RELEA / MIGUEL MORA - Lisboa / Roma EL PAÍS - Cultura - 20-06-2010
"Obrigado, José Saramago" (Gracias, José Saramago) puede leerse en dos grandes fotografías del escritor que cuelgan en la fachada del Ayuntamiento de Lisboa. Miles de portugueses desfilaron desde primera hora de la tarde de ayer por la capilla ardiente con los restos mortales del premio Nobel, para dar el último adiós. Lo hicieron en silencio, compungidos, y, algunos, con los ojos humedecidos. Alejados de la controversia sobre la figura de Saramago, quienes acudieron al Paços do Concelho desmienten la idea del enojo entre el escritor y Portugal.
Nada comparable a la reacción del Vaticano, que ayer dirigió desde las páginas de L'Osservatore Romano, su diario oficial, un furibundo ataque hacia el escritor, que sonó casi a celebración por su muerte. Saramago se había distinguido como uno de los intelectuales que más lúcidamente condenó los abusos cometidos en nombre de la religión.
En la cola formada en Lisboa predominó la madurez sobre la juventud. Y las palabras de elogio y respeto. "No creo que vuelva a tener la oportunidad de rendir homenaje a una figura como Saramago", manifestó José Barradas de Sousa, administrador de una empresa. "No me interesa la polémica sobre un portugués que era un gran hombre", dijo Manuel Araujo, jubilado. "A primera vista podía parecer poco simpático, pero en realidad no era así. He visto morir a varios escritores, es angustioso verlos partir", sostuvo María Seicette Lorenzo, secretaria de la Asociación Portuguesa de Escritores.
La voz más joven fue la más punzante. João Eça, 16 años, estudiante de Humanidades, ya ha leído Caín, El viaje del elefante y Ensayo sobre la ceguera: "Saramago no representaba la manera de ser de los portugueses, destacó por encima de la mediocridad". Y añadió: "Oscar Wilde dijo que los portugueses perdonan todo menos ser un genio".
La bandera portuguesa ondea a media asta y el Gobierno ha decretado dos días de luto nacional. Mientras los ciudadanos aguardaban pacientemente su turno, los políticos llegaban en coches oficiales e ingresaban directamente al Ayuntamiento. Todos menos el ex presidente Jorge Sampaio, que junto a su esposa hizo cola como uno más. El alcalde esperó en la puerta principal al primer ministro José Sócrates, rodeado de guardaespaldas, a quien acompañó el ministro de Exteriores, Luís Amado. Poco después llegó Dilma Roussef, candidata del Partido de los Trabajadores (PT) en las elecciones presidenciales brasileñas de octubre próximo, que estaba en Lisboa en visita oficial.
Previamente, acudieron a despedir al único premio Nobel portugués numerosos políticos e intelectuales, nacionales y extranjeros. Entre ellos, la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde. "Era un referente intelectual que demostró, con su compromiso, para qué sirven la literatura y los intelectuales", declaró a la entrada de la capilla ardiente.
Alguien dejó dos claveles rojos encima del féretro, aquel símbolo de la revolución de abril de 1974, en la que creyó con pasión. Entre las numerosas coronas dos llamaron la atención de los fotógrafos, las que llevaban la firma de Fidel Castro y Raúl Castro, líderes de la revolución cubana que Saramago apoyó hasta que pudo más el desencanto.
Precisamente su posición ideológica motivó ayer un ataque duro desde el órgano oficial del Vaticano, L'Osservatore Romano, que no guardó ni siquiera la compostura ante la muerte. En un artículo firmado por Claudio Toscani titulado La omnipotencia (relativa) del narrador, subraya la "ideología antirreligiosa" de Saramago, a quien define como "un hombre y un intelectual de ninguna capacidad metafísica, (y que vivió) agarrado hasta el final a su pertinaz fe en el materialismo histórico, alias marxismo". Para añadir: "Se declaraba insomne por las cruzadas, o por la inquisición, olvidando el recuerdo de los gulags, de las purgas, de los genocidios, de los samizdat (panfletos de la Rusia soviética) culturales y religiosos". En resumen, escriben, se distinguió por "la banalización de lo sagrado" y "un materialismo libertario" radicalizado con los años.

La CHE detecta elevados niveles de herbicidas en varios puntos. La Unión Europea obliga a reducir los plaguicidas en las aguas superficiales

La CHE detecta elevados niveles de herbicidas en varios puntos. La Unión Europea obliga a reducir los plaguicidas en las aguas superficiales.Agricultura estudia aplicar productos alternativos a los fitosanitarios. 20/06/2010 M. NAVARCORENA * Cuatro de los seis puntos rojos se localizan en la comunidad 20/06/2010
La reducción progresiva de la contaminación de los ríos marcada por la Directiva Marco del Agua está obligando no solo a reforzar los controles de calidad, sino a endurecerlos. Y este es el caso de los niveles de plaguicidas de las aguas superficiales. Por primera vez, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) los ha analizado con los nuevos umbrales marcados por Europa, detectando incumplimientos por altas concentraciones de herbicidas en las estaciones del río Flumen (en Sariñena) y Alcanadre (en Ontiñena), y en menor medida en Clamor Amarga (en Zaidín) y el Arba de Luesia (en Tauste). Desde el Departamento de Agricultura y Alimentación estudian ya productos alternativos a los fitosanitarios para cumplir con la normativa europea.
El término plaguicida comprende todos los productos químicos utilizados para destruir o controlar las plagas. "El origen de estos niveles es consecuencia de la drástica disminución de materias activas como consecuencia de la aplicación de los principios uniformes por parte de la Unión Europea. Esto hace que el espectro de productos que el agricultor tiene a su disposición se haya reducido, teniendo que recurrir a la utilización de un mismo herbicida por muchos agricultores, lo que provoca que aumenten sus niveles de residuos como consecuencia de la escorrentía", explica José María Sopeña, director del Centro de Protección Vegetal.

IMPACTO AMBIENTAL
Previendo esta situación, "el Departamento de Agricultura y Alimentación ya viene trabajando y dedicando recursos importantes a la búsqueda de medios de lucha alternativos contra las plagas y a estudiar el comportamiento de estos respecto al medio ambiente, para recomendar los que producen menor impacto ambiental", añade.
El informe anual de la CHE, elaborado por el Área de Calidad de las Aguas, cumple con la Directiva Marco del Agua, que obliga a los estados miembros a establecer estaciones de vigilancia para el control de la contaminación causada por sustancias peligrosas.
En la actualidad son 22 los puntos de toda la cuenca del Ebro sobre los que se toman las muestras, para ser analizadas en el laboratorio, durante los meses de febrero, mayo, junio, julio y septiembre.
"Analizamos alrededor de 32 plaguicidas distintos, siendo los más utilizados el clorpirifós, que son insecticidas agrícolas como los usados en casa contra las hormigas o los mosquitos, y los herbicidas como la atrazina o la terbutilazina", informa Javier Sanromán, jefe del Área de Calidad de las Aguas de la CHE.
Tanto la atrazina como el clorpirifós (y el endosulfán) son plaguicidas identificados por Europa como sustancia prioritaria peligrosa.
"Estudiamos los límites de las concentraciones medias anuales y también las máximas en cada muestra puntual. En general, todos los puntos o se han mantenido o han mejorado, pero hay puntas y medias anuales superiores a las establecidas en algunas zonas", afirma.
Los resultados de los informes del organismo de cuenca se remiten a las comunidades autónomas, que son las competentes para tomar las medidas que estimen oportunas.

Yo cobro más que tú. Las empresas españolas mejoran en equidad salarial, pero fallan en transparencia. Sistema salarial en Mercadona

Yo cobro más que tú. Las empresas españolas mejoran en equidad salarial, pero fallan en transparencia. MANUEL ÁNGEL-MÉNDEZ

Rumorología salarial. Así podría definirse el estado permanente en el que viven muchas organizaciones en lo que a comunicación retributiva se refiere. Un e-mail furtivo entre colegas de departamento o una conversación de máquina de café, antes que una reunión planificada, abierta y directa con los jefes, suele ser la vía preferida para enterarse de quién está mejor o peor remunerado. Y con los rumores llegan los problemas: deterioro del clima laboral, escasa productividad y objetivos incumplidos.

Los 62.000 empleados de Mercadona conocen su sueldo
everis es una consultora cuyas parrillas salariales cuelgan en Internet

Los datos demuestran que algo falla. Un 70% de los empleados en grandes compañías en España, según la consultora Towers Watson, cree que la comunicación del paquete de compensación es el aspecto con mayor margen de mejora en el capítulo retributivo. Falla la transparencia, pero también la percepción de equidad vertical: un 78% (frente al 52% de la media europea) cree que la alta dirección de su empresa cobra demasiado para las funciones que realiza. Sentimiento que, al final, se traduce en desencanto: casi la mitad de los trabajadores asegura no estar comprometido con su organización.
"La rumorología es inevitable y los compañeros se cuentan sus salarios", dice Anthony Gennaoui, socio director de Towers Watson. "Por eso la transparencia es fundamental, debe ser la base sobre la cual construir la política de compensación". Sin ella, será imposible lograr equidad. Y el punto de partida es claro: "Sueldos iguales a contribuciones iguales, y sueldos desiguales a contribuciones desiguales. Eso es equidad", aclara.
La consultora calcula que solo un 50% de las grandes firmas españolas segmentan minuciosamente sus puestos, crean bandas salariales acorde a funciones y responsabilidad, y comunican abiertamente rangos y opciones de desarrollo. "La inequidad surge por la discrecionalidad, por los favoritismos. Si no hay criterios previos de remuneración en función de un plan de objetivos y análisis del rendimiento, se destruye la igualdad", explica Rafael Barrilero, socio de Mercer. "Es un problema grave, a los jefes les encanta actuar a su antojo".
Ninguna empresa se atreve a reconocerlo, pero la inequidad salarial de género es la más extendida. Un informe del grupo ICSA y Esade cifra la brecha en un 17% de diferencia en alta dirección a favor del hombre, mientras que Adecco e Iese la calculan en un 34%, situando a España en el cuarto lugar entre los países con diferencial más amplio.
La obligación de implantar planes de igualdad está forzando a las compañías a ser extremadamente cuidadosas en este terreno. Aun así, solo un 9%, según Mercer, ha firmado uno. Las grandes organizaciones se han adelantado. "En BBVA lo cerramos hace un mes para cumplir lo que ya veníamos haciendo desde 2005 en materia de igualdad de oportunidades y desarrollo profesional", aseguran fuentes de la entidad.
Su departamento de recursos humanos, de 280 personas (para una plantilla total de 103.500 personas) cuenta con 10 especialistas en compensación. Su función: revisar periódicamente que no se produzcan inequidades salariales internas ni externas (respecto al precio de mercado). En la intranet del banco se publica la política retributiva y los objetivos a cumplir por escalafón, pero no las compensaciones concretas. "Creemos que no es necesario, lo que debe motivar a las personas va más allá del sueldo", señalan.

Mercadona, con 62.000 empleados, va un paso más allá. Comunica a la plantilla las bandas salariales de cada puesto. Todos saben cuánto podrían cobrar en el plazo de cinco años si lo hacen bien y cuánto reciben sus compañeros. Con esta estrategia la productividad se ha incrementado un 3% en 2009 (un 20% desde 2005) y la rotación ha caído al 3,8%. "Llevamos desde 1993 aplicando esta máxima: a igual puesto y responsabilidad, igual sueldo. La transparencia es máxima, cualquier trabajador conoce lo que cobra su jefe", dice Francisco Aparicio, director de relaciones laborales de Mercadona.
La clave de su política retributiva reside en la sencillez. Solo existen cuatro niveles laborales, con cinco subniveles cada uno. Todos, desde un dependiente a un alto directivo, se someten a la misma regla: salario fijo, 11% de incremento anual más IPC y una prima equivalente a una mensualidad si el empleado y la compañía cumplen objetivos. "Se les explica cuando empiezan y en las revisiones anuales. El cien por cien tiene contrato fijo", añade Aparicio.
Las multinacionales, en especial las cotizadas, están obligadas a mejorar año a año. Órganos de gobierno como las comisiones de nombramientos y retribuciones van extendiendo sus responsabilidades de supervisión desde la alta dirección y los consejos de administración a los cargos medios. Pero donde la equidad y transparencia empeoran es en la mediana empresa y grandes cuentas del sector industrial, distribución, construcción y servicios profesionales.
En este último, everis, una de las 10 mejores firmas para trabajar en España, según la última lista del Best Place to Work Institute, ha logrado establecer una cultura de confianza en una rama de actividad, la consultoría, con mala fama en cuanto a condiciones laborales. "Fíjate si somos transparentes que hasta puedes descargarte nuestras parrillas salariales de eMule (servicio de descargas P2P). Alguien las habrá colgado allí", comenta irónico su jefe de recursos humanos, Óscar Callado.
Con 4.800 empleados en España, le queda trabajo por hacer (solo un 28% de la plantilla son mujeres), pero aseguran tener plena equidad y transparencia gracias a una política retributiva simple y bien comunicada. "Somos una de las pocas consultoras que no tiene ni comité de empresa ni sindicato. Hay cercanía y comunicación. La gente puede representarse a sí misma", agrega.

Comunicar la compensación total
Pregunte a un empleado de su organización cuánto cobra. Le dirá, con seguridad, su bruto anual. Pero ¿qué hay del coche de empresa, el plan de pensiones, el variable, el seguro de salud, la formación o las dietas? ¿Cuánto vale eso? Muchos se olvidan que esta larga lista de beneficios laborales forma parte de su retribución y suponen un importante coste. Y se olvidan, dicen los analistas, por falta de comunicación. "Menos de un 10% de las principales firmas españolas ofrecen a sus empleados un informe anual de compensación total, donde se explique todo lo que la empresa se está gastando en ellos", apunta Anthony Gennaoui, de Towers Watson. "¿Por qué? Se ve todavía como un gasto administrativo innecesario, falta madurez en el mercado laboral".
Los directores de recursos humanos lo empiezan a considerar. "No valorizamos en euros el paquete de beneficios y tendríamos que hacerlo", dice Óscar Callado, de everis. "Hay gente que toma decisiones de irse o quedarse sin tener claro cuál es su compensación total. Deberíamos comunicarla mejor".
Mercadona copia a Carrefour en el cobro de las bolsas de plástico

Corre, corre... pero no hacia la nevera. Hábitos para mejorar la salud y prolongar la vida ¿El ejercicio, adelgaza?

Corre, corre... pero no hacia la nevera. El ejercicio físico está cada vez más de moda, para satisfacción de los médicos, pero, ¿sirve para adelgazar? - Los expertos discrepan LOLA GALÁN EL PAÍS - Sociedad - 20-06-2010
La imagen atrae como un imán a los automovilistas que circulan de noche por la autopista. Tras la cristalera, la sala del gimnasio reluce como un ascua, con decenas de hombres y mujeres pedaleando en las bicicletas estáticas, corriendo frenéticos sobre el tapiz mecánico, ejercitándose en máquinas variadas.

Luis Serratosa no puede reprimir una mirada cuando regresa a casa en su coche, ya oscurecido. Serratosa, médico de Sanitas, del Real Madrid, y jefe del Servicio de Rehabilitación y Medicina del Deporte de la Clínica Quirón , piensa siempre lo mismo: "Vivimos en una sociedad absurda que nos empuja a una vida sedentaria. Luego hay que recuperar el tono yendo al gimnasio al final de la jornada ¿Tiene eso algún sentido?"
No es que a él le parezcan mal los gimnasios. Al contrario. "Promocionar la actividad física es importante, porque puede mejorar muchísimo la salud", reconoce. "Si un paciente hace ejercicio se le puede disminuir la medicación, incluso a los que han tenido un infarto. Es buenísimo para personas con diabetes, que es una verdadera epidemia de nuestro tiempo; mejora la densidad ósea, y es muy bueno para las mujeres menopáusicas. Yo creo que la sanidad pública debería fomentar el uso del gimnasio como otro servicio más."
El ejercicio es bueno, sí. Aunque no son los diabéticos ni los infartados los que más lo practican, sino los jóvenes en busca de musculatura, y los no tan jóvenes desesperados por adelgazar. Pero, ¿sirve el ejercicio para perder peso? "
A mí me ha servido para no engordar, aunque tampoco soy propensa", dice Maite, que lleva siete años, más o menos desde que se prejubiló, acudiendo a un gimnasio de Madrid. Maite va dos veces por semana a clases de mantenimiento dirigidas por una profesora. Y no piensa dejarlo. "El ejercicio me permite estar más ágil, incluso mentalmente, pero no diría que sirva para adelgazar. Veo que algunas alumnas más gorditas de mi gimnasio, siguen igual después de mucho tiempo".
No está claro, en efecto, que el ejercicio adelgace. Los científicos buscan pruebas concluyentes de la forma en que afecta la actividad física a nuestro metabolismo, pero lo cierto es que los distintos estudios no siempre coinciden en sus resultados.
Un trabajo realizado por el Pennington Biomedical Research Center, de Baton Rouge (Los Ángeles) demostró que para perder peso el ejercicio debe ser constante y suficiente. La investigación se centró en reducir la ingesta de calorías en un grupo de personas un 25%, mientras otro grupo de participantes en el experimento reducían su ingesta de calorías solo un 12,5% pero aumentaban su ejercicio físico un 12,5%. Todos perdieron peso, pero en el grupo de los que se ejercitaron, tuvieron que aumentar su actividad física hasta una hora diaria. Que es bastante más de lo que venían recomendando los especialistas.
Porque una cosa es innegable; el ejercicio ayuda a quemar calorías. Y en el mundo desarrollado, repleto de tentaciones calóricas y con toneladas de alimentos a nuestro alcance, la tendencia es a ingerir más calorías de la cuenta. La estrategia de lucha contra la báscula sería, pues, quemar ese excedente de calorías. Lo malo es que el ejercicio también aumenta el apetito. Lo más habitual es arrasar la nevera después de una hora machacándose en el gimnasio.
"Es cierto. Tenemos genes ahorradores. Cuando se pierde peso se ponen en marcha mecanismos para recuperarlo", explica Iva Marques, profesora de Nutrición en la Facultad de Ciencias de la Salud y del Deporte, en la Universidad de Zaragoza.
Pero no todo está perdido. "Aunque hacer ejercicio aumenta el apetito", aclara Marques, "cuando el ejercicio es moderado y se hace respirando bien, se pierde grasa, mejoran las endorfinas y las señales de saciedad son más eficaces. Por eso se va a ingerir lo que se necesita. Las personas menos activas tienen peores controles de saciedad. Estos controles se ajustan cuando permanecen activos durante meses. Para que esto ocurra, tenemos que incorporar el ejercicio como una rutina más en nuestra vida". La experiencia diaria demuestra, sin embargo, que no es tan fácil librarse del apetito, ni de la grasa superflua. Por mucho que se acuda al gimnasio. Para lograr resultados significativos, los expertos recomiendan controlar también las comidas. Porque, lo que de verdad ayuda a perder peso "es la actividad física unida a una dieta saludable", opina Pilar Riobó, Jefa Asociada de Endocrinología y Nutrición de la Fundación Jiménez Díaz, de Madrid. "El ejercicio es bueno para todo. Ayuda a quemar calorías, reduce la grasa corporal, evita la diabetes, es bueno para el corazón y ayuda a mantener el peso ideal una vez que se ha adelgazado".
Ya. Pero el camino hasta alcanzar ese peso ideal puede resultar un calvario. Especialmente para las mujeres. El organismo femenino, preparado para la procreación, es más celoso a la hora de conservar sus depósitos de grasa. Aunque, un amplio estudio realizado por investigadores de la Universidad de Harvard, y publicado recientemente en el Journal of the American Medical Association (JAMA), da nuevas esperanzas al sexo femenino.
Riobó lo cita entusiasmada. "Es un estudio muy amplio. Se hizo sobre 34.000 mujeres de edad madura, unos 54 años de media, y se las siguió durante 13 años para ver cómo evolucionaba su peso. Y se comprobó que las que consiguieron mantener el que tenían, o engordaron poquísimo, fueron precisamente las que habían hecho de forma continuada ejercicio moderado durante una hora diaria". La palabra continuado se demostró fundamental. Es inútil flagelarse tres horas un día, y no mover un dedo los tres meses siguientes.
Riobó, como todos los especialistas, señalan que una cuestión vital es practicar aquello que nos gusta. "De nada sirve imponerse actividades que te desagradan. Nadar es bueno, pero no hay que ir a la piscina si no te gusta, porque acabas por dejarlo. Todo ejercicio es útil: baile, gimnasia a dos, porque una voluntad más ayuda a mantener nuestra disciplina, y, muy importante, no se deben sobrecargar nunca las articulaciones. Lo ideal es hacer un ejercicio de intensidad moderada una hora al día". Esta actividad no altera la vida cotidiana. "Puede ser caminar deprisa, pero hacerlo a diario. Este tipo de ejercicio es bueno para la salud pero insuficiente para la pérdida de peso".
Especialmente, a partir de una edad. A medida que nos hacemos mayores se observa una tendencia mayor a ganar peso, al menos en las personas propensas. ¿Por qué? "Es que el gasto energético disminuye a medida que envejecemos. Si a los 25 años se consumen 3.000 calorías al día, a los 50 años, no se consumen más que 2.000", dice Riobó. "Además, gastamos menos porque con los años se tiene menos masa magra que es la metabólicamente activa, y aumenta la masa grasa. Aunque los deportistas, por supuesto, no se ajustan a esa regla".
En el caso de las personas maduras hay que valorar la cuestión de la salud, someterse a un examen médico antes de ir al gimnasio, opinan los expertos.
Pero no todos están de acuerdo en que el ejercicio moderado sea la panacea. Un estudio todavía no oficial, publicado recientemente en The New York Times, llevado a cabo por el profesor Barry Braun, profesor asociado de quinesiología [estudio científico del movimiento humano] de la Universidad de Massachussets, en Amherst, demostraría más bien la eficacia de la actividad normal a la hora de mantener la silueta. En él un grupo de voluntarios pasó un día entero sentado. Incluso para ir al baño, se desplazaban en silla de ruedas. El mismo grupo fue invitado a pasar otro día entero con una actividad normal, permaneciendo simplemente de pie. La diferencia de gasto calórico fue considerable entre ambos grupos. Lo que ha llevado a estos científicos a la conclusión de que bastaría con mantenerse de pie algo más tiempo del habitual, y, sobre todo, huir de las largas tardes sentados en el sofá, para mantener un cuerpo aceptable.
Este ejercicio mínimo tiene además una ventaja: no desata el apetito y evita esas terribles revanchas gastronómicas que se conceden los muy aficionados al gimnasio. Al menos en determinadas franjas de edad. Aunque los resultados en el cuerpo de los cobayas de Massachussets tampoco fueron espectaculares.
Iva Marques cree que hay que empezar por ser modesto en los objetivos. "Lo primero es bajar el sedentarismo. Hacer manualmente las actividades cotidianas, caminar, por ejemplo. Luego, aumentar el tiempo que se dedica a esas actividades". ¿Sirve entonces el ejercicio para perder peso? "Sí. Hay actividades de baja intensidad muy eficaces contra la grasa", responde. No es esa exactamente la experiencia de David Ortega, entrenador personal especializado en pérdida de peso. Sus alumnos, -la mayoría mujeres entre los 28 y los 40 años-, quieren resultados rápidos y visibles. "Yo propongo una dieta estricta y un plan de choque, con entrenamiento fuerte, y cuando han perdido grasas, hay que conseguir que mantengan los buenos hábitos alimentarios y el ejercicio. Creo que hay que educar a la gente en esta práctica. Dos o tres sesiones de una hora semanal son suficientes, para mantener el peso conseguido". Ortega, que tiene 30 años, y trabaja en el Arena Alicante, uno de los gimnasios más grandes de España, cree por encima de todo en las virtudes del ejercicio. "Es fundamental. Es lo único que te ayuda a quemar grasas". ¿Y las dietas? "Pueden ser eficaces también, pero el peso que se pierde con ellas se acaba recuperando".
Iva Marques advierte a los que se sienten angustiados por unos kilos de más. "No hay que obsesionarse con perder peso. En la medida en que la obsesión no es buena porque te esclaviza y te quita felicidad. Lo más saludable es ser feliz. El mejor alimento es estar contento. Hay que hacer algo que te guste. Al final si no te gusta es contraproducente porque esclaviza y te hace infeliz y entonces, el ejercicio deja de ser saludable. Aunque perdieras peso te amargarías, con el riesgo de que se puede caer en alteraciones del comportamiento alimenticio".

Los parámetros que alargan (al parecer) la vida
No es un secreto, a estas alturas, que una vida más sana es, salvo accidentes, una vida más larga. Pero, hasta ahora había pocos estudios que midieran sobre una muestra suficientemente amplia de la población el efecto beneficioso del ejercicio físico sumado a una dieta equilibrada, al consumo moderado de alcohol y a la privación del tabaco.

Un nuevo estudio realizado por cinco especialistas de universidades y centros de investigación médica de Noruega, Reino Unido, Australia y Estados Unidos, en el que se ha analizado el valor combinado de estos cuatro parámetros de conducta arroja importantes resultados.
Los investigadores han llegado a la conclusión de que no respetar ninguno de estos principios saludables equivale a una pérdida de 12 años de vida de promedio. Los resultados de este estudio, realizado sobre una muestra de casi 5.000 británicos de ambos sexos, sometidos a un seguimiento médico a lo largo de 20 años, permiten afirmar con seguridad a los especialistas que cuidarse un poco, estar atentos a lo que ingerimos, y combatir el abrumador sedentarismo de la vida moderna, pueden garantizarnos una vida más larga.
El estudio, que acaba de publicarse en Archives of Internal Medicine, se hizo tomando una muestra a un grupo de gente, similar en términos de edades, distribución por sexo y por clase social, que el censo británico de la época en que se inició el estudio, 1985. No todos los mayores de 18 años seleccionados fueron aceptados (o quisieron participar). De este modo, la muestra se redujo a los 4.886 individuos que respondieron a un cuestionario y se dejaron examinar por una enfermera investigadora, a lo largo de esas dos décadas. En el plazo de 20 años, fallecieron 1.080. El trabajo corrió a cargo del departamento de Nutrición de la Universidad de Oslo, del Consejo de Investigación Médica de la Universidad de Glasgow, del George Institute for International Health de la universidad de Sydney (Australia), del departamento de Medicina preventiva de la Universidad del Sur de California y del Centro Epidemiológico de la Universidad de Southampton.
El estudio permitió establecer que la falta de ejercicio físico tiene un mayor impacto en las enfermedades cardiovasculares, mientras los fumadores están más amenazados por el cáncer. Un consumo elevado de alcohol tenía consecuencias prácticamente en todas las enfermedades. Por supuesto, el estudio tiene sus puntos débiles. El ejercicio que se tomó en cuenta era un mínimo de 120 minutos semanales de actividad física (correr, bailar, nadar o practicar un deporte) en el tiempo libre. Se excluyó la actividad diaria en el trabajo o el caminar a casa.
Y respecto a la dieta, los autores del estudio reconocen que solo preguntaron a los entrevistados por el consumo de fruta y hortalizas sin fijarse en otros alimentos saludables, como cereales enteros, pescado o, por el contrario, el abuso de grasas polinsaturadas.
Reconocen que en 20 años, los británicos objeto de este seguimiento han mejorado sus dietas y la intensidad del ejercicio, además de que muchos han dejado de fumar. No ha ocurrido otro tanto con el alcohol. La ingesta por parte de los hombres se ha mantenido, mientras las mujeres consumen más hoy día que en los años ochenta, cuando se inició el seguimiento de esta muestra de ciudadanos.
Por todo ello, los investigadores, señalan, "fumar, consumir grandes cantidades de alcohol, pocas cantidades de frutas y vegetales y tener poca actividad física, se asocian ya sea tomados separadamente o de forma combinada, con un mayor riesgo de muerte prematura". Y aconsejan: "Modestos, pero viables ajustes en la forma de vida pueden tener un impacto importante tanto a escala individual como social. Desarrollar métodos más eficaces para promover dietas y un estilo de vida más saludable en la población debería ser una prioridad en las políticas de salud pública".

Claves para la salud
- Terapia física. Médicos y nutricionistas recomiendan el ejercicio como la mejor terapia para combatir algunas enfermedades. Aseguran que mejora la vida diaria de los infartados y ayuda a mantener a raya a la diabetes, auténtica plaga de nuestro tiempo.
- Más apetito. Quemar calorías es una forma de evitar el aumento de peso, pero el ejercicio aumenta el apetito, dando paso a una espiral difícil de romper.
- Reserva de grasas en las mujeres. El organismo femenino, adaptado a la procreación, se muestra más celoso a la hora de conservar sus reservas de grasa. Eso explicaría la mayor dificultad de las mujeres para perder peso.
- El peso según la edad. Las dificultades de mantener el peso adecuado aumentan con la edad. Cuando envejecemos disminuyen nuestras necesidades calóricas, lo que no significa que disminuya la ingesta de calorías.
- Consumo de calorías. Gastamos menos calorías porque con los años disminuye la masa magra que es la metabólicamente activa. la doctora Pilar Riobó, jefa asociada de Endocrinología y Nutrición del Hospital Jiménez Díaz, de Madrid, hace el siguiente cálculo: "Si a los 25 años se consumen 3.000 calorías diarias, a los 50 años, solo se consumen 2.000".

Regulación financiera y democracia JOSEPH E. STIGLITZ

Regulación financiera y democracia JOSEPH E. STIGLITZ NEGOCIOS - 20-06-2010
Han pasado casi dos años desde el colapso de Lehman Brothers, y más de tres años desde el comienzo de la recesión global generada por las fechorías del sector financiero para que Estados Unidos y Europa finalmente reformaran la regulación financiera.
Quizá deberíamos celebrar las victorias regulatorias tanto en Europa como en Estados Unidos. Después de todo, existe un acuerdo prácticamente universal de que la crisis que enfrenta el mundo hoy -y que probablemente siga enfrentando durante años- es el resultado de los excesos del movimiento de desregulación que se inició durante los Gobiernos de Margaret Thatcher y Ronald Reagan hace 30 años. Los mercados sin trabas no son ni eficientes ni estables.
Sin embargo, la batalla -y hasta la victoria- han dejado un sabor amargo. La gran mayoría de los responsables de los errores -ya sea en la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), en el Tesoro de Estados Unidos, en el Banco de Inglaterra y la Autoridad de Servicios Financieros de Gran Bretaña, en la Comisión Europea y el Banco Central Europeo o en los bancos individuales- no se han hecho cargo de sus fracasos.
Los bancos que causaron estragos en la economía global se han negado a hacer lo que es necesario hacer. Peor aún, han recibido respaldo de la Reserva Federal, de quien uno habría esperado una postura más cautelosa, en vista de la magnitud de sus errores pasados y de lo evidente que resulta que se hace eco de los intereses de los bancos que supuestamente debía regular.
Esto es importante no sólo por una cuestión de historia y responsabilidad: es mucho lo que se deja a criterio de los reguladores. Y eso deja abierto el interrogante: ¿Podemos confiar en ellos? En mi opinión, la respuesta es un no rotundo, razón por la cual necesitamos "definir de un modo inamovible" el marco regulatorio. La estrategia habitual -delegar la responsabilidad en los reguladores para que elaboren los detalles- no será suficiente.
Y eso plantea otro interrogante: ¿En quién podemos confiar? En cuestiones económicas complejas, se había depositado la confianza en los banqueros (después de todo, si ellos ganan tanto dinero, obviamente saben algo) y en los reguladores, quienes a menudo (pero no siempre) provenían de los mercados. Pero los acontecimientos de los últimos años han demostrado que los banqueros pueden ganar dinerales, y al mismo tiempo socavar la economía e imponerle cuantiosas pérdidas a sus propias firmas.
Los banqueros también han demostrado tener una "ética cuestionable". Un tribunal de justicia decidirá si el comportamiento de Goldman Sachs -apostar contra productos que la propia empresa creaba- fue ilegal. Pero la corte de la opinión pública ya ha presentado su veredicto sobre la cuestión mucho más relevante de la ética de ese comportamiento. Que el CEO de Goldman se viera a sí mismo haciendo "el trabajo de Dios" mientras su firma vendía productos cortos que ella misma creaba, o diseminara rumores difamatorios sobre un país donde se desempeñaba como "asesor" sugiere un universo paralelo, con diferentes códigos y valores.
Como siempre, "el diablo está en los detalles", y los lobistas del sector financiero han trabajado arduamente para asegurarse de que los detalles de las nuevas regulaciones beneficien a sus empleadores. En consecuencia, probablemente pase mucho tiempo antes de que podamos evaluar el éxito de cualquier ley que el Congreso estadounidense finalmente promulgue.
Eso sí, los criterios para el juicio son claros: la nueva ley debe poner fin a las prácticas que pusieron en peligro a toda la economía global, y reorientar el sistema financiero hacia sus tareas apropiadas -gestionar el riesgo, asignar capital, ofrecer crédito (especialmente a las pequeñas y medianas empresas) y operar un sistema de pagos eficiente.
Deberíamos brindar por los probables logros: se establecerá alguna suerte de comisión de seguridad de los productos financieros; cada vez más operaciones con derivados pasarán de las sombras del mercado turbio y "hecho a medida" a las Bolsas y las Cámaras compensadoras; y se restringirán algunas de las peores prácticas hipotecarias. Es más, parece probable que se recorten los honorarios escandalosos que se cobran por cada transacción de débito -una especie de impuesto que no tiene otro objetivo público que el de llenar las arcas de los bancos.
Sin embargo, los probables fracasos son igualmente dignos de mencionar: el problema de los bancos demasiado grandes para quebrar hoy es peor de lo que era antes de la crisis. Una mayor autoridad de resolución ayudará, pero sólo un poco: en la última crisis, el Gobierno estadounidense "hizo la vista gorda", no pudo utilizar los poderes que tenía e innecesariamente rescató a accionistas y bonistas -todo porque temía que, de no hacerlo, la situación derivara en un trauma económico-. Mientras haya bancos que son demasiado grandes para quebrar, el Gobierno muy probablemente vuelva a "hacer la vista gorda".
No sorprende que los grandes bancos lograran frenar algunas reformas esenciales; lo que sí fue una sorpresa fue una cláusula en el proyecto de ley del Senado estadounidense que prohibía que las entidades resguardadas por el Gobierno suscribieran derivados riesgosos. Esa suscripción avalada por el Gobierno distorsiona el mercado, otorgándoles a los bancos una ventaja competitiva, no necesariamente porque sean más eficientes, sino porque son "demasiado grandes para quebrar".
La defensa de los grandes bancos por parte de la Fed -que es importante que los prestatarios puedan minimizar sus riesgos- revela hasta qué punto resultó capturada. La legislación no estaba destinada a prohibir los derivados, sino sólo a prohibir garantías gubernamentales implícitas, subsidiadas por los contribuyentes (¿recuerdan el rescate de AIG de 180.000 millones de dólares?), que no son un subproducto natural o inevitable del préstamo.
Existen muchas maneras de frenar los excesos de los grandes bancos. Una versión contundente de la llamada Regla Volcker (destinada a obligar a los bancos respaldados por el Gobierno a retomar su misión fundamental de prestar dinero) podría funcionar. Pero el Gobierno estadounidense sería negligente si dejara las cosas tal como están.
La cláusula del proyecto de ley del Senado sobre derivados es una buena prueba de fuego: la administración Obama y la Reserva Federal, al oponerse a estas restricciones, claramente se posicionaron del lado de los grandes bancos. Si en la versión final del proyecto de ley logran sobrevivir restricciones efectivas en el sector de los derivados de los bancos resguardados por el gobierno (ya sea resguardados realmente o de manera efectiva porque son demasiado grandes para quebrar), el interés general podría prevalecer sobre los intereses especiales, y las fuerzas democráticas sobre los lobistas adinerados.
Pero si, como predicen muchos analistas, se eliminan esas restricciones, será un día triste para la democracia -y un día más triste aún para las perspectivas de una reforma financiera significativa-. www.project-syndicate.org.

"Me esperaban como a un redentor. Pero yo solo no puedo cambiar Egipto". Mohamed El Baradei

MOHAMED EL BARADEI Ex director de la Agencia de Energía Atómica, Premio Nobel de la Paz. "Me esperaban como a un redentor. Pero yo solo no puedo cambiar Egipto". Mohamed El Baradei, ex director de la OIEA y premio Nobel de la Paz, regresa a su país para intentar una revolución democrática. ÁNGELES ESPINOSA DOMINGO - 13-06-2010
Su regreso a Egipto al cabo de tres décadas de exitosa trayectoria profesional en el servicio exterior, primero, y en la ONU, después, ha agitado la narcotizada escena política local. A punto de cumplir los 68 años y con el Nobel de la Paz bajo el brazo, Mohamed el Baradei, el ex director del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), representa una alternativa creíble a la ominosa dicotomía entre el autoritarismo de Mubarak y el fundamentalismo religioso. "Yo solo no puedo cambiar Egipto", advierte este diplomático de carrera y abogado de formación durante una entrevista de casi dos horas con EL PAÍS en su casa de las afueras de El Cairo.
"No había planeado meterme en política, pero cuando estaba terminando mi mandato en la Agencia de Energía Atómica empecé a recibir llamadas para que viniera y echara una mano, y pensé que, si podía, debía ayudar a encaminar Egipto hacia la democracia. Porque estoy convencido de que ese debe ser el objetivo", asegura.
Solo el rumor de que iba a ponerse al frente de un movimiento por la democracia hizo que cientos de personas desafiaran las advertencias de las autoridades y acudieran al aeropuerto a recibirle a finales de febrero. También la mayoría de los representantes de una tan dispersa como variopinta oposición quisieron sumarse a lo que se bautizó como Asociación Nacional por el Cambio. Desde entonces, ese frente ha tenido sus más y sus menos.
"Todo el mundo tenía expectativas descomunales... esperaban que fuera un redentor... resulta poco realista", declara El Baradei. "Intento rebajar estas expectativas y explicar que para que la situación cambie, todo el mundo tiene que movilizarse".
"En algún artículo me han llamado político híbrido", bromea. "Es cierto, no soy un político profesional a tiempo completo. Mi objetivo es ayudar a difundir ideas, hablar con la gente. El Premio Nobel no es una condecoración, es una responsabilidad. ¿Qué puedo hacer en Egipto?". Suena sincero cuando asegura que no busca la presidencia. Pero tal vez sea esa falta de ambiciones políticas convencionales lo que convierte sus propósitos en un reto formidable para un régimen anquilosado por tres décadas de control absoluto de todos los resortes del poder.
"Una vez que haya un sistema democrático, no importa tanto quién sea el presidente. Lo importante es cambiar el modelo de gobierno unipersonal por uno basado en las instituciones", defiende. Parece obvio, pero en Egipto roza lo subversivo. "Sé que están nerviosos porque es la primera vez que se les dice a la cara que ya no engañan a nadie. Y no les gusta porque saben que tengo credibilidad, reconocimiento y siempre tengo alrededor medios internacionales que dejan constancia de lo que hago. No pueden decir que viene de alguien que no conoce la realidad. Mi vida se ha complicado cuando podría estar viviendo tranquilamente", resume.
"Nunca he dicho a los egipcios que vaya a ser su líder, pero si es eso lo que quieren, tienen que estar dispuestos a dar la cara", explica El Baradei. Propone que firmen una petición para exigir unas elecciones libres y justas, y los cambios constitucionales necesarios para que cualquiera que esté cualificado pueda concurrir a las presidenciales, sin las actuales cortapisas a los independientes. Es algo que respalda todo el espectro político, a excepción del partido gobernante.
"Apenas hemos conseguido 70.000 firmas porque la gente tiene miedo de expresar sus puntos de vista", admite. Y eso a pesar del esfuerzo de un ejército de 12.000 jóvenes voluntarios que se han desplegado por las zonas rurales para llevar el mensaje más allá de las audiencias urbanas de Facebook y Twitter, donde su éxito ha sido arrollador. Pero Egipto supera ya los 80 millones de habitantes y, como el propio diplomático recuerda, un 30% de ellos son analfabetos y un 42% vive con menos de dos dólares al día. El director de un periódico oficialista ha fijado en un millón de firmantes el umbral para tener en consideración su campaña.
El Baradei no se obsesiona con la cifra. "Me gustaría ver cinco, diez millones... Se trata de presionar al Gobierno. Si logramos que millones de personas se declaren a favor del cambio, va a ser más difícil para el régimen ignorarlo, tanto dentro como fuera del país. Y no se me ocurre otra forma de lograrlo". Debido a la Ley de Emergencia, no puede tener una sede, dirigir un movimiento civil, recabar fondos ni organizar mítines. "Incluso está prohibido que más de cinco personas se reúnan en la calle", apunta. Hay gente que habla de protestas y manifestaciones, pero él insiste en "hacer entender al régimen que no intentamos acabar con la posibilidad de un cambio pacífico porque sería desastroso para el futuro del país".
Ahora, los Hermanos Musulmanes le han ofrecido su ayuda para lograr el respaldo popular que necesita. Puede ser el elemento que incline finalmente la balanza, ya que ese partido islamista, que el régimen tolera a pesar de su ilegalización en 1954, constituye la principal fuerza de oposición en el Parlamento y en la calle. El Baradei se muestra pragmático al respecto.
"Constituyen el 20% del Parlamento, frente al 1% que logran los partidos legales, y además tienen credibilidad porque se han preocupado de dar atención médica y social a los más desfavorecidos", constata, sabedor de las críticas que la reunión que ha mantenido con ellos ha despertado entre la izquierda y los sectores laicos. "Por supuesto que tenemos distintos puntos de vista en cuestiones sociales y políticas. Por ejemplo, a mí me gustaría ver a un copto o a una mujer como presidente de Egipto. Ellos discrepan, pero no estamos compitiendo en unas elecciones ni siquiera discutiendo el contenido de la Constitución, sino coordinándonos para pedir un cambio hacia la democracia. También he hablado con los cristianos, con los socialistas, etcétera".
Se trata, explica, de establecer unos valores básicos comunes, una especie de contrato social. "Los Hermanos Musulmanes no preconizan la violencia, no son ETA. Han dicho públicamente que están a favor de un Estado civil. Hay que concretar eso en la Constitución. Esas son las líneas rojas y tenemos que darles una oportunidad de participar", defiende. Considera que se les ha asociado injustamente con Al Qaeda. "Deben poder opinar incluso si estamos en completo desacuerdo con ellos. Si tienen tanto respaldo es precisamente porque se ha cerrado el espacio político al resto", concluye.
La cuestión de los Hermanos Musulmanes da pie a El Baradei para mostrarse muy crítico con Occidente. "Su política hacia el mundo árabe ha sido un completo fracaso. Si se quiere cambiar la tendencia, hay que dar el poder a la gente. La estabilidad se consigue con gobiernos elegidos, el extremismo es fruto del apoyo a gobiernos dictatoriales. Tal vez se consigue petróleo a buen precio, pero no dura. Oriente Próximo es una bomba de relojería", advierte.
Se deja llevar por su afición a los temas globales: Irak, Irán, Hamás... Se nota que son cuestiones que le preocupan. "Todos estos asuntos están interconectados. No puedes hablar de armas nucleares sin hablar de inseguridad, de pobreza, de los problemas endémicos", defiende.
Aprovecho que tiene una llamada telefónica para preguntarle cómo ha reaccionado el establishment a su irrupción política. "Hacen como que no les importa, pero han detenido a gente que está a mi alrededor, a varios de los jóvenes que recogen firmas, a personas que me han respaldado. Incluso en Kuwait, han expulsado a 17 jóvenes profesionales que me expresaron su apoyo. Tienen miedo al cambio, y también hay una gran expectación en el resto del mundo árabe porque saben que si Egipto avanza en la dirección correcta, tendrá un efecto incluso en el África subsahariana".
También han presionado a los propietarios de cadenas de televisión privadas para que no den cobertura a sus actividades. Además está la campaña de desprestigio.
"Me han vilipendiado profesional y personalmente. Han dicho que trabajaba para Irán y para Estados Unidos, que era antiislámico y pro Hermanos Musulmanes, que tengo múltiples nacionalidades, cualquier idiotez, pero no han entrado a debatir la esencia de mi discurso. ¿Cómo pueden defender que entre seis y siete millones de egipcios que viven en el extranjero no tengan derecho al voto, que no haya supervisión judicial de las elecciones, ni una comisión electoral independiente, ni supervisión internacional? No hay ninguna lógica detrás".
Reconoce que las élites se benefician del statu quo. "A no ser que creemos un ambiente en el que la mayoría de la gente pierda el miedo y pueda expresar sus opiniones... Solo entonces podremos, como España tras Franco, lograr la democracia de forma pacífica", asegura, demostrando que las referencias a Zapatero, Moratinos, Lorca o Almodóvar, con las que ha ido salpicando la conversación, son algo más que una cortesía hacia su interlocutora. Es consciente de que ese proceso va a llevar tiempo.
"Nadie sabe lo que va a pasar en Egipto dentro de un año. Todo el mundo dice que es el fin del régimen, pero puede ocurrir en seis meses, en un año o en tres. Nadie puede predecirlo", afirma sobre el relevo de Hosni Mubarak, que acaba de cumplir 82 años. Este aún no ha aclarado si va a presentarse para un sexto mandato en las próximas presidenciales o si, como muchos egipcios sospechan, pretende colocar a su hijo Gamal.
"Lo que yo puedo hacer es trabajar, dentro y fuera del país, para convencer a los egipcios y a todo el mundo de que tenemos que cambiar de forma pacífica y de que el cambio es bueno para todos, ricos y pobres, derechas, izquierdas y centro", señala. Es otra de las críticas que se le hacen: que pasa mucho tiempo fuera de Egipto.
"Entiendo que hay distintos puntos de vista, pero desde el primer día comprendí que no podía seguir operando como lo ha hecho la oposición en los últimos cuarenta años. Las manifestaciones de medio centenar de personas, las condenas y los comunicados no han llevado a ninguna parte. Hay que movilizar a la gente, educarla, hacer las cosas de forma racional, no emocional", explica.
"Además, te das cuenta de que mucha gente tiene su propia agenda, que tras décadas en la oposición han hecho una forma de vida de ello. No quiero ser cómplice del régimen. Por ello me he negado a unirme a un partido y darle al sistema lo único que no tiene, legitimidad", afirma, sabedor de lo fácil que sería caer en la trampa. "Les encantaría que concurriera a las elecciones, lo han dicho. Participaría, obtendría un 30% de los votos, me darían la mano y me dirían 'gracias, le esperamos la próxima vez'. Pero ese no es mi objetivo. Lo que quiero es que Egipto avance hacia la democracia y poder seguir haciendo lo que estaba haciendo y que la gente siga adelante", añade.
"Es cierto que tengo compromisos internacionales porque no contaba con esto. Tengo que entregar el borrador de un libro en septiembre, antes de ir a Santiago de Compostela a recoger un premio; participo en varios comités sobre asuntos de seguridad y relaciones internacionales... No soy un político a tiempo completo y, aunque lo fuera, no hay mucho más que pueda hacer por ahora. Cuando tengamos más firmas y la gente empiece a superar el miedo... Trato de hacer entender que el cambio no es cuestión de una persona", reitera una vez más.
"Los egipcios han empezado a perder el miedo porque han visto que he sido capaz de hablar claro en televisión y de ver la relación entre la situación política y la falta de desarrollo económico y social. Se han dado cuenta de que hay más opciones que el autoritarismo o Bin Laden. Lo difícil ahora es lograr que, tras decir 'le apoyo, hagámonos una foto juntos', den un paso al frente y firmen la petición, entonces podré presentarme ante el Gobierno y decir que hablo por la mayoría de los egipcios. Ahora mismo no puedo hacer eso", concluye El Baradei.
Si logra ese respaldo, ¿será candidato a la presidencia? "Solo si se cumplen las siete condiciones de la petición y si la gente me quiere. No estoy especialmente interesado en dirigir el país, pero si la gente me lo pide, no les dejaré en la estacada".

Los siete puntos de la petición
» 1. Acabar con la ley de emergencia.
» 2. Permitir que el poder judicial supervise todo el proceso electoral.
» 3. Autorizar la presencia en los comicios de observadores de la sociedad civil, locales e internacionales.
» 4. Dar igual acceso a los medios de comunicación a todos los candidatos, en especial en las elecciones presidenciales.
» 5. Permitir que los emigrantes egipcios puedan ejercer su derecho al voto en embajadas y consulados.
» 6. Garantizar el derecho a ser candidato en las elecciones presidenciales sin limitaciones arbitrarias, de acuerdo con las obligaciones que Egipto ha contraído como firmante de la Convención Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y limitar la duración de la presidencia a dos mandatos consecutivos.
» 7. Exigir el carné de identidad para votar.
Para lograr algunos de los puntos anteriores hay que enmendar los artículos 76, 77 y 78 de la Constitución lo antes posible.

"Irán no necesita la bomba"
La conversación deriva inevitablemente hacia la cuestión nuclear iraní en varias ocasiones. El Baradei se muestra convencido de que "las sanciones no van a resolver nada. Al contrario, van a reforzar a los duros dentro del sistema y la idea de que Occidente no quiere tratar a Irán de igual a igual", asegura. Tampoco considera alternativa un ataque militar. "Un bombardeo equivaldría a dar carta blanca a Irán para que desarrolle armas nucleares en dos o tres años, y con el apoyo de todos los iraníes". Para el ex director del OIEA, la única vía es el diálogo.
"Por eso he respaldado el intercambio de combustible. Sé que tanto Ahmadineyad como Obama, con los que hablé personalmente, estaban encantados porque servía de precursor para el diálogo. Pero la competencia política dentro del sistema iraní hizo descarrilar la propuesta", explica. Y es que, a pesar de las señales contradictorias, opina que los iraníes quieren la normalización con EE UU y es la rivalidad de sus dirigentes por ver quién logra esa medalla la que frena el avance. En consecuencia, le ha decepcionado la reacción de Occidente a la reciente mediación de Brasil y Turquía. "Es como si no quisiera dar un sí por respuesta. No se puede pedir a los iraníes que se desnuden antes de empezar las negociaciones".
Del recelo de los árabes hace responsable a la Administración Bush. "Asustó a todos los vecinos con la amenaza de que Irán va a dominar la región, pero Irán no necesita la bomba para tener influencia en la región porque ya la tiene", constata. Para él, esa preocupación "es un síntoma de la confusión que existe en el mundo árabe sobre lo que es la seguridad nacional".

ENTREVISTA con Beatriz Preciado. "La sexualidad es como las lenguas. Todos podemos aprender varias" LUZ SÁNCHEZ-MELLADO EL PAIS

ENTREVISTA con Beatriz Preciado. "La sexualidad es como las lenguas. Todos podemos aprender varias" LUZ SÁNCHEZ-MELLADO EL PAIS SEMANAL - 13-06-2010

Se mueve por el Centro Pompidou de París como Pedro por su casa. El escenario le va al pelo. Alta, andrógina, alternativa. Experimental. Preciado no tiene reparo, como el edificio del museo, en exhibir sus interioridades para explicarse a sí misma y al mundo. Autora de Manifiesto contrasexual (editorial Opera Prima) -una especie de biblia del movimiento transgénero o queer- y de Testo yonqui (Espasa) -donde explica los efectos que provoca la autoadministración de testosterona en su vida sexual-, esta burgalesa de 39 años vive como piensa y piensa cómo vive. En constante revolución contra las normas que determinan políticamente el sexo, el género, los modos de buscar y obtener placer. Filósofa, activista alternativa y profesora de la Universidad París VIII, acaba de quedar finalista del Premio Anagrama de Ensayo con Pornotopía, un ensayo sobre el imperio Play Boy.

Cuando tenía nueve años, alguien telefoneó a su madre y dijo: "Su hija es marimacho". ¿Sufrió de niña?
Iba a un colegio de monjas, pero nunca tuve problema por ser distinta. Cuando me decían qué quería ser de mayor, respondía: hombre. Me veía como hombre porque ellos tenían acceso a las cosas que quería hacer: astronauta o médico. Nunca lo viví como vergonzoso ni traumático, era algo a lo que creía tener derecho. De cría, hasta tenía una hucha para hacerme un cambio de sexo.

¿Qué referentes tenía en esa época: Burgos, primeros ochenta?
Ninguno. Yo me movía en un mundo en el que el referente era la parroquia, imagínate.

Entonces, ¿se guió por instinto?
De niña, sí. El instituto fue fundamental. Simona, una maestra con un hijo autista, reclutó a niños con problemas y creó una clase. El grupo G. Autistas, superdotados, raros. Ocho marcianos feos y atroces. Terribles, pero mimados. Adoraba a mis profesores, eran muy abiertos para como era yo.

De aquella llamada a hoy, ¿cómo llevan sus padres su activismo sexual?
Fue traumático y lo sigue siendo. Mi padre era un empresario respetable. Mi madre, costurera de novias. Soy hija única. Imagino que esperaban otra cosa de mí. Son religiosos y de derechas como se es de derechas en Burgos, de forma irreflexiva, porque toca. En ese contexto fui rebelde, pero no porque me lo propusiera, sino porque cada cosa que hacía escandalizaba. Yo era un ovni, sí, pero no lo viví como algo que ocultar.

¿De dónde sale su rebeldía, si no sufre por ser como es?
Lo más duro para mí es ver cómo la gente se deja reprimir.

Entonces ¿es una rebeldía solidaria?
Siempre ha tenido algo político. Daba charlas a los niños para decirles: hagamos esto, organicémonos. Yo no me dejé reprimir, pero sí han sido dolorosas las rupturas con mis amigos o mi familia cuando no aceptan lo que para mí es natural. Con mis padres ha sido una larga pedagogía. Mi carácter no es el más tolerante. Ahora pienso: os tolero en vuestra manera de ser, qué voy a hacer. Pero entonces fue muy intenso. Con 16 años fui con el grupo G a Filadelfia y volví con la idea de hacer filosofía política.

¿Qué le atrae a una adolescente de la investigación filosófica?
Yo era muy de ciencias, quería hacer biología genética. Pero en bachillerato me di cuenta de que las cuestiones a las que quería responder no iba a resolverlas con la biología, y que ese otro lugar era la filosofía.

Usa conceptos como 'biohombre', 'biomujer', 'biopolítica'; la biología está en su obra.
Sí, me interesa la vida, pero en su dimensión somática, carnal, corporal.

También habla de arquitectura, de la ciudad como organismo.
Quizá el origen de todo sea el cuerpo, pero no como organismo natural, sino como artificio, como arquitectura, como construcción social y política. Eso que siempre imaginamos como biológico -la división entre hombre y mujer, masculino y femenino- y que es una construcción social. Me interesa la dimensión técnica de eso que parece natural.

Hablamos de género en Occidente en 2010. Pero pensemos en un niño que nace en Malí, ¿su sexo y su género también es artificio biopolítico?
Claro, fíjate en las distinciones que estableces. Para indicar naturaleza, piensas en África, como si aquí estuviera la tecnología y el artificio, y en África, la naturaleza. Estas distinciones funcionan para lo masculino y lo femenino. Lo masculino como técnica, construcción, cultura. Lo femenino como naturaleza, reproducción. Lo que es construido es esa distinción naturaleza/cultura que no existe, que es ficticia.

¿Los cromosomas XX y XY no significan nada?
Son un modelo teórico que aparece en el siglo XX para intentar entender una estructura biológica, punto.

Sostiene que la sexualidad es plástica. Que no es una constante en la vida, ni siquiera en el día. ¿Esa es la esencia de su teoría?
En parte sí, en el sentido de que la sexualidad, que es de forma más amplia la subjetividad, y en la que entra la identidad y la orientación sexual, los modos de desear, los modos de obtener placer, son plásticos. Y precisamente por eso están sometidos a regulación política. Si fueran naturales y determinados de una vez por todas, no la habría.

Por regulación se refiere a que se determine que se es hombre o mujer en el DNI, y a ello correspondan X derechos, X deberes, X roles.
Exacto. Hay un enorme trabajo social para modular, controlar, fijar esa plasticidad. Y no sólo política, también psicológicamente. Cada individuo es una instancia de vigilancia suprema sobre su propia plasticidad sexual. Cuando preguntabas de dónde viene mi rebelión, es de ahí. Cómo es posible que no estemos en revuelta constante, que esto no sea la revolución.

¿Por qué tendría yo, mujer, heterosexual, casada, madre de dos hijas y moderadamente conforme con su vida, que rebelarme?
Deberías estar en rebelión porque hay un cierre, una clausura de tu identidad que impide cualquier otra posibilidad. Desde el momento en que dices: yo, biomujer, casada, madre...

Ya me estoy perdiendo cosas.
Efectivamente. Declararse heterosexual también supone un conjunto de arreglos posibles, pero suponen una coreografía tan estrecha que lo que me parece terrible es que se acepte como inamovible. No creo en la identidad sexual, me parece una ficción. Un fantasma en el que uno se puede instalar y vivir confortablemente.

Y feliz.
Por supuesto. Pero es que ese es precisamente el éxito de la biopolítica.

Que nos comemos el 'soma' y encima contentos.
Totalmente. Cuando hablamos de biopolítica, estamos hablando del control externo e interno de las estructuras de la subjetividad y la producción de placer. Me defino como transgénero, pero he salido con biohombres, con biomujeres, con trans Y te puedo decir que cuando eres biomujer, asignada socialmente como mujer, y sales con un biohombre, asignado como hombre, experimentas una reorganización de tu campo social. De repente, tu familia está contenta. Es un sistema de comunicación complejo, en el que emites signos que son descodificados: estoy de acuerdo con el sistema de producción, y voy a reproducir la nación tal como la conoces.

Aunque seas infiel, o seas un gay en el armario.
Claro, la máquina de control eres tú, y lo interesante es la forma de desactivarla. Por eso me interesa escribir, dar clases, el activismo. Hay posibilidad de rebelión en cualquier parte.

¿Ese activismo es una postura intelectual, o le sale de las tripas?
Pero ¿qué son mis tripas? Volvemos a la misma diferencia. Yo nací con una deformación de mandíbula. Durante años no tuve fotografías personales, sólo médicas. En casa no hacíamos fotos porque yo era deforme. Desde los siete años tengo ritualmente encuentros con el sistema médico. A los 18 me hacen una operación funcional, pero también estética. Era necesaria, pero tampoco tuve opción de decir no al aparato médico. Tenía una cara atroz, de caballo, y en cuanto salí, todos me dijeron que estaba fantástica. Viví esa operación como un cambio de sexo en el sentido de que era un cambio de identidad.

¿Porque la devolvió al redil de la 'normalidad'?
Sí, fue un modo de normalizar mi cara. A partir de ahí empiezo a distanciarme de todo eso de qué eres tú naturalmente, o qué son tus tripas, o que la cara es el espejo del alma. Mi cara no es el espejo del alma, es el espejo de la medicina plástica de la España de los ochenta.

Parece que su rebeldía sí tiene algunas semillas.
Algo hay. Cuando salí de la operación, me gasté el dinero ahorrado para cambiar de sexo en viajar. Me di cuenta de que mi imagen y la que los otros veían no coincidían ni coincidirían nunca. Es como la anorexia. Yo aún le pregunto a mi novia si me ha crecido hoy la mandíbula. Por eso veo el cuerpo como arquitectura, como relación con las instituciones médicas, jurídicas y políticas.

Leyendo su obra, su vida parece una batalla constante contra la norma. ¿Por qué no se relaja?
Yo me veo relajadísima, mucho más que los otros. Lo que observo en la gente es una tensión aunque sea inconsciente por adecuarse a lo que se supone que es femenino, masculino, a la heterosexualidad o la homosexualidad. Yo también he experimentado la presión homosexual al decir que no soy un tío ni una tía. En la homosexualidad hay restricciones, reglas precisas. La tensión está ahí, la revolución es otra cosa.

¿Su estado natural?
No [ríe], ya me gustaría. Hay veces que no puedo evitar decir: cero solidaridad con el género humano y su cultura de la guerra.

¿Por qué esa desesperanza?
Hay una teórica queer americana, Sedwick, que decía que la revolución es un modo de salir de la depresión política. Es como si viviéramos en estado de patología, veo una gran depresión colectiva cuyos signos son el consumo aberrante, la producción de desigualdades, lanormalización excesiva, la sobrevigilancia, la cultura de la guerra.

¿Lo que llama 'régimen farmacopornográfico' es un nuevo fascismo basado en el sexo?
No, el fascismo no es depresivo, sino histriónico, mientras que el momento farmacopornográfico es de sobreadicción, sobreconsumo, destrucción. Como si nos hubiéramos dado colectivamente las condiciones de nuestra propia destrucción y estuviéramos de acuerdo. Y digo esto consciente de que puedo parecer un padre jesuita.

¿Pero esta no es una cultura hedonista?
No. El hecho de que lo que mueve la cultura sea el placer no quiere decir que el fin sea hedonista. El objetivo es la producción, el consumo y, en último término, la destrucción. El reto de lo que debería ser una izquierda para el siglo XXI es tomar conciencia de ese estado de depresión colectivo, a diferencia de la derecha, que vive en la euforia del consumo, de la producción de desigualdades, de la destrucción. La izquierda tiene que decir: mierda, la estamos cagando, y eso tiene que llevar a un despertar revolucionario. Y creo que eso puede venir de esos que hemos apartado a los márgenes de lo político: los gays, las lesbianas, los yonquis, las putas. Ahí hay modos de producción estratégicos para la cultura y la economía, y ahí se están produciendo soluciones.

¿Y qué aportan esos 'detritus del sistema', como usted los llama?
Inventan nuevas formas de relación personal y política que se salen de una coordenada que engancha con las políticas coloniales del siglo XV y que tienen que ver con la familia, la nación, la raza. Esa línea se ha agotado, hay que abrirse a lo no familiar, no nacional, no racial, no generizado.

¿Es consciente de la difícil comprensión y 'venta' de ese modelo?
No aspiro a venderlo. Y no es tan difícil. En mis charlas siento que lo del estado depresivo conecta. Pese a la enorme complejidad del mundo contemporáneo, veo una terrible reducción a lo de siempre.

Es gracioso el pasaje de 'Testo yonqui' cuando vuelve a Burgos y ve a sus ex novietas del cole paseando por el Espolón con sus niños y sus mechas perfectas.
Las respeto y las adoro. Sobre todo porque sé que detrás de las mechas y los niños siguen resistiendo, están vivas.

Se define como una terrorista, una guerrillera.
Así me ven los otros. Yo hacía mis cosas, todos decían: que paren esa revolución, y yo no comprendía que la revolución era yo. Disfruto de la inteligencia colectiva. Mi primera Gay Parade en Nueva York fue el mayor subidón de éxtasis vital de mi vida. Éramos 3.000 bolleras por la calle, ese espacio que nos tenían prohibido. Fue darme cuenta de que otro mundo es posible, de que la realidad puede cambiar, eso me fascina.

Los transexuales claman por entrar en los protocolos de reasignación de sexo. Sin embargo, usted deplora que estén regulados por el Estado.
Hay una multiplicidad de maneras de ser transexual. He estado en asociaciones de lesbianas radicales y, en tres años, la mitad habían cambiado de sexo. Desconfío de los dogmas acerca de la identidad sexual, porque he visto todo y su contrario. Los protocolos son un modo de normalizar la plasticidad sexual. España es una especie de gallifante de Turquía y Suecia. Hay una base biopolítica cuyos emblemas son el género, la heterosexualidad, la familia, la raza y la nación. Pero también un régimen farmacopornográfico en el que el sexo es objeto de consumo y producción. La colisión de esos dos regímenes lleva a una situación delirante, en la que puedes acceder a operaciones de cambio de sexo, pero sólo con las condiciones exigidas para normalizarte.

En 'Testo yonqui', usted es el objeto de su investigación. ¿No le da pudor esa exposición?
No, y eso que me eduqué con monjas y estudie filosofía en Comillas con los jesuitas. Los adoré, estaban metidos hasta el fondo en el marxismo y la teoría de la liberación. Son fantásticos. Sigo teniendo relación con Juan Masiá, un filósofo al que excomulgaron por decir que el condón es de sentido común. Nos intercambiamos obras.

¿En serio? ¿Y qué comenta un jesuita de sus prácticas sexuales en 'Testo yonqui'?
Nada [ríe]. Pero no hace falta, sé que me aprecia y nos queremos mucho.

Me refería a si no le da pudor exponer su sexualidad.
Al contrario: mi sexualidad ha sido siempre invisible. Lo que era visible es el estereotipo que la gente tiene sobre la sexualidad lesbiana o trans. Entonces no lo veo como una forma de exposición impudorosa, sino como un modo de producción de visibilidad. Hay un elemento de propaganda. Una amiga, Itziar Ziga, ha escrito un libro, Devenir perra, en el que dice: nosotros follamos más y mejor. Follamos fuera de vuestras restricciones normativas y eso es un placer que nunca conoceréis. Y si os tienta saberlo, wellcome to the revolution.

¿Ese sería el orgullo 'queer': follamos más y follamos mejor?
Sí, y quizá vivimos en otro mundo. En otro mundo que existe y que esta aquí, justo al lado.

Usted es una celebridad en los círculos 'queer', da clases en la Universidad París VIII, pero es desconocida en España. ¿Se ve de profesora en la Complutense?
En España hay instituciones casi feudales. Y dentro de ellas, en un caos extraordinario, suceden cosas paradójicas. En cualquier universidad hay elementos revolucionarios, puntos de resistencia. La revolución no está en otro lado, está aquí, y en la Complutense también.

A ver si la nombran hija predilecta de Burgos.
[Risas]. Ahora, con lo del premio, mi madre dice: qué bien, hija, sales en el periódico, pero tienen la mala idea de sacarte con bigote. No sabe que mi gran orgullo mediático es la portada de la revista transgénero americana.

Desde fuera, lo suyo puede parecer un espectáculo provocativo.
Sí, siempre existe ese riesgo de apariencia estrambótica y consumo morboso, pero hay vida más allá del mundo normalizado.

Para escribir 'Testo yonqui' se administró testosterona en gel casi un año. ¿Sigue 'poniéndose', ya que en el libro se declara 'adicta'?
Ocasionalmente. Respecto a otras adicciones que conozco, la de la testosterona es llevable. Lo veo como una posibilidad y no una necesidad. Para mí, el cambio del sexo no es el paso del muro de Berlín; algo de esa frontera política tiene, pero yo lo veo como un espacio de prácticas del cuerpo.

¿Qué obtiene de la testosterona? Algo le sacará.
Es una droga sexual. Si fuera de venta libre, sería el Viagra para biomujeres. Te pone a mil. Pero empecé a tomarla por un elemento de experimentación, de transgresión, casi una orgía hormonal.

Qué le sugiere a usted, que se declara más allá de lo masculino y femenino, la expresión 'violencia de género'.
Creo que cuando se dice violencia machista no se incide tanto en las prácticas de discriminación como en la masculinidad. Como si la masculinidad fuera una violencia en sí misma y que se ejerce contra las mujeres. Se pasa por alto toda una serie de prácticas violentas transversales. Hay violencia dentro de la homosexualidad, de la transexualidad. Creo que el género mismo es la violencia, que las normas de masculinidad y feminidad, tal y como las conocemos, producen violencia. Si cambiáramos los modos de educación en la infancia, quizá modificaríamos lo que llamamos violencia de género. Siempre pensamos que las niñas pueden defenderse y no agredir. Seamos honestos: en una cultura de la guerra, no equipar técnica y prácticamente a un conjunto de la sociedad para ser capaz de acceder a técnicas de agresión cuando sea necesario es discriminatorio.
¿Propone enseñar a las niñas no defensa personal, sino ataque personal?
Exacto.

Menudo titular me acaba de dar.
Busco alternativas radicales a la cultura de la guerra, y una es el acceso igualitario a las técnicas de la violencia. Toni Negri decía: hay que darle armas al pueblo, puesto que el Estado está armado. Yo diría: hay que darles armas a las mujeres, puesto que los hombres están armados.

Le van a llover protestas.
Esto es una guerra fría: tú tienes armas, yo también.

En 'Testo yonqui' propone a las mujeres tomar testosterona. ¿Cree que así romperíamos el techo de cristal?
Eso es una fantasía de política ficción. La filosofía hace eso, produce ficciones que nos ayudan a modificar el modo en que vemos lo real. Pero nada impide que todas las mujeres tomen testosterona y mañana sean hombres. La posibilidad es tan simple que tiene que haber medidas de restricción para evitarlo. Mi proyecto político es más serio y lúdico a la vez. Imagínate qué mundo lleno de tíos peludos. La estructura de dominación está tan anclada que claro que hay techo de cristal. Pero también represión del lado masculino. Ellos tampoco están bien.

¿La famosa crisis del hombre moderno?
Si algo está en crisis es la masculinidad. Desde el feminismo ha habido un trabajo crítico, pero del lado de los tíos, nada. Por eso me asombra que ellos no se rebelen y digan: quiero enseñar mis piernas estupendas sin celulitis.

Los hombres se depilan hoy más que las mujeres.
Uno de los cambios del régimen farmacopornografico es que el cuerpo masculino pasa a ser objeto de producción del mercado. Lo de la nueva masculinidad o la metrosexualidad no es más que eso. Ahí hay posibilidad de rebelión para los biotíos.

¿Es feliz?
Me considero afortunada/o. Cambio de género al hablar y escribir.

Y en varios idiomas ¿no se lía?
De hecho, la sexualidad es muy comparable a las lenguas. Aprender otra sexualidad es como aprender otra lengua. Y todo el mundo puede hablar las que quiera. Sólo hay que aprenderlas, igual que la sexualidad. Cualquiera puede aprender las prácticas de la heterosexualidad, de la homosexualidad, del masoquismo...

Hay negados para los idiomas.
Incluso ellos pueden chapurrear lesbiano o gay.

Hay una lengua madre, ¿también una sexualidad madre?
Hay una sexualidad que constituye tu suelo de adoctrinamiento. Aquella que has aprendido a reconocer como natural. Pero en cuanto aprendes una segunda lengua sabes que hay más, que incluso puedes abandonar la primera lengua que hablaste sin mayor problema. Yo he estado años sin hablar español y lo hago bien, ¿no?.

'Farmacopornografía' Beatriz Preciado

(Burgos, 1970) cree que el sexo mueve el mundo. Nada muy original, si no fuera porque ha elaborado toda una teoría filosófica según la cual la búsqueda del placer es hoy, superado el capitalismo industrial, el objeto básico de producción y el valor de cambio en el mercado. Lo llama 'régimen farmacopornográfico'.
Discípula de los filósofos Michel Foucault y Jacques Derrida, se declara tránsgenero. Una denominación que supera las distinciones entre hombre y mujer; homosexual y heterosexual; intersexual y transexual. Todas las clasificaciones le quedan "estrechas". Prefiere el calificativo queer (maricón, bollera), un insulto que algunas minorías sexuales adoptan como suyo para reafirmar su diferencia. Profesora de Técnicas del Cuerpo en París, vive allí con su novia, la escritora y directora de cine francesa Virginie Despentes.

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