lunes, mayo 02, 2011

Mugabe llega a Roma para la beatificación pero el Vaticano afirma que no tiene "nada que esconder"


El presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, ha llegado hoy al aeropuerto romano de Fiumicino junto a su mujer, Grace, para participar en la ceremonia de beatificación de Juan Pablo II, que se celebrará mañana en la plaza de San Pedro del Vaticano.

Ante las críticas vertidas a la Santa Sede por la presencia del dictador africano en la lista de los dignatarios invitados, un portavoz vaticano ha declarado que "no tiene nada que esconder" por haber incluido a Mugabe entre los jefes de Estado y de Gobierno invitados.
El sanguinario dictador africano, sobre el cual recaen todavía las sanciones aprobadas en 2002 por la Unión Europea (que le considera persona non grata, le prohíbe ingresar en territorio comunitario y congeló todos los bienes suyos y de los miembros de su Gobierno depositados en Europa), es un asiduo visitante de Roma, donde ya estuvo el 8 de abril de 2005, con motivo de los funerales de Juan Pablo II, y a dos cumbres de la FAO celebradas en junio de 2008 y noviembre de 2009.
El presidente de Zimbabue ha llegado con una nutrida delegación y ha sido recogido en la escalerilla del avión por un coche que le ha llevado hasta la terminal bajo escolta de algunos coches policiales. En el aeropuerto le esperaban los dos embajadores de su país; ante el Estado italiano, David Douglas, y la Santa Sede, Mary Sibusisiwe Mubi.
Durante la misa por el papa Wojtyla, en 2005, Mugabe protagonizó un pequeño incidente al estrechar la mano del príncipe Carlos, que luego se justificó ante la opinión pública de su país diciendo que el dirigente de la ex colonia británica le había "pillado por sorpresa".
Durante la cumbre de la FAO, en 2008, el dictador de la antigua Rodesia fue tratado como un apestado por el Gobierno italiano, que le deparó el mismo tratamiento que al líder iraní Mahmud Ahmadineyad: ambos fueron excluidos de la cena ofrecida por Silvio Berlusconi a los mandatarios extranjeros en Villa Madama.
62 delegaciones y elogios de Sarzozy
De Albania a Zimbabe, por orden alfabético, serán 62 las delegaciones que asistan mañana a la beatificación de Karol Wojtyla guiadas por jefes de Estado y de Gobierno o por familias reales. La presencia más numerosa la aporta Polonia, tierra natal del nuevo beato. Asistirán el presidente de la República, Bronislaw Komorowski, y los presidentes del Senado y la Cámara.
Mañana se prevé la llegada de los reyes de Bélgica, Alberto II y Paola; del presidente mexicano, Felipe Calderón, y del primer ministro francés, Francois Fillon, entre otros. Los Príncipes de Asturias encabezarán en Roma la delegación oficial española, de la que formarán parte el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, y la vicepresidenta de la Generalitat de Cataluña, Joana Ortega.
El presidente hondureño, Porfirio Lobo Sosa; el de la Comisión Europea, José Manuel Barroso; el Duque de Gloucester, Richard Windsor; y el presidente del Congo, Sassou Nguesso, son algunos otros invitados VIP, aunque faltará el más deseado por el Vaticano, Barack Obama.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, que no acudirá, ha respaldado hoy la beatificación a través de una carta enviada a Benedicto XVI, en la que afirma que Wojtyla fue "una personalidad fuera de lo común que dejó huella no sólo por la intensidad de su fe si no también por el papel importante que jugó en la historia".
Sarkozy añade en su misiva que Wojtyla fue un "defensor inquebrantable de la libertad de los hombres y de los pueblos" y que "sólo con la fuerza de su mensaje contribuyó a derribar el mundo surgido de la Guerra Fría y conformar el actual siglo".

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