domingo, mayo 14, 2017

La gente que no respeta a los demás

Cuando la confianza da asco.

Las PAS (personas con alta sensibilidad) tenemos la especial cualidad de percibir de forma más evidente que la población general las agresiones que la gente grosera va prodigando a su paso.
Las personas bruscas y toscas van arrollando a quienes se interponen en su camino estorbando su avance narcisista imparable.
En las sociedades primitivas (como entre los cánidos y primates) reina la ley del más fuerte y cada individuo goza de un estatus basado en los éxitos obtenidos en un ranking establecido tras duelos o enfrentamientos reales (y/o simulados). Se gana el respeto mediante la razón que otorga la fuerza bruta y cada uno tiene el derecho de dominar, abusar y pisotear a los que están por debajo de él en el escalafón. Estas estructuras se institucionalizan de forma estricta en sociedades de corte patriarcal autoritario (cf. El miedo a la libertad de Erich Fromm y su explicación del auge del fascismo) y en instituciones como ejércitos o iglesias. Se mantiene el orden sin problemas mientras nadie cuestiona su nivel en la jerarquía y en caso contrario una competición reglada aclara la ordenación del posicionamiento personal.
Milenios de civilización han ido desarrollando normas éticas y democráticas de comportamiento no basadas en la fuerza sino en unos usos culturales sociales aprendidos en la escuela y la familia en la infancia, adolescencia y juventud. Normas de urbanidad y cortesía regulan las conductas políticamente aceptables en cada momento y lugar histórico y geográfico.
Existen un necesario decoro y cortesía en las relaciones humanas que facilitan y mejoran la interacción social haciéndola satisfactoria y agradable.
Todas las personas agradecemos que los demás nos respeten y reconozcan y repudiamos las formas de agresión e insulto que entrañan la ignorancia deliberada (y/u ostracismo) y el avasallamiento.
Cuando uno está solo puede hacer lo que quiera ya que nadie le juzgará ni bien ni mal y a nadie molestará por defecto ni exceso. La convivencia cercana exige respetar el espacio físico personal y la entidad individual de los demás si no queremos agredirlos ni insultarlos.

Las incorrecciones se producen por defecto o por exceso.
1. Pasan a tu lado ignorándote como si no existieras y no te miran, ni te saludan con gestos ni palabras.
2. No te responden al saludo o despedida.
3. Te dan la mano floja.
4. Te ofrecen la mejilla pero no te besan.
5. Te retiran la mano o te hacen la cobra.
No hay excusa ninguna pues al mayor fóbico social no le cuesta tanto decir hola y adiós o mover la mano o mirar e inclinar la cabeza y si no lo hace está insultando a sus semejantes.
1. Te gritan desde lejos haciendo aspavientos o vociferan a tu lado.
2. Te palmean o golpean la espalda por sorpresa. Te cogen por el cuello y te estrangulan. Te dan puñetazos, bofetadas o zurras.
3. Se te acercan demasiado, te oprimen, te escupen, te apestan con aliento fétido.
3. Tocan claxon, bocina o sirena como saludo.
4. Te dan patadas desde el otro lado de la mesa.
5. Te van empujando o zancadilleando.
A veces las descortesías proliferan y se acentúan cuando las personas pecan de exceso de confianza y se "vienen arriba" o en momentos de euforia o fases maníacas de síndromes bipolares o tras ingesta etílica.
1. Tararean o cantan en voz alta. Silban constantemente, sin venir a cuento y en lugares y momentos inapropiados.
2. Ríen estentóreamente o hablan muy fuerte o gritando.
3. Hablan sin parar con verborrea incontenible.

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