Domingo Esteban Tenas, nacido el 22 de Febrero de 1933 en la localidad de Lécera (Zaragoza) y vecino de Zuera (Zaragoza), C/ Val Alta, nº 8, ha sido una meritoria versión aragonesa de "El hombre que plantaba árboles".
La labor anónima, desinteresada y loable de este albañil jubilado le hizo merecedor del Premio "Medio Ambiente de Aragón 2000", cuya candidatura promovimos desde Ecologistas en Acción
La preocupación por la Naturaleza y por la zona en que vivía, motivó que Domingo Estaban comenzara a trabajar de forma voluntaria, junto a otros vecinos de Zuera, en la repoblación forestal de un gran número de hectáreas del monte de Zuera, que fue arrasado en 1979 por un gran incendio.
Aquel incendio tenía todo el aspecto de haber sido provocado, posiblemente con la intención de roturar los terrenos para cultivar cereales, que se iniciaron a continuación..
Domingo junto a otras gentes comienza una lucha por impedir dichas roturaciones y para que el monte quemado fuera repoblado de nuevo, enfrentándose al ayuntamiento de Zuera y reclamando la intervención del ICONA, consiguiendo que el Director de este organismo desde Madrid prohibiese la roturación del monte quemado.
Domingo Esteban, este "Elzeard Bouffier" aragonés, inició su desinteresada actividad repobladora en el año 1984, cuando comienza a crear en el corral de su casa un pequeño vivero de plantas con las que reforestar los montes.
A partir de ese momento, Domingo dedica sus horas libres a estos menesteres. Desde ese año hasta 1993, realizó una plantación anual en colaboración con la Asociación de Vecinos "Odón de Buen" de Zuera, en la zona de Ballones, de los montes de Zuera que sufrieron el incendio de 1979. Cada año se plantaron entre 1.500 a 2.000 pinos.
En 1993 se jubila, momento a partir del cual le permite dedicarle más tiempo al monte, incrementando su actividad y la capacidad de su vivero lo que le permitió ofrecer plantas a colegios, organizaciones ecologistas, asociaciones de vecinos y ayuntamientos, incluso de fuera de la provincia.
En su vivero comienza con unas 2.000 plantas que en el año 2001 llegaron a la capacidad de 7.000. Especies como el pino carrasco, el pino piñonero o la encina cuentan con el mayor número de ejemplares.
Desde la localización, pasando por la recogida de semillas, selección, siembra, cuidados y plantación de plantones en el monte, así como aclareos, riegos, etc., todas estas tareas las realiza generalmente en solitario y con sus propios medios de transporte, acarreando en verano hasta doscientos litros de agua por unos caminos a veces poco practicables.
Con el tiempo, ha reclamado la colaboración del ayuntamiento de Zuera mediante el uso de vehículos para el riego tras repoblar, y viene realizando numerosas repoblaciones en la zona para las que ido consiguiendo movilizar a personas altruistas tanto de su propio pueblo como de fuera, y también colegios, asociaciones, organizaciones, etc de Zaragoza, a las que incluso ha ofrecido plantones para sus propias plantaciones.
Realizó anualmente plantaciones con los cuatro colegios de Zuera, llegando a llevar a cabo algún invierno hasta dos plantaciones con cada uno de estos colegios en distintos puntos del término municipal.
Durante muchos años, ha realizado plantaciones con una asociación de Padres de Alumnos de San Juan de Mozarrifar, en una ocasión junto al cementerio y las demás en El Zorongo, de una hectárea cada una de ellas.
En 1997 una agrupación de las Delicias plantó en una hectárea y media de Acampo Hospital de Zaragoza con el millar de pinos que les dió.
En 1997 y 1998, acudió a la Puebla de Hijar (Teruel) cuyos colegio y ayuntamiento plantaron unos 1.000 ejemplares de pino que les donó cada año.
En los últimos años también ha realizado repoblaciones con organizaciones ecologistas: con Parbol-La Mandrágora se ha plantado en dos ocasiones, una en Gazaperuela y otro año en Ballones,.
El invierno del 2001, donó plantas a la escuela de Capacitación de Movera a petición de la misma.
Con Ecologistas en Acción de Zaragoza se ha repoblado en los últimos años en Bitroncón y el Vedado de Zuera, con pino carrasco y encina. También donó plantones para una repoblación que hizo esta asociación en el término municipal de Tobed.
Todas sus plantaciones se han efectuado en montes de utilidad pública, contando siempre con las pertinentes autorizaciones. Cabe destacar las plantaciones de pino piñonero de alrededor de 2.500 pies en la zona de Ballones, además de en otras zonas; pino carrasco en Pitroncón y Gazaperera, etc. En total se calcula que ha plantado y ha promovido que se plantasen entre cincuenta mil y cincuenta y cinco mil plantones de árboles.
Sobre los pinos piñoneros de sus primeras repoblaciones en Ballones servicios de montes de la DGA han llevado a cabo experimentos de infectación con muérdago de cara a combatir el daño que sufren los pinos carrascos.
Para completar esta elogiable labor, Domingo fue miembro voluntario de un retén contra incendios de la zona, en el que hacía guardia en días festivos.
Este ha sido un resumen de las meritorias actividades que desinteresadamente Domingo Esteban Tenas realizó desde 1984, en la que prácticamente sólo contó para su vivero con la ayuda de la Asociación de Vecinos "Odón de Buen" de Zuera que ha sufragado los costes de las bolsas para los plantones, para producir los más de 60.000 arbolillos que, o bien donó o bien plantó sólo o en compañía de otros.
Ecologistas en Acción de Aragón
Adiós a Domingo Esteban Tenas
Hoy a las cuatro de la tarde, ha fallecido en Zuera, Domingo Esteban Tenas, un ser humano extraordinario y uno de mis mejores amigos. Sirva para honrar su memoria este artículo, publicado en "Siete de Aragón" hace ya cuatro años:
DOMINGO ESTEBAN, CONCIENCIA Y TENACIDAD.
Domingo Esteban Tenas, Premio Medio Ambiente 2000 de la D.G.A., nació en Lécera (Zaragoza) hace sesenta y siete años. Allí vivió una infancia austera, inmerso en un medio agrícola muy duro, y allí permaneció hasta el año cuarenta y ocho, fecha en la que con quince años emigra a Villanueva. Después se traslada a Mataró: En esta ciudad vive hasta 1967, trabajando en el mundo de la construcción. Desde este año (1967), Domingo reside en la villa de Zuera, junto a Juana, su mujer, y sus tres hijos: Domingo, Pilar y Eva.
En Zuera y durante los últimos treinta y tres años, Domingo ha ido compaginando sus tareas de albañil con una constante actividad social en la vida del municipio: además de presidir durante muchos años la Asociación de Vecinos Odón de Buen, ha realizado una importante labor sindical en CC.OO., formó parte de la Comisión por la paz y el desarme, la agrupación local de Izquierda Unida y la Coordinadora Comarcal del Bajo Gállego contra la Macrocárcel de Zuera. Domingo siempre ha creído que no existirá democracia real mientras no se establezcan los cauces necesarios para una auténtica participación ciudadana. Los ciudadanos no sólo tienen el derecho, sino el deber de participar, afirma Domingo, y así lo viene demostrando diariamente desde hace muchos años con su entrega constante, su actitud constructiva y su compromiso. Domingo ha sido siempre un hombre generoso y austero, fiel por encima de todo a sus convicciones más profundas, a su ideología.
Cuando en el caluroso verano del setenta y nueve ardieron seiscientas hectáreas en el monte Vallonés de Zuera, Domingo sintió la impotencia tremenda de no poder hacer nada. Por ello volvió a casa convencido de que aquella zona quemada habría que repoblarla. El PSOE local no pensaba de la misma forma e incluyó la promesa de la roturación como bandera electoral de los comicios del ochenta y dos. El ingeniero municipal también se manifestó contra aquel proyecto, pero desgraciadamente no se le tuvo en cuenta. Fue entonces cuando la Asociación de Vecinos decidió emprender la lucha contra aquella aberrante decisión, que podía haber sentado prrecedentes en incendios posteriores: monte quemado, monte roturado. Se escribió una durísima carta al director del Icona en Madrid, que inmediatamente paralizó aquella iniciativa.
En el año ochenta y tres comenzaron las repoblaciones. En el "corralico" que Domingo tiene junto a su casa puso las primeras plantas, unos dos mil pinos piñoneros cada año, y a partir del noventa y tres (año de su jubilación), decidió aumentar la cantidad de planteros, así como la de variedades: pino carrasco, encinas...
Han sido muchos los experimentos realizados para lograr que saliesen adelante la mayor parte de los pinos. Muchas las horas invertidas hasta lograr un buen crecimiento... Con la ayuda de los colegios ha logrado plantar sesenta mil árboles, o lo que es lo mismo, una extensión cercana a las cien hectáreas. También ha llevado a cabo tareas de repoblación en otros lugares como el Zorongo, San Juan de Mozarrifar o La Puebla de Híjar, y ha donado sus plantas a distintos centros, como la Escuela de Capacitación Agraria de Movera. Sin embargo esta permanente, altruísta, solitaria y solidaria labor de Domingo que ahora se ve recompensada, no ha estado exenta de impedimentos, e incluso fracasos. "Cuando iban a construir el pantano de Mediano, pusimos un montón de pinos por encima de la cota que nos indicaron. Luego el embalse subió más de lo previsto y los inundó".
Domingo, que el pasado día 2 de Junio recibió el premio de manos del consejero de Medio Ambiente, Víctor Longás, había sido nominado por Ecologistas en Acción, para participar junto a otras quince candidaturas, a las que se impuso gracias a su labor individual, callada y constante. En el transcurso del acto, que acabó convirtiéndose en un homenaje a toda su vida, se mostró abrumado y satisfecho por este reconocimiento a su trabajo. Una satisfacción que se unirá a otra satisfacción interior, la de quien es consciente de haber realizado una obra importante en beneficio de la comunidad. De cualquier forma, el mejor premio sería haber sido capaz de "sembrar en los más jóvenes el amor a la naturaleza y el respeto por medio ambiente". Un amor que debe crecer para dar sus frutos. ¡Ojalá lo haga pronto, muy pronto!. Mientras, Domingo Esteban Tenas, seguirá arengando a los representantes de las instituciones como lo hizo el otro día, para que "se pongan las pilas" y probablemente vuelva a encerrarse, una vez más, en el "corralico" de su casa de Zuera para intentarlo de nuevo con un árbol todavía más difícil: la sabina.
(Artículo publicado en "Siete de Aragón" el día 3 de Julio de 2000)
DOMINGO ESTEBAN, CONCIENCIA Y TENACIDAD.
Domingo Esteban Tenas, Premio Medio Ambiente 2000 de la D.G.A., nació en Lécera (Zaragoza) hace sesenta y siete años. Allí vivió una infancia austera, inmerso en un medio agrícola muy duro, y allí permaneció hasta el año cuarenta y ocho, fecha en la que con quince años emigra a Villanueva. Después se traslada a Mataró: En esta ciudad vive hasta 1967, trabajando en el mundo de la construcción. Desde este año (1967), Domingo reside en la villa de Zuera, junto a Juana, su mujer, y sus tres hijos: Domingo, Pilar y Eva.
En Zuera y durante los últimos treinta y tres años, Domingo ha ido compaginando sus tareas de albañil con una constante actividad social en la vida del municipio: además de presidir durante muchos años la Asociación de Vecinos Odón de Buen, ha realizado una importante labor sindical en CC.OO., formó parte de la Comisión por la paz y el desarme, la agrupación local de Izquierda Unida y la Coordinadora Comarcal del Bajo Gállego contra la Macrocárcel de Zuera. Domingo siempre ha creído que no existirá democracia real mientras no se establezcan los cauces necesarios para una auténtica participación ciudadana. Los ciudadanos no sólo tienen el derecho, sino el deber de participar, afirma Domingo, y así lo viene demostrando diariamente desde hace muchos años con su entrega constante, su actitud constructiva y su compromiso. Domingo ha sido siempre un hombre generoso y austero, fiel por encima de todo a sus convicciones más profundas, a su ideología.
Cuando en el caluroso verano del setenta y nueve ardieron seiscientas hectáreas en el monte Vallonés de Zuera, Domingo sintió la impotencia tremenda de no poder hacer nada. Por ello volvió a casa convencido de que aquella zona quemada habría que repoblarla. El PSOE local no pensaba de la misma forma e incluyó la promesa de la roturación como bandera electoral de los comicios del ochenta y dos. El ingeniero municipal también se manifestó contra aquel proyecto, pero desgraciadamente no se le tuvo en cuenta. Fue entonces cuando la Asociación de Vecinos decidió emprender la lucha contra aquella aberrante decisión, que podía haber sentado prrecedentes en incendios posteriores: monte quemado, monte roturado. Se escribió una durísima carta al director del Icona en Madrid, que inmediatamente paralizó aquella iniciativa.
En el año ochenta y tres comenzaron las repoblaciones. En el "corralico" que Domingo tiene junto a su casa puso las primeras plantas, unos dos mil pinos piñoneros cada año, y a partir del noventa y tres (año de su jubilación), decidió aumentar la cantidad de planteros, así como la de variedades: pino carrasco, encinas...
Han sido muchos los experimentos realizados para lograr que saliesen adelante la mayor parte de los pinos. Muchas las horas invertidas hasta lograr un buen crecimiento... Con la ayuda de los colegios ha logrado plantar sesenta mil árboles, o lo que es lo mismo, una extensión cercana a las cien hectáreas. También ha llevado a cabo tareas de repoblación en otros lugares como el Zorongo, San Juan de Mozarrifar o La Puebla de Híjar, y ha donado sus plantas a distintos centros, como la Escuela de Capacitación Agraria de Movera. Sin embargo esta permanente, altruísta, solitaria y solidaria labor de Domingo que ahora se ve recompensada, no ha estado exenta de impedimentos, e incluso fracasos. "Cuando iban a construir el pantano de Mediano, pusimos un montón de pinos por encima de la cota que nos indicaron. Luego el embalse subió más de lo previsto y los inundó".
Domingo, que el pasado día 2 de Junio recibió el premio de manos del consejero de Medio Ambiente, Víctor Longás, había sido nominado por Ecologistas en Acción, para participar junto a otras quince candidaturas, a las que se impuso gracias a su labor individual, callada y constante. En el transcurso del acto, que acabó convirtiéndose en un homenaje a toda su vida, se mostró abrumado y satisfecho por este reconocimiento a su trabajo. Una satisfacción que se unirá a otra satisfacción interior, la de quien es consciente de haber realizado una obra importante en beneficio de la comunidad. De cualquier forma, el mejor premio sería haber sido capaz de "sembrar en los más jóvenes el amor a la naturaleza y el respeto por medio ambiente". Un amor que debe crecer para dar sus frutos. ¡Ojalá lo haga pronto, muy pronto!. Mientras, Domingo Esteban Tenas, seguirá arengando a los representantes de las instituciones como lo hizo el otro día, para que "se pongan las pilas" y probablemente vuelva a encerrarse, una vez más, en el "corralico" de su casa de Zuera para intentarlo de nuevo con un árbol todavía más difícil: la sabina.
(Artículo publicado en "Siete de Aragón" el día 3 de Julio de 2000)