lunes, septiembre 03, 2007

Las aguas fecales siguen virtiéndose a los ríos en todo el Pirineo

Las aguas fecales siguen virtiéndose a los ríos en todo el Pirineo
De las 20 depuradoras prometidas, el Ministerio de Medio Ambiente solo ha construido las de Jaca y Sabiñánigo, catorce años después de declarar el plan de interés general y pese al crecimiento turístico. I. ARISTU. Aínsa/Biescas |
Las aguas fecales siguen vertiéndose directamente a los ríos en todo el Pirineo oscense. Catorce años después de que las 20 obras de depuración en los treinta núcleos pirenaicos fueran declaradas de interés general por el gran valor ecológico de esos cauces, el Ministerio de Medio Ambiente solo ha construido depuradoras en Jaca y Sabiñánigo, lo que significa que todos los demás municipios, incluidos los más turísticos, se deshacen de sus aguas residuales sin ningún tratamiento previo.
La situación es la misma en la gran mayoría de cámpines, urbanizaciones y estaciones de esquí, y también afecta a numerosos riachuelos y barrancos. Sin embargo, los más perjudicados son los grandes afluentes, que además de recibir las aguas de esos cauces secundarios hacen de alcantarilla para los municipios más poblados de la Jacetania, el Alto Gállego, el Sobrarbe y la Ribagorza. Localidades como Benasque y Biescas, que en verano y durante la temporada de esquí rondan e incluso superan los 10.000 habitantes, echan al Ésera y al Gállego sus vertidos urbanos sin tener ni siquiera una fosa de decantación que retenga los excrementos y otros desechos sólidos.
En Aínsa, municipio que en esta época puede alcanzar los 4.000 vecinos, once salidas de desagüe reparten las aguas fecales entre el Cinca y el Ara. En Torla y Broto, con hasta 5.000 habitantes cada uno, todo se tira al Ara, el último río virgen del Pirineo. Villanúa y Canfranc contaminan las aguas del Aragón, pero la lista es casi interminable: Castiello de Jaca, Ansó, Hecho, Panticosa, Sallent, Bielsa...
Todas esas poblaciones de más de 2.000 habitantes equivalentes -magnitud utilizada para medir el potencial de contaminación de un asentamiento- y otras más pequeñas pero de gran valor ambiental o paisajístico están incluidos en el listado de obras de depuración que Medio Ambiente debería haber ejecutado hace ya años. Sin embargo, ni en la última etapa de Felipe González, ni en los ocho años de Gobierno del PP, ni en la actual legislatura los responsables del Ministerio han sido capaces de impulsar de verdad esas actuaciones, ya que solo se han construido depuradoras en los dos únicas ciudades del Pirineo oscense: Jaca y Sabiñánigo.

Las prioritarias, las últimas
Además, al ser competencia del Estado, la DGA -que tampoco ha agilizado el proceso presionando al Gobierno central- excluyó las cabeceras de los ríos pirenaicos del Plan Especial de Depuración, por lo que las obras más urgentes van a ser las que se ejecuten con más retraso. Paradójicamente, pequeños núcleos de otras zonas como Ligüerre de Cinca sí tienen depuradora.
La consecuencia de esta desidia de la Administración es que, en pleno 2007, a ocho años vista de la entrada en vigor de la Directiva Marco del Agua, se den situaciones como la de Boltaña. En los días de mayor ocupación turística, una de las dos capitales del Sobrarbe echa al río Ara hasta un millón de litros de aguas residuales. Lo hace en pleno lugar de interés comunitario (LIC) y por una única tubería, algo que también sucede en Benasque con el río Ésera.
"Da verdadera pena, pero es que en verano podemos llegar a los 3.000 habitantes -explica el alcalde boltañés, José Manuel Salamero-. Antes, las salidas de los colectores las teníamos en pleno casco urbano, pero pudimos sacarlas aguas abajo y al menos ya no hay olores".
Dando por buena esa relación entre población y cantidad de vertido, en plena temporada turística Broto, Torla, Boltaña y Aínsa suman unos 17.000 vecinos y pueden contaminar el único río no regulado del Pirineo aragonés con casi cinco millones de litros de porquería. Si ese vertido se produce en invierno es probable que los caudales del Ara puedan diluir en parte la materia orgánica, pero el verdadero problema llega en los meses estivales.
"Lo malo de esto es que el estiaje de los ríos coincide con el momento del año en el que más crece la población, así que en muchas ocasiones el río no puede absorber tanta carga", recuerda el alcalde de Boltaña.
Los ediles consultados dicen que no suele haber quejas de los turistas, pero también insisten en que este panorama es inaceptable en un territorio dedicado casi exclusivamente a ese sector. "¿Qué va a pensar un visitante si al cruzar el puente sobre el Cinca ve un tubo del que no para de salir porquería? La imagen que se está dando es horrible", sostiene el segundo teniente de alcalde de Aínsa, Enrique Pueyo.
Por suerte para los ríos pirenaicos, uno de los efectos positivos de los embalses de regulación es que actúan como depuradoras naturales decantado la materia orgánica y diluyendo la contaminación. De esta forma, Búbal y Lanuza alivian la situación del Gállego a su paso por Biescas, Mediano y El Grado limpian el Cinca aguas abajo de Aínsa, la presa de Linsoles mejora la situación del Ésera a la salida del valle de Benasque..
"Si no fuera por esos pantanos, creo que la Confederación se habría dado mucha más prisa -opina el presidente comarcal del Alto Gállego, Mariano Fañanás-. Lo que no tiene sentido es que se gaste dinero en depurar aguas abajo y que en las zonas de cabecera el río baje sucio, lo fundamental es empezar por arriba".

Cada vez menos truchas
Otro fenómeno al que apuntan todos los ediles para referirse a las consecuencias de no tener depuradoras es la evolución de la pesca. "Yo no sé si será por eso o no, pero lo que está claro es que cada vez hay menos truchas -dice el presidente de la comarca del Sobrarbe, Enrique Campo-. Hablamos mucho de las consecuencias para el turismo, pero también hay que tener en cuenta la flora y la fauna".
"Yo he sido pescadot toda la vida y ahora veo las truchas que se capturan me da verdadera lástima", ratifica el alcalde de Boltaña.
Por estas y por otras muchas razones, los municipios del Pirineo aragonés exigen al Ministerio de Medio Ambiente que agilice al máximo la tramitación de todas las depuradoras que faltan por construir. "Lo que no puede ser es que para limpiar los cauces no nos dejen meter una sola máquina porque es zona LIC y sin embargo no les importe echar al mismo río litros y litros de vertidos", critica el primer edil de Broto, Carlos Borra.

Implicación de la DGA
Otros alcaldes, que prefieren no identificarse, reclaman al Gobierno de Aragón que se implique y ayude a acelerar el proceso -el Departamento de Medio Ambiente siempre ha reiterado que está dispuesto a ejecutar obras de interés general a través de convenios o encomiendas de gestión-.
Además, tanto el presidente comarcal del Alto Gállego como el del Sobrarbe recuerdan que también hay que dar solución a los pequeños núcleos pirenaicos que no han sido incluidos en los planes de la Confederación. "Algunos, como Labuerda, llegan a tener 2.000 vecinos en verano -recuerda Mariano Fañanás-. Esas poblaciones no se pueden quedar sin nada, y otras que ahora mismo son pequeñas pueden dejar de serlo en solo unos años".

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