domingo, agosto 27, 2006

Violencia callejera: Nueva muerte en Zaragoza por agresiones en las zonas de bares en la madrugada en Zaragoza

Fallece el joven que fue agredido en María Lostal
No superó el grave traumatismo craneoencefálico que sufrió. Ayer, un joven fue atacado por un grupo de cabezas rapadas. Heraldo de Aragón 27/08/2006

Zaragoza | Ángel R. A., el joven de 22 años que sufrió un grave traumatismo craneoencefálico al ser agredido el pasado domingo en la calle de María Lostal, falleció ayer en el Hospital Clínico, donde estaba ingresado desde entonces. El estado de la víctima era muy grave ya que tenía fracturada la base del cráneo aunque su juventud permitía mantener alguna esperanza. Sin embargo, no ha podido superar las lesiones y el desenlace ha sido fatal.

La agresión se produjo a las seis de la mañana del pasado domingo en las puertas del
pub Happy. Ángel R. A. salía del local en compañía de amigos y amigas y otro grupo de jóvenes se metió con éstas últimas. Al defenderlas, Ángel R. A. recibió varios golpes que le hicieron caer y golpearse la cabeza contra el suelo. El joven quedó tendido malherido y sus agresores huyeron del lugar y aún no han sido localizados.

La Policía abrió una investigación, en la que cuenta con testigos de los hechos, tanto de la cuadrilla de amigos como de otras personas que los presenciaron, aunque todavía no ha llevado a cabo ninguna detención. La víctima vivía en el Actur.

En la línea de los últimos fines de semana, la madrugada de este sábado en Zaragoza volvió a estar protagonizada por hechos violentos aunque, afortunadamente, ninguno de ellos tuvo consecuencias tan graves como las sufridas por Ángel R. A. Los incidentes ocurridos ayer se saldaron con cuatro heridos por cortes de botellas rotas usadas como armas.

Uno de ellos fue un joven que fue atacado por un grupo de apariencia skin en la confluencia del Camino de las Torres con la avenida de Tenor Fleta. Según informó la Jefatura Superior de Policía de Aragón, los hechos se produjeron sobre las 3.30, cuando varios cabezas rapadas se metieron con el joven y comenzaron a golpearle. Sin mediar palabra, uno de los skin le atacó con una botella de cerveza rota, le intentó cortar a la altura de la pierna y le rasgó el pantalón. La víctima sufrió varias heridas en la mano derecha al intentar protegerse y, al final, consiguió salir corriendo.

Ayer, un joven fue atacado por un grupo de cabezas rapadas. Después, denunció los hechos y describió a la persona que le cortó con la botella como un joven de complexión fuerte, de 1,75 metros de estatura, pelo rapado, gorra azul y botas militares.

Dos militares heridos
Además, C. G. S. C., de 20 años, fue detenido por herir a otros dos jóvenes, ambos militares, durante una pelea en un bar. Los hechos tuvieron lugar a las 4.00 en el pub "La Iglesia", de la calle del Temple, cuando C. G. S. C., de nacionalidad española y origen ecuatoriano, comenzó a discutir con uno de los militares y su amigo acudió para separarlos. Éste, identificado como J. M. Y. G., de 21 años, recibió un botellazo en la cabeza y sufrió un corte en un muslo, mientras que D. M. M., de 20, resultó herido en un brazo.
El agresor también se lesionó al caer al suelo, donde había trozos de botellas y vasos rotos. Los tres fueron atendidos de sus lesiones y dados de alta poco después.


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Zaragoza
En lo que va de año, una persona falleció apaleada, tres fueron acuchilladas y once más fueron atacadas a golpes. El crimen del pasado domingo se produjo en otra noche de agresiones, peleas y alborotos, en la que llegaron a colapsarse las centralitas de la Policía.

M. A. COLOMA. Zaragoza | La espiral de violencia desatada en las zonas de bares de Zaragoza durante los últimos fines de semana alcanzó su expresión más dramática en la madrugada del pasado domingo, con la muerte a patadas del transportista andaluz José María Justicia. El crimen se produjo en otra noche de agresiones, peleas y alborotos, en la que llegaron a colapsarse las centralitas de la Policía Nacional y de la Local. A lo largo de este año, el ocio nocturno se ha cobrado ya una vida y ha sido escenario de once agresiones graves y tres acuchillamientos. Las zonas del Casco Viejo, el Rollo y León XIII acumulan el mayor número de víctimas e incidentes, pero el fenómeno salpica a más rincones de la capital aragonesa. Y los ciudadanos han comenzado a percibirlo.

El crimen de la plaza del Justicia disparó las alarmas en abril de 2001. La víctima, un estudiante zaragozano de sólo 19 años, fue atacado por cuatro jóvenes -tres de ellos menores- que querían quitarle el dinero y que terminaron apuñalándole en el corazón. Sólo un mes más tarde, un chaval de 16 años moría a manos de otro menor, que lo acuchilló en el bar Midday, en la calle de La Paz. Estos homicidios se sumaban a otros dos perpetrados años atrás en Moncasi, de los que fueron víctimas otros dos jóvenes.
Fotógrafo: JUAN CARLOS ARCOS En la imagen, lugar donde un hombre de 38 años murió el domingo en la calle de San Vicente Mártir
La escalada de muertes en zonas de copas no ha tenido una progresión tan importante en estos últimos años, aunque hay que sumar otras dos vidas truncadas. Por un lado, la de un dominicano de 29 años, apuñalado en una reyerta en un bar de Las Delicias, en mayo de 2004. Por otro, la de un ecuatoriano de 27, que apareció muerto en el Ebro, a la altura de El Burgo, a finales de octubre de 2005. La autopsia descartó una muerte violenta. La última vez que se le vio con vida, salía del pub Desnivel, en el Casco, y el consumo abusivo de alcohol tuvo que ver con el fallecimiento.
Violento arranque de año
La denominada marcha nocturna tiene varios epicentros en la capital aragonesa: Casco Viejo, Zumalacárregui, Doctor Cerrada, El Rollo, León XIII, San Miguel y María Moliner. Entre todas estas zonas, suman más de 750 establecimientos, y la mayoría son discobares. A medida que avanza la madrugada, el alcohol comienza a hacer estragos, y entonces se multiplican los incidentes.
Los primeros meses de 2006 están siendo especialmente preocupantes, en lo que se refiere a violencia y agresiones "de fin de semana". La madrugada del segundo domingo del año, ya se saldó con un camarero de 24 años apuñalado en El Rollo y siete radicales detenidos tras causar importantes destrozos en un bar de Zumalacárregui. Sólo una semana después, era detenido un joven por acuchillar a otro a la salida de un "after" de la calle de Sevilla. Uno de los navajazos alcanzó un pulmón de la víctima, de 23 años, que pasó varios días en la UCI.
El mes de febrero registró otra de las madrugadas más conflictivas que se recuerdan en Zaragoza, con un total de trece heridos y tres detenidos. Los incidentes comenzaron en el entorno de la plaza de San Francisco, donde tres jóvenes fueron agredidos por hinchas radicales del Barça. Poco después, en el Picarral, se producía una pelea tumultuaria en un bar que se saldó con tres arrestos y ocho personas asistidas de cortes y policontusiones. Entrada la noche, un menor de 15 años recibía una brutal paliza en el Casco Histórico y sufría un grave traumatismo craneoencefálico.

Palizas de porteros
Las agresiones continuaron en marzo, mes en el que fue detenido un portero de un discobar de Moncasi por golpear con una botella de cristal a un joven. Los encargados de seguridad de bares han seguido protagonizando incidentes en semanas posteriores, tanto en el papel de víctimas como en el de agresores. De hecho, el 31 de marzo, un portero sufrió una fractura facial tras ser atacado por un joven de 19 años. Este mismo mes, han sido denunciados varios "encargados de seguridad" por utilizar una violencia desmedida. Un hombre de 28 años fue víctima de una de estas agresiones en el pub Cronos de la calle de La Paz y acabó en la UCI con graves traumatismos craneales. Un menor de 17 años denunció a varios porteros por las lesiones sufridas esa misma noche en el Casco Viejo.
Un joven con fractura múltiple de mandíbula en la calle del Temple, otro de 19 años apaleado en Santa Isabel y un adolescente con rotura de tabique nasal en San Juan de la Cruz forman parte del reguero de víctimas de este violento comienzo de año.
La preocupante escalada de violencia que registran las zonas de ocio de la capital aragonesa está también muy relacionada con el rebrote del fenómeno neonazi, responsable de numerosas agresiones registradas en estos meses.

Política de mano dura
El delegado del Gobierno en Aragón, Javier Fernández, reconoce que "hay un problema serio de consumo de alcohol y drogas durante los fines de semana y eso trae consigo muchos problemas". La represión es una forma de combatirlos: "Todas las semanas abrimos expedientes sancionadores por tenencia de drogas, se cierran bares. La presencia policial se ha incrementado y hay noches en las que puede haber cien agentes. Por nuestra parte, la política de mano dura se va a mantener", subraya.
Las cifras hablan: En los primeros cuatro meses del año, se han abierto 1.503 expedientes por tenencia de drogas, mientras que a lo largo de 2005 fueron 2.410. De todos ellos, tan sólo cinco jóvenes en 2006 y 24 en el año pasado lograron que se paralizara porque comenzaron un tratamiento de deshabituación.
"Pero, además de las medidas represivas -añade- hay que intentar convencer a los jóvenes de que el alcohol y las drogas no es el mejor camino y entre todos reflexionar sobre el problema". Explica que desde la Delegación se han impulsado foros de debate como los relacionados con la violencia juvenil y la coordinación entre las distintas policías.

Colapso en el teléfono policial.
Si las centralitas del 091 y 092 pudieran considerarse termómetros de la "temperatura" de la ciudad, la madrugada del pasado domingo podría ser considerada como bastante caliente en Zaragoza. El importante caudal de llamadas recibido se tradujo en un considerable número de servicios, y la mayoría tuvo como escenario las zonas de bares. La central de la Policía Local contabilizó más de 250 llamadas entre las diez de la noche y las seis de la mañana, mientras que el 091 se colapsó entre las 3.30 y las 6.00, aproximadamente.
La situación no es nueva. Los cuerpos de seguridad comienzan a verse desbordados y son incapaces de responder -cuando menos con la rapidez necesaria- a las numerosas peticiones ciudadanas. El elevado número de llamadas, de por sí revelador de la carga de trabajo, lo es más si tenemos en cuenta que por la noche cada una genera casi siempre el desplazamiento de, al menos, dos coches patrulla. Los cuerpos de seguridad no ocultan cierta preocupación por esta espiral de violencia. Sobre todo, porque con el buen tiempo, hay más gente en la calle. Y por tanto, más posibilidades de que se registren problemas. Fuente: [Heraldo de Aragón. 28.05.06]

Ramón Redondo, agredido en Zaragoza: " Los 'skins' iban de caza y me tocó a mí"

SAN SEBASTIÁN. DV. Ramón Redondo se levanta ya de la cama. Han transcurrido sólo dos días desde que abandonó la UCI del hospital Miguel Servet de Zaragoza, donde ingresó el domingo de madrugada en estado muy grave tras ser brutalmente agredido por un grupo skin. Hoy, fuera ya de todo peligro, Ramón se recupera en la habitación 712 del centro sanitario. A su lado, Sabina Hernández, su pareja, no se separa un instante de él. Ha pasado la noche a su lado. Ramón ha dormido bien. «La víspera no pegó ojo, pero esta última ha descansado mejor», explica Sabina.
Ramón se muestra animado. Dice que no ha perdido el apetito. Está deseando volver a su casa. Cree que en unos cinco días podrá hacerlo. Confía también en venir pronto a Donostia. Las innumerables manifestaciones de apoyo que ha recibido durante estos días han elevado su moral. «Estoy impresionado por toda la gente que me ha expresado su cariño. Todas estas muestras me han animado mucho. Las agradezco un montón. No sabía que hubiera tanta gente que me quisiera tanto», afirma.
Ramón Redondo recuerda con detalle todo lo ocurrido aquella desgraciada noche del pasado día 25. Acababa de salir de casa de un amigo en el barrio Actur de la capital aragonesa. Eran las dos de la madrugada. El joven se disponía a regresar a su domicilio. El Actur es un barrio dormitorio, sin demasiados comercios, con calles abiertas. El joven donostiarra caminaba por la acera hacia la calle María Zambrano para coger un taxi. Ramón había recorrido cinco manzanas cuando detectó la presencia de un grupo de personas. «Vi que se iban colocando alrededor de la calle. En aquel momento pensé que eran chicos que estaban de fiesta o haciendo el tonto», relata. En los segundos posteriores, Ramón observó que los atacantes le cerraban el paso. «Yo no quería problemas y seguí hacia adelante», indica. Los agresores, sin embargo, le cercaron. «El primero que vino a por mí era claramente un skin. Tenía el pelo corto, calzaba botas militares, tirantes y llevaba un símbolo nazi en el pecho. Enseguida empezaron a pegarme. Luego vinieron los otros y la paliza continuó».
Ramón afirma que, pese a todo, trató de evitarles. Sin embargo, le fue imposible. «Intenté escabullirme, pero no pude. Quise quitármelos de encima; les decía que me dejaran en paz, pero era imposible. Yo seguía de pie y pretendía llegar a la calle María Zambrano, porque allí había más luz, más gente y alguien podría ayudarme».
Ramón recuerda que mientras los golpes se sucedían uno tras otro, los agresores le dirigían frases. «Sé que decían algo relacionado con un bar de punkies, pero yo no sabía a qué se referían. Luego, me han dicho que, al parecer, les habían echado precisamente de un bar».

«Vi la alcantarilla»
Ramón afirma que la agresión apenas duró diez segundos. «Vi la tapa de alcantarilla con la que me golpearon, las piedras y los ladrillos. Yo sentí los impactos de todos estos objetos», recuerda. Ensangrentado, malherido y tratando de huir de sus agresores, Ramón Redondo se topó con una pareja. Pensó que podría auxiliarle o cuando menos interesarse por su estado. Pero no fue así. «Me vieron que estaba sangrando abundantemente y me rehuyeron, se metieron por otra calle. Igual, al verme en semejante estado, imaginaron que me habría metido en algún lío y, tal vez, por eso, no quisieron saber nada de mí», explica.
Ramón siguió corriendo hasta que «al final vino un chico de unos 19 años y preguntó '¿qué te pasa?'. Le conté que me habían agredido. Yo me encontraba aturdido, nervioso y el chico llamó a la Policía. Gracias a él detuvieron a los agresores. También llamó a Sabina. Le explicó lo sucedido». Con una profunda herida en la cabeza de la que manaba abundante sangre, Ramón conversó unos momentos con su mujer. «Intenté tranquilizarle. Le decía que fuera al hospital. No quería que me viera en semejante estado. La verdad es que no sé en qué momento dejé de hablar con ella. A partir de ese instante ya no recuerdo nada, hasta que dos días después desperté en la UCI del hospital».
Ramón Redondo dice que no es nada radical y que no desea mal alguno a nadie, aunque matiza que sobre sus agresores ha de caer todo el peso de la justicia. «Este tipo de personas sólo persiguen pegar por placer. Ya me dirás si no cómo un menor puede llegar a golpear a otra persona con la tapa de una alcantarilla. Esta vez me ha tocado a mí, pero pudo ser a cualquiera que, seguro, no habría tenido la cabeza tan dura como la mía».
El joven donostiarra es benévolo al calificar de «inconscientes» a sus agresores. «Desde luego, los objetos que utilizaron en la agresión hubieran podido causar la muerte a cualquiera. Estos iban de caza y esta vez me tocó a mí. Y después de todo he tenido suerte, porque me podía haber quedado allí. Si me llego a acobardar, se hubiesen cebado y no sé que hubiese sido de mí».

«No me voy a marchar de Zaragoza»
Ramón Redondo asegura que este incidente no va a cambiar su forma de vida. Asegura que no tiene miedo y precisa que «para nada me voy a marchar de esta ciudad. Personas como las que me han agredido hay en todos los sitios». El pleno del Ayuntamiento de Zaragoza condenó ayer por unanimidad esta agresión. Varias asociaciones han convocado para hoy, en la plaza de las Canteras, una concentración en repulsa por estos hechos y la Federación de Barrios prepara una manifestación para el próximo día 5 de abril.
Ramón, de 29 años, llegó hace un año a la capital aragonesa para trabajar en una empresa de informática. Él es programador.

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