lunes, febrero 11, 2013

Hacia la Privatización de las Pensiones. Penúltima Estación

Hacia la Privatización de las Pensiones. Penúltima Estación
Una vez más, como con el plan de ajuste de enero de 2012, el gobierno del Reino de España hace gala del populismo más infame al tratar de convencer a los súbditos de que el empobrecimiento de los y las pensionistas es un premio por la buena gestión.
María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, destacó el lunes 3 de diciembre el “esfuerzo” que ha realizado el gobierno de Mariano Rajoy al “revalorizar” las pensiones “en aquello que se ha podido” en un momento de “grave crisis económica y de grandes insuficiencias financieras”. 
Mientras que el dudoso dato del IPC a noviembre de 2012 marca un incremento de precios de un 2,9% (con una inexplicable caída de 6 décimas respecto del mes anterior), el gobierno ha decidido limitar la revalorización de las pensiones al 1% (2% para las menores de 1.000 euros).
La excusa es la de siempre: limitar el descuadre del déficit público con un ahorro estimado de 2.000 millones de Euros. Pero mientras los miembros del gobierno, con cara compungida y voz solemne, destacaban su titánico esfuerzo por los pensionistas… se aprobaba una subvención de 2.200 millones a los planes de pensiones privados.
A esta nueva pérdida de poder adquisitivo de las pensiones hay que sumarle la sufrida con la congelación de 2011 (con un IPC del 3%) y la de 2012, cuando subieron un 1% con un IPC del 2,4 y el aumento de los impuestos sobre las pensiones fue del 0,75%.
Nadie escapa al proceso de empobrecimiento masivo y acelerado, también llamado “devaluación interna”, al que nos están sometiendo. Entre rebajas salariales, congelaciones y supresión de pagas extra, los funcionarios han perdido un 30% de poder adquisitivo en los 4 últimos años. Las pensiones han perdido al menos un 6%. Se ha congelado el SMI. La reforma de la negociación colectiva es una autopista hacia la miseria para los trabajadores por cuenta ajena, cuyo final es una rebaja de salarios del 20-25%, la misma que la Troika (BCE, UE y FMI) ha impuesto en Grecia o Irlanda. El incremento medio en los nuevos convenios es del 0,69%, inferior a la inflación por 23º mes consecutivo.
Estos recortes de las pensiones sólo son un anticipo. Falsos argumentos sobre la “insostenibilidad del envejecimiento” resuenan en los pesebres mediáticos, anunciando una inminente reforma de las pensiones. Según anunció Rajoy en su debate de investidura, esa reforma consistirá en:
  • Acelerar los plazos de la entrada en vigor de la reforma perpetrada por el ejecutivo de Zapatero en febrero de 2011, que cuando tenga plena vigencia reducirá la pensión media un 28%.
  • Acercar la edad real de jubilación a la edad legal. Es decir: eliminar jubilaciones anticipadas y prejubilaciones bajo diferentes fórmulas –salvo mínimas excepciones como la minería, cabría esperar. Quienes llevan toda la vida en trabajos manuales de diversa dureza física saben muy bien que esto asegura una muerte prematura.
  • Incentivar la “prolongación voluntaria de la vida laboral”. Voluntad sometida a presión, eso sí, pues la rebaja del poder adquisitivo de la pensión hace casi imposible alcanzar la máxima base reguladora –y esto también es sólo el principio.
  • Compatibilizar el cobro parcial de la pensión con la continuidad en el mercado laboral. Algo también muy “voluntario” si se vive y trabaja en condiciones miserables.
  • Y lo más grave: una proporcionalidad de la pensión a toda la vida laboral que, añadida al “nivelazo” general de precariedad, promete unos resultados brutales. 
Poco sentido tiene discutir sobre si estas reformas son una imposición de la Troika (como ha sucedido en Portugal) o un patético “acto de soberanía”. Lo cierto es que son líneas marcadas en 1994 por el BM y FMI y ampliamente asumidas y practicadas por liberal-conservadores, neocons, neoliberales y social-liberales –liberales todos.
La propuesta lanzada en 1994 por el FMI y el BM consistía en dos pilares básicos: por un lado, la pensión mínima para "aliviar la pobreza en la ancianidad" gestionada por el sector público; por otro, la gestión privada por capitalización individual.
El camino hacia la consecución de los objetivos marcados por las organizaciones internacionales comenzó en el Reino de España con la reforma del sistema realizada entre los años 1994-1997, conocida como “Pacto de Toledo” y rubricada por los sindicatos mayoritarios el 9 de octubre de 1996.
El 8 de octubre de 1994, El País publicaba lo siguiente: "El Jefe del Ejecutivo, Felipe González, dijo ayer que no existen diferencias sustanciales entre lo que predica el Fondo Monetario Internacional (FMI) respecto a la reforma del sistema de pensiones y lo que pretende el Gobierno español, salvo en la forma de llegar a ese objetivo. González, tras la reunión del Consejo de Ministros, indicó que tanto el FMI como su Gobierno coinciden en que el sistema de pensiones español requiere reformas a largo plazo, unos 25 años, para evitar un colapso en su financiación. Reiteró la tesis de "las tres patas" para financiar las pensiones: prestaciones contributivas, asistenciales y fomentar un tercer canal para el desarrollo de sistemas privados de previsión".
La tesis de “las tres patas”, por la que finalmente se optó, consiste en:
  • Un nivel básico y universal de prestaciones, concebido como “nivel mínimo”.
  • Un nivel profesional que cubra las contingencias básicas por encima del nivel de subsistencia y en el que las prestaciones guarden una relación con los ingresos obtenidos por el trabajo.
  • Un nivel individual y libre, en el que los individuos se aseguren personalmente en los términos y cuantías que consideren adecuados.
Desde la implantación de “las tres patas” en 1997, el empeño de los sucesivos Gobiernos, de la CEOE, de FEDEA, del Círculo de Empresarios y de la Banca ha sido transformar progresivamente las tres patas de González en los dos pilares del BM. Cada reforma de las pensiones ha ido mermando la cuantía y el acceso a las pensiones contributivas (nivel profesional) mientras se incentivaba, con exenciones fiscales y planes de empresa (públicas y privadas), la contribución a planes de pensiones privados para ir difuminando el nivel profesional.
La razón por la que esta transformación del sistema público de pensiones (de reparto y solidaridad intergeneracional) en uno privado (de capitalización individual) se realiza de una forma gradual es porque hacerlo de golpe sin dejar a varias generaciones sin pensión es imposible –ya que en un sistema de reparto las generaciones actuales pagan las pensiones de las generaciones pasadas, con la certeza de que ellos cobraran de las venideras.
En un sistema individual, cada quien cobra lo que ha conseguido ahorrar a lo largo de sus años en activo. Así que, para evitar vacíos y descontento, según afirman las organizaciones internacionales, es “inevitable” hacer la transición de un sistema a otro de forma gradual.
El verdadero objetivo que se esconde tras la estrategia de reforma de las pensiones es su privatización. Entre 1995 y 2000, coincidiendo con esta primera campaña del BM y el FMI, los fondos privados vivieron un auge excepcional: pasaron de gestionar 4,9 billones de euros a 11,5 billones en sólo cinco años. En España, donde la campaña partió del Círculo de Empresarios y tuvo aportaciones de los servicios de estudios de las principales instituciones financieras, pasaron en el mismo periodo de 13.000 a 38.000 millones de euros.

Evolución fondos privados 1995-2009. Diario Público; Fuente: FMI
 Evolución fondos privados 1995-2009. Diario Público; Fuente: FMI
En la actualidad, el capital que manejan las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFPs, dependientes de los grandes bancos) es de casi 13 billones de euros, equivalente al PIB de EEUU y Alemania juntos, con el que especulan en bolsa contra los estados y financian a las principales multinacionales.
Las consecuencias de las privatizaciones no han sido tan gratas para las personas. Las AFPs cobran hasta un 30% de las aportaciones por gastos de gestión, la capacidad de ahorro del grueso de la población es escasa y, a menudo, las frecuentes “crisis financieras” (o maniobras especulativas) hacen que lo ahorrado disminuya. Rara vez la rentabilidad de las inversiones llega a vencer la inflación, por lo que las cuantías de las pensiones en estos sistemas son muy inferiores a la de los sistemas públicos.
El motivo por el que los gobiernos están acelerando el proceso de privatización de las pensiones es que los fondos privados han perdido cantidades multimillonarias con la actual “crisis”, situándose muchos de ellos en situación de quiebra y con la urgente necesidad de captar nuevos cotizantes para recapitalizarse.
Sólo en 2008, los fondos privados en el mundo perdieron el 18,3% de su valor, según Inverco –patronal de la inversión colectiva en España. Y la caída fue generalizada: el 37% en Reino Unido, que sigue por debajo del nivel de 2000, el 27% en Canadá, el 20% en EEUU, el 9% en España... Lo que demuestra la fragilidad de estos sistemas.
Por eso se necesita otro “rescate”.
Por eso nos siguen robando.
Por eso se anuncia el penúltimo capítulo (siempre es el penúltimo) del mayor robo de la historia perpetrado en tiempo de paz.
Y nosotros, a lo nuestro, hala.
A disfrutar del anuncio de Campofrío, que nos ha quedado precioso.

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