miércoles, marzo 16, 2011

La Iglesia inicia la excomunión de un cura que financió dos abortos. El Pare Manel dice en un libro que pagó las intervenciones "como mal menor"

La Iglesia inicia la excomunión de un cura que financió dos abortos. El Pare Manel dice en un libro que pagó las intervenciones "como mal menor". CAMILO S. BAQUERO - Barcelona EL PAÍS - Sociedad - 16-03-2011
En una situación inédita dentro de la Iglesia católica española, el Arzobispado de Barcelona anunció ayer que estudia excomulgar a uno de sus sacerdotes por ayudar a abortar a dos chicas de 14 y 15 años. Se trata del cura Manel Pousa, reconocido en la ciudad por su trabajo en barrios humildes y en cárceles. El Pare Manel, como también se le llama, reveló en un libro que había financiado la intervención a las menores porque pensaban abortar en su casa, para así evitar el riesgo de que murieran desangradas.
Pousa ayuda a los habitantes de barrios obreros como Trinitat o Roquetes a través de una fundación que lleva su nombre y que ha sido reconocida, entre otras, con la Creu de Sant Jordi, el máximo galardón que entrega la Generalitat. Recaba recursos siempre que puede: desde ropa que le dejan los abonados del Club de Natación de Barcelona hasta los ingresos de espectáculos donde colaboran artistas como Joan Manuel Serrat o, en su día, Pepe Rubianes.
Su labor de 35 años de sacerdocio le ha convertido en una persona reconocida en Barcelona, pero sectores conservadores católicos le ven con reservas pues Pousa defiende polémicas e incómodas posiciones respecto a temas como el matrimonio homosexual (de hecho, ha casado a varias parejas en la cárcel) o el sacerdocio femenino. También es un defensor del celibato opcional y acepta que vive con "una compañera", Conchita, aunque asegura que no mantienen relaciones sexuales.
Todas estas reflexiones las recogió el escritor Francesc Buxeda en su libro Pare Manel. Més a prop de la terra que del cel (Angel Editorial), que se publicó en febrero de este año. El texto recoge pensamientos como este: "Creer en Dios no es creer ciegamente en una normativa de buena fe, de educación, de buenas costumbres", sino "dar de comer o de beber" a los pobres. También añade: "Soy tan de la Iglesia como el Papa. Puede que lo que diga le suene mal a la extrema derecha, pero esa gente no me va a alejar de mi Iglesia".
Sin embargo, la parte del libro por la que el Arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, riñó a Pousa ha sido en la que cuenta cómo ayudó a dos menores a abortar. El Pare Manel, que anunció ayer que no hará declaraciones hasta que acabe la investigación del Arzobispado, se ha declarado en varias ocasiones "antiabortista".
Según él, la decisión de ayudar a las jóvenes estuvo impulsada por la idea de "cometer un mal menor para evitar otro mayor". Según el libro, el sacerdote tenía en su cabeza el recuerdo de otra menor que murió desangrada tras abortar sin asistencia alguna en casa, lo que también le motivó a pagar los abortos. Pousa reveló el episodio en una entrevista de prensa en 2008. El tema fue retomado por blogs y páginas web católicas. En el texto se queja de que la versión periodística no recogió el contexto en que tomó la decisión.
El entorno de Pousa asegura que detrás de la decisión de Sistach está el grupo ultracatólico E-Cristians y los purpurados de Madrid. El mismo sacerdote reconoce en el libro que si estuviera en Toledo "ya me habrían excomulgado y sacado de cura".
La nota de la curia donde se informa del inicio de las investigaciones alaba el trabajo del sacerdote: "Estas diligencias preceptuadas por la normativa canónica no impiden reconocer el trabajo social que desde hace muchos años está realizando este sacerdote al servicio de los grupos más necesitados de nuestra sociedad".
El Arzobispado dice que se abrieron diligencias de oficio para esclarecer la participación del cura en el aborto, para dar cumplimiento al Código de Derecho Canónico. Según esta norma, el hecho de cooperar en un aborto conlleva automáticamente la excomunión latae sententiae, aunque previamente se ha de investigar.
Según Josep Casanovas, profesor de Derecho en la Universidad de Barcelona y Esade y experto en tribunales de la Iglesia, el inicio de la investigación "no quiere decir que se le vaya a excomulgar directamente al padre". También agrega que Pousa tiene derecho a colaborar dentro del proceso con su testimonio. Casanovas cree que será difícil demostrar que el Pare Manel fue "cooperador necesario" del aborto, es decir, que sin su ayuda no habría sido posible realizar la interrupción del embarazo, condición para poder excomulgarle.
Francesc Buxeda, el autor del libro, aseguró que el encuentro en el que Sistach le anunció la decisión al Pare Manel "fue cordial", aunque agregó que todo el episodio les ha distanciado. "Es lógico que el Arzobispado actúe de acuerdo con sus códigos. Otra cosa es que sea coherente con la realidad social. La Iglesia no está preparada para dar soluciones reales a los problemas reales", apuntó el periodista.
Pousa sigue con su vida normal y, según sus amigos cercanos, está tranquilo. Sigue una de sus máximas: "Cada quien ha de ser libre para poder adaptar la religión a su manera de vivir".

Un sacerdote cerca de la tierra
- Historia de dos abortos. "Nunca le recomendé a estas niñas que abortaran, les di la opción de dar sus bebés en adopción o de ayudarles hasta que cumplieran 18 años. Pero le juraron a Ana [la educadora] que abortarían igualmente y, en el último momento, decidí pagar. (...) Pedir una entrevista a los servicios sociales era demasiado lento, nos pasaríamos de términos. (...) No estoy a favor del aborto".
- Matrimonio homosexual "Son parejas que se han casado previamente por lo civil y después quieren una ceremonia religiosa para darle gracias a Dios por su amor. Ahora no es ilegal canónicamente. Si dices que eso es un matrimonio sería igual de gilipollas que el facha. La gente tiene derecho a dimensionar religiosamente su fiesta independientemente de su orientación sexual".
- Sacerdocio femenino. "Dentro de mi familia eclesiástica no puedo condenar a las iglesias que no ordenan mujeres (...) La que quiera ser sacerdotisa se vaya a la anglicana".

Pastores a pie de calle. JUAN G. BEDOYA EL PAÍS - Sociedad - 16-03-2011
Desde el tejado las cosas se ven de distinta manera que a pie de calle. Lo saben los cristianos de base que, como el sacerdote Manel Pousa, practican los principios de su religión entre los pobres. Pare Manel, que es como se conoce en Barcelona al cura Pousa, lo lleva haciendo desde hace 35 años en los barrios de Verdun y Roquetes, y su labor le ha valido el cariño de quienes le conocen y el Premio Solidaridad que otorga el Instituto de Derechos Humanos de Cataluña. Enfrente, se alza la jerarquía intransigente, autoritaria, viviendo muchas veces en la opulencia (o aparentándolo), recelosa, siempre con el non tenetur ("esto no está permitido") en su boca.
Hay una biografía de Pousa (Pare Manel, més a prop de la terra que del cel, escrita por Francesc Buxeda) donde el sacerdote aparece inasequible al desaliento aunque dice no acostumbrarse a vivir entre tanto dolor y sufrimiento. De esa radicalidad surgen confesiones que han agotado la paciencia del arzobispo Martínez Sistach. El pecado de Pousa no es haber ayudado con dinero a mujeres abocadas por la miseria al aborto, o por aceptar confesiones comunitarias o bautizos poco ceremoniosos, sino contarlo en un libro. Pero si los obispos tuvieran que excomulgar a quienes no les hacen caso en esas y otras muchas cosas (sexo y contracepción, curas casados, teólogos herejes, diputados que votaron la ley del aborto, el Gobierno que la elaboró, el Rey que la firmó...), las Iglesias estarían aún más vacías.
La ley del Vaticano atribuye la pena de excomunión automática (latae sententiae) a quien coopere en un aborto, pero sería la primera vez que cayese esa sanción sobre un sacerdote. Fue muy sonada la disputa del entonces cardenal Ratzinger (hoy Papa) con la Conferencia Episcopal alemana cuando esta se resistió a cerrar los consultorios parroquiales que facilitaban información a mujeres que deseaban interrumpir sus embarazos. Lo hacían para intentar ayudarlas si desistían, pero el Vaticano impuso su criterio, más ocupado en proteger la doctrina que al llamado Pueblo de Dios.
Aunque la excomunión es pena antigua, semejante a la expulsión de un partido, no suele practicarse en estos tiempos. Roma suele arrepentirse cuando lo ha hecho con aparatosidad. Es el caso de la excomunión, en 1988, del arzobispo Lefebvre y los cuatro obispos que provocaron el único cisma del siglo XX por negar legitimidad al Concilio Vaticano II. Benedicto XVI ya ha levantado esa excomunión, en medio de no pocas tribulaciones. Roma también ha excomulgado en lo que va de siglo a siete mujeres ordenadas sacerdotisas en Austria por el obispo argentino Braschi, y a dos obispos chinos, ordenados sin el consentimiento del Papa. Sonada fue la expulsión en 2006 del arzobispo de Lusaka, Milingo, y de los cuatro sacerdotes ordenados obispos por él, todos ellos casados.

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