jueves, mayo 18, 2006

Anticoncepción y religión

por Kathleen O'Grady Traducido por María García ©2006 María García (www.maria-garcia.com.ar)

La anticoncepción ha sido conocida por la humanidad desde los tiempos más remotos. Antiguas fuentes hebreas, textos médicos islámicos de temprana data y escrituras sagradas hindúes indican con unanimidad que los anticonceptivos de hierbas pueden causar esterilidad temporaria. En nuestros días, sin embargo, no existe una posición uniforme en cuanto a la anticoncepción en el seno de las principales tradiciones religiosas; más bien, el tema está signado por una pluralidad de puntos de vista de seguidores, líderes religiosos y estudiosos. Todas las tradiciones expuestas abajo se fundan en nociones de fertilidad y procreación en el marco de la familia y, por ende, mientras que los puntos de vista sobre la anticoncepción son pendulares, ninguna religión aboga por un matrimonio sin hijos o el uso de anticonceptivos fuera de la Institución matrimonial.

La Biblia hebrea alienta la descendencia prolífica -procreen y multiplíquense (Gén 1:28) ha sido tomado tanto por judíos como por cristianos como el "primer mandamiento" de Dios- si bien existe sólo una referencia explícita al control de la natalidad; Génesis 38:9-10, en la que Onán "derramó su semilla en el suelo" (interruptus). Esto fue "maligno a la vista del Señor" y fue castigado con la muerte de Onán. La literatura hebrea talmúdica se estructura sobre este pasaje y prohíbe a los hombres el uso de cualquier artefacto anticonceptivo que desperdiciaría la "semilla masculina"; los anticonceptivos femeninos pueden llegar a permitirse por razones de salud (peligro para la madre o para el posible niño). Ésta continúa siendo la posición ortodoxa sobre la anticoncepción, la cual acepta la abstinencia como el único método anticonceptivo permitido para el control de la natalidad excepto cuando aplican razones de salud. Los criterios conservadores y de la Reforma, quienes advierten que el placer sexual en el matrimonio es lícito y ratificado por la literatura rabínica, autorizan el control de la natalidad por razones sociales, culturales y económicas aparte de aquéllas de salud aceptadas por la práctica ortodoxa, y dejan librada a los individuos la decisión (declarado oficialmente en la Conferencia Central de los Rabinos de EUA, 1930; y la Asamblea Rabínica de los EUA, 1935)

Antes de la década de 1930 todas las ramas cristianas estaban unidas en su firme rechazo a los anticonceptivos. La Conferencia de Lambeth de la Iglesia Anglicana (1930) señala el inicio del fin de la unanimidad, recomendando el uso de anticonceptivos artificiales cuando la abstinencia se estimaba impracticable. Del mismo modo, el Consejo Federal de Iglesias (1931) patrocinaba en forma moderada el uso de métodos del control de la natalidad artificiales. La mayoría de los más importantes ritos protestantes siguieron el ejemplo, y para 1961, el Consejo Nacional de Iglesias asumía una línea de conducta liberal en cuanto al uso de los anticonceptivos, dejándolo sujeto al mutuo consentimiento dentro del ámbito de la pareja.

La absoluta prohibición de los métodos de control de natalidad por la Iglesia Católica Romana, declarada por el papa Pío XI en su encíclica de1930, Casi Connubii, fue mantenida por la Humanae Vitae de 1968 (la encíclica del papa Pablo VI), y constituye la política actual de la iglesia. La posición católica sobre la anticoncepción está sumamente influenciada por la teoría de ley natural de Aristóteles, Agustín y Aquino, quienes consideran que el propósito final de la sexualidad es la procreación; interferir con esta finalidad sería una violación de la ley natural, y por lo tanto, un pecado. También sostienen esta postura algunas ramas anglicanas, evangelistas y de cristianos Fundamentalistas. La Iglesia Católica sólo aprueba la abstinencia y el método de planeamiento natural de familia (FAM) como técnicas apropiadas para el control de la natalidad.

A diferencia de la tradición católica, la Iglesia Ortodoxa Oriental no hace un distintivo moral entre los métodos de control de la natalidad artificiales o naturales. Ellos observan que muchos Padres de la Iglesia, así como los textos de Pablo en el Nuevo Testamento, no limitan la sexualidad a lo estrictamente reproductivo; la posición ortodoxa es que el sexo también es una expresión del amor dentro de la sociedad conyugal. No se ha hecho ninguna declaración oficial a fin de prohibir los anticonceptivos artificiales, mientras que el aborto, el infanticidio y la esterilización permanente sí han sido condenados. La Iglesia Ortodoxa permite que una pareja casada tome sus propias decisiones en cuanto al uso de anticonceptivos.

Existe una oscilación considerable sobre las actitudes hacia la anticoncepción en la fe islámica. El Corán establece: "No mates a tus niños por temor de empobrecerte" (17:31; y 6:151). Los críticos del control de la natalidad argumentan que este precepto puede hacerse extensivo al punto de incluir la prohibición de cualquier método de planeamiento familiar, mientras que los partidarios del control de la natalidad indican que este pasaje se refiere explícitamente al infanticidio, y señalan que no existe tal prohibición contra el control de la natalidad en el Corán. Es más, la literatura Hadiz o Sunna con claridad permite la práctica del interruptus ('azl), y hay fuentes que indican que el mismo profeta Mahoma practicaba 'azl (Sunna narrada por Jabir). Aquellos a favor de la anticoncepción argumentan que el control de la natalidad artificial se equipara moralmente a 'azl y por lo tanto debe ser aceptado. La mayoría de las tradiciones musulmanas permiten la implementación del co ntrol de la natalidad cuando hay involucradas razones de salud o el bienestar de la familia se encuentra afectado; esto proporciona una interpretación de gran flexibilidad y amplitud y se refleja en las vastas diferencias de criterio sobre planificación familiar de los distintos grupos y países musulmanes. A pesar de los diversos modos de ver, se mantiene el énfasis sobre la procreación en el seno familiar como obligación religiosa. Existe un rechazo unánime a la esterilización y el aborto.

El hinduismo fomenta activamente la procreación fructífera dentro del matrimonio pero no existe prohibición contra el control de la natalidad en esta religión. Los Upanisads describen un método de control de natalidad (Upanisad Brihadâranyaka) y en los Shastras se recomienda la abstinencia temporaria, mientras que se desaprueba el aborto. Aún así, existe una variada gama de pareceres sobre la anticoncepción en los estudiosos hindúes: Gandhi era partidario del control de la natalidad cimentado en la abstinencia y sin echar mano a medios artificiales, mientras que Radhakrishnan y Tagore, en la otra punta, promovían el empleo de métodos artificiales. India fue la primera nación en establecer una estrategia gubernamental de población basada en medidas del control de la natalidad.

Intereses comunes unen a las principales tradiciones religiosas en cuanto al tema del control de la natalidad. En cada una de ellas, los opositores del planeamiento familiar temen que los anticonceptivos promuevan la inmoralidad y el sexo ilícito, si bien se debe agregar que muchas creencias no occidentales temen que las políticas liberales anticonceptivas alienten un modelo de vida occidental que destruiría la familia y los valores familiares. Las disertantes feministas han considerado las prohibiciones que pesan sobre el control de la natalidad como una cortapisa a la sexualidad y la independencia femeninas. http://www.mum.org/anticyre.htm

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