sábado, junio 14, 2008

Fortalecer la voluntad. Arturo Ramo García.

La opinión. Por Arturo Ramo García, inspector de Educación

Fortalecer la voluntad

Los dos pilares de la personalidad humana son la inteligencia y la afectividad. Aquellos en quienes predomina el primer aspecto son fundamentalmente racionales. Otros, por el contrario, son más afectivos y sentimentales. Además, hay toda una gama de tipos intermedios. Entre los dos pilares bá­sicos, la razón y el amor, la voluntad es el puente y les da firmeza con su entrenamien­to. Una persona con gran inteligencia y vo­luntad débil difícilmente alcanzará los obje­tivos que se propuso para su vida, llevando una existencia irregular, zigzagueante y sin seguridad. Por el contrario, otra de inteligen­cia mediana pero con fuerte voluntad llevará una vida constante y ordenada, disciplina per­sonal y autoexigencia, alcanzando en gran medida las metas propuestas.

Nuestro trabajo de investigación, presenta­do en la Universidad de Valencia, Influencia a de los hábitos de estudio en el rendimiento escolar, sobre el peso de la inteligencia y la motivación (fuerza de voluntad) en las notas escolares concluye que tiene más peso estadístico la segunda y que la motivación interna (estudiar porque uno mismo quiere) es padres se apoyan en la autoridad y en el cari­más importante que la externa (estudiar porque me lo mandan).

Todos los educadores saben que el ambiente familiar es determinante de la formación y el rendimiento escolar de los chicos. Los padres utilizan premios y castigos en su función educadora. El psicólogo conductista B. F. Skinner afirmaba que del buen manejo del binomio premio-castigo dependía que los niños tuvieran buena o mala educación. Los padres se apoyan en la autoridad y en el cariño en su función educadora y su autoridad debe ser exigente y estimulante, a la vez que fomente un ambiente alegre y amable.

Para fortalecer la voluntad conviene seguir una estrategia de pequeños vencimientos cumplir la obligación o los deberes diarios aunque no apetezca; negarse algún pequeño capricho para ser dueños de sí mismos, etc. Es necesario adquirir hábitos tales como cumplir el horario previsto, tener ordenados la mesa y los armarios, planificar las tareas que se deben hacer y poner el esfuerzo de hacerlas todas, aceptar las contrariedades y tener buena tolerancia con las frustraciones.

Estos hábitos de la conducta fortalecen la voluntad y forman a la persona recia, segura, estable y dueña de sí. Se adquiere una especie de fortaleza amurallada contra tentaciones actuales como la droga, el alcohol y la infidelidad, a la vez que facilita la consecución de las metas propuestas.

«El psicólogo conductista B. F. Skinner afirmaba que del buen manejo del binomio premio-castigo dependía que los niños tuvieran buena o mala educación»

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