Los españoles dicen no al Gobierno y a la oposición JOSÉ JUAN TOHARIA Y JOSÉ PABLO FERRÁNDIZ DOMINGO - 27-03-2011
En 1931, con ocasión de su toma de posesión como ministro de la República, Fernando de los Ríos pronunció una frase lapidaria: "En España, lo revolucionario es el respeto". No cabía, quizá, diagnóstico más amargamente certero para un país que solo cinco años después se despeñaría hacia un encarnizado enfrentamiento fratricida. Ahora, 80 años después, ¿se ha conseguido esa revolución del respeto? El Pulso de España 2010 (elaborado con datos de Metroscopia procedentes de una amplia muestra de 5.000 entrevistas) permite pensar que, de manera prácticamente unánime (88%), los españoles de ahora afirman que:
a) Nadie está en posesión de la verdad, ni tiene derecho a decir a los otros cómo deben pensar o cómo han de vivir.
b) Todos debemos respetar las ideas y la forma de vivir de los demás, por raras o diferentes de las nuestras que puedan parecernos (siempre, claro está, que estén dentro de la ley).
A mayor abundamiento, y por si tan rotundos pronunciamientos no bastaran para dejar las cosas claras, un masivo 98% sostiene que cada uno puede pensar lo que quiera, siempre que respete las ideas de los demás y no trate de imponer las suyas. Nuestra actual convivencia cívica -estridencias aparte de algunos sectores mediáticos, impertérritamente "instalados en el bramido", por utilizar la frase que Ortega dedicara a Joaquín Costa, y a contracorriente, por tanto, del común sentir ciudadano- se desenvuelve sobre este novedoso telón de fondo que tiene al respeto y a la tolerancia como valores supremos.
Y sobre esa actitud vital de base, nuestra sociedad lleva ya tres años encarando una crisis económica que está resultando mucho más dura y prolongada de lo esperado. Lo está haciendo con un ánimo en el que sobresalen los rasgos siguientes: profundo abatimiento, cercano quizá ya a la angustia, en relación con la situación económica; creciente inquietud ante el impacto de la misma sobre el tejido social; profunda desafección hacia los políticos, en general, por su modo de operar un sistema de gobierno que, pese a todo, sigue contando con un respaldo ciudadano masivo, y hacia una institución (la Iglesia) cuya imagen social está en caída libre. Y en acusado contraste, elevada confianza en una institución nueva (la Corona) y en otra profunda y certeramente renovada (las Fuerzas Armadas).
LA IGLESIA
La Iglesia católica española, que jugó un destacado papel en la transición a la democracia y contribuyó de forma significativa a la reconciliación nacional que -de forma más o menos explícita- supuso dicho proceso, se encuentra ahora en una situación de creciente descrédito. Uno de cada dos españoles considera que, en la actualidad, transmite más una imagen de dureza y condena que de bondad y perdón. Y tres de cada cuatro (75%) piensan que no ha sabido adaptarse a la actual realidad social. Y, significativamente, piensa esto incluso la mitad de los que se definen como católicos practicantes.
Este texto es una síntesis de datos especialmente relevantes obtenidos por el sondeo de Metroscopia que sirve de base al Pulso de España 2010, elaborado por la Fundación Ortega-Marañón, con patrocinio de Telefónica y coordinado por José Juan Toharia. Lo publica la editorial Biblioteca Nueva. José Juan Toharia y José Pablo Ferrándiz son, respectivamente, presidente y director general de Metroscopia.
Este texto es una síntesis de datos especialmente relevantes obtenidos por el sondeo de Metroscopia que sirve de base al Pulso de España 2010, elaborado por la Fundación Ortega-Marañón, con patrocinio de Telefónica y coordinado por José Juan Toharia. Lo publica la editorial Biblioteca Nueva. José Juan Toharia y José Pablo Ferrándiz son, respectivamente, presidente y director general de Metroscopia.
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