Entre los muy millonarios, dejar su fortuna como herencia ya se ve como una mala idea. Esta mentalidad se extiende influida por la nueva filantropía, por la mayor esperanza de vida, por la crisis y, sobre todo, por el deseo de que los hijos se labren su propio futuro y sepan lo que cuesta conseguir la riqueza. El fenómeno choca con que "los hijos se creían con el derecho de recibir todo lo que sus padres construyeron en vida", dice María Ángeles Durán, catedrática de Sociología y profesora de Investigación del CSIC. Y lo que van a recibir es "la educación en el esfuerzo y el trabajo. La mejor herencia", asegura.
El embajador de esta tendencia y de lo que muchos consideran la nueva filantropía es Bill Gates. Junto a su esposa Melinda, lidera la fundación que lleva sus nombres, dedicada a ofrecer oportunidades en salud y educación en sociedades menos favorecidas. El pasado verano, los Gates y Warren Buffet (la segunda y tercera fortunas mundiales, según Forbes) lanzaron la campaña The Giving Pledges (promesas de donación), que pretende que las grandes fortunas se comprometan a donar en vida la mayor parte de su riqueza. Son ya 57 los miembros de este club de filántropos. La propuesta choca con la tradición cultural española, en que buena parte de los ricos lo son por familia y no porque se hicieran a sí mismos. Son pocos los magnates españoles que siguen los pasos de Gates.
El creador de Microsoft es, además, un firme defensor de elevar los impuestos a las herencias. La fiscalidad de las sucesiones es un debate agitado en EE UU que también llega a España, donde varias comunidades la han bajado hasta eliminarla en la práctica. "Hace meses se eliminó el impuesto de sucesión en comunidades como Madrid. Antes, el Gobierno podía recibir un porcentaje del 40%, ahora los herederos se llevan la totalidad", explica Salvador García-Atance, copresidente de la Fundación Lealtad. "Me gustaría que se recomendara a los herederos donar parte, por ejemplo, un 30%, a un proyecto social".
"Dejarles todo mi dinero a mis hijos sería una irresponsabilidad", recalcó Gates.
En España, las herencias han disminuido en los últimos cuatro años de 57.728 a 55.047, mientras que las renuncias han aumentado de 11.045 a 16.309 en el mismo periodo. "Creemos que se debe sobre todo a la crisis", porque los herederos rechazan asumir las deudas de sus ascendentes, informan desde el Colegio de Notariado.
En España hay pocos casos conocidos de altruismo al estilo de Gates, en parte por una cultura familiar distinta y en parte porque el adinerado español es poco amigo de dar a conocer estos detalles. Un empresario del sector textil que pide no ser identificado ya anuncia a sus 50 años: "Yo no voy a dejar nada a mis descendientes, prefiero invertirlo en vida. Estoy en mi derecho. La riqueza es del que se la trabaja", concluye.
Uno de los que sí da la cara en favor de esta nueva corriente es García-Atance, que fue el creador y luego vendedor de AB Asesores. "Estoy de acuerdo con Gates. Los hijos no merecen la totalidad de la herencia porque no se la han ganado. Si no hay esfuerzo no hay derecho", reclama. "¿Por qué poner en riesgo esa riqueza dándosela a alguien cuyo único mérito es ser hijo de? Aunque, por otro lado, mucha gente cree que cuando recibes 28.000 millones de euros [lo que se calcula que recibirían los hijos de Gates] todo es maravilloso, tengo que reconocer que a mí me asustaría enormemente".
Como señala Durán, "solo una minoría se va a permitir el lujo de decidir si deja una gran herencia". Menos de un 5% de los españoles posee un patrimonio mayor al millón de euros. Ricos por apellido o porque se han labrado su propio futuro. "Sobre todo ocurre en profesiones tecnológicas, informáticos y programadores", afirma Leo Abadía, escritor del libro Escuela de Millonarios (Espasa).
La nueva tendencia es "legar en vida como nuevo método de inversión", asegura Chris Carnie, de la Asociación Española de Fundrasing (AEF). "Lo fundamental es que la gente ya no quiere donar tan solo por caridad sino ir más allá. Quieren ver el impacto de su aportación en el mundo, en la sociedad". Esta nueva filantropía pretende copiar el modelo empresarial, de inversión y de riesgo. Para Carnie, "está de moda por dos motivos: la sociedad lo ve aceptable y hay más captadores de fondos. Cada vez son más las personas que legan un porcentaje de su patrimonio a un proyecto u organización social".
En España la herencia se divide en tres tercios: la legítima (sumas iguales para todos los herederos), la mejora (que se puede repartir desigualmente entre los mismos) y la de libre disposición, la única que puede donarse. Esto implica que dos tercios de la fortuna en España queda en manos de los hijos, a los que según la ley, salvo casos muy excepcionales, no se puede desheredar.
"Es con lo que podemos contar si decidimos legar a una ONG", explica Uría, abogado testador. Para que esto sea posible lo mejor es hacer testamento, "aunque no todo el mundo quede satisfecho".
En 2010, 587.623 testamentos se redactaron o ejecutaron en España, 11.000 menos que en 2006, explica Ignacio Domingo, portavoz de la Agencia Notarial de Certificación (Ancert). "Parece casi de chiste que solo medio millón de personas al año redacten su última voluntad", afirma. El trámite es sencillo: "Menos de 50 euros y un DNI en regla". "Conozco casos de españoles muy influyentes que están ayudando con su patrimonio a proyectos sociales. Hay filántropos a patadas", cuenta Abadía. Lo normal es que personas con grandes riquezas creen fundaciones: "No niego que legitimar una organización de este tipo tenga beneficios fiscales, pero también el fundador tiene la obligación de demostrar que ayuda en diferentes proyectos. El fundador del imperio Inditex, Amancio Ortega, ha dado un gran impulso a la economía de su pueblo, y el presidente del Santander, Emilio Botín, invierte mucho en becas y formación", concluye Abadía.
"Esta tendencia no significa dejar sin nada a los hijos sino cederles lo suficiente para vivir", aseguran desde la AEF. No hay un registro de filántropos en España, "aunque se sabe que cada día son más los que se suman a esta práctica. Pero todavía España está muy lejos de los países anglosajones, donde se puede disponer de la totalidad de la herencia".
Carnie argumenta que "la familia es lo primero en España por una razón cultural". Patricia de Roda, directora general de la Fundación Lealtad, reitera: "Somos solidarios con los nuestros, solventamos sus deudas o les ofrecemos trabajo". En 2011 se tramitaron 55.047 herencias. "Si una persona en Reino Unido carece de herederos, el Gobierno reparte su legado por distintas ONG. Aquí, en cambio, se lo queda el Estado", señala Carnie. Puntualiza que Bill Gates no ha sido el primer millonario en proponer esta idea de donar parte de su riqueza, sino un escocés hace 100 años, Andrew Carnegie, cuya fortuna se cifraba en lo que hoy serían 300.000 millones de dólares y que dedicó el final de su vida a la filantropía.
"Dejar una herencia en donación es un acto familiar. Los descendientes deben afrontar la decisión. No creo que la hija de Amancio Ortega tenga ningún problema con que su padre done parte de su patrimonio. La cantidad suele ser un porcentaje reducido de su dinero", concluye el experto.
"Vivimos en una sociedad en continuo movimiento donde los posibles legados se ven afectados por varios factores", argumenta María Ángeles Durán. En primer lugar, las personas que cuentan con capitales financieros deben saber que estos son inestables, y en segundo lugar, hay que tener en cuenta la esperanza de vida: "Cada vez es mayor. Si una persona consigue llegar a los 60, es bastante probable que todavía tenga 30 años más de vida. Realidad que se ve influenciada en la actualidad porque las personas tienen que ocuparse de sus propios cuidados tras la jubilación. Un nuevo mundo sin herencias: no porque los padres no quieran legar, sino porque no van a poder. Gastarán su patrimonio en vida". Los niños que han contado con una economía acomodada, "tienen que empezar a asumir que no siempre va a ser así. Que deben labrarse su futuro. Y los padres deben transmitir una buena educación basada en el esfuerzo y en el trabajo duro", señala la socióloga.
Hay jóvenes que viven con ilusión la riqueza de sus padres y muchos se creen con derecho a recibirla. Usan discursos del tipo: "En mi casa de la playa", "cuando el coche de mi padre sea mío" o "yo voy a trabajar en la empresa familiar estudie lo que estudie".
"Son niños acomodados que se convierten en meros consumidores", explica José Antonio Ortega, psicólogo conductual y colaborador en el programa de televisión Hijos de papá (Cuatro). Esto está generando una epidemia social que pone en peligro la salud emocional de muchos chavales. "Se denomina síndrome del niño rico". Es un trastorno que no abarca solo a los hijos de la gente acaudalada sino también a niños de clase media e incluso de pocos recursos, ya que se define como el exceso o acumulación de cosas, como por ejemplo el dinero. Las claves más importantes para poder superarlo son el tiempo y la educación en valores. "Pasar un rato con tu hijo y disfrutar con él es más importante que verle todos los días y ni siquiera hablarle" señala Ortega. Y el segundo punto es la educación en valores: "Pero vista en términos de respeto, de convivencia, de tolerancia. Si enseñamos lo que cuestan las cosas, los hijos las apreciarán". Muchos padres, señala Ortega, describen a sus descendientes como vagos, sin motivación, "por lo que creen que el mejor castigo es desheredarles".
Leopoldo Abadía trabaja a diario con estos chavales que "se sienten inútiles y viven a la sombra de sus progenitores". Es el creador de un curso exclusivo para ellos. "Hay gente que tal vez no lo entienda. Pero es muy duro para ellos. El proyecto va dirigido a personas de alto nivel adquisitivo, buenas personas, que saben leer y escribir pero que no tienen formación para llevar un negocio. Los programas son exclusivos para cada persona". En este momento cuenta con cuatro alumnos.
El padre "normalmente es el artífice de la riqueza y la mujer e hijos son los encargados de valorar su trabajo. El hombre olvida que los familiares son también son personas con inquietudes y les exigen mucho", añade Durán.
Abadía opina que otro factor para retirar la herencia es la supervivencia del negocio familiar: "Cuando alguien es el creador de un imperio no lo deja a su suerte cuando muere. Si no encuentra entre sus hijos lo que se necesita, elige a un profesional que cumpla con los objetivos. El patrimonio, en contra de lo que muchos niños ricos creen, no es de ellos, sino de sus padres".
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