lunes, julio 03, 2006

Benedicto XVI, el Papa "Guardián de la ortodoxia". Cardinal Ratzinger drinks bavarian beer.

En sus discursos, Benedicto XVI será el Ratzinger de siempre, el que se niega a transigir. "Para mí, la bondad implica la capacidad de decir 'no', porque una bondad que transige no hace bien al prójimo", afirma el Papa en uno de sus libros.
Ratzinger había de ser forzosamente pesimista, y lo es. De ahí su fijación con el relativismo, que identifica con el "supremo egoísmo de la dictadura del yo" y con el "peligro político de la dictadura de la mayoría". "El relativismo es un valor positivo en la política, pero la mayoría podría decidir un día que conviene exterminar a un grupo humano en nombre del progreso de la historia, una aberración que por desgracia ya hemos conocido. Debe haber, por tanto, límites al relativismo político".
Para Ratzinger, como para toda la jerarquía, los límites a no traspasar son el aborto, la eutanasia, la manipulación genética.

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