El Ayuntamiento de Zaragoza aprueba hoy la nueva Ordenanza de Ecoeficiencia Energética. A medio plazo, permitirá ahorrar hasta el 40% de energía en las viviendas que cumplan la legalidad
09/02/2007 MARGA VALIENTE
Las calderas de calefacción individuales y los molestos aparatos de aire acondicionado pronto pasarán a la historia en la capital aragonesa. Antes del verano serán sustituidos por instalaciones colectivas con contadores individuales en las nuevas construcciones. El Ayuntamiento de Zaragoza aprueba hoy una Ordenanza de Ecoeficiencia Energética que regula las futuras edificaciones y que, a medio plazo, permitirá ahorrar hasta un 40% de energía en las viviendas que cumplan la normativa.
El texto recoge cuestiones tan concretas como la orientación de las fachadas (al menos el 30% será exterior y el 80% mirará al sur); la distancia mínima entre bloques (para evitar zonas de sombra); la ventilación cruzada de los pisos o la construcción de edificios lineales. Las nuevas urbanizaciones deberán contemplar en su proyecto abundante vegetación, particularmente arbolado de gran porte y de hoja caduca.
Además, la ordenanza municipal incluye todas las técnicas básicas de refrigeración pasiva utilizadas en arquitectura bioclimática: protección solar, ventilación y humedad. El documento elaborado por el área de Medio Ambiente, en cumplimiento del Código Técnico de Edificación y de los objetivos marcados en la Agenda Local 21, fija los aislamientos térmicos mínimos y especifica que la carpintería deberá ser de clase 2 o superior. La norma entra en detalles como la obligación de instalar invernaderos y galerías con ventanas correderas.
ILUMINACIÓN El tipo de iluminación a emplear en las zonas comunes (portales, garajes, escaleras y pasillos o rellanos) también se determina en la ordenanza. La colocación de paneles solares, fotovoltaicos la utilización de biomasa son otras de las exigencias del documento.
El texto contempla también la obligación de elaborar un plan de mantenimiento de las instalaciones del inmueble. Todas las viviendas controlarán individualmente sus consumos de energía y los registros se incluirán en un banco de datos que permitirá a los responsables municipales controlar la evolución de las emisiones de CO2.
Y lo que es más importante. El ayuntamiento condicionará la licencia urbanística al compromiso escrito de los promotores al cumplimiento de todos estos requisitos. Los servicios de inspección aumentarán los controles y podrán obligar a los edificios ya existentes que no alcancen un rendimiento igual o superior al 80% en sus generadores alimentados con combustible líquido o gaseoso.
La ordenanza que hoy se debatirá en la Junta de Gobierno Local se aprobará en el pleno de febrero. Posteriormente, saldrá a información pública durante 30 días y, previsiblemente, estará en vigor antes de las elecciones del 27-M.
Esta normativa obliga tanto a los propietarios de suelo, promotores y constructores privados como a la administración pública. Se aplicará tanto en nuevas construcciones como en rehabilitaciones integrales. Solo están exentos de cumplirla las construcciones de menos de 2.500 metros cuadrados y aquellos edificios catalogados cuyo interés monumental pudiera verse afectado por el cumplimiento de sus exigencias. Colegios, centros de salud, deportivos, comerciales, oficinas y establecimientos de hostelería tendrán que adaptarse a las ordenanzas.
La concejala de Medio Ambiente, Lola Campos, destacó ayer la importancia de este texto para "mejorar la calidad del aire de la ciudad" gracias a una mayor eficiencia de los sistemas de calefacción doméstica y a los edificios bioclimáticos. "El pequeño esfuerzo compensa", dijo.
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