martes, mayo 25, 2010

¿Pondrías tu cabeza dentro de un horno microondas? ¿No quieres antenas en los tejados y las metes dentro de tu casa?

Estamos entrando en la "Era del Electrosmog"

En términos simples, es así, nuestra sociedad moderna está introduciendo todas nuestras cabezas en hornos microondas, queramos o no. Nuestra civilización se ha lanzado a un experimento masivo global con una nueva forma energética de polución del aire, llamada electrosmog o electropolución. Su biofísica es muy simple: Todos los aparatitos inalámbricos que funcionan con ondas creados por la física y la ingeniería se cruzan en el camino con nuestros sistemas biológicos. Ahora se ha demostrado que el electrosmog es capaz de afectar al ADN de todos los seres vivos y puede incluso estar teniendo un impacto adverso en la atmósfera terrestre. Muy probablemente el electrosmog demostrará ser la mayor amenaza medioambiental de este siglo. Parece que nos enfrentamos a una colisión directa contra los ladrillos básicos que soportan la vida.

Mucha gente hoy en día piensa que no deben preocuparse por los campos electromagnéticos de las líneas eléctricas de bandas de frecuencia extremadamente baja (EMF/ELF) porque creen que son seguras e inofensivas, pero nada puede estar más lejos de la verdad. Tres estados y agencias federales de los Estados Unidos reconocen ahora que tales exposiciones están directamente relacionadas con la leucemia infantil. También afirman esto varios gobiernos europeos y la Unión Europea. Nuevos estudios indican que vivir cerca de líneas eléctricas durante la infancia aumenta significativamente el riesgo de sufrir leucemia de adulto también. Antes nadie había seguido a esas poblaciones durante tantos años para que se demostrara ese riesgo, pero ahora está constatado. Como ocurre a menudo con este tipo de casos, tan pronto como un investigador mira, encuentra los efectos. Los estados de California y Connecticut están estableciendo guías para las exposiciones a campos electromagnéticos en algunos casos requiriendo la colocación bajo tierra de los nuevos corredores de líneas eléctricas cerca de áreas pobladas. El Reino Unido está considerando comprar propiedades residenciales alrededor de los corredores de líneas eléctricas para que éstos estén más apartados de la población.

Además, hay nuevas inquietudes entre los expertos en protección radiológica sobre lo que se ha dado en llamar "electricidad sucia" (dirty electricity), que causa el síndrome del "edificio enfermo" y que ocurre cuando en las casas o en los edificios hay un nivel elevado de contaminación electromagnética procedente de múltiples fuentes de radiofrecuencia como por ejemplo los aparatos electrónicos junto con las líneas eléctricas, las cañerías y los aparatos inalámbricos. Se ha visto que la electricidad sucia es la causa del aumento de la diabetes, los dolores de cabeza, los problemas de concentración y la hiperactividad entre los niños, entre otros problemas.

Pero la mayor preocupación en torno al electrosmog actualmente son los productos inalámbricos.

Desde la llegada de los teléfonos móviles a finales de los 80, la "revolución sin cables" no ha parado de crecer hasta incluir todo desde acceso a Internet sin cables en escuelas, bibliotecas, hogares, aeropuertos, hoteles y negocios, hasta "Zonas Wi-Fi" en cualquier lugar público, teclados, ratones y otros dispositivos inalámbricos (Bluetooth), además de numerosos dispositivos de sensor remoto y etiquetas de identificación mediante radiofrecuencia (RFID), ahora insertadas en muchos productos de consumo, pasaportes, pacientes con demencia, mascotas, y bebés en unidades neonatales. La gente se pone pendientes Bluetooth con radiofrecuencia, que lanzan microondas pulsantes directamente a su cerebro. El WiMax es una red inalámbrica que permite a la gente agrupar todos sus servicios de telecomunicaciones recibiendo todo sin cable. El número de personas que abandonan completamente sus teléfonos fijos con cable crece diariamente.

A instancias de los gigantes de las telecomunicaciones otra vez, el FCC agrupó todos los nuevos servicios de banda ancha, requiriendo aumentar mucho más el nivel de radiofrecuencia ambiental, bajo las legitimaciones de la ley de telecomunicaciones (Telecom Act, USA), que todavía prohíbe que las exposiciones ambientales de radiofrecuencia sean tomadas en consideración para la instalación de antenas de telefonía. Añade a todo esto muchas instalaciones militares nuevas, como los programas de escudo antimisiles "Star Wars", que crean intensas pantallas de energía de alta intensidad en la ionosfera, exposiciones crecientes de nuestros militares a las armas de alta tecnología, y cientos de nuevos canales de TV y emisoras de radio emitiendo a literalmente millones de vatios de intensidad radiada desde transmisores en tierra y redes de satélites y verás claramente que estamos sumergidos en niveles siempre crecientes de radiación ambiental de radiofrecuencia.

Mucha de esta nueva afluencia de radiofrecuencia ambiental está en las bandas de microondas de frecuencia ultra alta (UHF), la misma forma de energía usada por los hornos microondas pero sin paredes o puertas. No sólo estamos siendo expuestos por nuestros propios productos sino también, como los fumadores pasivos, por los que usan otras personas.

Los aparatos de consumo inalámbricos transmiten en un patrón de 360 grados, exponiendo a todos los de alrededor que se encuentren cerca o lejos. Los niños de hoy en día, por primera vez en la historia humana, sufren exposiciones graves prenatales. Los padres colocan radiomonitores de bebé que transmiten radiofrecuencias junto a la cuna para que sus hijos estén "a salvo". Y los niños, al menos en América, tienen un teléfono móvil mucho antes de obtener el permiso de conducir. Los padres a menudo insisten en que sus hijos lleven teléfono móvil. Qué ironía que la ciencia está dando cada vez más señales de alarma pero la mayoría de los padres siguen estando desinformados.

Hay más de 2,2 billones de usuarios de teléfonos móviles en el mundo actualmente con una estimación de 100.000 más uniéndose diariamente en América solamente. Además, cada nuevo diseño tecnológico, como fotos digitales enviadas a través de teléfonos móviles, descargas de música, uso de Internet a través del móvil, dispositivos informáticos inalámbricos, añade otra capa más de radiofrecuencia al conjunto. Todo esto requiere infraestructura de transmisión y cada vez más banda ancha en el espectro electromagnético, lo que significa más transmisores en cercana proximidad a la población. Hace sólo una década, este tipo de exposición apenas existía. Según una estimación los niveles de radiofrecuencia ambientales en Boston y Nueva York han aumentado 100 VECES en comparación con los de hace una década. Un reciente estudio hecho en Europa encontró un aumento del 3.000 % en la radiofrecuencia ambiental en 10 ciudades respecto a la de hace sólo una década. Como cualquiera puede reconocer, esto es un gran cambio en el medio ambiente. Y este nuevo agente no tiene paralelo con ningún otro agente contaminante que exista hoy en día.

Anteriormente al siglo veinte, el campo electromagnético natural de la Tierra consistía en los Polos Norte y Sur, los campos magnéticos fijos que emanan de su núcleo fundido, y los relámpagos de las tormentas. Muy poca radiofrecuencia, e incluso menos radiación de microondas, alcanzaba la Tierra procedente del espacio.

Ahora el área completa del espectro electromagnético ha sido llenada en la superficie de la Tierra, debido exclusivamente a nuestra propia electropolución durante los últimos 50 años.

Además hemos creado características de propagación de señales como la corriente alterna y la corriente pulsante digital, formas de onda inusuales como la onda senoidal y la onda diente de sierra, y densidades de alta potencia de estas bandas que simplemente no existen en la naturaleza. Todo esto ha sido creado por artefactos artificiales hechos por el hombre.

Muchos profesionales de la salud pública en Europa están recomendando ahora evitar prudentemente la exposición a estas ondas todo lo posible, especialmente la de los niños, los que, por virtud de su edad, tienen una mayor división celular en su organismo, sus cráneos son más finos, lo que permite una penetración más profunda de las ondas, y tienen el sistema inmune en desarrollo.

Pero no paran de aparecer nuevas tecnologías a un ritmo desenfrenado. La gente parece estar adicta a los móviles, a los BlackBerrys y a los sistemas de mensajes instantáneos, y de hecho pueden en realidad estarlo. Algunos estudios han encontrado que la radiofrecuencia aumenta los niveles de endorfinas y estimula los centros de placer del cerebro. Los fabricantes de esos productos han avisado de que producen fuertes frecuencias eléctricas y una señal de radiofrecuencia que alcanza directamente los ojos de quien los usa. Dos recientes estudios han encontrado melanoma en los ojos que han sufrido tales exposiciones. Un estudio encontró electrofrecuencias de 900 miligauss en algunos BlackBerrys (los aumentos en las tasas de leucemia empiezan a 2 miligauss).

El peligro del Wi-Fi

Además, ciudades y pueblos enteros se están volviendo Wi-Fi sin ni siquiera pensar en las consecuencias. Nueva Orleans, tras el Huracán Katrina, puede que nunca reconstruya el sistema de línea de teléfono por cable otra vez. Grupos de antenas se montan en torres, cimas de edificios altos y tanques de agua, enganchadas a los lados de complejos de apartamentos, y escondidas a menudo en huecos de ascensores, silos o graneros y campanarios de iglesias. En las ciudades son montadas en los postes de las farolas, creando una exposición omnipresente a sólo tres metros de la mayoría de las calles de la ciudad y pisos, irradiando directamente a la gente las 24 horas y los 7 días de la semana.

No debería activarse un sistema Wi-Fi que cubra toda una ciudad o un pueblo sin estudios epidemiológicos.

Tales sistemas están siendo enfrentados por los ciudadanos en San Francisco, varias poblaciones en el sur de California, Minnesota, Massachusetts, Maine, Illinois, y en Canadá y Europa. La gente está enfermando una vez estos sistemas empiezan a funcionar. El gobierno alemán en 2007 advirtió a sus ciudadanos que no usaran la tecnología Wi-Fi de routers inalámbricos, especialmente en los colegios. El gobierno aconsejó que la gente usara la variedad de cable tanto para Internet como para teléfonos fijos del hogar. En los Estados Unidos, [al igual que en muchos otros países, incluido España] a muchas de estas tecnologías se les concede una "exclusión categórica" y carecen de licencia o regulación por ninguna entidad gubernamental porque se presume que operan bajo un cierto umbral de potencia requerido para el calentamiento de tejidos. Pero la realidad es que laboratorios independientes han descubierto que muchas veces las emisiones de estos aparatos superan incluso los pocos estándares requeridos que existen y no hay ninguna supervisión o seguimiento por parte del gobierno de este asunto.

Numerosas comunidades están oponiéndose a las antenas cerca de colegios y barrios residenciales. Pero cientos de miles de nuevas antenas de telefonía son necesarias para ofrecer cobertura debido a la demanda de todos los aparatos inalámbricos. La construcción de la infraestructura inalámbrica no está completa en ningún sitio. La tecnología de "tercera generación" necesita infraestructura cada 1-4 kilómetros. Hay nuevos servicios de banda ancha que permiten todo desde llamadas, mensajes de texto y descargas de Internet en una pantalla de teléfono móvil o en un portátil inalámbrico. Además, haciendo gala de la competición con las redes de cable, las telecoms pueden ahora ofrecer hasta programación de TV. Esto significa que la antena de telefonía móvil de ayer se ha transformado en una estación de emisión de TV además.

Como consumidor, si quieres usar estos sistemas inalámbricos, estás pidiendo que a alguien le instalen cerca o al lado de su casa la infraestructura de emisión. Con el tiempo, esta infraestructura la tendrás también al lado de tu casa. No tendrás donde esconderte.

Los efectos de la exposición del Medio Ambiente

La ciencia está también revelando un paisaje desolador de lo que la exposición a la radiofrecuencia puede hacer, amenazar la salud de nuestro planeta en todos los niveles, desde las plantas hasta los humanos.

Hay un creciente montante de evidencia de que la exposición a largo plazo de radiofrecuencia a baja potencia es igual de peligrosa que la exposición a corto plazo de alta potencia, como la de los Rayos X, por ejemplo.

En esencia, estamos enfrentándonos a una forma totalmente nueva de polución, una forma eléctrica. El mundo no humano es afectado del mismo modo. La radiación electromagnética puede causar la pérdida prematura de hojas de los árboles y hacerlos más susceptibles a enfermedades. Hay pruebas de que la radiofrecuencia procedente de torres de TV, radio y telefonía móvil baja la producción de leche de las vacas, causa deformidades en anfibios, dismiuuye la reproducción en animales y pájaros, y causa confusión, errores de navegación y muerte en los pájaros migratorios.

Se sabe que las capacidades navegatorias de las abejas son sensibles a bajos niveles de campos electromagnéticos. Las poblaciones de pájaros de los países industrializados están disminuyendo en picado debido a varias razones. Pero la radiofrecuencia puede jugar un papel importante ya que el tejido de los ojos, el pico, y el cerebro de los pájaros tiene componentes de magnetita, un mineral natural altamente sensible a campos electromagnéticos externos que los pájaros usan en su navegación (ya que navegan usando el campo electromagnético natural de la Tierra). Esta atracción a las antenas es probablemente lo que provoca las 4-5 millones de muertes de pájaros anuales que pueden ser debidas a colisiones con torres de antenas, según el U.S. Fish and Wildlife Service.

Nuestros más brillantes expertos están en su mayoría en desconocimiento de éste área científica. Los científicos del medio ambiente a menudo ponen collares de radiofrecuencia e insertan chips de identificación con radiofrecuencia (RFID) en animales, pájaros, poblaciones marinas, con el objetivo de seguirlos y estudiarlos, sin haber ojeado la literatura que muestra el incremento de tumores en el tejido viviente con tales aparatos además del aumento de la excitabilidad y la morbilidad. Los expertos en medio ambiente también promueven la sustitución de las bombillas incandescentes por bombillas compactas fluorescentes (CFLs), las llamadas "de bajo consumo", sin prestar atención al hecho de que estas bombillas crean grandes campos magnéticos de hasta 500 milligauss en la base de la bombilla, a menudo cerca de la cabeza del usuario, y además contienen en su interior componentes extremadamente tóxicos: mercurio y flúor.

Es necesaria mucha más cautela

Muchos progresistas se han lanzado a la implementación del acceso a Internet mediante la tecnología Wi-Fi para según ellos acabar con la "división digital entre ricos y pobres", sin ni siquiera saber las potenciales consecuencias sanitarias para las comunidades donde la implementan debido a tanto el hardware inalámbrico como a la infraestructura de antenas. Los progresistas también han acogido el concepto de nuevas estaciones de radio FM con baja potencia (1000 vatios) para contribuir a llevar la información local a comunidades que se han quedado fuera de fusiones de empresas de los medios de comunicación. Pero esta solución, que traerá una nueva capa de electrosmog a las áreas locales, es sostenida sin entender los estudios que han mostrado aumentos en los casos de melanoma en zonas de radiación FM de baja potencia. Una buena solución sería evitar o deshacer las fusiones de empresas. Como se ve claramente, hay grandes lagunas de educación sobre este asunto de la radiofrecuencia.

Es necesaria mucha más cautela. Existe una voluminosa cantidad de estudios para la gente que se interese e investigue. Los científicos del medio ambiente deben despertarse y contemplar también esta gran amenaza que se cierne ahora mismo sobre el planeta. Las comisiones locales de planeamiento urbanístico deberían, basándose en los crecientes estudios, como el Bioiniciativa, establecer estrictas regulaciones en torno a la colocación de la infraestructura de antenas. Los ciudadanos deberían exigir a través de su voto responsabilidad a su legislación sobre este asunto y la creación de investigaciones imparciales del gobierno, estándares que verdaderamente protejan, y mantener la influencia empresarial a mucha distancia de las agencias reguladoras. La prensa científica debe cubrir este asunto como un tema médico y sanitario respaldado por estudios y no dejarse influir por las afirmaciones y bulos de las empresas carentes de toda base científica. Y nuestros médicos tienen que comprender lo que algunos biofísicos saben ya desde hace tiempo, que los sistemas vivientes son exquisitamente sensibles a la radiación no ionizante de baja potencia. A los médicos se les enseña en la facultad de medicina que este tipo de radiación sólo puede causar calentamiento de tejidos y electroshock, pero en realidad, puede impactar negativamente todos los sistemas del organismo.

Todos los datos y avisos están disponibles para todos los que los quieran ver, individuos y gobiernos, tanto en Internet como en libros que empiezan a abundar sobre el tema. Lo único que necesitamos es abrir nuestros ojos para tomar las decisiones más prudentes para nosotros, nuestra familia, y nuestro planeta. El dicho "Es demasiado bueno para ser verdad..." puede ser lo que ocurra en este caso. Habría que mirar, además de las ventajas, los inconvenientes de estas "mágicas" tecnologías. Siempre que en ellas aparezca la palabra "inalámbrico" deberíamos preocuparnos.

Extraído del libro: Electromagnetic Fields: A consumer's guide to the issues and how to protect ourselves, B. Blake Levitt. Traducido por VidaSostenible.

Por Vidasostenible

Supongo que habrás respondido NO por la sencilla razón de que eres consciente de que la radiación de microondas puede dañar tu cuerpo. Cualquier consumidor que haya usado un horno microondas entenderá seguramente su potencial de causar daño y agradecerá que el aparato esté diseñado y protegido de tal forma que las microondas (o gran parte de ellas) no salgan al exterior.

Sin embargo, no tanta gente da por hecho que exactamente el mismo tipo de energía que utiliza el microondas para calentar o cocinar la comida están utilizando ellos, sin paredes ni sistemas de protección como tiene el microondas, cuando conversan con sus teléfonos móviles, cuando encienden el dispositivo de su antena Wi-Fi para conectarse a Internet, cuando hablan por su teléfono fijo inalámbrico, cuando juegan a la consola de videojuegos con un mando inalámbrico o cuando usan su ordenador con dispositivos inalámbricos Bluetooth como por ejemplo un teclado o un ratón sin cables,

Hay algo extremadamente contradictorio que se puede apreciar en la opinión de la mayoría de las comunidades locales o nacionales sobre este asunto. Cuando una comunidad de vecinos tiene la mala suerte de que le colocan de la noche a la mañana una antena de telefonía móvil próxima a su residencia, las protestas y los recursos legales ocurren a menudo si no casi siempre. La respuesta de los ciudadanos es prácticamente unánime en contra de las infraestructuras de antenas cercanas a su residencia. Las denuncias de casos demostrados de muertes y enfermedades de numerosos vecinos en proximidad de estas antenas son abundantes tanto nacional como internacionalmente.

Lo contradictorio de esto es que las comunidades de vecinos y los pueblos, eligen también unánimemente conexiones inalámbricas Wi-Fi para Internet frente a conexiones por cable, aceptando gustosamente la implementación de antenas Wi-Fi en todos los edificios que sea necesario y más gustosamente aún el hardware Wi-Fi en su hogar (similar a mini-antenas de telefonía que emiten microondas sin pausa, con alcance de varios centenares de metros).

La mayoría de los ciudadanos, aunque no quieran ver que les instalan una antena de telefonía cerca de su casa, sí están dispuestos en cambio a instalar una antena de este tipo, aunque de menor tamaño, dentro de su casa, al eligir el uso de conexiones Wi-Fi para Internet, y la mayoría de los hogares que tienen una línea de teléfono, eligen un teléfono fijo inalámbrico, con otra antena emisora de microondas a gran potencia y alcance, para su hogar.

Al mismo tiempo, estos mismos ciudadanos piensan que usar su teléfono móvil de forma habitual (aunque sea por poco tiempo) no es tan peligroso como vivir cerca de una antena de telefonía. Cuando la realidad es que, por mucho que les pese, usar el teléfono móvil de forma habitual es mucho más perjudicial para la salud que vivir cerca de una antena de telefonía.

Todos los ciudadanos que piensen de esa forma, y tomen esas decisiones, tienen un problema bastante gordo. Este problema tiene nombre, se llama IGNORANCIA. Pero, una vez que sepan el error que han cometido, no deben culparse a ellos mismos únicamente de esa falta de información sobre la realidad de estos aparatos con la que han vivido todo este tiempo. La culpa de esa falta de conocimiento de la realidad, la tienen, en parte, el Estado y las empresas que producen y venden tales aparatitos inalámbricos. Porque el Estado, cuyo deber es proteger la salud pública, no sólo no ha comenzado a tomar cartas en el asunto y a establecer nueva legislación, límites y regulaciones en torno al imparable surgimiento de aparatos inalámbricos que emiten microondas y a su rápida propagación por todos los lugares habitados, sino que tampoco ha hecho lo menos que podía hacer, que es informar a la población de los potenciales riesgos que esta tecnología supone para la salud, y recomendar disminuir su uso en la medida de lo posible.

El gobierno español está ignorando (de ahí la "ignorancia") uno de los más importantes asuntos de salud pública que existen ahora mismo y que existirán más adelante. Este asunto es más importante que la "gripe porcina", las vacunas, y otras muchas "estafas". Las empresas que producen y comercializan estos aparatos, son culpables en más alto grado aún porque saben de primera mano el daño que pueden hacer sus productos al ser humano y aún así los venden, pero no sólo eso, no avisan a nadie absolutamente, ni siquiera al gobierno, de los efectos perniciosos que producirán esos sistemas inalámbricos a quien los use.

Este problema debería ser tomado seriamente en consideración por el gobierno porque, según algunos expertos, la magnitud del daño que conllevará puede superar al del tabaco (que sí ha sido tomado en cuenta por los legisladores). Al igual que los "fumadores pasivos" sufren sin culpa los efectos del tabaco, la contaminación por radiofrecuencias no afecta sólo a la familia que instala su aparato Wi-fi en su casa, o un teléfono inalámbrico DECT en su hogar. Estos aparatos afectan por igual a todas las casas o pisos colindantes, además de a todos los cercanos, porque las microondas de estos aparatos tienen un radio de alcance de varios centenares de metros. Esto supone que uno no puede tener nunca la garantía de que su hogar esté libre de microondas, aunque él mismo no use estos aparatos en su casa, a no ser que viviera aislado de los demás. Sin hablar ya de las terroríficas exposiciones a radiofrecuencia Wi-Fi en escuelas, universidades, bibliotecas e incluso pueblos enteros. Las consecuencias para la sociedad de estas múltiples exposiciones son inimaginables, pero son posibles. Piensa sólo por un momento que existan personas que no puedan vivir donde están estas microondas -es decir, en cualquier zona poblada- porque les afectan seriamente la salud. Esto desencadenaría una tremenda fragmentación en la sociedad porque esas personas, al estar enfermas, no podrían trabajar, y la pérdida de fuerza de trabajo y la paralización de empresas serían inminentes. No estamos describiendo ninguna hipótesis exagerada. El colapso de la sociedad debido a una epidemia de enfermedades relacionadas con las radiofrecuencias de microondas es cada vez más factible a medida que los peligrosos niveles existentes en la vida diaria de las personas no hacen sino aumentar con nuevos aparatos y mayor cobertura. Hay datos epidemiológicos de enfermedades que confirman lo que apuntamos.

A medida que avanza el tiempo, los casos de la enfermedad conocida como "electrosensibilidad" se multiplican en todo el mundo. Para mucha gente, los umbrales de tolerancia de su organismo a este omnipresente "electrosmog" en nuestra sociedad han sido rebasados y destruidos. Esta gente está enferma, con una enfermedad nueva y rara para muchos, pero que dentro de poco será, estoy convencido, una enfermedad de lo más común y habitual en gente de todas las edades. Seguro que muchos de los que estáis leyendo esto tenéis signos de ella, aunque aún no lo sabéis. Los síntomas son muy variados, y probablemente creáis que estáis sufriendo de otra enfermedad o problema de salud, y vuestro médico de hecho la última causa que asociará a vuestro problema será la radiofrecuencia o el electrosmog, en el caso de que tenga la voluntad de encontrar una causa, lo que la mayoría de los médicos de la medicina convencional no hacen y no están tampoco obligados a hacer. Lo único que deben hacer, es recetar algún medicamento que pueda controlar alguno de los síntomas que vosotros le especificáis, eso es todo lo que constituye su trabajo. Nada más. Proporcionaros algún que otro veneno farmacéutico para aliviar los síntomas/empeorar vuestra salud.

Según el Dr. Gerald Goldberg, autor del libro Would you put your head in a microwave oven?, "las consecuencias sanitarias derivadas de una exposición contínua de baja potencia a la radiación de microondas pueden ser catastróficas."

"El uso de las tecnologías de microondas aumenta a diario. Esto es obvio para cualquiera que se haya dado cuenta del aumento en las capacidades globales de comunicación. Los riesgos y las consecuencias sanitarias están ya bien documentados. La radiación de microondas está presente.

"Está bien establecido en la literatura médica y científica que hay un periodo de tiempo de aproximadamente 5 a 7 años desde el momento de la exposiciones iniciales a la radiación hasta el desarrollo de una enfermedad reconocible.

"La radiación de microondas no deja ningún residuo en el cuerpo que te indique que es ella la que ha causado una enfermedad. Lo que distingue la radiación de microondas de otros agentes causantes de enfermedad es el patrón de daño que produce, el cual es reconocible a través de estudios dosimétricos y científicos, algunos de los cuales presento en mi libro.

"Lo fundamental que hay que apreciar en este análisis no es reconocer si existe o no una peligrosa arma, lo cual es obvio, sino también que todos estamos siendo disparados con ella.

"La radiación de microondas representa un riesgo extremo de salud pública que puede que no sea reconocido completamente hasta los próximos 5 o 7 años. En el momento en que esta epidemia sea reconocida justamente como lo que es, ya habrá sido afectada o incapacitada hasta el 60% o 75% de la población general. Tenemos delante de nosotros una potencial crisis sanitaria que dañará a la mayoría de las naciones industrializadas. Si estas estimaciones son correctas estamos en el borde de una crisis que nuestra infraestructura sanitaria no será capaz de contener."

El libro de Goldberg detalla los mecanismos de daño que usa la radiación de microondas y todos los tipos de enfermedades y síntomas que puede desencadenar. Todo ello corroborado por detalladas referencias de estudios.

En los "Mecanismos de Daño", explica:

"Lo que es único en la radiación de microondas es su habilidad para penetrar profundamente dentro de los tejidos y cocinarlos o calentarlos. Esto es bastante obvio para cualquiera que haya usado un horno microondas para descongelar un pollo asado de 4 kg o simplemente para calentar una taza de café o hacer palomitas.

- ¿Por qué es un problema también la exposición lenta o la exposición a baja potencia de microondas?

1. No importa lo pequeña que sea la dosis que se reciba en el exterior del cuerpo, la radiación viajará profundamente dentro del organismo y afectará a tejidos del interior.

2. Sin importar el tipo de exposición, los efectos de la radiación son acumulativos. Esto significa que si tú recibiste una exposición grande durante un corto periodo de tiempo o si recibiste una exposición a bajas dosis durante un periodo largo de tiempo los resultados son los mismos. La exposición total es acumulativa. En otras palabras: NO HAY UNA DOSIS SEGURA.

Estos datos implican múltiples consecuencias. Ahora veremos qué tejidos son afectados y qué tipo de daño sufren.

1. Los tejidos sólidos y grasos son los más afectados. Éstos constituyen los órganos más importantes del cuerpo, incluyendo el cerebro, la médula espinal, el cartílago y los huesos.

2. La exposición a la radiación o al calentamiento de las microondas aumenta el daño oxidativo. Además, la radiación de microondas tiende a usar ciertos antioxidantes críticos, especialmente la catalasa y el SOD (super oxide dimutase). Los animales con niveles bajos de estos antioxidantes se ha visto que tienen una esperanza de vida más corta.

3. La exposición a la radiación o al calentamiento de las microondas disminuye el metabolismo celular.

4. El calentamiento hace que los vasos sanguíneos tengan espasmos y pueda cortarse el flujo sanguíneo.

5. El calentamiento de las microondas causa daño por quemaduras dentro de los tejidos vivientes. Son quemaduras similares a las de segundo grado que causan ampollas. Cuando ocurren dentro de un tejido pueden producir un espacio lleno de fluido llamado quiste.

6. La radiación de microondas puede perjudicar la comunicación entre las células, esto es observado en el encefalograma (EKG), y en muchos estudios que revelan la disminución del funcionamiento eléctrico de las señales entre las células que va acompañada por la fatiga del individuo."

En el Capítulo Tercero, Goldberg relaciona el aumento de la radiación con el incremento simultáneo de ciertas enfermedades en la sociedad. Usando gráficos de enfermedades, demuestra cómo el aumento paralelo y simétrico de ciertas enfermedades como tumor cerebral, leucemia, linfoma de Hodgkin, cáncer testicular, cáncer de laringe, cáncer de próstata y cáncer de útero, a lo largo de amplias zonas geográficas, refleja una fuerza común que está actuando igualmente en todas esas regiones. Los gráficos también demuestran que es la tasa de aumento, no el número absoluto de casos en una región determinada, lo que es importante. Es clave saber que la radiación de microondas no es la única causa de enfermedad. Es sin embargo uno de los pocos agentes causantes comunes que unen enormes segmentos de población recreando y produciendo patrones de enfermedad similares en lugares ampliamente separados geográficamente.

GOLDBERG, G. Would you put your head in a microwave oven? AuthorHouse, 2006.

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