sábado, enero 21, 2006

Dar la vida con un solo gesto

*Daniel, un joven filólogo, recibía un trasplante de riñón de su madre, Rosa. Para Rosa, su madre, el momento de la donación también representó una experiencia inolvidable. "Nunca me planteé nada. Que me sacaran una muela me habría sido más difícil. Donar mi riñón a mi hijo ha sido una de las cosas más bonitas que me han ocurrido, casi más que el parto"."Ha servido, el órgano de tu madre ha servido". Así tres veces. Las llamadas telefónicas de la médica responsable de los trasplantes fueron la balsa a la que Natividad Pérez se agarró para superar la muerte de su madre. El hígado, los riñones y las córneas habían servido.
*"Se llamaba Pilar y murió de una hemorragia cerebral. Media hora después de que falleciese, nos plantearon la donación. Nunca habíamos hablado del tema con ella pero sabíamos que habría querido que así fuera. Tenía 71 años, era muy vitalista, muy dulce, cantaba en dos corales y era una mujer fuerte que nos sacó adelante con una pensión de viudedad. La echo mucho de menos, pero sé que sus órganos han servido para dar vida a otras personas y eso me proporciona mucha paz", comenta.
Aunque Natividad sabe que es ilegal, a ella le gustaría saber quién recibió los órganos. "Sería como intentar reencontrarte con el último retal de tu ser querido. Es algo dulce saber que hay parte de su vida en otra persona".

*Hace unos años, Antonio, un adolescente que conducía su motocicleta por las calles de Cádiz, se topó con un anciano cruzando la carretera. Antonio lo intentó esquivar y salvó la vida del anciano pero perdió el control y cayó al suelo. Murió en el acto.
Su madre, Pepi, no estaba para pensar en otra cosa pero algunos familiares la convencieron para que donara los órganos de su hijo. "No me arrepiento para nada, porque sé que otras personas pueden vivir gracias a él, que estaba sano. Tenía sólo 17 años. Lo que a mí me gustaría es saber quiénes son los que tienen los órganos de Antonio. Yo me quedaría mucho más tranquila", comenta Pepi sin poder evitar llorar.

Los españoles dicen que sí a las donaciones. De todas las personas a las que los médicos y miembros de la Organización Nacional de Trasplantes preguntaron en 2005 si querían donar los órganos de sus familiares tan sólo el 16,5% dio como respuesta un no.

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