Dedica al amor y al sexo la mitad de su primera encíclica
Nueve meses después de su elección, Benedicto XVI, publicó ayer su primera encíclica, que lleva por título Dios es amor. Una obra que se centra en el amor y en la caridad. En ella reivindica el amor erótico entre un hombre y una mujer, pero siempre que vaya acompañado por un amor más elevado, espiritual, para evitar que el sexo se convierta en mercancía.
A lo largo de 72 páginas, escritas en un tono muy académico, Benedicto XVI, advierte de que “hoy en día, el término amor se ha convertido en uno de los más usados y de los más incorrectamente usados”. Por esa razón, explica, ha querido dedicar su primera obra como Papa a este concepto, a sus “múltiples significados”. En concreto al que más aclaraciones precisa en su opinión, “el del amor entre un hombre y una mujer en el que alma y cuerpo se unen inseparables y los seres humanos perciben una irresistible promesa de felicidad”, afirma el Pontífice.
A lo largo de 72 páginas, escritas en un tono muy académico, Benedicto XVI, advierte de que “hoy en día, el término amor se ha convertido en uno de los más usados y de los más incorrectamente usados”. Por esa razón, explica, ha querido dedicar su primera obra como Papa a este concepto, a sus “múltiples significados”. En concreto al que más aclaraciones precisa en su opinión, “el del amor entre un hombre y una mujer en el que alma y cuerpo se unen inseparables y los seres humanos perciben una irresistible promesa de felicidad”, afirma el Pontífice.
Sexo como mercancía
La primera parte de la encíclica es una reflexión teológica sobre el amor en sus diferentes dimensiones, y en ella el Papa sostiene que el amor puro está compuesto por amor erótico y amor sentimental, pero que a él se llega sólo en el seno del matrimonio. Fuera de la unión de los esposos sólo existe degradación del hombre, según Benedicto XVI. “Eros, reducido a puro sexo, se ha convertido en una mercancía, sólo una cosa que puede comprarse o venderse; así, el hombre se convierte en una mercancía”, explica. “El hombre lo es plenamente cuando su alma y su cuerpo se funden. Si aspira a ser sólo espíritu y rechaza la carne como parte de su naturaleza humana, tanto su espíritu como su cuerpo pierden su dignidad. Por el contrario, si desprecia el espíritu y considera la materia, el cuerpo, como la única realidad, perdería probablemente su grandeza”, añade. La caridad En la segunda parte de la encíclica Dios es amor, el Papa aborda el tema de la caridad y de las obras caritativas, que interpreta como una extensión del amor de Dios por la humanidad. “Pese a los grandes avances realizados en los campos de la ciencia y la tecnología, cada día vemos cuánto sufrimiento hay en el mundo por la pobreza espiritual y material. Nuestra época obliga a estar listos de nuevo para ayudar a nuestros vecinos necesitados”. Y no obstante, añade, “la caridad católica no debe ser empleada como herramienta para ganar adeptos a la causa conversos de otras religiones, y debe ser independiente de los intereses políticos y la ideología”.
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