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lunes, octubre 30, 2006
El Papa cierra las puertas del limbo
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domingo, octubre 29, 2006
La mujer que plantaba árboles: Wangari Maathai ya NO defiende la ablación genital femenina
La Premio Nobel 2004 Wangari Maathai, defensora y propulsora de la ablación del clítoris (excision en inglés) en su país, pero galardonada por su lucha ecológica.
Al respecto transcribo un artículo del filósofo y escritor español Gabriel Albiac:
El navegante que busca en Internet verá asociarse en su buscador dos vocablos: Maathai y excisión. Sabedor de que Wangari Maathai debe su reputación a la lucha contra la tala (excision, en inglés) de la selva africana, nada llamativo le aparecerá en ello. Se equivoca el navegante. Excision tiene dos usos semánticos muy distintos (aun cuando no metafóricamente extraños): el forestal, al cual toda la prensa alude; el genital (amputación ritual del clítoris), acerca del cual la prensa europea, tras la otorgación del Premio Nobel de la Paz a la ministra keniata, está siendo muy discreta.Y, sin embargo, las dos excisiones se cruzan en la biografía política de Maathai. Lucha contra la deforestación, en un país brutalmente desertizado: primero, mediante el fallido intento de repoblación con especies no autóctonas; luego, bajo el “abandono de la tierra a sí misma”, ancestral práctica sagrada de sus Kikuyu natales: “En mi etnia, la rebelión es natural. En el fondo, yo no soy más que una kikuyu”.Y, como tal kikuyu, la otra excisión, la que exige que la amputación del clítoris ritualice el paso de las niñas a la edad adulta, es parte de esa defensa de la identidad étnica reivindicada por la ministra. “La excisión está en el corazón de los kikuyus. Todos nuestros valores están edificados sobre esta práctica”, declarará en 2001, al apoyar la campaña de castración femenina forzosa, promovida por los Mungiki, clan secreto en el cual Maathai saludaba la verdadera esencia de los “hijos de la selva”.
No es algo nuevo. Yomo Kenyata, el padre de la patria, había teorizado lo mismo en 1959: “Ningún kikuyu puro aceptará desposar a una mujer que no haya sido excindida… Es imposible, para un miembro de la tribu imaginar una iniciación sin cliteridectomía”.¿Las consecuencias de esa ablación del clítoris y de los labios menores (que, en la variante “faraónica”, se completa con la suturación de la vulva hasta no dejar más que un estrecho canal para las deyecciones, que el marido deberá abrir, a punta de cuchillo, en el momento de la desfloración)? Devastadoras. La anulación definitiva del placer sexual no es la más grave de ellas; el cuerpo de la mujer, si sobrevive a las infecciones, queda trocado en una máquina perenne de dolor, cuya descripción por sus víctimas es espeluznante.
Las duras condenas dictadas por los tribunales franceses, tras el proceso Hawa Greou en 1999, trataron de poner coto a la más cruel de las mutilaciones ejercidas hoy sobre el cuerpo femenino. Y a su continuidad tribal. Incluso entre quienes emigraron a Europa. A ese amable pintoresquismo han concedido el Nobel de la Paz los señores de Oslo. Siempre tan previsibles.
El hombre que plantaba árboles por Jean Giono
Si uno quiere descubrir cualidades realmente excepcionales en el carácter de un ser humano, debe tener el tiempo o la oportunidad de observar su comportamiento durante varios años. Si este comportamiento no es egoísta, si está presidido por una generosidad sin límites, si es tan obvio que no hay afán de recompensa, y además ha dejado una huella visible en la tierra, entonces no cabe equivocación posible.
Hace cuarenta años hice un largo viaje a pie a través de montañas completamente desconocidas por los turistas, atravesando la antigua región donde los Alpes franceses penetran en la Provenza. Cuando empecé mi viaje por aquel lugar todo era estéril y sin color, y la única cosa que crecía era la planta conocida como lavanda silvestre.
Cuando me aproximaba al punto más elevado de mi viaje, y tras caminar durante tres días, me encontré en medio de una desolación absoluta y acampé cerca de los vestigios de un pueblo abandonado. Me había quedado sin agua el día anterior, y por lo tanto necesitaba encontrar algo de ella. Aquel grupo de casas, aunque arruinadas como un viejo nido de avispas, sugerían que una vez hubo allí un pozo o una fuente. La había, desde luego, pero estaba seca. Las cinco o seis casas sin tejados, comidas por el viento y la lluvia, la pequeña capilla con su campanario desmoronándose, estaban allí, aparentemente como en un pueblo con vida, pero ésta había desaparecido.
Era un día de junio precioso, brillante y soleado, pero sobre aquella tierra desguarnecida el viento soplaba, alto en el cielo, con una ferocidad insoportable. Gruñía sobre los cadáveres de las casas como un león interrumpido en su comida... Tenía que cambiar mi campamento.
Tras cinco horas de andar, todavía no había hallado agua y no existía señal alguna que me diera esperanzas de encontrarla. En todo el derredor reinaban la misma sequedad, las mismas hierbas toscas. Me pareció vislumbrar en la distancia una pequeña silueta negra vertical, que parecía el tronco de un árbol solitario. De todas formas me dirigí hacia él. Era un pastor. Treinta ovejas estaban sentadas cerca de él sobre la ardiente tierra.
Me dio un sorbo de su calabaza-cantimplora, y poco después me llevó a su cabaña en un pliegue del llano. Conseguía el agua -agua excelente- de un pozo natural y profundo encima del cual había construido un primitivo torno.
El hombre hablaba poco, como es costumbre de aquellos que viven solos, pero sentí que estaba seguro de sí mismo, y confiado en su seguridad. Para mí esto era sorprendente en ese país estéril. No vivía en una cabaña, sino en una casita hecha de piedra, evidenciadora del trabajo que él le había dedicado para rehacer la ruina que debió encontrar cuando llegó. El tejado era fuerte y sólido. Y el viento, al soplar sobre él, recordaba el sonido de las olas del mar rompiendo en la playa.
La casa estaba ordenada, los platos lavados, el suelo barrido, su rifle engrasado, su sopa hirviendo en el fuego. Noté que estaba bien afeitado, que todos sus botones estaban bien cosidos y que su ropa había sido remendada con el meticuloso esmero que oculta los remiendos. Compartimos la sopa, y después, cuando le ofrecí mi petaca de tabaco, me dijo que no fumaba. Su perro, tan silencioso como él, era amigable sin ser servil.
Desde el principio se daba por supuesto que yo pasaría la noche allí. El pueblo más cercano estaba a un día y medio de distancia. Además, ya conocía perfectamente el tipo de pueblo de aquella región... Había cuatro o cinco más de ellos bien esparcidos por las faldas de las montañas, entre agrupaciones de robles albares, al final de carreteras polvorientas. Estaban habitadas por carboneros, cuya convivencia no era muy buena. Las familias, que vivían juntas y apretujadas en un clima excesivamente severo, tanto en invierno como en verano, no encontraban solución al incesante conflicto de personalidades. La ambición territorial llegaba a unas proporciones desmesuradas, en el deseo continuo de escapar del ambiente. Los hombres vendían sus carretillas de carbón en el pueblo más importante de la zona y regresaban. Las personalidades más recias se limaban entre la rutina cotidiana. Las mujeres, por su parte, alimentaban sus rencores. Existía rivalidad en todo, desde el precio del carbón al banco de la iglesia. Y encima de todo estaba el viento, también incesante, que crispaba los nervios. Había epidemias de suicidio y casos frecuentes de locura, a menudo homicida.
Había transcurrido una parte de la velada cuando el pastor fue a buscar un saquito del que vertió una montañita de bellotas sobre la mesa. Empezó a mirarlas una por una, con gran concentración, separando las buenas de las malas. Yo fumaba en mi pipa. Me ofrecí para ayudarle. Pero me dijo que era su trabajo. Y de hecho, viendo el cuidado que le dedicaba, no insistí. Esa fue toda nuestra conversación. Cuando ya hubo separado una cantidad suficiente de bellotas buenas, las separó de diez en diez, mientras iba quitando las más pequeñas o las que tenían grietas, pues ahora las examinaba más detenidamente. Cuando hubo seleccionado cien bellotas perfectas, descansó y se fue a dormir.
Me sentía en una gran paz estando con ese hombre, y al día siguiente le pregunté si podía quedarme allí otro día más. Él lo encontró natural, o para ser más preciso, me dio la impresión de que no había nada que pudiera alterarle. Yo no quería quedarme para descansar, sino porque me interesó ese hombre y quería conocerle mejor. Él abrió el redil y llevó su rebaño a pastar. Antes de partir, sumergió su saco de bellotas en un cubo de agua.
Me di cuenta de que en lugar de cayado, se llevó una varilla de hierro tan gruesa como mi pulgar y de metro y medio de largo. Andando relajadamente, seguí un camino paralelo al suyo sin que me viera. Su rebaño se quedó en un valle. Él lo dejó a cargo del perro, y vino hacia donde yo me encontraba. Tuve miedo de que me quisiera censurarme por mi indiscreción, pero no se trataba de eso en absoluto: iba en esa dirección y me invitó a ir con él si no tenía nada mejor que hacer. Subimos a la cresta de la montaña, a unos cien metros.
Allí empezó a clavar su varilla de hierro en la tierra, haciendo un agujero en el que introducía una bellota para cubrir después el agujero. Estaba plantando un roble. Le pregunté si esa tierra le pertenecía, pero me dijo que no. ¿Sabía de quién era?. No tampoco. Suponía que era propiedad de la comunidad, o tal vez pertenecía a gente desconocida. No le importaba en absoluto saber de quién era. Plantó las bellotas con el máximo esmero. Después de la comida del mediodía reemprendió su siembra. Deduzco que fui bastante insistente en mis preguntas, pues accedió a responderme. Había estado plantado cien árboles al día durante tres años en aquel desierto. Había plantado unos cien mil. De aquellos, sólo veinte mil habían brotado. De éstos esperaba perder la mitad por culpa de los roedores o por los designios imprevisibles de la Providencia. Al final quedarían diez mil robles para crecer donde antes no había crecido nada.
Entonces fue cuando empecé a calcular la edad que podría tener ese hombre. Era evidentemente mayor de cincuenta años. Cincuenta y cinco me dijo. Su nombre era Elzeard Bouffier. Había tenido en otro tiempo una granja en el llano, donde tenía organizada su vida. Perdió su único hijo, y luego a su mujer. Se había retirado en soledad, y su ilusión era vivir tranquilamente con sus ovejas y su perro. Opinaba que la tierra estaba muriendo por falta de árboles. Y añadió que como no tenía ninguna obligación importante, había decidido remediar esta situación.
Como en esa época, a pesar de mi juventud, yo llevaba una vida solitaria, sabía entender también a los espíritus solitarios. Pero precisamente mi juventud me empujaba a considerar el futuro en relación a mí mismo y a cierta búsqueda de la felicidad. Le dije que en treinta años sus robles serían magníficos. Él me respondió sencillamente que, si Dios le conservaba la vida, en treinta años plantaría tantos más, y que los diez mil de ahora no serían más que una gotita de agua en el mar.
Además, ahora estaba estudiando la reproducción de las hayas y tenía un semillero con hayucos creciendo cerca de su casita. Las plantitas, que protegía de las ovejas con una valla, eran preciosas. También estaba considerando plantar abedules en los valles donde había algo de humedad cerca de la superficie de la tierra.
Al día siguiente nos separamos.
Un año más tarde empezó la Primera Guerra Mundial, en la que yo estuve enrolado durante los siguientes cinco años. Un "soldado de infantería" apenas tenía tiempo de pensar en árboles, y a decir verdad, la cosa en sí hizo poca impresión en mí. La había considerado como una afición, algo parecido a una colección de sellos, y la olvidé.
Al terminar la guerra sólo tenía dos cosas: una pequeña indemnización por la desmovilización, y un gran deseo de respirar aire freco durante un tiempo. Y me parece que únicamente con este motivo tomé de nuevo la carretera hacia la "tierra estéril".
El paisaje no había cambiado. Sin embargo, más allá del pueblo abandonado, vislumbré en la distancia un cierto tipo de niebla gris que cubría las cumbres de las montañas como una alfombra. El día anterior había empezado de pronto a recordar al pastor que plantaba árboles. "Diez mil robles -pensaba- ocupan realmente bastante espacio". Como había visto morir a tantos hombres durante aquellos cinco años, no esperaba hallar a Elzeard Bouffier con vida, especialmente porque a los veinte años uno considera a los hombres de más de cincuenta como personas viejas preparándose para morir... Pero no estaba muerto, sino más bien todo lo contrario: se le veía extremadamente ágil y despejado: había cambiado sus ocupaciones y ahora tenía solamente cuatro ovejas, pero en cambio cien colmenas. Se deshizo de las ovejas porque amenazaban los árboles jóvenes. Me dijo -y vi por mí mismo- que la guerra no le había molestado en absoluto. Había continuado plantando árboles imperturbablemente. Los robles de 1.910 tenían entonces diez años y eran más altos que cualquiera de nosotros dos. Ofrecían un espectáculo impresionante. Me quedé con la boca abierta, y como él tampoco hablaba, pasamos el día en entero silencio por su bosque. Las tres secciones medían once kilómetros de largo y tres de ancho. Al recordar que todo esto había brotado de las manos y del alma de un hombre solo, sin recursos técnicos, uno se daba cuenta de que los humanos pueden ser también efectivos en términos opuestos a los de la destrucción...
Había perseverado en su plan, y hayas más altas que mis hombros, extendidas hasta el límite de la vista, lo confirmaban. me enseñó bellos parajes con abedules sembrados hacía cinco años (es decir, en 1.915), cuando yo estaba luchando en Verdún. Los había plantado en todos los valles en los que había intuido -acertadamente- que existía humedad casi en la superficie de la tierra. Eran delicados como chicas jóvenes, y estaban además muy bien establecidos.
Parecía también que la naturaleza había efectuado por su cuenta una serie de cambios y reacciones, aunque él no las buscaba, pues tan sólo proseguía con determinación y simplicidad en su trabajo. Cuando volvimos al pueblo, vi agua corriendo en los riachuelos que habían permanecido secos en la memoria de todos los hombres de aquella zona. Este fue el resultado más impresionante de toda la serie de reacciones: los arroyos secos hacía mucho tiempo corrían ahora con un caudal de agua fresca. Algunos de los pueblos lúgubres que menciono anteriormente se edificaron en sitios donde los romanos habían construido sus poblados, cuyos trazos aún permanecían. Y arqueólogos que habían explorado la zona habían encontrado anzuelos donde en el siglo XX se necesitaban cisternas para asegurar un mínimo abastecimiento de agua.
El viento también ayudó a esparcir semillas. Y al mismo tiempo que apareció el agua, también lo hicieron sauces, juncos, prados, jardines, flores y una cierta razón de existir. Pero la transformación se había desarrollado tan gradualmente que pudo ser asumida sin causar asombro. Cazadores adentrándose en la espesura en busca de liebres o jabalíes, notaron evidentemente el crecimiento repentino de pequeños árboles, pero lo atribuían a un capricho de la naturaleza. Por eso nadie se entrometió con el trabajo de Elzeard Bouffier. Si él hubiera sido detectado, habría tenido oposición. Pero era indetectable. Ningún habitante de los pueblos, ni nadie de la administración de la provincia, habría imaginado una generosidad tan magnífica y perseverante.
Para tener una idea más precisa de este excepcional carácter no hay que olvidar que Elzeald trabajó en una soledad total, tan total que hacía el final de su vida perdió el hábito de hablar, quizá porque no vio la necesidad de éste.
En 1.933 recibió la visita de un guardabosques que le notificó una orden prohibiendo encender fuego, por miedo a poner en peligro el crecimiento de este bosque natural. Esta era la primera vez -le dijo el hombre- que había visto crecer un bosque espontáneamente. En ese momento, Bouffier pensaba plantar hayas en un lugar a 12 km. de su casa, y para evitar las ideas y venidas (pues contaba entonces 75 años de edad), planeó construir una cabaña de piedra en la plantación. Y así lo hizo al año siguiente.
En 1.935 una delegación del gobierno se desplazó para examinar el "bosque natural". La componían un alto cargo del Servicio de Bosques, un diputado y varios técnicos. Se estableció un largo diálogo completamente inútil, decidiéndose finalmente que algo se debía hacer... y afortunadamente no se hizo nada, salvo una única cosa que resultó útil: todo el bosque se puso bajo la protección estatal, y la obtención del carbón a partir de los árboles quedó prohibida. De hecho era imposible no dejarse cautivar por la belleza de aquellos jóvenes árboles llenos de energía, que a buen seguro hechizaron al diputado.
Un amigo mío se encontraba entre los guardabosques de esa delegación y le expliqué el misterio. Un día de la semana siguiente fuimos a ver a Elzeard Bouffier. Lo encontramos trabajando duro, a unos diez kilómetros de donde había tenido lugar la inspección.
El guardabosques sabía valorar las cosas, pues sabía cómo mantenerse en silencio. Yo le entregué a Elzeard los huevos que traía de regalo. Compartimos la comida entre los tres y después pasamos varias horas en contemplación silenciosa del paisaje...
En la misma dirección en la que habíamos venido, las laderas estaban cubiertas de árboles de seis a siete metros de altura. Al verlos recordaba aún el aspecto de la tierra en 1.913, un desierto... y ahora, una labor regular y tranquila, el aire de la montaña fresco y vigoroso, equilibrio y, sobre todo, la serenidad de espíritu, habían otorgado a este hombre anciano una salud maravillosa. Me pregunté cuántas hectáreas más de tierra iba a cubrir con árboles.
Antes de marcharse, mi amigo hizo una sugerencia breve sobre ciertas especies de árboles para los que el suelo de la zona estaba especialmente preparado. No fue muy insistente; "por la buena razón -me dijo más tarde- de que Bouffier sabe de ello más que yo". Pero, tras andar un rato y darle vueltas en su mente, añadió: "¡y sabe mucho más que cualquier persona, pues ha descubierto una forma maravillosa de ser feliz!".
Fue gracias a ese hombre que no sólo la zona, sino también la felicidad de Bouffier fue protegida. Delegó tres guardabosques para el trabajo de proteger la foresta, y les conminó a resistir y rehusar las botellas de vino, el soborno de los carboneros.
El único peligro serio ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial. Como los coches funcionaban con gasógeno, mediante generadores que quemaban madera, nunca había leña suficiente. La tala de robles empezó en 1.940, pero la zona estaba tan lejos de cualquier estación de tren que no hubo peligro. El pastor no se enteraba de nada. Estaba a treinta kilómetros, plantando tranquilamente, ajeno a la guerra de 1.939 como había ignorado la de 1.914.
Vi a Elzeard Bouffier por última vez en junio de 1.945. Tenía entonces ochenta y siete años. Volví a recorrer el camino de la "tierra estéril"; pero ahora en lugar del desorden que la guerra había causado en el país, un autobús regular unía el valle del Durance y la montaña. No reconocí la zona, y lo atribuí a la relativa rapidez del autobús... Hasta que vi el nombre del pueblo no me convencí de que me hallaba realmente en aquella región, donde antes sólo había ruinas y soledad.
El autobús me dejó en Vergons. En 1.913 este pueblecito de diez o doce casas tenía tres habitantes, criaturas algo atrasadas que casi se odiaban una a otra, subsistiendo de atrapar animales con trampas, próximas a las condiciones del hombre primitivo. Todos los alrededores estaban llenos de ortigas que serpenteaban por los restos de las casas abandonadas. Su condición era desesperanzadora, y una situación así raramente predispone a la virtud.
Todo había cambiado, incluso el aire. En vez de los vientos secos y ásperos que solían soplar, ahora corría una brisa suave y perfumada. Un sonido como de agua venía de la montaña. Era el viento en el bosque; pero más asombro era escuchar el auténtico sonido del agua moviéndose en los arroyos y remansos. Vi que se había construido una fuente que manaba con alegre murmullo, y lo que me sorprendió más fue que alguien había plantado un tilo a su lado, un tilo que debería tener cuatro años, ya en plena floración, como símbolo irrebatible de renacimiento.
Además, Vergons era el resultado de ese tipo de trabajo que necesita esperanza, la esperanza que había vuelto. Las ruinas y las murallas ya no estaban, y cinco casas habían sido restauradas. Ahora había veinticinco habitantes. Cuatro de ellos eran jóvenes parejas. Las nuevas casas, recién encaladas, estaban rodeadas por jardines donde crecían vegetales y flores en una ordenada confusión. Repollos y rosas, puerros y margaritas, apios y anémonas hacían al pueblo ideal para vivir.
Desde ese sitio seguí a pie. La guerra, al terminar, no había permitido el florecimiento completo de la vida, pero el espíritu de Elzeard permanecía allí. En las laderas bajas vi pequeños campos de cebada y de arroz; y en el fondo del valle verdeaban los prados.
Sólo fueron necesarios ocho años desde entonces para que todo el paisaje brillara con salud y prosperidad. Donde antes había ruinas, ahora se encontraban granjas; los viejos riachuelos, alimentados por las lluvias y las nieves que el bosque atrae, fluían de nuevo. Sus aguas alimentaban fuentes y desembocan sobre alfombras de menta fresca. Poco a poco, los pueblecitos se habían revitalizado. Gentes de otros lugares donde la tierra era más cara se habían instalado allí, aportando su juventud y su movilidad. Por las calles uno se topaba con hombres y mujeres vivos, chicos y chicas que empezaban a reír y que habían recuperado el gusto por las excursiones. Si contábamos la población anterior, irreconocible ahora que gozaba de cierta comodidad, más de diez mil personas debían en parte su felicidad a Elzeard Bouffier.
Por eso, cuando reflexiono en aquel hombre armado únicamente por sus fuerzas físicas y morales, capaz de hacer surgir del desierto esa tierra de Canaan, me convenzo de que a pesar de todo la humanidad es admirable. Cuando reconstruyo la arrebatadora grandeza de espíritu y la tenacidad y benevolencia necesaria para dar lugar a aquel fruto, me invade un respeto sin límites por aquel hombre anciano y supuestamente analfabeto, un ser que completó una tarea digna de Dios.
(Elzeard Bouffier murió pacíficamente en 1.947 en el hospicio de Banon).
Jean Giono.
El programa de TVE: 'Voces contra la globalización ¿Otro mundo es posible?' tendrá periodicidad mensual ¿¿??
¿Quiénes son los amos del mundo? ¿Cuál es el poder real de los políticos? ¿Cuál es el papel de los paraísos fiscales que dan cobijo al dinero del crimen o al de la corrupción? ¿Por qué se permiten esos territorios sin ley? ¿Qué pasó realmente en Argentina para que su economía se viniera abajo? Para encontrar respuestas a estas y otras muchas cuestiones, La 2 estrena esta noche (21.55) Voces contra la globalización, una serie documental, sin periodicidad fija, dirigida por Carlos Estévez, que busca opiniones críticas con el funcionamiento de las grandes instituciones internacionales, económicas y políticas.
La producción, que empezó a gestarse cuando la actual directora de La 2, Mercedes Ortiz de Solórzano, era la máxima responsable de programas culturales de TVE, ha recabado el parecer de 54 voces autorizadas de todo el mundo. Todas ellas examinan un buen número de aspectos relacionados con la globalización: la política económica neoliberal, el funcionamiento de los grandes organismos, la debilidad de la llamada sociedad del bienestar en Europa, la explotación laboral, la inmigración...
Para Jesús González, director de programas culturales y sociales de TVE, "la serie es como un caleidoscopio que afronta los temas desde muchos puntos de vista". Asimismo, explica que cada documental tiene "carácter monográfico porque cada episodio tiene un hilo conductor y entidad en sí mismo".
A lo largo de siete capítulos, Voces contra la globalización permitirá que se escuche a expertos, como los escritores José Saramago y Eduardo Galeano, el economista Jeremy Rifkin, el ecologista Ramón Fernández Durán, el premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales Giovanni Sartori, el periodista Ignacio Ramonet, la ensayista Fatema Mernissi, el analista social José Vidal-Beneyto, el activista y líder agrario José Bové, el analista de la globalización David Held, el músico Manu Chao o el ex portavoz del Foro Social de Génova Vitorio Agnolleto.
Estos y otros muchos especialistas analizarán el concepto de globalización "en un mundo sujeto a continuos cambios y desequilibrios desde la caída del Muro de Berlín y el derrumbamiento soviético", tal como apunta Carlos Estévez, que subraya: "Es la primera vez que se han reunido 54 personas para hablar de las mismas preocupaciones. Todos han dejado claro que no están en contra de la globalización, pero sí de cómo se está llevando a cabo". También piensa que Voces contra la globalización es "una serie necesaria" como vehículo para agitar conciencias.
La serie combina los rodajes en diferentes lugares del mundo, como Tanzania, Venezuela, Reino Unido, Francia, Italia, Suiza y España, con imágenes del archivo documental de TVE, crónicas de los informativos o trabajos cinematográficos de directores como Win Wenders (Tierra de abundancia), Avi Lewis (La toma), Pino Solanas (Memoria del saqueo), Eric Gandini (Surplus) o Huber Sauper (La pesadilla de Darwin). La música de Manu Chao, Jorge Drexler, Montserrat Caballé o José Manuel Alfaya se mezcla con poemas de Mario Benedetti y León Felipe, con recitales de Daniel Viglietti y los conciertos contra la pobreza de Live 8.
Estévez asegura que "las interesantísimas charlas" con tantos personajes acreditados "invitan a una reflexión profunda". Sus opiniones además "no se limitan a ser un canto utópico desde posturas de izquierdas, ya que no les falta escepticismo". Buena prueba de ello es la contestación de Saramago a una pregunta del propio Estévez. "¿Otro mundo es posible?". "Sí, pero con una gran interrogación", responde el premio Nobel y autor de Ensayo sobre la ceguera y La caverna. Galeano, en la misma línea, asevera: "Los países que negocian con la guerra se ocupan de la paz en este mundo patas arriba".
El director comenta la dificultad que tuvo para conseguir el testimonio de Manu Chao. Tras insistir durante ocho meses, por fin logró hablar con él en Barcelona, en un pequeño local de Poble Nou. Y a pesar de hacerse de rogar tanto, consiguió una entrevista de dos horas con el autor de Clandestino. También lamenta dos ausencias. Una fue la escritora india Arundhati Roy (El dios de las pequeñas cosas). "A pesar de todos los esfuerzos fue imposible contactar con ella", recuerda. El segundo personaje es otra escritora, Noemi Klein (No logo), que entonces estaba inmersa en la realización del documental La toma, junto a su marido, Avi Lewis, que sí participó en la serie documental.
sábado, octubre 28, 2006
Mitrofán, el oso alegre, abatido por el rey de España, Juan Carlos I, publican los diarios "El Mundo", "Deia" y "Gara", de fuentes no confirmadas
"Yo no he escrito esa carta para acusar al Rey de España, sino a nuestros poderes que violan las leyes", declaró el funcionario por teléfono móvil desde los bosques de la región, donde se halla en viaje de servicio.
Inmediatamente después de trascender la noticia, el gobernador de la región, Viacheslav Pozgalev, creó una comisión especial para investigar las circunstancias que rodearon los sucesos.
"Me han recomendado que no comente los hechos antes de que se conozca el veredicto, y he dado mi palabra de honor de que no lo haré", sentenció Starostin. Los resultados de la investigación podrían hacerse públicos esta misma semana, asegura el funcionario.
En su carta, Starostin afirma que el oso era un animal "bondadoso y alegre", y reconoció a EL MUNDO que la última vez que lo vio fue "hace un año". Según el funcionario, Mitrofán fue trasladado al lugar de la cacería metido en una jaula desde el centro turístico de la vecina aldea de Novlenskoye, donde el oso ejecutaba bailes y demás números circenses como atracción turística.
La cacería tuvo lugar a finales de agosto en la llamada Casa del Urogallo, cerca del poblado Limonovo. Durante su visita a Rusia, el Rey visitó el Museo Kirolo-Velotseskoye y el monasterio ortodoxo Ferapontovo, informa el diario 'Izvestia'.
La "aborrecible escenificación", como define el funcionario aquella cacería, fue sólo una más de una larga serie. En su carta, Starostin pide al gobernador que acabe con estas "payasadas sangrientas" y señala como principales responsables al vicegobernador de la región, Serguei Gromov, y al jefe del servicio local de agricultura, Andre Filatov. Según Starostin, a comienzos de este año, el redactor jefe de la revista moscovita Safari, Alexander Jojlov, participó en una cacería trucada donde se abatió un lobo.
Un portavoz de la Casa Real calificó la semana pasada de "ridículas" las versiones que circulaban sobre la cacería del oso bebido. El Gobierno, por su parte, todavía tiene que responder a una serie de preguntas escritas que la semana pasada le planteó el portavoz de ERC en el Congreso, Joan Tardà.
Según 'Izvestia', Gromov negó los hechos en la radio local Premier de Vólogda. "Nadie vio a aquel oso ni aquella cacería", declaró. "¿Cómo se puede dar de beber aguardiente a un oso? Eso se puede hacer con liebres o conejos", sentenció el vicegobernador.
Sin embargo, los habitantes del poblado hace tiempo que no saben de la suerte de Mitrofán. Las versiones de los responsables del centro turístico que recoge 'Izvestia' son contradictorias: uno dice que enfermó y murió, y otro que lo batió con su escopeta "porque era muy agresivo".
En la época soviética, las cacerías amañadas para las personalidades ilustres fueron 'vox populi' entre los rusos. Una de las leyendas urbanas que circuló en los años de Leonidas Brezhnev situaba al líder cubano Fidel Castro cazando liebres en Rusia. Para facilitar la caza al invitado, se cuenta que los organizadores camuflaron a un gato bajo la piel de una liebre y el animal trepó hasta lo alto de un árbol ante la sorpresa del líder cubano.
http://diario.elmercurio.com/2006/10/20/internacional/internacional/noticias/FE7D40C7-BB96-42E5-9731-F34FDD50ECDB.htm?id=%7BFE7D40C7-BB96-42E5-9731-F34FDD50ECDB%7D
http://www.guardiaciviladgc.com/portalw/modules/news/article.php?storyid=14397
http://www.20minutos.es/noticia/165254/5/rey/oso/caceria/
http://www.elsemanaldigital.com/arts/58128.asp?tt=
Deia y Gara declararán por la sátira que presentaba al rey como un borracho
viernes, octubre 27, 2006
El arzobispo de Zaragoza, "arrepentido" tras la sanción por exceso de velocidad
Ureña no tiene chófer y suele conducir su propio coche, un Peugeot 407, cuando realiza algún desplazamiento por carretera. Y hace unas semanas, iba al volante del turismo cuando fue cazado por una patrulla de la Benemérita. El arzobispo de Zaragoza se dirigía a Ejea de los Caballeros, pero al atravesar el casco urbano de Tauste le hicieron la foto.
"Ha pasado y no puede negarse", comentó monseñor. Sin embargo, tiene su propia versión de los hechos. El arzobispo mantiene que iba "por una carretera recta, por la que no pasaba nadie" y que no vio la señal de limitación de velocidad. Al parecer, Ureña iba acompañado por otra persona, pero no fueron parados para informarles de la infracción cometida. Por ello, fue al recibir la carta con la propuesta de sanción de la Jefatura Provincial de Tráfico cuando se enteró de la desagradable sorpresa.
El arzobispo ha presentado alegaciones para intentar justificar el exceso de velocidad, aunque se desconocen las razones aducidas. En cualquier caso, el expediente se encuentra todavía en fase de tramitación y la sanción no es firme. Lo que está claro es que si prospera, además del importante desembolso económico, la imprudencia le puede costar hasta seis puntos del carné de conducir. Con el nuevo reglamento, se impone este castigo a aquellos conductores que doblan la velocidad establecida, como parece ser el caso, según publicó ayer "El Periódico de Aragón".
El arzobispo ha negado que le guste la velocidad, aunque en algún encuentro con periodistas ha reconocido que le encanta conducir. De hecho, desde que se puso al frente del arzobispado de Zaragoza, ha utilizado el coche para desplazarse por la provincia y conocer sus pueblos. "Nunca antes había sido parado y denunciado por la Guardia Civil", asegura monseñor.
Manuel Ureña nació hace 61 años en Albaida (Valencia) y fue ordenado sacerdote en 1973. Licenciado en Teología Dogmática por la Universidad Pontificia de Salamanca, fue obispo de Cartagena hasta hace un año y cuatro meses, cuando sustituyó a Elías Yanes como arzobispo de Zaragoza.
La seducción simétrica
Se multiplican los estudios y teorías sobre el poder de seducción de las formas simétricas. ¿Es la armónica perfección lo que más nos atrae? No está claro. Lo desigual tiene cada vez más adeptos, dicen que es más evolucionado. Nuestro cerebro, nuestro cuerpo, nuestros besos son asimétricos
¿La perfección serena de Claudia Schiffer o la imponente presencia cubista de Rossy de Palma? ¿El matemático reflejo de una montaña en un lago o las emociones deformadas del Guernica? La belleza, ¿es simétrica o asimétrica? ¿Y el cosmos y sus habitantes? Los físicos aseguran que lo más íntimo de la materia y del universo está gobernado por la simetría. Sin embargo, los investigadores más cercanos a la biología afirman que la asimetría es lo que realmente nos hace humanos, el cerebro es asimétrico y hasta los besos son asimétricos. Las desigualdades anatómicas son, además, discretos portavoces de la biología del individuo, de su personalidad, y determinan el poder de atracción para el sexo opuesto.
La simetría se ha asociado siempre al orden, la perfección, lo inmutable. La asimetría, al caos, el movimiento, lo imprevisible. Los físicos Leon M. Lederman y Christopher T. Hill escriben en su libro La simetría y la belleza (Tusquets Editores), a la venta en octubre: “La simetría dicta las leyes básicas de la física […] y define las fuerzas fundamentales de la naturaleza”. Pero, “a pesar del irrefrenable deseo por parte de los científicos de encontrar simetrías, el mundo parece ser asimétrico a todos los niveles”, opina Chris McManus, un investigador del University College of London que lleva años estudiando la asimetría en la vida, el cuerpo y el arte. Filósofos e historiadores del arte aprecian el atractivo de la simetría, pero opinan que tiene algo rígido y estático, comparado con el carácter dinámico e imprevisible de la asimetría. Kant afirmaba que la simetría es demasiado aburrida y alejada de la vida real.
Tal disparidad de opiniones tiene su origen en los campos de estudio de unos y otros. Para comprender lo que pasa en el mundo subatómico, para explicar lo que ocurre en el interior de los grandes aceleradores de partículas donde se recrea el inicio de los tiempos, los físicos han desarrollado formulaciones matemáticas basadas en la simetría, en la perfección, en lo inamovible. De hecho, Leon y Lederman hablan en su libro de la teoría de las supercuerdas, que se considera teoría de todo porque se espera que explique el universo y su contenido al completo, y la definen como “quizá el sistema lógico más simétrico de todos los concebidos por la mente humana”. Para estar a la altura ya se ha inventado el concepto de supersimetría.
Lo cierto es que el universo surgió de un caos de la materia. Incluso la simetría milimétrica del reflejo de una montaña sobre un lago y la supuesta perfección de Claudia Schiffer proceden de un desordenado grupo de partículas flotando en una no menos caótica niebla primigenia. Nuestro azul planeta, que gracias a las teorías erróneas de Tolomeo tuvo durante siglos la forma de la simetría por excelencia, la esfera, y giró en otra perfección geométrica, el círculo, resulta que está achatado por los polos y se mueve en una órbita elíptica. ¡No tan simétrico como parecía!
Pero el auténtico reino de la asimetría parece ser la biología. Stuart Kauffman, un estudioso del origen de la vida de la Universidad de Calgary (Canadá), asegura que la vida evoluciona “en el filo del caos”, o sea, en la asimetría. El Nobel de Medicina Jacques Monod decía que en el mundo biológico la simetría existe, pero que con frecuencia aparece por accidente. El humano parece la criatura que más ha encarnado su condición de hijo del desorden original y el que más inclinación siente por la asimetría. Empezando por el cerebro, cada una de sus mitades funciona con un plan diferente, realiza tareas distintas; y siguiendo por todo el interior del cuerpo, que es claramente asimétrico –un hígado, dos pulmones diferentes…
Los animales, sin embargo, parece que sienten una atracción especial por los miembros de su especie con mayor simetría bilateral, es decir, izquierda-derecha. La razón de semejante inclinación es que un alto parecido entre los dos lados del cuerpo es la señal inequívoca de que hay genes de alta calidad y, en consecuencia, la indicación de que el individuo es un excelente compañero o compañera para procrear. En numerosas ocasiones se ha dicho que entre los humanos también se perciben como más bellas las personas simétricas, pero los resultados de diferentes experimentos son contradictorios y no acaban de confirmar que el gusto de los sapiens coincida con el resto del reino animal.
De cualquier modo, belleza y atractivo no necesariamente van unidos. Karl Grammer, director del Instituto Ludwig-Boltzmann de etología urbana de Viena, asegura que el gusto de las mujeres varía según el momento de su ciclo menstrual. Durante la ovulación, las féminas se inclinan por hombres con rasgos masculinos más marcados y con olores mucho más intensos. La razón, no hay que pensar mucho: la reproducción. Tales características se consideran pruebas visibles de una mayor fertilidad y una calidad genética superior que transmitir a los vástagos.
Curiosamente, otros investigadores han llegado a la conclusión de que esos varones con la etiqueta de soy un excelente procreador son los que tienen caras más asimétricas. Otro dato curioso al respecto: algunas investigaciones sugieren que los hombres con mayor cantidad de espermatozoides y más hijos tienen el dedo índice de la mano significativamente menor que el anular. Este rasgo está directamente relacionado con el nivel de hormonas masculinas que el feto recibe durante el embarazo. A mayor cantidad de andrógenos, más diferencia entre el tamaño de los dedos y rasgos más masculinos. O sea, que en la atracción carnal por lo simétrico no nos parecemos a nuestros primos. Sin embargo, Grammer afirma que las mujeres con rostros más atrayentes son las más simétricas y también las que desprenden un olor corporal más sexy.
Obviamente, nuestra forma de valorar el atractivo o la belleza de nuestros semejantes es un proceso infinitamente más complejo en el que entran en juego numerosos factores. “Cuando miramos las caras como lo hacemos todos los días, cada mitad envía señales diferentes a los dos hemisferios cerebrales, que también son asimétricos en sus funciones. Esto podría explicar por qué una simetría facial perfecta no es crucial”, asegura Dahlia Zaidel, de la Universidad de California. Los aspectos emocionales tienen sin duda un importante papel en el teatro de la atracción.
Como consecuencia de la especialización emocional de los hemisferios cerebrales, el izquierdo más bien racional y el derecho creativo, se han extraído teorías sobre la simbología psíquica de cada lado de la cara y la interpretación de su morfología. La mitad izquierda del rostro manifestaría el inconsciente del individuo, su mundo oculto, mientras que la derecha sería el reflejo del consciente, la cara pública. El conocido psiquiatra Juan Antonio Vallejo-Nágera, en su libro Mishima o el placer de morir, invita al lector a descubrir la naturaleza atormentada que se escondía en el interior del poeta japonés observando la diferencia de expresión entre la mitad derecha y la izquierda. No dejen de estudiar una fotografía propia, es muy interesante. Este simbolismo de la derecha y la izquierda se definía ya en las grandes tradiciones. Según la cábala, parte del libro sagrado de los judíos, la derecha representa el alma, y la izquierda, el egoísmo. En la simbología oriental, la derecha corresponde a la madre, y la izquierda, al padre.
Siguiendo con la dualidad derecha-izquierda, otro aspecto en el que se manifiesta claramente la asimetría de los humanos es en el uso de las manos. Mientras que los chimpancés utilizan indistintamente las dos manos, el 90% de los monos desnudos es diestro. La razón de esta asimetría en el uso de las manos todavía no se ha desvelado, aunque se cree que es la consecuencia, una vez más, de la especialización lateral que ha experimentado nuestro cerebro a lo largo de la evolución para ganar en potencia. El lenguaje y las tareas más racionales, más activas, se desarrollan en el hemisferio izquierdo, que controla el lado derecho. ¿Y los zurdos? Según la hipótesis de McManus, estos individuos tienen una ventaja cerebral, puesto que sus hemisferios son más flexibles, es decir, que tareas que en un diestro se ejecutan exclusivamente en el lado izquierdo, un zurdo puede también gestionarlas en el derecho. El investigador asegura que esto les proporciona talentos especiales. Pero en lo que se refiere a los besos, parece que los zurdos tienen la misma tendencia que los diestros. Al menos a esa conclusión llegaba Onur Güntürkün, investigador de la Universidad de Rühr en Alemania: dos de cada tres de los cientos de parejas que espió Güntürkün inclinaban la cabeza hacia la derecha en el momento del ósculo apasionado. En opinión del científico, el origen de esta inclinación se encuentra en el comportamiento en el útero. En las últimas semanas de gestación y los primeros meses de vida, el recién nacido se inclina a la derecha, y esta tendencia, asegura, permanece en el adulto.
En la química que nos da la vida también hay diestros y zurdos. El ADN es diestro, la hélice que lo define gira hacia la derecha. Sin embargo, los aminoácidos que necesitamos para sobrevivir son zurdos. Un buen número de moléculas de las que nos componen pueden existir en dos formas, una es la imagen especular de la otra. Se conocen como levógira y dextrógira porque una desvía la luz a la izquierda, y la otra, a la derecha. Ése es el caso de los aminoácidos y también de los azúcares presentes en los seres vivos. Los primeros son levógiros, mientras que los segundos son dextrógiros. Si comiéramos alimentos con aminoácidos dextrógiros y azúcares levógiros, muy probablemente moriríamos por falta de nutrientes porque nuestro organismo no los asimila.
Retomando simetría y belleza, pero en el mundo del arte, que de algún modo materializa los ideales y aspiraciones humanos, algunos estudiosos aseguran que la simetría es una forma más primitiva y simple de expresión. Sostienen que cuando el arte evoluciona, se hace más sofisticado, tiende a la asimetría. Muchas obras clásicas aparentemente simétricas incluyen un elemento que rompe la perfección.
También se han detectado tendencias particulares a la hora de mostrar el lado derecho o izquierdo del rostro. Varios estudios han demostrado que en los retratos es mucho más frecuente que el protagonista ofrezca la mejilla izquierda. ¿La razón? Aunque hay varias teorías, no hay respuestas claras. Sin embargo, existe una corriente que asegura que la belleza o la perfección no es una cuestión de simetría, sino de proporción. Y no una proporción cualquiera, la proporción divina. “Llamada así por sus propiedades excelsas, supremas, excelentísimas, incomprensibles, inestimables, innumerables, admirables, inefables, singulares…, que corresponde por semejanza a Dios mismo”, escribía Luca Pacioli, un matemático del siglo XV. El Partenón; el Hombre de Vitruvio, de Leonardo da Vinci; la espiral de las galaxias, los girasoles y también el ADN y los agujeros negros encierran en sus formas la proporción divina, también conocida como áurea y definida por el número Phi (pronunciado fi).
Phi se ha hecho famoso gracias a la novela El código Da Vinci, de Dan Brown, pero ya lo conocían los babilonios, los egipcios y los griegos. La relación 1,618033988, valor de Phi, también se da en el cuerpo humano –entre la altura total y la distancia de los pies al ombligo, por ejemplo– y es considerada por algunos como la que define la belleza. Tanto es así que Stephen Marquardt, un cirujano maxilofacial estadounidense, ha creado matemáticamente una máscara que asegura que es el arquetipo de un rostro bello. La idea: cuanto más encaje una cara en la máscara, más bella será. Su creador propone que se use para dirigir la forma de maquillarse e incluso para programar una intervención de estética. Tal como apunta José R. Galo, profesor de matemáticas de la Universidad de Córdoba, se podría decir que Phi refleja una aspiración hacia la divinidad, hacia la semejanza con los dioses, porque Rafael de la Hoz, un arquitecto español recientemente desaparecido, encontró la proporción humana “que se da en las construcciones cordobesas y que más tarde también descubrió en el cuerpo humano”, explica Galo.
Tal vez la búsqueda de la belleza sea una aspiración a lo divino, y quizá la belleza se encuentre en la unión de los opuestos, asumir que la realidad completa y el propio ser humano están hechos del maridaje de contrarios, el yin y el yang. Lo decía el filósofo Theodor Adorno: la asimetría es más bella cuando se encuentra en contraste con la simetría.
sábado, octubre 14, 2006
Sensaciones extracorpóreas. Cuando el cerebro hace levitar
Son sensaciones misteriosas, más comunes de lo que cabría pensar: un hombre describe la sensación de una figura enigmática que está detrás de él, y cuando se da la vuelta no hay nadie. Una mujer nota cómo abandona su cuerpo y flota en el espacio, contemplando su yo corpóreo.
Quienes pasan por esas experiencias a menudo las atribuyen a fuerzas paranormales. Pero, según el reciente trabajo de unos neurocientíficos, pueden ser inducidas por la transmisión de corrientes eléctricas leves a puntos concretos del cerebro. Por ejemplo, en una mujer, una descarga en una región cerebral conocida como girus angular le provocó la sensación de que estaba colgando del techo, mirando su cuerpo. En el caso de otra mujer, la corriente eléctrica transmitida al girus angular le causó la extraña sensación de que tenía a alguien detrás que pretendía inmiscuirse en sus acciones.
Una presencia extraña en las altas cumbres
La sensación de una presencia enigmática se puede producir sin estimulación eléctrica del cerebro, dice Peter Brugger, neurocientífico del Hospital Universitario de Zúrich. Ha sido descrita por personas que sufren una privación sensorial, como los montañeros que se encuentran a grandes altitudes o los marineros que atraviesan solos el océano, y también por personas que han sufrido apoplejías menores u otras alteraciones del riego sanguíneo al cerebro.
Algunos esquizofrénicos, agrega Olaf Blanke, neurólogo de la École Polytechnique Fédérale de Lausana, en Suiza, experimentan alucinaciones paranoides y la sensación de que alguien les está siguiendo. A veces también confunden sus acciones con las de otros. Aunque se desconoce la causa de estos síntomas, dice, puede que estén implicadas las áreas de procesamiento multisensorial.
Cuando personas por lo demás normales experimentan alucinaciones corporales, señala Blanke, a menudo se sienten desconcertadas. La sensación que percibe el cuerpo es tan perfecta y resulta tan familiar que la gente no se da cuenta de que es una creación de su cerebro, ni siquiera cuando algo va mal y éste se siente perturbado. Sin embargo, se puede engañar a la sensación de integridad corporal con bastante facilidad, dice Blanke. Y aunque puede ser tentador invocar a lo sobrenatural cuando esta sensación corporal sale mal, Blanke dice que la verdadera explicación es muy natural: un intento del cerebro por comprender una información contradictoria.
End times (Final de los tiempos) por Jill Greenberg ¿Qué duele más?
El resultado, formado por las 25 imágenes de rabia, desconsuelo, desesperación, tristeza y desamparo, aquí reproducidas, fue bautizado End times (Final de los tiempos). Para la autora representan una metáfora sobre el duelo en el que el mundo se halla sumido por la política de la Administración de Bush y el poder de los sectores religiosos de derechas en Estados Unidos. Para reforzar el mensaje, cada imagen recibió un título. Entre otros, Tortura, Oración, El Gran y Viejo Partido Político o ¿Fe? El conjunto fue inaugurado como la exposición del mes de abril en la galería de Paul Kopeikin, en el bulevar Wilshire, de Los Ángeles. Paralelamente, la web de la sala (www.paulkopeikingallery.com) mostró el trabajo on line.
A los pocos días, Andrew Peterson, asesor de inversiones de San Francisco y “padre de cuatro niños”, publicó en su blog, en el que firma como Thomas Hawk “para separar su identidad de sus reflexiones sobre nuevos medios de comunicación y tecnología”, un comentario titulado: “Jill Greenberg es una mujer enferma que debería ser arrestada por abuso infantil”. “Lo que hace me provoca el vómito”, continuaba Peterson. “Todos tendríamos que mostrarnos ofendidos por esta mujer horrible. Aunque los niños no son utilizados en modo sexual, lo considero pornografía de la peor clase”...
Entonces entró en escena la prensa tradicional. Con un extenso artículo del diario Los Angeles Times a la cabeza, la polémica se amplificó. En parte, gracias a que la agencia de Jill Greenberg, cuya página web se llama manipulator.com en referencia aparente al dominio de la fotógrafa del arte del retoque digital, está, pese al hastío de su autora, más que dispuesta a difundir gratuitamente las imágenes del proyecto.
Así es como las fotos de Greenberg han llegado, según cálculos de Kopeikin, a una audiencia de “100 millones de espectadores en todo el mundo”. (Sea bienvenido al club). “Lo cual me llena de orgullo, pues las fotos son maravillosas y representan un logro artístico de primer nivel”, explica el galerista.
Superarse con el efecto Pigmalión por Alex Rovira Celma
¿De qué manera pueden verse alterados nuestros comportamientos a partir de las creencias que tienen los demás sobre nosotros? ¿Las expectativas favorables que sobre nosotros tiene nuestro entorno de afectos y amistades pueden llevarnos a llegar más allá de lo que esperamos? O, por el contrario, ¿cuántas veces ni lo hemos intentado o nos ha salido mal, movidos por el miedo al fracaso que otros nos han transmitido, por su falta de confianza o por su invitación a la resignación y al abandono?
No es descabellado afirmar que en cada día de nuestras vidas suceden actos porque, consciente o inconscientemente, estamos respondiendo a lo que las personas que nos rodean esperan de nosotros, para lo bueno y para lo malo. Lo que los demás esperan de uno puede desencadenar un conjunto de acciones que nos lleven mucho más allá de lo que podemos imaginar, en lo mejor y en lo peor. Este principio de actuación a partir de las expectativas de los demás se conoce en psicología como el efecto Pigmalión.
Tan curioso nombre nace de la leyenda de Pigmalión, antiguo rey de Chipre y hábil escultor. En sus Metamorfosis, Ovidio recreó el mito y nos contó que Pigmalión era un apasionado escultor que vivió en la isla de Creta. En cierta ocasión, inspirándose en la bella Galatea, Pigmalión modeló una estatua de marfil tan bella que se enamoró perdidamente de la misma, hasta el punto de rogar a los dioses para que la escultura cobrara vida y poder amarla como a una mujer real. Venus decidió complacer al escultor y dar vida a esa estatua, que se convirtió en la deseada amante y compañera de Pigmalión.
Como en la leyenda, el efecto Pigmalión es el proceso mediante el cual las creencias y expectativas de una persona respecto a otro individuo afectan de tal manera a su conducta que el segundo tiende a confirmarlas. Un ejemplo sumamente ilustrativo del efecto Pigmalión fue legado por George Bernard Shaw, quien en 1913 escribió, inspirado por el mito, la novela Pigmalión, llevada al cine en 1964 por George Cukor bajo el título My fair lady. En esta cinta, el narcisista profesor Higgins (Rex Harrison) acaba enamorándose de su creación, Eliza Doolittle (Audrey Hepburn), cuando consigue convertir la que es al inicio de la historia una muchacha desgarbada y analfabeta del arrabal en una dama moldeada a las expectativas fonéticas, éticas y estéticas del peculiar Higgins.
En el terreno de la psicología, la economía, la medicina o la sociología, diversos investigadores han llevado a cabo interesantísimos experimentos sobre el efecto Pigmalión. Uno de los más conocidos es el que llevaron a cabo en 1968 Robert Rosenthal y Lenore Jacobson, bajo el título Pigmalión en el aula. El estudio consistió en informar a un grupo de profesores de primaria de que a sus alumnos se les había administrado un test que evaluaba sus capacidades intelectuales. Luego se les dijo a los profesores cuáles fueron, concretamente, los alumnos que obtuvieron los mejores resultados. Los profesores también fueron advertidos de que esos alumnos serían los que mejor rendimiento tendrían a lo largo del curso. Y así fue. Ocho meses después se confirmó que el rendimiento de estos muchachos especiales fue mucho mayor que el del resto. Hasta aquí no hay nada sorprendente. Lo interesante de este caso es que en realidad jamás se realizó tal test al inicio de curso. Y los supuestos alumnos brillantes fueron un 20% de chicos elegidos completamente al azar, sin tener para nada en cuenta sus capacidades. ¿Qué ocurrió entonces? ¿Cómo era posible que alumnos corrientes fueran los mejores de sus respectivos grupos al final del curso? Muy simple, a partir de las observaciones en todo el proceso de Rosenthal y Jacobson se constató que los maestros se crearon tan alta expectativa sobre esos alumnos que actuaron a favor de su cumplimiento. De alguna manera, los maestros convirtieron sus percepciones sobre cada alumno en una didáctica individualizada que les llevó a confirmar lo que les habían avisado que sucedería.
Muchos otros estudios similares han confirmado en los últimos años la existencia de este efecto que, por otro lado, es de puro sentido común. Sin duda, la predisposición a tratar a alguien de una determinada manera queda condicionada en mayor o menor grado por lo que te han contado sobre esa persona.
Otro llamativo caso tuvo lugar en una conocida empresa multinacional fabricante de productos de alta tecnología. Los responsables del departamento de personal convocaron a una persona de su servicio de limpieza, en el último escalafón de la jerarquía de la organización y sin el bachillerato finalizado, a quien dijeron que era, entre todos los miles de miembros de la empresa, el mejor capacitado para ocupar un altísimo cargo de responsabilidad técnica en el plazo de dos años. Las consideraciones éticas sobre este procedimiento darían mucho de sí, pero el caso es que esta persona no sólo llegó a desempeñar las funciones del alto cargo prometido en menos tiempo del previsto, sino que años después siguió prosperando en la organización. La profecía se cumplió de nuevo con un éxito extraordinario, más allá incluso de lo que los propios promotores del experimento imaginaban.
En efecto, la perspectiva de un suceso tiende a facilitar su cumplimiento. Y eso ocurre también en muchos otros ámbitos. En el terreno de la investigación científica o social, el investigador tiende muchas veces a confirmar sus hipótesis por descabelladas que parezcan; siempre existe el dato que todo lo confirma. En economía, un caso del cumplimiento del efecto Pigmalión a gran escala se vivió con la crisis económica de 1929. Si muchas personas están convencidas de que el sistema económico se hunde, se hundirá. Incluso hablando de nuestra propia salud, el efecto Pigmalión se manifiesta en el también conocido efecto placebo: hay quien cree obtener del medicamento lo que necesita obtener cuando en realidad se trata de una pastilla de almidón, sin principios activos. ¿Por qué cura entonces, en determinados casos, un caramelo inocuo? Simplemente porque el médico dice que así será; porque alguien en quien creemos asegura que nos hará bien y porque deseamos curarnos.
Y claro, ¡cómo no! Volviendo al mito, Pigmalión también hace de las suyas en casos de enamoramiento. No son pocos los celestinos y celestinas que han generado tórridas pasiones entre personas que, de entrada, no parecían tener química. En algunos casos ha bastado que el celestino en cuestión susurre al oído de las víctimas la insinuación del deseo del otro para que la mirada y el lenguaje del cuerpo cambien radicalmente la expresión que propiciará una primera aproximación.
Incluso si analizamos las biografías de grandes genios, mujeres y hombres que a lo largo de la historia han hecho enormes aportaciones a la humanidad, veremos que en muchos casos hubo una persona que tuvo una fuerte esperanza depositada en ellos. Y es que Pigmalión tiene una explicación científica: hoy sabemos que cuando alguien confía en nosotros y nos contagia esa confianza, nuestro sistema límbico acelera la velocidad de nuestro pensamiento, incrementa nuestra lucidez y nuestra energía, y en consecuencia, nuestra atención, eficacia y eficiencia.
Las profecías tienden a realizarse cuando hay un fuerte deseo que las impulsa. Del mismo modo que el miedo tiende a provocar que se produzca lo que se teme, la confianza en uno mismo, aunque sea contagiada por un tercero, puede darnos alas.
La cosquilla y el deseo
Hay aplicaciones muy curiosas del efecto Pigmalión. Pruébelo ahora. Trate de hacerse cosquillas a sí mismo; no se hará reír ni a tiros. No podemos hacernos cosquillas a nosotros mismos porque sabemos previamente dónde vamos a hacernos cosquillas. Sin factor sorpresa ni deseo, nuestro cerebro anticipa y anula. Se muere definitivamente el efecto Pigmalión. Sin embargo, si alguien a quien usted desea le dice que le hará cosquillas pero no le dice dónde, sólo con pensarlo le cogerá la risa tonta y hasta podrá darle un pasmo de la alegría. Y es que finalmente, como la bella Galatea, no somos de piedra.
Álex Rovira Celma es profesor, conferenciante y escritor.
martes, octubre 10, 2006
10.000 'ultras' unidos por la xenofobia. Racismo en España.
Los grupos neonazis convierten a los inmigrantes en principales víctimas de su acoso
Unas 10.000 personas integran los grupos de extrema derecha asentados en España, según fuentes policiales. 3.000 de estos individuos operan en territorio controlado por la Guardia Civil y el resto en capitales y grandes ciudades que son competencia del Cuerpo Nacional de Policía. "Pero hay muchísima más gente que simpatiza con ellos, como los ultras del fútbol o los que acuden a sus conciertos de RAC" (rock anticomunista), admite un jefe del instituto armado.
Tanto los que actúan bajo el paraguas de un partido político legal como los que lo hacen desde organizaciones ilegales tienen un común denominador: están en contra de la inmigración. Pero al margen de este enemigo común -los inmigrantes- no hay nada más que sirva de nexo a estos grupúsculos. Los intentos por hacer un frente común están resultando un fracaso, al no ponerse de acuerdo en la designación de un líder, según expertos policiales.
"Los ultraderechistas puros constituyen un problema residual, aunque estable, que suele manifestarse cada año en torno al 20-N", afirma un guardia civil. Éste cree que en breve plazo es difícil que haya un repunte de las actividades de este tipo y, policialmente hablando, considera que no se ha producido un aumento de los ataques a inmigrantes.
Tanto los especialistas del Cuerpo Nacional de Policía como los de la Guardia Civil precisan, no obstante, que es necesario dividir a la extrema derecha en dos grupos: uno, el que constituyen la veintena de minipartidos políticos que actúan desde la legalidad; y otro, el de las bandas neonazis ilegales. En este último destacan Hammerskin, Blood and Honour y Volksfront.
Los servicios de información se muestran preocupados por la irrupción de Volksfront, que parece haber logrado una fuerte implantación en España desde hace sólo un año. Esta organización, surgida en 1994 en Oregón (Estados Unidos), está captando a muchos miembros de Blood and Honour (Sangre y Honor).
El último acercamiento entre los neonazis españoles se produjo en un concierto musical celebrado el pasado marzo en Pastrana (Guadalajara). Los cientos de asistentes al acto llevaban pegatinas del partido Democracia Nacional, de Alianza Nacional y de la asociación cultural Centro de Investigaciones Sociales. "No se habló nada serio. Fueron simples comentarios. Pero no llegarán a ningún acuerdo porque todos quieren ser el jefe del grupo resultante. Y eso es imposible", opina un experto policial.
Los agentes especializados en extrema derecha coinciden en que no es previsible que estos grupos puedan obtener poder político, entre otras cosas por la falta de un líder. Nadie intuye que pueda surgir alguien como Jean Marie Le Pen en Francia, capaz de articular el sentimiento xenófobo. "Hubo un tiempo en que Ricardo Sáenz de Ynestrillas, hijo del militar asesinado por ETA en 1986, pudo haber encabezado estos grupos, pero cayó en desgracia al implicarse en asuntos delictivos", comenta un mando policial. Ynestrillas opera ahora a través de un blog de Internet.
En 2005, la Guardia Civil detuvo a 62 ultras o neonazis y la policía a 80; mientras que en lo que va de 2006, el instituto armado ha arrestado a 15 y la policía a 27. Generalmente estos individuos han sido acusados de agresiones con armas blancas y contundentes, puñetazos y patadas o bien por hacer pintadas amenazantes. "Pero es raro encontrar en su poder armas de fuego, pese a que entre sus integrantes hay soldados y vigilantes de seguridad privada", dice un oficial de la Guardia Civil.
El instituto armado ha emprendido en los últimos dos años tres grandes operaciones contra las estas organizaciones: la Operación Puñal en Madrid, Barcelona, Valencia y Guadalajara, donde fueron detenidas 14 personas y decomisadas ocho armas de fuego en marzo de 2004; la Operación Espada, desarrollada en abril de 2005 en Madrid, Sevilla, Jaén, Burgos y Zaragoza con la detención de 21 personas supuestamente integradas en Blood and Honour, y la Operación Panzer en Valencia, donde en septiembre de 2005 fueron capturados 20 integrantes del Frente Antisistema (FAS).
Las principales zonas de actuación de los neonazis son Madrid, Cataluña, Castellón, Valencia, Zaragoza y algunos puntos de Castilla y León. En Cataluña es donde suelen producirse más palizas a inmigrantes.
Entre las bandas neonazis apenas hay diferencias ideológicas, ya que tienen unos postulados comunes: la supremacía de la raza blanca, el odio a los inmigrantes y la intolerancia frente a las drogas, según la Guardia Civil. Pero en sus conciertos clandestinos corren ríos de alcohol.
Las mismas fuentes aseguran que los miembros de los grupos neonazis suelen ser personas de clase obrera, parados o trabajadores con escasa cualificación profesional. "Los chicos pijos no se integran en este tipo de organizaciones", añade.
Sólo en Cataluña hay un partido ultraderechista (Plataforma per Catalunya) que tiene representación en los Ayuntamientos de El Vendrell, Cervera y Manlleu. Esta organización, que aboga por "la seguridad ciudadana y el control de la inmigración", está encabezada por Josep Anglada, ex dirigente de Fuerza Nueva.
Pero los partidos legales de ultraderecha apenas tienen implantación. Son una constelación atomizada en la que destacan Democracia Nacional, España 2000, Alternativa Española (AES), las diferentes Falanges y Alianza Nacional (heredera ésta de la Alianza por la Unidad Nacional que lideró Sáenz de Ynestrillas).
El programa de España 2000, por ejemplo, es revelador: "Es incuestionable que el incremento espectacular de delitos graves se debe a colectivos extranjeros". Democracia Nacional ha convocado para el próximo día 15 una manifestación en Tenerife contra la "invasión" de inmigrantes.
* Volksfront irrumpe con fuerza. El grupo nazi Volksfront (Frente Popular) parece haber logrado una fuerte implantación en España desde hace solamente un año. Esta organización, surgida en 1994 en Oregón (Estados Unidos) y que proclama luchar contra el Estado y las leyes, está captando a muchos miembros de Blood and Honour (Sangre y Honor), según fuentes policiales. También mantiene la supremacía de la raza blanca.
En la página web del grupo político español Alianza Nacional consta una ideología similar: "Para nosotros, la nacionalidad la da la sangre y no los organismos oficiales; no reconocemos como ciudadanos españoles a toda aquella gente que no tenga nuestra sangre ni sea de nuestra raza".
Volksfront planea controlar a sus integrantes para evitar lo que ellos denominan "acciones de violencia gratuita" y, a la vez, alejarse de los violentos que actúan en los campos de fútbol.
* Hammerskin y la supremacía blanca. Los Hammerskin, que tienen como símbolo dos martillos cruzados, nacieron en torno a 1980 en la ciudad norteamericana de Dallas (Texas). Proclaman la supremacía de la raza blanca.
En marzo de 2004, la Guardia Civil asestó un golpe a una de las facciones del grupo nacionalsocialista Hammerskin-España, que a su vez está integrado en Hammerskin-Nation y que aglutina entre otras las secciones francesa, estadounidense, alemana e italiana. Estas secciones tienen autonomía propia, pero mantienen unos estrechos lazos.
La operación de la policía se desató tras los ataques racistas que hubo en la Universidad Complutense y otras localidades de Madrid. Los 14 detenidos tenían ocho armas de fuego, puñales y puños americanos.
Esta organización, considerada muy violenta, incitaba a la discriminación, al odio y a la violencia hacía grupos de ideología o etnia diferente.
* Sangre y Honor pretende entrar en política. La sección española de Blood and Honour lleva desde finales de 1999 convocando y promoviendo conciertos, reuniones y concentraciones en las que se incita a la xenofobia, el racismo y el antisemitismo. Hasta el mazazo policial de la Operación Espada en 2005, la organización promovía entre tres y cuatro conciertos de música al año, coincidiendo con los solsticios de invierno y verano o con el nacimiento y muerte de Adolf Hitler.
Los intentos de acercamiento a la política por parte de personas ligadas a movimientos neonazis son escasos. Y si lo hacen es a través de minúsculos partidos que no logran representación. Es el caso de varios supuestos dirigentes de Blood and Honour, que concurrieron a las elecciones generales de 2004 en la lista del Movimiento Social Republicano (MSR). Esta formación sólo obtuvo 6.600 votos en España.
Francia cuelga el cartel de ‘Prohibido fumar’
El Gobierno conservador francés va a prohibir fumar por decreto en los espacios públicos a partir de 2007. "Sí, vamos a prohibir el tabaco en los lugares públicos", ha respondido De Villepin al ser preguntado al respecto en una entrevista durante el programa Le Gran Jury de la radio RTL, la televisión LCI y el periódico Le Figaro.
Según ha explicado, la prohibición se va a aplicar en dos frases: el humo del tabaco estará proscrito en los lugares públicos a partir del próximo 1 de febrero, salvo en los bares-estancos, cafés-restaurantes y discotecas, que tendrán una prorroga de casi un año, hasta el 1 de enero de 2008, para adaptarse a la nueva legislación.
Para reforzar la postura del Gobierno, el primer ministro ha recordado un dato: "es inaceptable que haya 13 trece muertes al día" en Francia ligadas al tabaquismo activo y pasivo.
Irlanda, precursora
Irlanda fue el primer país que prohibió totalmente el consumo de tabaco en lugares públicos, en marzo del 2004. Le siguieron Noruega, Italia, Malta, Suecia y Escocia. El año que viene, además de Francia, adoptarán la medida Inglaterra, Irlanda del Norte y Lituania.
En todos estos países, y después de que se adaptaran los afectados, la medida no ha sido mal aceptada. Así, un año después de la aplicación de la ley en Irlanda, el 93% de los ciudadanos (de los que 89% se consideraban fumadores) afirmaron que la ley fue una buena idea. En Roma, los italianos que querían fumar en los bares desde enero de 2005 cogieron la costumbre de salirse a las terrazas de los establecimientos, tanto en verano como en invierno.
Sin embargo, muchos otros países de la Unión Europea –como es el caso de España- han decidido llevar a cabo medidas intermedias como establecer lugares de fumadores y no fumadores. En Austria, donde la proporción de fumadores activos en del 37% -una de las más elevadas de la UE- está permitido fumar en bares y restaurantes. En España, Luxemburgo y Bélgica existe una ley, pero con importantes excepciones en cuanto a los bares y restaurantes se refiere.
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