Son sensaciones misteriosas, más comunes de lo que cabría pensar: un hombre describe la sensación de una figura enigmática que está detrás de él, y cuando se da la vuelta no hay nadie. Una mujer nota cómo abandona su cuerpo y flota en el espacio, contemplando su yo corpóreo.
Quienes pasan por esas experiencias a menudo las atribuyen a fuerzas paranormales. Pero, según el reciente trabajo de unos neurocientíficos, pueden ser inducidas por la transmisión de corrientes eléctricas leves a puntos concretos del cerebro. Por ejemplo, en una mujer, una descarga en una región cerebral conocida como girus angular le provocó la sensación de que estaba colgando del techo, mirando su cuerpo. En el caso de otra mujer, la corriente eléctrica transmitida al girus angular le causó la extraña sensación de que tenía a alguien detrás que pretendía inmiscuirse en sus acciones.
Una presencia extraña en las altas cumbres
La sensación de una presencia enigmática se puede producir sin estimulación eléctrica del cerebro, dice Peter Brugger, neurocientífico del Hospital Universitario de Zúrich. Ha sido descrita por personas que sufren una privación sensorial, como los montañeros que se encuentran a grandes altitudes o los marineros que atraviesan solos el océano, y también por personas que han sufrido apoplejías menores u otras alteraciones del riego sanguíneo al cerebro.
Algunos esquizofrénicos, agrega Olaf Blanke, neurólogo de la École Polytechnique Fédérale de Lausana, en Suiza, experimentan alucinaciones paranoides y la sensación de que alguien les está siguiendo. A veces también confunden sus acciones con las de otros. Aunque se desconoce la causa de estos síntomas, dice, puede que estén implicadas las áreas de procesamiento multisensorial.
Cuando personas por lo demás normales experimentan alucinaciones corporales, señala Blanke, a menudo se sienten desconcertadas. La sensación que percibe el cuerpo es tan perfecta y resulta tan familiar que la gente no se da cuenta de que es una creación de su cerebro, ni siquiera cuando algo va mal y éste se siente perturbado. Sin embargo, se puede engañar a la sensación de integridad corporal con bastante facilidad, dice Blanke. Y aunque puede ser tentador invocar a lo sobrenatural cuando esta sensación corporal sale mal, Blanke dice que la verdadera explicación es muy natural: un intento del cerebro por comprender una información contradictoria.
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