Impresiona que escandalicen más a algunas almas cándidas, fieles creyentes de iglesias cristianas, imágenes de niños norteamericanos llorando que los de los "daños colaterales" que causa su apoyo patriótico a la salvaje y carnicera política belicista de Bush junior. ¿Qué clase de degenerado siente más empatía con un niño del 1er mundo al que se le quitó una piruleta que con un niño palestino, libanés, afgano, iraquí, etc. al que han bombardeado, mutilado y asesinado a toda su familia?
¿Arte o crueldad? IKER SEISDEDOS
El resultado, formado por las 25 imágenes de rabia, desconsuelo, desesperación, tristeza y desamparo, aquí reproducidas, fue bautizado End times (Final de los tiempos). Para la autora representan una metáfora sobre el duelo en el que el mundo se halla sumido por la política de la Administración de Bush y el poder de los sectores religiosos de derechas en Estados Unidos. Para reforzar el mensaje, cada imagen recibió un título. Entre otros, Tortura, Oración, El Gran y Viejo Partido Político o ¿Fe? El conjunto fue inaugurado como la exposición del mes de abril en la galería de Paul Kopeikin, en el bulevar Wilshire, de Los Ángeles. Paralelamente, la web de la sala (www.paulkopeikingallery.com) mostró el trabajo on line.
A los pocos días, Andrew Peterson, asesor de inversiones de San Francisco y “padre de cuatro niños”, publicó en su blog, en el que firma como Thomas Hawk “para separar su identidad de sus reflexiones sobre nuevos medios de comunicación y tecnología”, un comentario titulado: “Jill Greenberg es una mujer enferma que debería ser arrestada por abuso infantil”. “Lo que hace me provoca el vómito”, continuaba Peterson. “Todos tendríamos que mostrarnos ofendidos por esta mujer horrible. Aunque los niños no son utilizados en modo sexual, lo considero pornografía de la peor clase”...
El resultado, formado por las 25 imágenes de rabia, desconsuelo, desesperación, tristeza y desamparo, aquí reproducidas, fue bautizado End times (Final de los tiempos). Para la autora representan una metáfora sobre el duelo en el que el mundo se halla sumido por la política de la Administración de Bush y el poder de los sectores religiosos de derechas en Estados Unidos. Para reforzar el mensaje, cada imagen recibió un título. Entre otros, Tortura, Oración, El Gran y Viejo Partido Político o ¿Fe? El conjunto fue inaugurado como la exposición del mes de abril en la galería de Paul Kopeikin, en el bulevar Wilshire, de Los Ángeles. Paralelamente, la web de la sala (www.paulkopeikingallery.com) mostró el trabajo on line.
A los pocos días, Andrew Peterson, asesor de inversiones de San Francisco y “padre de cuatro niños”, publicó en su blog, en el que firma como Thomas Hawk “para separar su identidad de sus reflexiones sobre nuevos medios de comunicación y tecnología”, un comentario titulado: “Jill Greenberg es una mujer enferma que debería ser arrestada por abuso infantil”. “Lo que hace me provoca el vómito”, continuaba Peterson. “Todos tendríamos que mostrarnos ofendidos por esta mujer horrible. Aunque los niños no son utilizados en modo sexual, lo considero pornografía de la peor clase”...
Entonces entró en escena la prensa tradicional. Con un extenso artículo del diario Los Angeles Times a la cabeza, la polémica se amplificó. En parte, gracias a que la agencia de Jill Greenberg, cuya página web se llama manipulator.com en referencia aparente al dominio de la fotógrafa del arte del retoque digital, está, pese al hastío de su autora, más que dispuesta a difundir gratuitamente las imágenes del proyecto.
Así es como las fotos de Greenberg han llegado, según cálculos de Kopeikin, a una audiencia de “100 millones de espectadores en todo el mundo”. (Sea bienvenido al club). “Lo cual me llena de orgullo, pues las fotos son maravillosas y representan un logro artístico de primer nivel”, explica el galerista.
Ilene Knebel, madre de Elise, uno de los críos, no está de acuerdo con la controversia. “Nos pagaron una cantidad muy pequeña por los servicios prestados por mi hija”, respondió en un e-mail. “Acepté el trabajo porque estaba acorde con mis ideas. Eso es todo. Nos llamó nuestro agente y fuimos. Durante la sesión, a ratos lloró, a ratos rió. Como sucede en casa todo el tiempo. Mi hija tenía menos de tres años y ni siquiera lo recuerda, ni si le enseño la imagen. Estuve todo el rato con ella, como siempre hago. No sé... ¡Yo veo la foto y la encuentro bonita!”.
2 comentarios:
Saludos, me ha parecido muy interesante tu Blog y pensaba añadirlo a mi página de favoritos. Aunque no lo conozco, creo que una reacción como la de ese conservador americano no es más que ver el mundo al revés. El grito de protesta e injusticia (entre otras cosas) que transmiten estas fotos no pueden ser interpretados por alguien rico que vive acomodado y no desea la existéncia de tales imágenes en su vida, ya que las considera una ofensa casi personal a su mundo "perfecto". Que opinas?
Hay personas que se indignan por estupideces, dando así muestra de su miseria moral y de su estulticia. Lo penoso es que la prensa y los mass media permitan la difusión generalizada de opiniones abstrusas, infantiles y ñoñas al mismo nivel que las de científicos, intelectuales o artistas de valía. Sin embargo la democracia se basa en la libertad de expresión y todos tenemos derecho a expresar nuestras opiniones (de momento, porque pronto Bush prohibirá difundir todo aquello que contradiga la Palabra de Dios...)
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