Toda nueva tecnología que se presente al mundo debe contar a priori con la existencia de dos corrientes enfrentadas. De una parte, la de aquellos que se oponen a la misma por sistema (luddistas es la denominación anglosajona), que consideran que los avances alterarán definitivamente nuestro sistema de valores, nuestro modo de vida o, simplemente, su bienestar económico y sus privilegios. De otro lado, habrá quienes valoren positivamente cualquier innovación sin atender a sus consecuencias a medio plazo, a la falta de pruebas suficientes que determinen su inocuidad, que pretenden su imposición desde arriba, al modo del Despotismo Ilustrado.
Las promesas de hace unos años sobre alimentos que actuarían como medicamentos para prevenir el raquitismo o el escorbuto o la promesa de semillas milagrosas que darían cosechas capaces de paliar el hambre en el mundo han caído en el olvido, pero muchos ciudadanos conservan la idea de que los OGM (alimentos manipulados genéticamente) son altamente beneficiosos para la salud y un avance para toda la Humanidad.
Es claro que el interés de las empresas de biotecnología está en que esa buena imagen se mantenga, responda o no a la realidad. También es admisible que haya organizaciones que traten de negar esa imagen idílica, que defiendan una agricultura no industrial que permita un margen de supervivencia a pequeños campesinos que no pueden pagar el alto coste de estas nuevas semillas y que para ello defiendan que los OGM son perjudiciales para la salud (y para las economías de muchos agricultores del Tercer y el Segundo Mundo).
Y entre medias queda un amplio campo de batalla en el que se debaten aquellos que no se oponen por principio a ninguna novedad pero que no están dispuestos a pagar cualquier precio, que prefieren conocer toda la información para poder valorar la conveniencia o no de la aplicación de una nueva tecnología. Para esta enorme masa de población, la información científica fiable y la credibilidad de los reguladores públicos debieran ser el puntal en el que se basara su confianza. Por desgracia, como veremos y pone de manifiesto este libro, hay sobrados motivos para creer que ni contamos con información fidedigna (por parte de ninguno de los implicados), ni podemos confiar plenamente en la bondad de nuestras autoridades sanitarias y alimentarias.
También podríamos creer también que los científicos, las Universidades, las revistas especializadas, pondrían de manifiesto con pruebas irrefutables la inocuidad de estos alimentos (o su peligrosidad). Vivimos en un cómodo entorno en el que nos consideramos protegidos suficientemente de cualquier peligro y, por tanto, parece que si estos alimentos se van imponiendo, es porque son más rentables e incluso más beneficiosos para nuestra salud. Pero el problema es que todas esas premisas son falsas.
No hay realmente un control de las autoridades alimentarias ni hay un auténtico control de la comunidad científica internacional, como explicaremos más adelante. Sólo parece haber un tremendo pulso mercantil en el que el juego de las patentes, el dumping o la connivencia con los estamentos políticos parecen ser las reglas del juego. En definitiva, la introducción de los OGM supone un tremendo cambio que ha sido substraído del debate político y, en sociedades civiles débiles, del debate social. La información de que se dispone es altamente sesgada e interesada por lo que formarse una opinión es extremadamente difícil y costoso. Esta indefinición e ignorancia es el perfecto campo de cultivo para el abuso y la manipulación.
El mundo según Monsanto, de la investigadora francesa Marie-Monique Robin, se acerca a este oscuro mundo a través de uno de sus mejores exponentes, la empresa de Saint. Louis que parece aproximarse a pasos de gigante a una situación de monopolio de facto en determinados mercados (algunos asesores bursátiles creen que será la siguiente gran empresa, tras Microsoft, en sufrir el rigor de las leyes americanas anti-trust). Este libro describe la historia de Monsanto desde su nacimiento, su evolución como empresa de pesticidas y su conversión a empresa biotecnológica tras diversos reveses legales por variados problemas con sus pesticidas.
Repasando la historia de esta empresa, su tradición acreditada judicialmente de manipulación de estudios científicos, ocultamiento de pruebas, etc., la autora concluye que su actuación con los OGM sigue las mismas pautas que en su pasado inmediato y que sólo cuando la presión social y las acciones legales logren acorralar a Monsanto se logrará que ésta reconozca haber conocido los efectos de sus productos y no haber hecho nada al respecto. Para entonces será demasiado tarde para todos aquellos que hayan fallecido o nacido con malformaciones congénitas, o que hayan perdido sus tierras o hayan visto sus cosechas arruinadas.
Este libro ha sido redactado con gran lujo de detalles, información científica, histórica, judicial, etc., por lo que no entraremos en precisiones excesivas. Para no caer en el mismo error que denunciamos, tampoco daremos credibilidad absoluta a lo que en el libro se plantea, pues se coloca a la vanguardia de la lucha contra los OGM y quizá lo necesario sea una mayor inversión en investigación y una moratoria en su comercialización. Sin embargo, la autora pone en el centro del debate algunas cuestiones que afectan no sólo a Monsanto, sino a todas las empresas de biotecnología y no sólo al sector de los OGM y que, por su indubitabilidad, parecen más estremecedoras que los propios OGM en sí, puesto que ponen en tela de juicio todo el sistema científico, público y sanitario de nuestras sociedades.
En estos aspectos me centraré, dejando los concretos detalles sobre Monsanto para quien desee adentrarse con la lectura de este libro en su tenebrosa historia y su incierto futuro.
II
- Sistema de puertas giratorias ("revolving doors"): así se conoce en los Estados Unidos a los saltos entre la empresa privada y la actividad política y viceversa. Así, es tan probable que el responsable de una empresa de biotecnología pase a ocupar un alto cargo en la FAD (autoridad alimentaria de los Estados Unidos) en el momento en el que ésta debate la autorización de determinado componente que fabrica la empresa del "prófugo" como que, tras una actuación política a favor de los alimentos transgénicos, el cargo político pase a ocupar un puesto de responsabilidad en la empresa directamente beneficiada por su decisión. En ocasiones el camino de ida y vuelta llega a repetirse varias veces.
La sospecha de trato de favor no parece desencaminada, al igual que la impresión de que una empresa puede presionar para lograr colocar a hombres de su confianza en puestos clave relacionados con su actividad. La falta de una normativa clara que defina incompatibilidades juega en contra del interés público y a favor de la manipulación de las empresas.
Como contrapeso a esta confusión entre lo público y lo privado, hay una figura regulada jurídicamente en los Estados Unidos, denominada Whistleblowers (lanzador de alertas) referida a aquellas personas que, trabajando para una administración pública o una gran corporación privada, en un determinado momento, constatan que sus responsables adoptan decisiones claramente ilegales o contrarias al interés público denunciándolo. Estas personas sufren un inmediato ostracismo del que las asociaciones de whistleblowers tratan de protegerlos, no siempre con éxito, por el alto coste de los procedimientos judiciales que conlleva. En El mundo según Monsanto se recogen tristemente numerosos ejemplos de científicos o periodistas que denunciaron la actuación de Monsanto y otras empresas, o las decisiones de la Administración al respecto, y sufrieron una persecución que les llevó a la degradación laboral, al despido encubierto, o a la supresión de financiación para nuevos estudios.
- Consenso científico: La Ciencia se ha ganado una merecida reputación de exactitud. Parece inconcebible que dos científicos mantengan opiniones diferentes sobre un mismo aspecto. Sin embargo, la controversia y los resultados totalmente opuestos es la norma cuando se trata de determinar los efectos sobre la salud en humanos o animales de determinado medicamento, componentes químicos, etc. La razón es clara, ante la imposibilidad de pruebas directas, se realizan estudios sobre animales de laboratorio cuyas reacciones se estiman similares a las humanas y se les expone de diversas maneras al agente novedoso, comparando los efectos con una población de control -es decir, con un grupo similar de animales que no sufre exposición al elemento objeto del estudio-. Pasado un tiempo, se estudian y comparan diversos aspectos del metabolismo de ambos grupos para apreciar las diferencias significativas.
Y aquí es donde comienzan los problemas. La variedad del animal escogido para la prueba no siempre es inocente (p. ej. hay variedades de ratas más resistentes a determinados agentes), la duración del estudio puede ser manipulado de manera que los resultados se "corten" antes de que los efectos nocivos se manifiesten. En ocasiones, Robin denuncia que se ha retirado del cómputo de los resultados de estos estudios a animales que morían durante el estudio (¿consecuencia de la exposición al elemento objeto de la prueba?) como ocurrió en ciertos experimentos relacionados con la hormona del crecimiento bovino.
Estudios que pretendían determinar si el trabajo en una planta de Monsanto afectaba a la salud de los empleados, se vieron manipulados al incluir a personal que no trabajaba en plantas de producción o no computar a los fallecidos.
De estas sospechas no escapan las grandes (y reputadas) revistas científicas. Para la publicación de un estudio en sus páginas se requiere la previa valoración de un comité editorial formado por varios científicos expertos en la materia. La elección de estos no es siempre casual y el deber de secreto sobre el contenido del artículo cuya publicación se evalúa se infringe sistemáticamente con filtraciones que permiten la entrada en juego de las presiones sobre el consejo editorial de las revistas por parte de las grandes empresas. Precisamente son las empresas de biotecnología, farmacéuticas, etc., las que aportan el mayor volumen de publicidad con la que se financian estas revistas. ¿Quién se atreverá a desafiar a quien le da de comer? En los pocos casos en que se ha publicado un estudio en contra de los OGM han surgido inmediatamente estudios que pretenden desacreditar los resultados publicados, poner en duda la pericia de los científicos implicados y sembrar un mar de confusión.
- Autoridades públicas: finalmente, la imparcialidad de las autoridades sanitarias y alimentarias y su defensa del interés público se ven amenazadas por diferentes vías. Tenemos, de un lado, las ya citadas "puertas giratorias" que cuestionan la independencia de criterio de estos organismos. Marie-Monique Robin describe espeluznantes ejemplos de esta perversión.
Pero no sólo eso, cuando organismos como la FAD americana o sus equivalentes europeos deben decidir sobre la comercialización de un nuevo aditamento, pesticida o alimento, no realizan directamente las pruebas que consideran oportunas sino que es la propia empresa solicitante de la autorización la que aporta la documentación científica que considera oportuna (eso sí, hay unos mínimos establecidos legalmente y la administración puede pedir más información si lo considera oportuno). A la vista de lo comentado anteriormente sobre la fiabilidad de este tipo de estudios, podemos concluir que no es imposible que estos organismos públicos decidan sobre una base, digámoslo así, parcial e interesada.
En el caso de los OGM, la industria de la biotecnología ha dado un paso más. Ha logrado la imposición del principio de la equivalencia en sustancia que puede enunciarse aproximadamente de la siguiente manera: "los componentes de los alimentos procedentes de una planta modificada genéticamente serán los mismos o similares en sustancia que aquellos que se encuentran en los alimentos". Es decir, se exige autorización para la comercialización de un zumo de tomate al que se añada un determinado aditivo pero no se exige autorización alguna en el caso de que se modifique genéticamente el tomate empleado para fabricar dicho zumo con el fin de que genere una sustancia que haga los efectos de pesticida y le proteja de determinadas plagas. Esta modificación, en apariencia más relevante, no precisa de autorización alguna en gran parte del mundo "por principio".
Consecuencia casi inmediata de este principio es la no obligatoriedad de que los productos manipulados genéticamente lleven indicación en su etiquetado que los identifique (esta normativa no se aplica en la Unión Europea). De este modo se impide que los consumidores puedan evitar (si así lo desean) los productos manipulados genéticamente. Pero no sólo eso, en Estados Unidos se prohíbe cualquier etiquetado del que se desprenda que el producto comercializado no ha sido manipulado genéticamente. Y, si admitimos que los OGM son idénticos a los productos no manipulados genéticamente, parece coherente que no se hagan distinciones en su etiquetado. De este modo se hurta al público su derecho a conocer y elegir qué compra (las encuestas ponen de manifiesto un creciente y mayoritario rechazo a estos productos).
- La Ley de hierro de las patentes: en aparente contradicción con el principio de equivalencia en esencia, las empresas biotecnológicas han logrado lo impensable hace años: patentar especies vegetales, organismos vivos, alegando que, al introducir una modificación genética, han aportado una novedad a una semilla que preexistía pero creando una semilla nueva, objeto de patente.
Las consecuencias comerciales de estas patentes son evidentes. La práctica agrícola de reservar parte de las semillas para el cultivo del año siguiente pasa a estar prohibida puesto que se infringen los derechos de propiedad del patentador. De este modo, los agricultores deben comprar cada año las semillas de la próxima cosecha al precio que marque la empresa (Monsanto establece contratos de varios años de duración).
Peor aún, Monsanto ha contratado en Estados Unidos los servicios de varias agencias de detectives privados que recorren los campos a la búsqueda de agricultores que infrinjan la prohibición de reservar semillas. Los procedimientos judiciales largos, complejos y caros pueden llevar a la ruina a los agricultores; la jurisdicción de los contratos de Monsanto se fija en St. Louis, sede social de la empresa, lo que puede dar una idea de la sensibilidad de los jueces y jurados que fallan estos procedimientos judiciales.
Pero, rizando más el rizo, nadie puede impedir que en un campo en el que se han cultivado semillas manipuladas genéticamente hace años, comiencen a germinar espontáneamente; o que el aire o los animales expandan estos cultivos a tierras vecinas. Monsanto ha llevado a los tribunales exitosamente a estos campesinos totalmente ajenos a los OGM.
- Rentabilidad de los OGM: Otro grave problema al que se enfrentan los agricultores en el medio plazo es el de la resistencia a los pesticidas. La principal modificación genética introducida en las semillas de maíz o soja es la de un gen con efecto pesticida. La exposición continuada a este gen lleva a que las plagas (malas hierbas, pulgones, ...) se adapten al pesticida con mayor facilidad, lo que obliga a los campesinos a volver a gastar cada vez más dinero en nuevos pesticidas (esto afecta tanto a los que emplean OGM como a los que no).
Más problemas para el futuro: La proliferación de estas semillas supone la eliminación de muchas variedades autóctonas lo que, no sólo empobrece nuestra cultura, sino que puede llevar a que una plaga que afecte exclusivamente a estas semillas provoque una hambruna mundial de dimensiones desconocidas.
Y otro más: parece que el deterioro de determinados suelos, su empobrecimiento, está llevando a unos rendimientos decrecientes con un mayor coste lo que pone en peligro la viabilidad de muchos productores que confiaron en las promesas de futuro.
III
Como se pone de manifiesto en El mundo según Monsanto, hay muchos claroscuros en todo lo que rodea los OGM, no siendo la transparencia la norma de actuación de las empresas de biotecnología. La falta de información clara e independiente impide la existencia de un debate social sobre los OGM, lo que los convierte en objeto de controversias en muchas ocasiones apriorísticas y demagógicas. Desbrozar la compleja trama de intereses subyacentes (políticos, económicos, científicos, patentes, ...) favorecería ese necesario debate y este libro permite hacer luz sobre algunos de esos intereses creados.
El mundo según Monsanto dedica un amplio espacio a describir los orígenes de Monsanto y su implicación en diversos escándalos relacionados con los pesticidas que ha venido comercializando con anterioridad a su reconversión en empresa biotecnológica. Los últimos capítulos se dedican a estudiar los efectos de los OGM en países como México, Argentina, Paraguay, Brasil o India. En ocasiones, el texto se torna excesivamente técnico, con un gusto por la precisión que excede una finalidad meramente divulgativa; pero lo cierto es que tras su lectura cientos de preguntas saltarán a la boca del lector atento, … y ya sabemos que el primer paso para obtener respuestas adecuadas es la formulación de las preguntas pertinentes.
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El mundo según Monsanto
El mundo según Monsanto (Le monde selon Monsanto), de la dioxina a los OGM, una empresa que le desea lo mejor, es un documental francés de 2008 de [fermine Monique Robin]] sobre la multinacional Monsanto, la historia de la compañía y sus productos comerciales; como el PCB, los OGM, el Agente Naranja, la Hormona bovina o Somatotropina bovina, y su popular Roundup (Glifosato). Conducido por Arte France, Image et Campagnie, Producctions Thalie, Office national du Canadá, WDR, con una duración de 108 minutos.
Sinopsis
El documental muestra a la misma autora Marie Monique Robin, investigando y extrayendo información de la misma Internet. Haciendo entrevistas y reconstruyendo así un complicado puzzle sobre la historia de Monsanto.
La primera parte del documental aborda el problema del PCB(comercializado en Francia como Pyraléne), producido por la fábrica de Monsanto (de hecho su filial Solutia Inc.) en Anniston Alabama (Estados Unidos), ciudad en la que la contaminación causó y continua causando muchas víctimas, mayoritariamente en la población negra más pobre, donde la tasa de cáncer es notablemente más elevada.
Se le reprocha a Monsanto de haber contaminado el agua (derramando PCB en los canales de evacuación de aguas que desembocan en el canal Snow Creek), la tierra (descargado desechos contaminantes a cielo abierto en el mismo sitio de producción, cercano a barrios circundantes) y el aire de Annistan. También de haber ocultado la nocividad del PCB2 liberado en la población para no perder dinero, estando ellos al tanto de esta nocividad. Como lo prueban notas internas del negocio. En 1937 un estudio de la Universidad de Harvard, notifico a la empresa Monsanto que la exposición al PCB causa cloracné y lesiones en el hígado. En 1966, un estudio Sueco de Soren Jensen muestra que el PCB crea problemas medioambientales de gran magnitud, ya que tiene la capacidad de acumularse todo a lo largo de la cadena alimentaría ( bioacumulación). El reportaje esta basado en los archivos internos de la firma, que fueron desclasificados por un proceso legal, una Demanda colectiva de 3500 habitantes de Annistan contra Monsanto.
Luego de este juicio, Monsanto y su filial fueron condenados a pagar 700 millones de dólares para indemnizar a las víctimas, descontaminar el sito, y construir un hospital especializado. Aunque ningún dirigente de Monsanto fue perseguido. La Monsanto ceso la producción de PCB en EEUU en 1977. Y se prohibió la sustancia en ese país en 1978.
La investigación examina a los productos creados y comerciados por Monsanto. Sus consecuencias sobre el medio ambiente y la salud: las dioxinas como el agente naranja en la guerra de Vietnam (y sus efectos sobre la población hasta hoy en día: cáncer; malformaciones congénitas…). Los PCB (y sus diferentes poluciones), la hormona (somatropina) de crecimiento bovina (que está prohibida en Europa y Canadá).
El film continúa en el estudio de la toxicidad del herbicida Roundup (glifosato) producido por Monsanto, que fue presentado en el negocio, como "respetuoso del medio ambiente". En enero del 2007, la sociedad Monsanto fue condenada por un tribunal de Lyon (Francia), por publicidad engañosa relativa al producto Roundup, al calificarlo como biodegradable.3 Unos pocos años antes la firma había sido ya condenada en EEUU por el mismo motivo. Entre los científicos citados en el informe, se encuentra un equipo de la CNRS y de la Universidad Pierre y Marie Curie. Cuyas investigadores demostraron que el Roundup tiene un efecto nefasto sobre el ciclo celular (disfunciones características del cáncer): « de hecho, es suficiente una gotita para afectar al proceso de división celular. Concretamente, se puede decir que para utilizar el herbicida sin riesgo, se necesita no solo portar un traje y una máscara, sino también asegurarse de que no haya personas a menos de 500 metros.»4 5
Finalmente, la periodista hace un estudio sobre los OGM de Monsanto, especialmente la soja y el maíz diseñados por Monsanto para resistir el herbicida Roundup, OGM's llamados “Roundup Ready”. En el documental se da la palabra a científicos alrededor del mundo. Que cuentan sobre las presiones que han sufrido como consecuencia de estudios sobre los OGM de Monsanto, especialmente desde el punto de vista de sus efectos sobre la salud publica. Estos científicos afirman haber sido incitados por sus tutelas a no comunicar lo investigado, para no comprometer el desarrollo de los OGM's. En estas entrevistas Dan Glickman secretario de agricultura de Bill Clinton (ex presidente de USA). Declaro sobre pruebas realizadas sobre los OGM's y sus legislaciones en los EEUU: « Francamente pienso que deberíamos haber hecho más pruebas, pero las empresas agro-industriales no quisieron, porque habían hecho enormes inversiones para desarrollar sus productos. Y, como responsable del servicio de reglamentación del Ministerio de Agricultura, sufrí muchas presiones para, digamos, no ser demasiado exigente.»6
El documental y el libro -que fueron traducidos a 15 idiomas y se difundieron en una veintena de países-, experimentaron un importante éxito público y fueron recibidos por la prensa nacional (francesa) e internacional.7 En Francia su éxito (1,6 millones de espectadores y 100000 libros vendidos), también se debe a la implicación de numerosas asociaciones locales que organizaron proyecciones de la película y reuniones en torno de los OGM y de Monsanto. En Internet se debatió en foros y blogs sobre OGM luego de la publicación del libro y la película. Marie Monique Rovin afirmo sobre ciertos ataques a foros de Internet «tan sistemáticos que parecen ser orquestados».8
El mundo según Monsanto también parece tener una influencia en la escena política. El semanario francés L'Express afirmo que el debut de abril, en pleno debate sobre los OGM, el senador Jean-François Le Grand, el "Sr. OGM" de la mesa redonda del medio ambiente, ha escrito al presidente de su grupo Henri de Raincourt, para denunciar las practicas lobbisticas que "opera" en los parlamentarios y anunciar su negativa de "la fatalidad de un mundo según Monsanto"."He visto el documental y estoy muy impresionado", testimonió, señalando que algunos de sus colegas, también, estaban "agitados". "Pero no puedo dar nombres".9 Más recientemente en Alemania, Robin recibió de la mano de Renate Künast el viejo ministro de medioambiente del gobernador Schröder el "Umwelt-Medienpreis" (premio de medios de comunicación alemanes). En el comunicado de prensa el jurado del premio afirmo que El documental a permitido a los ciudadanos y ciudadanas hacer preguntas críticas a sus diputados y netamente contribuyo a la prohibición del maíz transgénico en Alemania.10 Algunos analistas consideran que la película Home de Yann Arthus-Bertrand también impulso a los partidos verdes europeos en las elecciones europeas de 2009.
El informe se ha convertido en una herramienta de comunicación privilegiada de los movimientos anti-OGM, así el 25 de marzo 2008 un DVD fue enviado a cada diputado francés por la organización ecologista Greenpeace a fin de influenciar en el debate de la ley de OGM en la asamblea nacional francesa.11 •.12
Sobre la realización del informe la sociedad Monsanto no ha deseado responder a los pedidos de entrevistas formuladas por la autora. Luego de la difusión del informe, no ha habido respuesta oficial publicada, sin embargo Monsanto France en un boletín Número 22 publicado en marzo del 2008, dijo «La película y el libro son cuestiones que fueron realizadas por personas opuestas a las biotecnologías vegetales y fue su objetivo el desacreditar estas tecnologías y a los actores correspondientes a su desarrollo».13
Referencias
- ↑ «The World According to Monsanto». Spinifex Press. Consultado el 15 de julio de 2011.
- ↑ Monsanto Hid Decades Of Pollution (Monsanto a caché des décennies de pollution)
- ↑ Monsanto comdamné en appel pour publicité mensongère. Périodique L'express 29 octobre 2008
- ↑ Le Monde selon Monsanto, Le Roundup déclenche la première étape qui conduit au cancer, p 91, propos du professeur Robert Bellé (CNRS, Institut Pierre et Marie Curie).
- ↑ Voir aussi: Julie MARC, Odile MULNER-LORILLON et Robert BELLE, « Glyphosate-based pesticides affect cell cycle regulation», Biology of the Cell, vol. 96, 2004, p. 245-249. Julie MARC, "Effets toxiques d’herbicides à base de glyphosate sur la régulation du cycle cellulaire et le développement précoce" Université de biologie de Rennes, 10 septembre 2004
- ↑ Le Monde selon Monsanto, "Dan Glickman: j'ai subi beaucoup de pressions" p179
- ↑ Une revue de presse partielle (presse nationale) est accessible sur le site des Editions La Découverte
- ↑ L'express, Robin des champs, 13 juin 2008
- ↑ Ibídem
- ↑ http://www.duh.de/351.html
- ↑ Plantilla:Lien web
- ↑ Plantilla:Lien web
- ↑ Monsanto De vous à moi Marie-Monique Robin 16 Mars 2008, consulté: 3 décembre 2009]
- Ficha de la película (en inglés) Internet Movie Database.
- Film El mundo según Monsanto - Documental basando en el libro del mismo nombre. subtitulada
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