
El truculento asunto de la enmienda trasvasista planteada a los Presupuestos Generales del Estado ha dejado en ridículo al PP aragonés o al menos a su portavoz, Antonio Suárez. Éste aseguró que la citada enmienda estaba ya retirada porque su presentación inicial se debía a un error informático. Pero los propios compañeros levantinos de Suárez han vuelto a salir a la palestra para decir que ni equivocación ni retirada: su partido volverá a pedir fondos para iniciar las obras del
trasvase o para llevar a cabo infraestructuras complementarias. Lo cual, por cierto, no es nuevo. A lo largo de los últimos tres años y medio, desde que el Gobierno de Zapatero eliminase el trasvase del Ebro del Plan Hidrológico Nacional, Mariano Rajoy y los suyos no han dejado un sólo instante de lamentarlo y de asegurar en público que, si vuelven a gobernar, volverán a intentar trasvasar. Al menos sobre este tema sabemos a qué atenernos. Por eso los conservadores aragoneses deberían ser más precavidos. Por la boca muere el pez.

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