El periodista Juan Luis Cebrián lamentó la enorme intervención e influencia que la Iglesia católica ejerce en nuestro país pese a encontrarnos, tal y como defiende la Constitución, en un estado aconfesional. Tras la manifestación a favor de la familia cristiana del pasado 30 de diciembre, que se convirtió en un foro de insultos y descalificaciones contra el Gobierno a solo dos meses de las elecciones generales, Cebrián recordó las palabras del teólogo español José María González Ruiz, quien, en uno de sus libros, defiende que “la Iglesia como tal es un ámbito puramente religioso y no debe contaminarse ni siquiera de la apariencia de poder civil”.
En un artículo publicado en El País, Juan Luis Cebrián recordó que durante los años del franquismo la Iglesia católica en España “ha disfrutado de prebendas, privilegios y prerrogativas como probablemente ninguna otra comunidad católica lo hizo durante el siglo XX en el mundo” y tuvo incluso potestad para “determinar la legislación con arreglo a sus conceptos morales”. “Esto se acabó con la democracia, pero no del todo”, lamentó el periodista, que opina que al establecerse en la Constitución “la no confesionalidad del Estado, la capacidad de influencia del lobby clerical se ha mantenido como martillo pilón”.
"Laicismo radical"
Por eso, ante los ataques de la derecha a un supuesto “laicismo radical” del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, el consejero delegado del rotativo advierte de que “el laicismo, en la medida que exista, sólo puede ser radical, pues ha de garantizar la absoluta separación entre el Estado y cualquier tipo de confesión religiosa, por mayoritaria que sea”. A su juicio, el actual laicismo de los gobernantes es “descafeinado” ya que incluso permite y promueve “la presencia de toda clase de símbolos, ritos y actos litúrgicos católicos en funciones estrictamente civiles”, como funerales de estado o tomas de posesión de altos cargos.
Debate "necesario"
Cebrián considera que “hay que agradecer” a la polémica manifestación de los obispos a favor de la familia cristiana que se haya “propiciado el debate que nuestra sociedad necesita sobre el papel de la religión en general, y de la Iglesia católica en particular, en la convivencia española”. A su juicio, en estos momentos “es preciso discutir con transparencia y honestidad las relaciones entre el poder político y las iglesias”, ya que “las sociales democráticas son, por principio, abiertas, y no hay materia en ellas que no deba estar sometida a debate, incluidas las creencias espirituales”.
"No tiene que hacer una política cristiana"
Frente a las “corrientes integristas y retrógradas” que, a su entender, “ha consolidado” Ratzinger con su presencia al frente del Vaticano, el periodista recordó las palabras del teólogo Gozález Ruiz en su libro El cristianismo no es humanismo, en el que afirma que “la Iglesia no ha recibido de Cristo una misión de producir técnicas políticas, sociales o culturales. Por eso no tiene por qué crear una política cristiana, una cultura cristiana, una sociedad cristiana, un Estado cristiano, ni siquiera un partido cristiano”.
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