La verdadera hipocresía es ocultar la postura histórica de la Iglesia y de sus Padres al respecto de este asunto. Tradicionalmente, el problema con el aborto para la Iglesia no ha sido el 'asesinato' del ser no nacido sino el peligro de muerte para la mujer, hecho habitual dadas las condiciones en que se practicaban abortos en la antigüedad. San Agustín de Hipona afirma que se debe distinguir entre la 'semilla concebida' (conceptus fetus, que no posee aún vida), el ser humano propiamente dicho y los estados intermedios en los que el feto se va humanizando (prius interire quam vivere), ya que el ser recién concebido es un cuerpo aún sin formar y carece, por tanto, de alma. Según el obispo de Hipona, el aborto no es un asesinato. Siglos más tarde, Santo Tomás de Aquino considera que el alma solamente puede ser infundida por Dios en la materia preparada para ello y no en un cuerpo sin desarrollar, estableciendo el tiempo de duración de ese proceso en 40 días para los varones y 80 para las mujeres.
Ya en sl s. XIV, el jesuita Luis de Molina sostiene que el no nacido solamente posee alma racional transcurridos 50 días de la concepción y que esa debe ser la postura oficial de la Santa Sede. Habrá que llegar al s. XIX para que el papa Pío IX promulgue en el acta 'Apostolicae Sedis' la creencia de que el feto posee alma desde el momento de la concepción. Esta posición oficial del pontífice no es artículo de fe ni dogma de la Iglesia y va en contra de las opiniones de diversos Padres de la Iglesia, como puede comprobarse.
Solamente en tiempos relativamente recientes se ha podido comprobar que, en cierto modo, tenían razón Agustín, Tomás y los teólogos aristotélicos en el sentido de que solamente es posible detectar actividad cardíaca en el feto a partir de 35 días transcurridos desde la concepción. La creencia en la infusión inmediata del alma en el glóbulo celular existente tras la concepción entra en contradicción con la doctrina de los Padres de la Iglesia y con la propia teología.
Rosenkranz | 27-11-2009 13:05:25
Ya en sl s. XIV, el jesuita Luis de Molina sostiene que el no nacido solamente posee alma racional transcurridos 50 días de la concepción y que esa debe ser la postura oficial de la Santa Sede. Habrá que llegar al s. XIX para que el papa Pío IX promulgue en el acta 'Apostolicae Sedis' la creencia de que el feto posee alma desde el momento de la concepción. Esta posición oficial del pontífice no es artículo de fe ni dogma de la Iglesia y va en contra de las opiniones de diversos Padres de la Iglesia, como puede comprobarse.
Solamente en tiempos relativamente recientes se ha podido comprobar que, en cierto modo, tenían razón Agustín, Tomás y los teólogos aristotélicos en el sentido de que solamente es posible detectar actividad cardíaca en el feto a partir de 35 días transcurridos desde la concepción. La creencia en la infusión inmediata del alma en el glóbulo celular existente tras la concepción entra en contradicción con la doctrina de los Padres de la Iglesia y con la propia teología.
Rosenkranz | 27-11-2009 13:05:25
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