El método Rajoy: ignorancia, arrogancia y mentiras
La prensa conservadora enarbola la bandera blanca. Ya no hay margen para apelar a la herencia recibida, el patrioterismo futbolístico y los elogios a las reformas de Rajoy. Las portadas de los sábados se habían alimentado de la decisión del Gobierno de ocultar elementos fundamentales de los recortes en la rueda de prensa de los viernes y dejarlos para su descubrimiento posterior en la lectura del BOE un día después. Pero el teatrillo se ha terminado. Ahora sólo queda suplicar.
El tono chulesco ha desaparecido. Sálvanos, BCE, por lo que más quieras.
Hay que imaginar que estas portadas no proceden de súbitas depresiones de los directores de ABC y La Razón. Se les han acabado los argumentos para esconder la evolución de la deuda española o tienen información que indica que el Gobierno ha tirado la toalla.
Ignorancia, arrogancia y mentiras son las claves del hundimiento del Gobierno en menos de ocho meses.
Ignoraron que la crisis de la eurozona se debe a problemas estructurales que están muy por encima de las capacidades de gobiernos como el español o italiano. Los inversores ya saben que la eurozona no ofrece ninguna garantía que impida que algunos de sus integrantes vayan a declararse en suspensión de pagos. Salvar las fichas pequeñas (Grecia, Portugal e Irlanda) es posible pero incluso eso es una ficción. Esos tres países sobreviven por la ayuda exterior. En condiciones normales, ya habrían sucumbido a sus deudas. El ‘rescate’ no es otra cosa que mantener el flujo de dinero para que sigan pagando los vencimientos de su deuda. Con una mano te lo doy, entre otras cosas y no menores para que sigan pagando sus salarios y pensiones, y con la otra te lo quito.
Es una circunstancia temporal porque en una recesión o estancamiento –depresión en el caso de Grecia– esos países no tienen ninguna posibilidad de devolver el dinero prestado.
Los siguientes en la lista son España e Italia. No hay dinero suficiente para aplicarles la misma medicina a ambos a menos que el BCE y Alemania cambien su política, y no lo van a hacer. Hay dudas razonables de que la opinión pública alemana vaya a permitirlo.
Rajoy lo apostó todo a la carta Merkel y perdió. No podía ganar. Cambiar de sentido de la marcha tampoco le ha servido de mucho. La UE se mueve con la misma velocidad de un glaciar y los mercados financieros son un cazabombardero que deja su huella todos los días.
En ese contexto, la idea constantemente repetida antes de la campaña electoral de 2011 de que el PP, con su simple presencia en el poder, iba a generar la confianza necesaria para revertir esa situación resulta una broma de mal gusto. Los partidos políticos tienen la molesta tendencia de creerse las tonterías que dicen.
Incluso así, el Gobierno de Rajoy se encontraba ante una situación superior a sus fuerzas. Pero contribuyó a empeorarla al desencadenar la crisis de Bankia y dejar patente a los mercados que España no tenía fondos suficientes para salvar a su propio sistema financiero. Tampoco fue capaz de llegar a un acuerdo con las comunidades autónomas. Cada semana era una constatación de que sin acceso a los mercados esos gobiernos están en situación de quiebra técnica. La calificación de bono basura a la deuda de varios ellos obedece a una realidad evidente. Ni así pudieron entender todos esos gobiernos y el central que debían alcanzar un pacto que repartiera las cargas de forma equitativa.
Esta semana hemos visto un ejemplo mayúsculo de ignorancia al comprobar que una y otra vez el ministro de Hacienda insistía en que el Estado está arruinado: “No hay dinero en las arcas públicas, no hay dinero para pagar los servicios públicos”. ¿Qué esperaba Montoro que sucediera en los mercados de deuda? ¿Los inversores iban a matarse para comprar deuda de un país que confiesa que no puede costear sus servicios básicos? ¿Es eso lo que llaman enviar un mensaje a los mercados?
Arrogancia: “Nadie me ha presionado, he presionado yo”. Es una consecuencia de esa idea de que todo entraría en vereda con “un Gobierno serio”. Lo demás podría esperar. No había ninguna urgencia en presentar el primer presupuesto porque era más importante asegurarse la victoria en las elecciones andaluzas. La prioridad era obtener el poder absoluto.
Durante meses, la vicepresidenta asumió el papel de la maestra que tiene que poner firmes a esos alumnos (los periodistas) que combinan la osadía con la ignorancia. La gente debía estar tranquila porque el Gobierno estaba aprobando las reformas necesarias. El sistema financiero español era sólido, excepto algunas entidades para las que ya había en marcha una solución. No había ninguna necesidad de solicitar a la UE un rescate bancario. La prima de riesgo no marcaba en realidad el precio por el que España tenía que colocar su deuda en los mercados. Todo a respuesta de preguntas de periodistas de la corte que siempre tenían la oportunidad de intervenir mientras otros se quedaban con las ganas.
La arrogancia termina conduciendo a las mentiras. Llega un momento en que resulta difícil diferenciar un eufemismo de una mentira. “No va a haber ningún rescate de la banca española”. El rescate bancario es “un préstamo en condiciones extremadamentefavorables”. No incluye “condiciones macroeconómicas”. No se ha aprobado una amnistía fiscal, sino una “regularización de unos recursos que hoy están escondidos”.
Está claro que la mentira crea tendencia. El Gobierno valenciano pidió este viernes (dejando en evidencia a Montoro, por cierto, al que la noticia le sorprendió en plena rueda de prensa) poder obtener recursos del fondo de rescate autonómico. ¿Qué dijo el vicepresidente del Gobierno autonómico?: “La Comunidad Valenciana no ha pedido ningún rescate. Se acoge a un mecanismo de financiación al que acudirán más comunidades autónomas en los próximos días”.
Primero, negar la evidencia. Al mismo tiempo, anunciar antes del cierre de los mercados que Valencia es la primera de una lista de extensión incierta. La desbandada.
Puedes poner a un comisario político al frente de los informativos de TVE. O hacer que tus animadoras canten los méritos del Querido Líder. No funciona igual en los mercados financieros.
Si el BCE se mantiene impertérrito la próxima semana, España parece abocada al rescate total. Rajoy puede verlo desde el lado positivo. Quizá eso le garantice continuar en Moncloa un par de años más. ¿Quién va a querer asumir en su partido la labor de mamporrero (en su significado más literal) de la UE y el FMI en España? Eso sí, no llegará vivo a la siguiente campaña electoral.
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