El desarrollo de las energía limpias.
El motor de la biomasa no arranca en Aragón
J. HERAS PASTOR 16/10/2011
La biomasa puede suponer un motor
económico como la GM para el medio rural aragonés, pero de momento es la
hermana pobre de las energías renovables. La comunidad presenta una
condiciones idóneas para el desarrollo de este sector, que utiliza la
materia orgánica (leña, cultivos, residuos agrarios o ganaderos) como
fuente energía para producir electricidad y calor, porque dispone de
amplias y repartidas masas forestales y una especialización
agroalimentaria. El despegue está siendo muy lento en toda España, pero
sobre todo en Aragón. Pese a las dificultades, existe un nutrido grupo
de empresarios en la comunidad que reivindican un espacio en el
entramado energético y prometen miles de empleos e inversiones si logran
resolver las trabas técnicas y financieras que rodean a estos
proyectos.
Uno de los principales tipos de biomasa es la madera, que
ancestralmente se ha empleado para cocinar y calentar. También ha tenido
un uso intensivo para la industria naviera, la construcción o la
minería, aplicaciones que han quedado en desuso. El hueco dejado trata
de cubrirse con el aprovechamiento energético (eléctrico y térmico) de
la biomasa con técnicas plenamente asentada y testadas en países
centroeuropeos. En España este mercado está teniendo un lento
desarrollo, a pesar de las recomendaciones de la Unión Europea por ser
considerada una fuente renovable. Los objetivos del Plan de Energías
Renovables (PER) 2005-2010 han quedado lejos de cumplirse. En biomasa
eléctrica, se ha cubierto menos del 40% (712 MW) de la cuota prevista,
frente a la eólica o la solar que han sobrepasado con creces las
capacidades asignadas.
DIFICULTADES Andalucía y Galicia son las dos comunidades donde más ha
cuajado este nuevo sector, que ha generado en torno a 3.000 empleos
(directos e indirectos) en cada una de estas regiones. En Aragón, en
cambio, apenas ha arraigado. Tan solo cuenta con 34 megawatios (MW) de
potencia instalada, a gran distancia de las otras renovables --la
eólica, 1.699 MW, y la fotovoltaica, 148--, según datos de Red Eléctrica
(REE). La comunidad mantiene prácticamente esta misma capacidad desde
hace una década, aunque si ha crecido algo la energía vertida a red.
¿Por qué no ha tenido éxito la biomasa en Aragón? Se debe a la mezcla
de varios factores, el principal de ellos es la dificultad de asegurar
la logística de suministro, es decir, abastecerse de materia prima de
forma estable y segura. "Hay unos costes que otro tipo de renovables no
tienen, porque el viento y el sol son gratis", apunta Francisco Javier
de Miguel, presidente del clúster de biomasa (CEB&E), el único de
España de este sector y que está formado por 15 empresas aragonesas.
Otro de los obstáculos es que los proyectos requieren de más
tramitaciones --en concreto, 21 pasos administrativos-- que el resto de
renovables, porque "no deja de ser una fábrica", apuntan desde el
cluster. Luis Solsona, administrador e ingeniero de Agrogenera, que
promueve una planta en Grañén, apunta una tercera causa: "El temor a un
sector desconocido en España y con proyectos de cierta complejidad".
La realidad es que hoy por hoy solo hay en Aragón una instalación
específica que produce energía con este recurso. Se trata de una planta de gasificación de biomasa de Taim Weser (0,75 MW), que la compañía ha
desarrollado con tecnología propia y forma parte de su cartera de
productos que comercializa.
Detrás de esta tímida presencia, hay cerca de medio centenar de
proyectos en sus diferentes fases y variantes técnicas, que dejarían más
300 millones de euros de inversión en el medio rural y en torno a 2.000
empleos. De todos ellos, solo seis o siete tienen visos de salir
adelante en los próximos años. Uno de los más maduros es el impulsado en
Ejea de los Caballeros por la empresa Iderma, de 2 MW, que ya está en
construcción y prevé entrar en funcionamiento a lo largo del 2012. En
Grañén, la firma Agrogenera impulsa otra minicentral de 2 MW, en fase de
tramitación avanzada. Y en la Sierra de Albarracín, la empresa Recursos
Energéticos Rurales quiere implantar otras tres plantas de 2 MW cada
una. "Si logramos el apoyo prometido comenzarán a construirse el próximo
año", aseguran desde la empresa.
Otro de los proyectos más destacados está en Ansó, donde ya funciona en pruebas una centro de producción de pellet
para calderas de biomasa, que ha sido puesto en marcha por Afpurnas y
que en un futuro se quiere complementar con una planta de producción
eléctrica. Además, existen otras iniciativas en estudio en la comarca
del Moncayo --de Taim Weser--, Biescas o Andorra. En este última
localidad se sitúa el proyecto más ambicioso sobre el papel, de 20 MW.
En la vertiente del biogás --obtenido a partir de los desechos
animales--, pululan medio docena de proyectos, cuatro promovidos por la
empresa pública Inaga.
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