sábado, noviembre 08, 2008

Cradle to Cradle (De la cuna a la cuna): Rediseñando la forma en que hacemos las cosas McDonough Braungart

De la cuna a la cuna / De Wikipedia, la enciclopedia libre

De la cuna a la cuna (en inglés: Cradle to Cradle), subtitulado Rediseñando la forma en que hacemos las cosas es un libro innovador y revolucionario escrito por Michael Braungart y William McDonough en el que se propone una nueva forma de interpretar el ecologismo, la Próxima Revolución Industrial.

Tradicionalmente la consigna principal del ecologismo ha sido "Reducir, reutilizar, reciclar". Los autores proponen mediante este libro un cambio de enfoque. Reducir el impacto sobre el medio ambiente provocaría una ralentización del mismo, pero más rápido o más despacio estaríamos llegando a un mismo final. Frente a este panorama proponen que se atajen los problemas desde su misma raíz, es decir, que en vez de reducir los consumos de energía, nos centremos en que desde el propio diseño y concepción de cualquier producto, estrategia o política se tengan en cuenta todas las fases de los productos involucrados (extracción, procesamiento, utilización, reutilización, reciclaje...) de manera que ni siquiera sean necesarios los gastos de energía, incluso que el balance de gastos y aportes sea positivo.

Llevado a un ejemplo práctico esto implicaría que si un edificio gasta mucha energía con el aire acondicionado y la iluminación, en vez de (o mejor a la vez que) optimizar el rendimiento de la maquinaria y la instalación de paneles fotovoltaicos, proponen concebir el edificio desde su inicio planteándose el aprovechamiento de la ventilación cruzada y de la iluminación natural, para no necesitar el gasto de energía que se produciría de otra forma. Incluso el edificio produciría más energía de la que consume (y depuraría el agua que pasa por él, etc).

Este libro está dirigido a todo tipo de personas, especialmente aquellas que tienen en sus manos alguna capacidad de diseño o investigación, como arquitectos, empresarios, científicos, artesanos, ingenieros... aunque por su lenguaje sencillo y claro hará que su lectura sea agradable y de gran interés para cualquier lector.

Partes del libro: Agradecimientos /Prólogo a la edición española /Introducción: Este libro no es un árbol /1: Cuestión de diseño /2: Por qué lo menos malo no es bueno /3: Eco-efectividad/ 4: Basura = Alimento /5: Respetemos la diversidad /6: La Eco-efectividad en la práctica /Notas

Referencia bibliográfica: Cradle to Cradle (De la cuna a la cuna): Rediseñando la forma en que hacemos las cosas Autores: Michael Braungart y William McDonough Editorial: McGraw-Hill Madrid, 2005 Páginas: 186 Precio aproximado: 22 euros (España, 2007) ISBN: 84-481-4295-0 Depósito Legal: M-274-2005 Editor: Antonio García Brage Traductor: Gregorio Pérez Van Kappel Diseño de cubierta: Luis Sanz Cantero Título original: Cradle to cradle: Remaking the way we make things ISBN 0-86547-587-3 Copyright de la primera edición en lengua inglesa (c) 2003 por North Point Press

Enlaces externos: Terra - Sinopsis del libro / Instituto de Empresa - Presentación de la versión en castellano (incluye vídeo)


Cradle to cradle. De la cuna a la cuna
Superar la ecoeficiencia para allanar el camino a la ecoefectividad

Está claro que nadie duda como alternativa ecológica aquella que predica: reducir, evitar, minimizar, sostener, limitar, detener. Estos términos han sido los básicos en la mayoría de las consideraciones ambientales de la industria actual la cual buscando un salida a la crisis de recursos naturales y energía se propuso ser más eficiente. La ecoeficiencia significa “hacer más con menos”, un precepto que en términos ecológicos no es nada aconsejable, puesto que aunque es un concepto aparentemente admirable, incluso noble, no es una estrategia de éxito a largo plazo, porque no va suficientemente a las raíces. Ser eficientes desde dentro del mismo sistema tan sólo ralentiza el problema aunque se pongan prescripciones morales y medidas coercitivas. Con el actual concepto de ecoeficiencia no se puede salvar el medio ambiente supone ya que supone apoyar que la industria acabe con todo, de forma callada, persistente y completamente. Esta es la tesis del libro Cradle to cradle (De la cuna a la cuna).
El término eco-eficiencia fue oficialmente promovido por el Business Council for Sustainable Development (Consejo Empresarial para el Desarrollo Sostenible), un grupo de 48 promotores industriales que incluía industrias nada ecológicas como Dow Chemical o DuPont entre otras. Se debe a este grupo las famosas tres “R” del movimiento –reducir, reutilizar, reciclar– que tan populares se han hecho entre la vanguardia ecologista. Evidentemente, reducir el consumo de recursos, el uso de energía, las emisiones y los residuos resulta también beneficioso para el medio ambiente –y para la moral de las personas, pero hay que insistir que tan sólo alarga la agonía del sistema.
En nombre de la ecoeficiencia se ha propuesto limitar la cantidad de emisiones peligrosas, producida por la industria. Sin embargo, al ritmo actual puede ser que no se asuficiente para evitar las desastrosas consecuencias para los ecosistemas. Reutililzar residuos por parte de algunas industrias es encomiable pero no evita la propia toxicidad de los mismos durante su manipulación. En muchos casos casos esta “reutilización” tan sólo sirve para trasladar el problema de un sitio a otro
Debemos admitir que nuestro mundo sobrevivie con diseños que son destructivos y poco inteligentes. Podemos promover normas pero en realidad como lo demuestra la “compra venta de emisiones” propuesta por el propio Protocolo de Kioto no hacemos más que legalizar licencias para dañar. Este permiso puede autorizar que una papelera en el sudeste asiático pueda verter productos clorados a las aguas y provocar enfermedades a la población local, destruir los ecosistemas y estará dentro de la legalidad.
Evidentemente la ecoeficiencia permite, aplicada a una vivienda ahorrar energía, gracias al aislamiento en paredes y ventanas reduciendo así la carga sobre los sistemas de aire acondicionado del edificio para su refrigeración, y por ende disminuyendo la cantidad de energía utilizada proveniente de combustibles fósiles. Pero no parte de la idea clave que está en el diseño mismo de la propia vivienda.
La diferencia entre un edificio ecoeficiente y la eco-efectividad, es la que existe entre una vivienda iluminada con bombillas fluorescentes compactas de baja consumo (porque ha tiene ventanas pequeñas, está mal orientada, etc.) o la que ha sido diseñada para que sea soleada, repleta de luz natural y aire fresco, en definitiva agradable para vivir. La ecoeficiencia no cuestiona las prácticas y métodos básicos que hasta ahora han contribuido a degradar el planeta aunque gracias a la misma lo hagamos más despacio. Por contra la eco-efectividad propugnada por de William McDonough y Michael Braungart significa trabajar sobre las cosas correctas –sobre los productos, los servicios y los sistemas correctos en lugar de hacer que las cosas incorrectas sean menos malas. Una vez que se están haciendo las cosas correctamente, entonces sí tiene sentido hacerlas “bien” con la ayudade la eficiencia, entre otras herramientas.
La ecoefictividad es un nuevo paradigma para el diseño de nuestro mundo. Un diseño que abarca desde la visión d el objetivo inicial hasta el producto o sistema que lo compone hasta considerar la totalidad. En realidad la perspectiva eco-efectiva es una innovación tan extremada que provoca algo completamente distinto a lo ya conocido. No propone soluciones necesariamente radicales, sino un cambio de perspectiva. Una nueva perspectiva que debe seguir y conservar los ciclos de la naturaleza y que debe verse no tanto como una disciplina como una declaración de compromiso.
En Cradle to cradle. Rediseñando la forma en que hacemos las cosas, los autores del término eco-efectividad lo sintetizan en los siguientes puntos:
• construcciones que, al igual que los árboles, produzcan más energía de la que consumen y depuren sus propias aguas residuales.
• factorías que produzcan como efluente agua potable.
• productos que, una vez finalizada su vida útil, no se conviertan en basura inútil, sino que puedan ser devueltos al suelo para que se descompongan y se conviertan en alimentos para plantas y animales y en nutrientes para la tierra; o, en caso contrario, que puedan ser reincorporados a los ciclos industriales para proporcionar materias primas de alta calidad para nuevos productos.
• materiales por valor de miles de millones, incluso de billones de dólares, recuperados anualmente para usos humanos y naturales.
• medios de transporte que mejoraran la calidad de vida al tiempo que distribuyen productos y servicios.
• un mundo de abundancia, y no uno de limitaciones, polución y desechos.

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By William McDonough & Michael Braungart North Point Press, 2002

William McDonough's book, written with his colleague, the German chemist Michael Braungart, is a manifesto calling for the transformation of human industry through ecologically intelligent design. Through historical sketches on the roots of the industrial revolution; commentary on science, nature and society; descriptions of key design principles; and compelling examples of innovative products and business strategies already reshaping the marketplace, McDonough and Braungart make the case that an industrial system that "takes, makes and wastes" can become a creator of goods and services that generate ecological, social and economic value.

In Cradle to Cradle, McDonough and Braungart argue that the conflict between industry and the environment is not an indictment of commerce but an outgrowth of purely opportunistic design. The design of products and manufacturing systems growing out of the Industrial Revolution reflected the spirit of the day-and yielded a host of unintended yet tragic consequences.

Today, with our growing knowledge of the living earth, design can reflect a new spirit. In fact, the authors write, when designers employ the intelligence of natural systems—the effectiveness of nutrient cycling, the abundance of the sun's energy—they can create products, industrial systems, buildings, even regional plans that allow nature and commerce to fruitfully co-exist.

Cradle to Cradle maps the lineaments of McDonough and Braungart's new design paradigm, offering practical steps on how to innovate within today's economic environment. Part social history, part green business primer, part design manual, the book makes plain that the re-invention of human industry is not only within our grasp, it is our best hope for a future of sustaining prosperity.

In addition to describing the hopeful, nature-inspired design principles that are making industry both prosperous and sustainable, the book itself is a physical symbol of the changes to come. It is printed on a synthetic 'paper,' made from plastic resins and inorganic fillers, designed to look and feel like top quality paper while also being waterproof and rugged. And the book can be easily recycled in localities with systems to collect polypropylene, like that in yogurt containers. This 'treeless' book points the way toward the day when synthetic books, like many other products, can be used, recycled, and used again without losing any material quality—in cradle to cradle cycles.

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