¿Qué tienen en común Ford, Nike, Basf, Google, el Ayuntamiento de Chicago o la inmobiliaria española Hábitat? Que todos ellos cuentan con edificios al estilo "Cradle to Cradle" ("De la cuna a la cuna"). Su diseño se basa en la naturaleza, con un ciclo de vida que aprovecha los residuos como nueva materia prima, y evita la utilización de sistemas y energías contaminantes para su producción y mantenimiento.
El planeta necesita una nueva revolución industrial en armonía con la naturaleza. Es lo que propugnan el arquitecto estadounidense William McDonough y el químico alemán Michael Braungart con su sistema "De la cuna a la cuna". Esta curiosa terminología sirve a sus responsables para afirmar que el actual progreso de la humanidad se basa en un diseño equivocado, un "Cradle to Grave" ("De la cuna a la tumba") en el que la naturaleza es considerada erróneamente una fuente inagotable y en el que sus recursos acaban destruidos y convertidos en basura inutilizable.
En este sentido, recuerdan, no hay más que ver el cada vez mayor volumen de residuos generados, o conceptos como el de la huella ecológica, que reafirman la insostenibilidad del actual desarrollo humano. Frente a ello, McDonough y Braungart defienden no sólo respetar la naturaleza, sino inspirarse en ella y en su ciclo de vida. A modo de analogía, utilizan un cerezo: sus flores, al caer al suelo, sirven de alimento a otros seres vivos, y produce oxígeno, atrapa CO2, transpira agua y es bonito.
De esta forma, los residuos dejan de ser basura, convirtiéndose en un producto totalmente aprovechable. Ahora bien, distinguen entre "supra-reciclaje", que da lugar a materiales más valiosos, e "infra-reciclaje", en el que los materiales van perdiendo calidad.
Por ello, a las clásicas tres erres del ecologismo (reducir, reutilizar y reciclar), añaden una cuarta, la "regulación". Así, subrayan que el sistema actual de reciclaje es en realidad un "infra-reciclaje" que sólo consigue ralentizar el ciclo destructivo, una manera de degradar las materias primas hasta que se vuelven inútiles, e incluso un proceso que puede producir residuos tóxicos extra. Por ejemplo, al mezclar diferentes tipos de plásticos se produce otro material de menor calidad; de igual manera, el reciclaje de papel, además de producir toxinas, consigue un producto cada vez peor, hasta que ya no puede aprovecharse.
Otro concepto, considerado también "ecológico" en la actualidad, y que critican, es el de la "eco-eficiencia". En su opinión, no es más que tratar de ajustarse a la normativa para dañar al medio ambiente de forma controlada. Frente a ello, proponen la "eco-efectividad" basada en su concepto, y no en diseños que sólo consiguen ser menos dañinos con el entorno, pero perjudiciales al fin y al cabo.
La energía es también otro de los puntos importantes del rediseño que propone "De la cuna a la cuna". En opinión de sus responsables, los combustibles fósiles son un claro ejemplo de sistema desligado del flujo natural energético, y proponen una transición hacia la utilización diversificada de todas las energías renovables.
Ejemplos llevados a la práctica
Braungart y McDonough han resumido las bases de este concepto en el libro "Cradle to Cradle (De la cuna a la cuna): Rediseñando la forma en que hacemos las cosas" (publicado en español por la editorial Mc Graw-Hill). También se les puede ver en el documental "Waste = Food" ("Residuos = Comida").
Por ejemplo, Ford ha contado con ellos para la construcción de su nueva planta en River Rouge, Nike para su nueva sede europea, Google para su nuevo campus tecnológico, mientras que otras empresas importantes como Basf o Volvo también se encuentran entre sus clientes. Asimismo, instituciones como el Ayuntamiento de Chicago y países como China, con edificios eficientes en seis ciudades, u Holanda, "que se ha volcado en este sistema", según el propio McDonough, son también otros ejemplos destacados.
Pero además de a la construcción de edificios, los responsables del "Cradle to Cradle" quieren llevar su idea al diseño de todo tipo de productos, y de hecho, se puede ver en pinturas, materiales de construcción, muebles, ropa, y hasta pañales.
Los ejemplos de implantación de este sistema son muy diversos. La empresa Steelcase ha diseñado la silla de oficina "Think", que respeta su ciclo de vida, con materiales reciclados y reciclables, y que puede montarse y repararse de forma muy sencilla por cualquier usuario. La marca Patagonia ha creado unos abrigos polares a partir de botellas PET recicladas y que a su vez pueden reciclarse mediante el programa "Common Threads". El tejido Climatex Lifecycle mezcla lana libre de pesticidas y residuos y otros materiales procesados sin productos químicos que se pueden utilizar en jardines como manto biodegradable para el cultivo de frutas y hortalizas. La marca Honeywell ha concebido una alfombra, denominada Zeftron Savant, cuyo nylon se puede reciclar indefinidamente.
Críticas a la idea
El concepto "De la cuna a la cuna" ha recibido también diversas críticas. Sus detractores consideran que se trata de una idea demasiado idílica para que pueda generalizarse y cambiar el actual modelo de desarrollo; argumentan que el actual sistema energético, basado en el petróleo, o el actual modelo de producción económico cuenta con poderosos defensores a los que resulta incompatible dicha propuesta.
Asimismo, también se critica que muchos de los conceptos son muy difíciles de llevar a la práctica, o que son muy caros para un uso masivo. También se apunta a que en realidad se trata de ideas ecologistas ya conocidas a las que se ha dado un toque de barniz mediático, haciendo famosos a sus autores y atrayendo el interés mundial hacia las empresas de sus responsables.
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