viernes, diciembre 07, 2007

Stop a las bolsas de plástico, mejor de fécula de patata (fabricadas en Utebo, Zaragoza)

Guerra al despilfarro de las bolsas de plástico. Cataluña propone gravarlas con una tasa - Londres planea prohibirlas - El impuesto redujo su uso en Irlanda. MAIOL ROGER / ANA GUARDIOLA - Barcelona EL PAÍS - Sociedad - 15-11-2007
Se estrecha el cerco a la proliferación de las bolsas de plástico. Los grandes comercios y supermercados las regalan habitualmente a sus clientes y ello ha disparado un uso abusivo que se ha convertido en una fuente de contaminación ambiental que es preciso atajar. En Londres, se estudia prohibir su uso. En Irlanda, se ha logrado reducir su circulación en un 90% tras imponer una tasa y este ejemplo es el modelo que proyecta seguir la Generalitat de Cataluña que estudia gravar su presencia con una tasa ecológica.
En el mundo hay cuatro medidas para controlar la perniciosa proliferación de estos envases: concienciación al usario; prohibición directa de su utilización; promoción del reciclaje, o la imposición disuasoria de tasas por el uso de plástico.
Según publicaba ayer el diario The Independent, Londres y otras 80 ciudades británicas también están debatiendo la posibilidad de imponer esta prohibición para atajar una práctica que sólo en el Reino Unido es la causa de la puesta en circulación de 1.300 billones de bolsas de plástico cada año que, por ejemplo, matan la vida marina. En Sudáfrica hay multas de hasta 13.800 euros, según explicó ayer en Barcelona Kit Strange, de Resource Recovery Forum, para las empresas que se salten la norma que prohíbe la utilización de estas bolsas.

Ejemplo a seguir
El Ejecutivo catalán también estudia cómo acabar con esta práctica despilfarradora. En caso de optar por la tasa ecológica, la Generalitat tomará como ejemplo el de Irlanda país donde, un mes después de aplicar una tasa de 15 céntimos, se logró que el consumo de estos envases se redujese en un 90%. Con el tiempo, los consumidores volvieron a las bolsas y se tuvo que incrementar su tasa a 22 céntimos. Italia, Suecia, Dinamarca, Alemania e Islandia también han implantado esta tasa.
La Agencia de Residuos de Cataluña, el ente autonómico encargado de la cuestión, reunió ayer en diversas conferencias a representantes de los consumidores, empresas distribuidoras y fabricantes, supermercados y entidades ecológicas catalanas para encontrar una solución común al problema con el objetivo de reducir la circulación de las bolsas de plástico. La citada agencia lleva un año negociando con estos sectores sin resultado alguno. "La Generalitat quiere que estos sectores se pongan de acuerdo aunque, si no existe consenso, estudiaremos la implantación de medidas económicas", declaró ayer Jordi Renom, de la Agencia de Residuos.
Las jornadas pusieron de relieve las diferencias que existen entre los sectores implicados en esta lucha: mientras los empresarios abogan por concienciar al cliente en vez de imponer tasas, las entidades ecologistas ven el gravamen como la sola solución. Las organizaciones de consumidores consideran interesante la tasa pero esperan que las empresas presenten otras iniciativas.

Stop a las bolsas de plástico

El impacto medioambiental de las bolsas de plástico es enorme. Además de las grandes cantidades de energía necesarias para su fabricación, están compuestas de sustancias derivadas del petróleo, que pueden tardar en degradarse más de medio siglo. Asimismo, las bolsas serigrafiadas pueden contener residuos metálicos tóxicos.

La gran mayoría acaba siendo desechada sin control, contaminando tanto las ciudades como los ecosistemas naturales. En el mar su impacto puede ser letal para animales como tortugas, ballenas o delfines, que mueren tras ingerirlas.

Estados Unidos y la Unión Europea consumen el 80% de la producción mundial, aunque su generalización en los países en vías de desarrollo está agravando el problema. En España, cada ciudadano consume de media al año 238 bolsas de plástico: más de 97.000 toneladas, según Cicloplast, que agrupa a fabricantes y distribuidores de bolsas, de las que apenas se recicla el 10%.

Por ello, algunos países están planteando diversas medidas para reducir su uso. Una posible solución es sustituir el material de estas bolsas por otros totalmente biodegradables. En España, el Ministerio de Medio Ambiente pretende para 2015 que el 70% de las bolsas posean dicha propiedad. En Francia, una Ley de 2005 sobre Política Agraria dispone que en 2010 todas las bolsas de plástico debieran ser biodegradables. Asimismo, las campañas de sensibilización en este país han conseguido que se reduzca en un 20 % la utilización de las bolsas convencionales.
Por su parte, Italia ha aprobado una ley que prohíbe las bolsas de plástico no biodegradables a partir de 2010, aunque la Comisión Europea ha argumentado que esta prohibición contraviene la Directiva sobre Envases y Residuos de Envases.
En cualquier caso, la producción de estas bolsas de bioplástico comienza a estar en auge. En España, la filial del grupo Sphere, primer productor europeo y cuarto mundial de bolsas de plástico, ha producido ya 80 toneladas de este plástico ecológico, para lo que utiliza fécula de patata. Esta empresa, con sede en Utebo (Zaragoza), lleva medio año utilizando este sistema, desarrollado por dos compañías del grupo, la francesa AdventAgri y la alemana Bistec.
En Italia, las empresas Novamont y Coldiretti han llegado a un acuerdo para implantar un sistema de fabricación de plásticos biodegradables a partir del maíz y del girasol que cubra todo el proceso productivo. Sus responsables asumen que una de estas bolsas cuesta entre 8 y 9 céntimos de euro, frente a los 5 céntimos de la bolsa tradicional. No obstante, destacan que su precio bajará al generalizarse su uso, y recuerdan sus ventajas ecológicas.
En Canadá, la compañía EPI (Environmental Plastic Additives) ha desarrollado un aditivo, denominado TDPA (Totally Degradable Plastic Additives), que permite a los plásticos convencionales volverse biodegradables. En este caso, el coste de fabricación de las bolsas es un 10% mayor. En Francia, la denominada bolsa "Néosac" utiliza una tecnología similar, desarrollada por varios industriales franceses, que ya está siendo distribuida en varios locales y supermercados galos. Su coste es también algo mayor que las clásicas: entre un 25 y un 30% más.

Cobrarlas o prohibirlas

En otros países se plantean medidas más drásticas para frenar su uso. Por ejemplo, en Suecia o Alemania el cobro de las bolsas está generalizado, si bien los consumidores están más concienciados y suelen reutilizarlas o emplean bolsas de tela.
En otros lugares han optado por la vía de los impuestos. En Irlanda ha implantado el "plustax", que obliga al pago de 15 céntimos de euro por cada bolsa que utilicen los consumidores. En Hong Kong, una tasa medioambiental similar a la irlandesa, obliga a pagar por cada bolsa unos 50 céntimos.
Por su parte, algunas ciudades de Estados Unidos se están planteando prohibir directamente su uso, como en San Francisco, Boston o Berkeley. En Los Ángeles se estudia sustituirlas por otras recicladas y biodegradables. Por su parte, en la localidad inglesa de Devon las han eliminado de los establecimientos comerciales, ofreciendo en su lugar bolsas de papel o de tela.
En definitiva, los consumidores son claves en este proceso, por lo que resulta fundamental adoptar costumbres como reducir en lo posible su uso, reutilizar las bolsas llevándolas plegadas para compras inesperadas, y mejor si son de tela o papel. Asimismo, hay otras formas de transportar las compras, como cajas de cartón, cestas o carros.

Bolsas reutilizables muy 'fashion'

Algunos diseñadores europeos creen que moda y ecologismo son compatibles. Por ello, han lanzado varias bolsas de mercado reutilizables para estar a la última, con precios que no defraudarán a los más elitistas. Por ejemplo, el modelo "Silky Pop" de Hermes, fabricado en piel de becerro, cuesta unos 711 euros; una bolsa de nylon de Consuelo Castiglioni cuesta unos 625 euros, mientras que para comprar una de lona orgánica de Stella McCartney hay que desembolsar unos 367 euros.
No obstante, también hay bolsas reutilizables aptas para todos los públicos. La cadena de mercados Trader Joe's vende una por un euro y medio aproximadamente. Un poco más cara - cuestan unos 11 euros - pero mucho más creativa, es la de la diseñadora británica Anya Hindmarch. Su modelo "I'm Not a Plastic Bag" ("No soy una bolsa de plástico") se ha popularizado en la web de subastas eBay, donde ha conseguido facturar 10 veces más.


Aragón | La filial del Grupo Sphere en España, primer productor europeo y cuarto mundial en la fabricación de bolsas de plástico, ubicada en la localidad zaragozana de Utebo, fabrica bolsas de plástico cien por cien biodegradables utilizando la fécula de almidón de patata como uno de sus componentes. Esta empresa, especializada en la fabricación de bolsas para supermercados y grandes superficies, así como bolsas de basura, ha producido entre 70 y 80 toneladas de bioplástico en los seis primeros meses de utilización de este sistema de fabricación. La planta emplea 160 empleados y es la pionera en la fabricación de productos plásticos biodegradables en España. Entre sus clientes se encuentra la Exposición Internacional Zaragoza 2008.

Estas bolsas cumplen con la normativa europea EN 13432 y están certificadas como compostable. Al acabar su vida útil, estas bolsas de plástico no permanecen como un residuo contaminante cuya degradación puede tardar décadas, sino que se descomponen de manera natural de modo que puede ir con la basura orgánica para compostaje y, en el caso de incineración, no tiene dióxido de carbono adicional. El compostaje es un proceso biológico mediante el que los microorganismos actúan sobre la materia biodegradable, como las pilas de basura orgánica, donde se mantiene la humedad y el ph, que permite obtener abonos, fertilizantes y humus , explicó a Europa Press el director de producción, Ricardo Ballestar. Por otra parte, este producto también podría ser sometido a un reciclado de plástico , añadió, por lo que comparte varias aplicaciones . Sin embargo, se trata de un producto con costes altos, tres o cuatro veces más caro que el producto tradicional, si bien no se pagaría ecotasa de punto verde , indicó a Europa Press el director general de la factoría de Utebo, Alfonso Biel. El proceso productivo comienza con la recolección de las patatas. Para integrar la materia prima en la cadena de producción, el grupo Sphere entró en el accionariado de AdventAgri, una cooperativa francesa compuesta por 350 agricultores.

De ahí, por un proceso industrial, patentado por la planta Biotec en Alemania integrada en Sphere, se extrae el almidón y se produce la materia prima biodegradable, un termoplástico biodegradable denominado gránulo, que está compuesto por entre un 30 y un 50 por ciento por material vegetal y otro 50 ó 70 por ciento de material plástico degradable porque hoy por hoy, no hay patentes ni plásticos cien por cien vegetales , explicó Biel. Este material se somete a un proceso de extrusión por el que se fabrica el film a partir del cual se confeccionarán las bolsas para su posterior utilización. Al tacto, las bolsas resultan más finas que las tradicionales pero a igual espesor --de 17 micras-- no pierde ni un 10 por ciento de resistencia , aseguró Biel. Las principales ventajas de los productos biopolímeros son la gestión final a la que pueden ser sometidos, el impacto socioeconómico, que potencia los lazos entre la agricultura e industria y que permite la obtención de subvenciones para el sector agrario; y la utilización de energías renovables , concluyó Ballestar.

El plástico bio es una alternativa eficaz y sostenible para las grandes superficies de tantas ciudades en las que sus autoridades han anunciado la prohibición de usar bolsas de plástico, como en la ciudad de San Francisco. En Francia, ya hay puesta en marcha una ley que obligará en 2010 a las grandes superficies a sustituir las bolsas de plástico tradicional por bolsas biodegradables. En España se utilizan cada año 100.000 toneladas de bolsas de plástico que, si no se reciclan, tardarán medio siglo en desintegrarse. Sphere España es el resultado de la fusión, en junio de 1999, de la empresa SP Metal y Manufacturas Biel. El grupo SP Metal era uno de los principales suministradores del mundo en bolsas de basura y líder en el suministro de bolsas de uso familiar en plástico. Por su parte, Manufacturas Biel, empresa de origen familiar fundada en 1958, estaba especializada en la fabricación extrusión y alta densidad de bolsas de basura, bolsa camiseta y en la gama self-service. En 2002, SP Metal asume todo el accionariado de la empresa y, tras un giro estratégico en 2005, se integra en el Grupo Sphere.


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