La gestión sombra. MARÍA ROSA Magallón Botaya 12/11/2010 El Periódico de Aragón.
Desde el Salud no hay consideración hacia los profesionales, cuya opinión no cuenta, ni hacia los políticos.
A veces la consejera Noeno nos sorprende con declaraciones y actuaciones espectaculares. Grandes declaraciones, como el reciente anuncio a bombo y platillo de que no nos va a pasar la factura sombra, pero los aragoneses debemos saber lo que nos gastamos en sanidad por nuestra mala cabeza, perdón por nuestra mala salud. Que gastamos mucho y mal. O como las muy recientes en este periódico, en la que anima a los médicos a seguir opositando sine die.
Tienen su parte de culpa los trabajadores del Salud. En vez de estudiar tanto, y de sostener la sanidad con su esfuerzo, por menos sueldo, y sin protestar, no hacemos más que quejarnos de todo, sin tener razón de nada. Por eso no preguntan qué opinamos sobre las cosas, ¡qué sabremos nosotros!
Y por eso, si los profesionales, en este caso los médicos y pediatras de atención primaria, se rebelan antes una injusticia, una más de tantas, la Consejera se supera a sí misma: el Estado soy yo. Y una de sus actuaciones más estelares de los últimos tiempos es mandar disolver con los antidisturbios a unos cuantos médicos indignados y encerrados pacíficamente en su medio de trabajo. Sin bajar al terreno a oír sus quejas. Simplemente: atender las peticiones de un colectivo tan peligroso, generaría "inseguridad jurídica y falta de transparencia", consejera dixit.
Cuesta pensar en qué entiende este Gobierno por transparencia, cuando no la aplica a nada de lo que informa con respecto a lo que hace. Listas de espera maquilladas, privatizaciones encubiertas (banco de sangre, casar, convenios con clínicas privadas), contratos millonarios a empresas para hacer qué cosas tan importantes y secretas, peonadas injustificadas, costosas campañas publicitarias a los usuarios para contarles cosas tan importantes como "quién te conoce mejor que tu médico" o "llama al 902, salud informa, pero no es gratis". Y procesos de selección de personal totalmente chapuceros, como el que ha provocado semejante despropósito de desalojo, al más puro estilo...
PARA MI QUE TANTA "transparencia" lo que produce realmente es una tremenda inseguridad jurídica probablemente. Pero sobre todo produce el efecto contrario: la absoluta seguridad y certeza de que la gestión de la sanidad aragonesa está en la sombra, es sombría, gris, ineficiente y manifiestamente mejorable.
Porque esta gestión se hace desde la absoluta falta de consideración hacia los profesionales, cuya opinión no cuenta, con colectivos maltratados sistemáticamente. Se hace desde la desconsideración hacia los políticos que, como nosotros, defendemos una sanidad pública de verdad, sin elementos trampa como el debate del copago, la segunda opinión fuera del sistema público, etc. Se hace desde la convicción de que los pacientes tragan con todo y se lo creen todo. En una huida hacia adelante para gastar nuestros recursos en las mismas cosas que los de las otras comunidades sin criterio ni reflexión, sin valorar si son realmente importantes y/o prioritarias. Una gestión que intenta echar balones fuera (por ejemplo a los sindicatos) cuando se ve en apuros, como si las erróneas decisiones tomadas no fueran competencia suya. Señores, la política de recursos humanos de esta etapa, pasará al récord guinness por ser la que mayor descontento ha conseguido crear. Unánime.
Una gestión prepotente, alejada de la realidad, sin aplicar técnicas sencillas de negociación, de consenso o de liderazgo compartido, de las que daría lecciones cualquier joven universitario en paro, que abundan.
Mismos valores (¿cuáles?), nuevos retos. No por favor ¡no más retos! Limítense a gestionar bien nuestra sanidad, sin sombras.
Médica de familia. Concejala de IU en Utebo
Desde el Salud no hay consideración hacia los profesionales, cuya opinión no cuenta, ni hacia los políticos.
A veces la consejera Noeno nos sorprende con declaraciones y actuaciones espectaculares. Grandes declaraciones, como el reciente anuncio a bombo y platillo de que no nos va a pasar la factura sombra, pero los aragoneses debemos saber lo que nos gastamos en sanidad por nuestra mala cabeza, perdón por nuestra mala salud. Que gastamos mucho y mal. O como las muy recientes en este periódico, en la que anima a los médicos a seguir opositando sine die.
Tienen su parte de culpa los trabajadores del Salud. En vez de estudiar tanto, y de sostener la sanidad con su esfuerzo, por menos sueldo, y sin protestar, no hacemos más que quejarnos de todo, sin tener razón de nada. Por eso no preguntan qué opinamos sobre las cosas, ¡qué sabremos nosotros!
Y por eso, si los profesionales, en este caso los médicos y pediatras de atención primaria, se rebelan antes una injusticia, una más de tantas, la Consejera se supera a sí misma: el Estado soy yo. Y una de sus actuaciones más estelares de los últimos tiempos es mandar disolver con los antidisturbios a unos cuantos médicos indignados y encerrados pacíficamente en su medio de trabajo. Sin bajar al terreno a oír sus quejas. Simplemente: atender las peticiones de un colectivo tan peligroso, generaría "inseguridad jurídica y falta de transparencia", consejera dixit.
Cuesta pensar en qué entiende este Gobierno por transparencia, cuando no la aplica a nada de lo que informa con respecto a lo que hace. Listas de espera maquilladas, privatizaciones encubiertas (banco de sangre, casar, convenios con clínicas privadas), contratos millonarios a empresas para hacer qué cosas tan importantes y secretas, peonadas injustificadas, costosas campañas publicitarias a los usuarios para contarles cosas tan importantes como "quién te conoce mejor que tu médico" o "llama al 902, salud informa, pero no es gratis". Y procesos de selección de personal totalmente chapuceros, como el que ha provocado semejante despropósito de desalojo, al más puro estilo...
PARA MI QUE TANTA "transparencia" lo que produce realmente es una tremenda inseguridad jurídica probablemente. Pero sobre todo produce el efecto contrario: la absoluta seguridad y certeza de que la gestión de la sanidad aragonesa está en la sombra, es sombría, gris, ineficiente y manifiestamente mejorable.
Porque esta gestión se hace desde la absoluta falta de consideración hacia los profesionales, cuya opinión no cuenta, con colectivos maltratados sistemáticamente. Se hace desde la desconsideración hacia los políticos que, como nosotros, defendemos una sanidad pública de verdad, sin elementos trampa como el debate del copago, la segunda opinión fuera del sistema público, etc. Se hace desde la convicción de que los pacientes tragan con todo y se lo creen todo. En una huida hacia adelante para gastar nuestros recursos en las mismas cosas que los de las otras comunidades sin criterio ni reflexión, sin valorar si son realmente importantes y/o prioritarias. Una gestión que intenta echar balones fuera (por ejemplo a los sindicatos) cuando se ve en apuros, como si las erróneas decisiones tomadas no fueran competencia suya. Señores, la política de recursos humanos de esta etapa, pasará al récord guinness por ser la que mayor descontento ha conseguido crear. Unánime.
Una gestión prepotente, alejada de la realidad, sin aplicar técnicas sencillas de negociación, de consenso o de liderazgo compartido, de las que daría lecciones cualquier joven universitario en paro, que abundan.
Mismos valores (¿cuáles?), nuevos retos. No por favor ¡no más retos! Limítense a gestionar bien nuestra sanidad, sin sombras.
Médica de familia. Concejala de IU en Utebo
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