martes, febrero 14, 2006

El catedrático de bioética Masiá Clavel responde a la Conferencia Episcopal

Vergüenza ajena de un catedrático jesuita ante la nota del comité ejecutivo del episcopado 12.02.06
La Nota del Comité ejecutivo de la Conferencia episcopal española dejará perplejos a intelectuales, profesionales, científicos y educadores católicos. No sólo perplejos. Les producirá vergüenza ajena. Y ojalá no se queden en pasar ese bochorno y pierdan el miedo (¡Cuánto miedo hay en la iglesia de este país!) : miedo a decir en voz alta lo que piensan y lo que en conciencia deben decir.

La Nota contiene buenos principios, pero malas conclusiones; valores estimables, pero mal aplicados; criterios importantes, pero mal utilizados. Cuando en un silogismo falla la premisa menor, la conclusión es mala, por muy laudable que sea la premisa mayor. Y en esta Nota, como ya viene siendo habitual en declaraciones semejantes de estos últimos años de involución, fallan las premisas menores, fallan las mediaciones. Y, por tanto, se sacan conclusiones inadmisibles.

¿Por qué fallan las mediaciones? Por no tomar enserio los datos científicos y por dejarse llevar de prejuicios ideológicos. Lo primero producirá vergüenza ajena al científico católico. Lo segundo producirá vergüenza ajena al parlamentario católico.

Esperamos y deseamos que no se limiten a sentir esa vergüenza, sino que intelectuales, científicos y parlamentarios católicos cumplan con su deber de conciencia y planteen objeciones a la Nota del Comité ejecutivo.

No es correcto referirse a las técnicas de fecundación in vitro diciendo que “suplantan la relación personal de los padres en la procreación”. No es correcto llamar “hermanos seleccionados para la muerte” a los pre-embriones no implantados en el proceso de un diagnóstico pre-implantatorio. No es correcto usar la terminología demagógica de “selección eugenésica” o “bebé-medicamento” para referirse a la aplicación de los procedimientos de diagnóstico pre-implantatorio y selección embrionaria, sin distinguir si se llevan a cabo responsable o irresponsablemente. No es correcto tratar como cuestión religiosa lo que es cuestión científica y ética. No es correcto que, en cuestiones científica y éticamente controvertidas, que no vulneran la ética de mínimos, se pretenda desde instancias religiosas condicionar el voto de los parlamentarios católicos.

Al mismo tiempo que estamos de acuerdo en los principios de defensa y protección de la vida incipiente y de la dignidad humana personal, así como en la proclamación del evangelio de la vida, no podemos menos de discrepar de las conclusiones mal deducidas que acabamos de mencionar. Si lo hubieran dicho en un examen de bioética o de teología moral les habríamos suspendido.

¿Tendrán coraje los científicos, intelectuales, educadores y parlamentarios católicos laicos para gritar de una vez “basta ya” ante la imposición del pensamiento único por parte de un comité incompetentemente asesorado? ¿O dejarán que sea solamente un clérigo desenfadado quien lo grite, a costa de de ser defenestrado?

Y entre los obispos bien formados, que lo piensan y no lo dicen, ¿no habrá quien se arriesgue a decirlo, aunque se juegue el ascenso?
Juan Masiá Clavel, S.J.Profesor de la Universidad Pontificia Comillas Miembro del Consejo Asesor de la Asociación de Bioética de Japón

No hay comentarios:

.

Archivo del blog

.