"Nadie ha confesado qué hicieron las víctimas, que más de una vez provocan con su lengua". Es un extracto del artículo sobre el maltrato a las mujeres, firmado el pasado domingo en la hoja parroquial Aleluya, que edita el Arzobispado de Valencia, por el catedrático de Teología jubilado Gonzalo Gironés, según cuentan Ferrán Bono y Jaime Prats en El Pais.
A continuación, este sacerdote valenciano abre un paréntesis explicativo en su texto, distribuido en las parroquias: "El varón, generalmente, no pierde los estribos por dominio, sino por debilidad: no aguanta más y reacciona descargando su fuerza, que aplasta a la provocadora".
Numerosos católicos se dirigieron ayer a los medios de comunicación y a la imprenta de la publicación (es el único teléfono que aparece en ella) para expresar su indignación por el artículo.
El texto aparece en la segunda página, tras la reproducción de la carta del arzobispo Agustín García-Gasco. Éste es su contenido íntegro: "Se quejaba una mujer en un periódico de la agresión que sufre la mitad de los humanos, o sea las mujeres, por parte de la otra mitad. Prueba de ello son las 63 mujeres muertas a manos de sus parejas en España en el año 2005. Sin negar que ello sea verdad, conviene hacer dos precisiones. Primera: nadie ha confesado qué hicieron las víctimas, que más de una vez provocan con su lengua. (El varón, generalmente, no pierde los estribos por dominio, sino por debilidad: no aguanta más y reacciona descargando su fuerza que aplasta a la provocadora). Queda además una 2ª observación: ¿No han tenido en cuenta que hubo en España, durante el mismo periodo, 85.000 abortos reconocidos? Por cada mujer muerta a manos de un hombre hubo 1.350 niños asesinados por voluntad de sus madres. Es peor".
En conversación con este diario, el catedrático jubilado de teología negó que el texto justifique las agresiones de los hombres a sus parejas. "Digo que el comportamiento de la mujer puede atenuar la culpabilidad del hombre, por lo que en todo caso sería un atenuante y no una justificación". La provocación de la mujer a la que se refiere Gironés, "según los casos, eximiría de parte de culpa al agresor", puntualizó. "En buena parte, esto es así [en referencia a la "provocación" femenina] y puede consultarlo usted revisando la jurisprudencia y a través de las sentencias de los tribunales", dijo.
Con todo, el sacerdote pone el énfasis sobre el aborto. "Que no digan que el sexo femenino es la víctima y que todos los varones somos unos bestias porque las mujeres son las que practican el aborto y eso es más grave". Y añadió: "Es cierto que no sólo los comete la mujer, pero es culpable porque si no quiere, no aborta".
El Arzobispado de Valencia negó ayer en un comunicado que Aleluya sea una publicación oficial y rechazó "los términos en los que se expresa el referido artículo", al tiempo que "recuerda que en nada reflejan el sentir de la Iglesia frente a este tipo de situaciones absolutamente injustificables".
Bajo la cabecera de Aleluya aparece destacado en mayúsculas el nombre del Arzobispado de Valencia. En el membrete de la hoja parroquial se indica que está editada por el arzobispado.
El director de Aleluya, Juan Emiliano Pérez, calificó ayer la publicación de "semioficial" y oficiosa. "Es una publicación del arzobispado, pero no es el boletín oficial", explicó. "En cualquier caso, la única responsabilidad es del que lo ha escrito", concluyó. El director reconoció las quejas. Pero en su opinión, "la intención principal del autor era poner de relevancia la monstruosidad de las cifras del aborto en cuya calificación estamos todos de acuerdo". Estas consideraciones se recogerán en el próximo número de Aleluya en una nota.
El arzobispado recordó también que la postura del jefe de la curia valenciana, García-Gasco, es que detrás de la violencia de género "hay un fracaso educativo esencial: se trata de hombres que no han cultivado ni siquiera de una manera mínima el respeto por la mujer".
A continuación, este sacerdote valenciano abre un paréntesis explicativo en su texto, distribuido en las parroquias: "El varón, generalmente, no pierde los estribos por dominio, sino por debilidad: no aguanta más y reacciona descargando su fuerza, que aplasta a la provocadora".
Numerosos católicos se dirigieron ayer a los medios de comunicación y a la imprenta de la publicación (es el único teléfono que aparece en ella) para expresar su indignación por el artículo.
El texto aparece en la segunda página, tras la reproducción de la carta del arzobispo Agustín García-Gasco. Éste es su contenido íntegro: "Se quejaba una mujer en un periódico de la agresión que sufre la mitad de los humanos, o sea las mujeres, por parte de la otra mitad. Prueba de ello son las 63 mujeres muertas a manos de sus parejas en España en el año 2005. Sin negar que ello sea verdad, conviene hacer dos precisiones. Primera: nadie ha confesado qué hicieron las víctimas, que más de una vez provocan con su lengua. (El varón, generalmente, no pierde los estribos por dominio, sino por debilidad: no aguanta más y reacciona descargando su fuerza que aplasta a la provocadora). Queda además una 2ª observación: ¿No han tenido en cuenta que hubo en España, durante el mismo periodo, 85.000 abortos reconocidos? Por cada mujer muerta a manos de un hombre hubo 1.350 niños asesinados por voluntad de sus madres. Es peor".
En conversación con este diario, el catedrático jubilado de teología negó que el texto justifique las agresiones de los hombres a sus parejas. "Digo que el comportamiento de la mujer puede atenuar la culpabilidad del hombre, por lo que en todo caso sería un atenuante y no una justificación". La provocación de la mujer a la que se refiere Gironés, "según los casos, eximiría de parte de culpa al agresor", puntualizó. "En buena parte, esto es así [en referencia a la "provocación" femenina] y puede consultarlo usted revisando la jurisprudencia y a través de las sentencias de los tribunales", dijo.
Con todo, el sacerdote pone el énfasis sobre el aborto. "Que no digan que el sexo femenino es la víctima y que todos los varones somos unos bestias porque las mujeres son las que practican el aborto y eso es más grave". Y añadió: "Es cierto que no sólo los comete la mujer, pero es culpable porque si no quiere, no aborta".
El Arzobispado de Valencia negó ayer en un comunicado que Aleluya sea una publicación oficial y rechazó "los términos en los que se expresa el referido artículo", al tiempo que "recuerda que en nada reflejan el sentir de la Iglesia frente a este tipo de situaciones absolutamente injustificables".
Bajo la cabecera de Aleluya aparece destacado en mayúsculas el nombre del Arzobispado de Valencia. En el membrete de la hoja parroquial se indica que está editada por el arzobispado.
El director de Aleluya, Juan Emiliano Pérez, calificó ayer la publicación de "semioficial" y oficiosa. "Es una publicación del arzobispado, pero no es el boletín oficial", explicó. "En cualquier caso, la única responsabilidad es del que lo ha escrito", concluyó. El director reconoció las quejas. Pero en su opinión, "la intención principal del autor era poner de relevancia la monstruosidad de las cifras del aborto en cuya calificación estamos todos de acuerdo". Estas consideraciones se recogerán en el próximo número de Aleluya en una nota.
El arzobispado recordó también que la postura del jefe de la curia valenciana, García-Gasco, es que detrás de la violencia de género "hay un fracaso educativo esencial: se trata de hombres que no han cultivado ni siquiera de una manera mínima el respeto por la mujer".
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