martes, junio 20, 2006

ENTREVISTA: MASUDA YALAL MINISTRA PARA ASUNTOS DE LA MUJER DE AFGANISTÁN

GEORGINA HIGUERAS el pais DOMINGO - 26-03-2006
"Occidente ha olvidado su compromiso con la mujer afgana"

Masuda Yalal sabe que su misión es casi imposible: que las afganas disfruten de los derechos que les otorga la Constitución. En la práctica, sin embargo, sigue habiendo matrimonios forzados, y las mujeres se cambian y hasta se heredan. Occidente tiene parte de culpa porque "ha olvidado su compromiso con la mujer afgana".

Es médica, tiene 41 años y tres hijos, y ha pasado toda su vida en Afganistán, incluso durante el régimen talibán. Sin embargo, dice que ha sido el Ministerio de Asuntos de la Mujer, que dirige desde hace un año, lo que la ha convertido en feminista. "Me llegan casos tan espantosos que me hierve la sangre; el último, el de una niña casada a los cuatro años, madre a los 12, y esclavizada y apaleada por la familia del marido hasta que la hemos recogido", dice la ministra, que fue rival de Hamid Karzai para la presidencia de la República.

Pregunta. ¿Qué hace su ministerio en defensa de la mujer?

Respuesta. Con el presupuesto ridículo que tenemos, el 0,1% del nacional, no podemos realizar acciones concretas. Nos limitamos a redactar las ordenanzas que los demás ministerios deben aplicar. No tenemos acceso a la televisión o la radio para hacer propaganda. Sólo proponemos, pero no lo cumplen, y nosotros no tenemos poder, ni ejecutivo, ni para controlar lo que los demás realizan.

P. ¿Qué hacen, entonces?

R. En un año hemos llegado a todas las provincias; hemos establecido 600 consejos de distrito, lo que ha permitido a 60.000 mujeres reunirse para hablar sobre sus problemas. Y he hemos abierto una biblioteca en Kabul con 10.000 libros.

P. La nueva Constitución proclama la igualdad de género. ¿Qué se ha hecho para lograrlo?

R. Eso significa que todo el aparato del Gobierno debería de luchar por la igualdad entre el hombre y la mujer. Nuestra misión es levantar la voz, despertar las conciencias, hacer reglas, entrenar al personal de los demás ministerios en la igualdad e incrementar la capacidad de las mujeres. El presidente y el vicepresidente son los que deben obligar a sus ministros a cumplirlas, porque yo no tengo poder sobre ellos.

P. Si no la escuchan, ¿por qué no dimite?

R. Ésa no es la solución en la situación que atraviesa Afganistán.

P. ¿Por qué no trata de conseguir más fondos?

R. Todos los ministerios quieren más. El 0,1% del presupuesto es lo que se da en Occidente a los ministerios para asuntos de la mujer; el problema es que aquí partimos de una situación límite. Las afganas son las mujeres que más han sufrido en el mundo, y aunque ahora hay una cierta mejoría, siguen siendo las que más sufren. Tienen el apoyo de la Constitución, pueden votar en las elecciones, el 27% de los miembros del Parlamento son mujeres; hay dos ministras, cuatro viceministras, una gobernadora, una embajadora; mujeres que participan en la vida social, económica y cultural; estudiantes, profesoras, etcétera. Todo esto son logros importantes, pero eso no quiere decir que la historia de horror se haya acabado.

P. ¿Cuáles son los problemas?

R. Hasta ahora, el 60% de las niñas en edad escolar no va a la escuela; el índice de mortalidad por parto es uno de los peores del mundo, y la pobreza es generalizada. Desde el punto de vista legal, el 90% de las esposas y las hijas en las zonas rurales sufren violencia doméstica. Existen además cuestiones como heredar mujeres, mujeres en propiedad, matrimonios forzados -en el campo suponen el 68% del total-, mujeres entregadas como pago de deudas de sangre e intercambio de mujeres entre matrimonios.

P. ¿Cómo se pueden frenar realidades tan terribles?

R. Esta tarea no podemos hacerla las afganas solas. La comunidad internacional debe implicarse. Para 2005, el presupuesto nos asignó unos 850.000 euros. De esta suma, el 70% fue para pagar los salarios de los funcionarios. Está claro que con el resto no podemos aplicar los programas.

P. ¿Considera que el Gobierno cumple sus deberes constitucionales con la mujer?

R. La Constitución defiende la igualdad. Yo he pedido que la mitad de los miembros del Gobierno sean mujeres, e insisto en que la agenda de las mujeres deben defenderla mujeres; pero cuando protesto me ponen de ejemplo los países de ustedes. ¿Cumple Occidente con la igualdad de género? Si Occidente, que tiene una larga historia democrática, no cumple, nosotros, que acabamos de emprender este camino, está claro que necesitamos más tiempo.

P. Cuatro años después de la caída de los talibanes, muchas mujeres siguen enclaustradas bajo el burka.

R. Forma parte de los problemas tradicionales que enfrentamos, como los matrimonios forzados o los intercambios. Las mujeres no entienden, todo está ligado al tremendo analfabetismo que sufre el país y a la historia de violencia que padecen. Éste es el auténtico talismán. Después podemos hablar de falta de recursos técnicos y financieros o del intento frustrado de dar tierra a las mujeres.

P. ¿No tienen derecho a la propiedad de la tierra?

R. En la Constitución, sí; en la práctica, no. Ésta es otra forma de hacerlas vulnerables.

P. Las familias afganas tienen demasiados hijos. ¿Tiene este ministerio un programa de planificación familiar?

R. Tenemos un proyecto conjunto con el Ministerio de Salud para pasar a través de los los medios de comunicación social mensajes explicativos, pero es muy difícil. El 86% de las mujeres que viven en el campo [el 80% de la población afgana es rural] son analfabetas: ni leen, ni escriben, ni entienden las palabras técnicas; ni tienen televisión, ni radio, ni electricidad. Sólo podemos llegar a ellas si enviamos un equipo a visitarlas.

P. Para concertar esta entrevista y entrar en su despacho he hablado con cuatro hombres y ninguna mujer. ¿Aquí se cumple la Constitución?

R. No, aquí hacemos discriminación positiva, y para compensar lo que no hacen los demás ministerios, el 90% de nuestro personal son mujeres.

P. La liberación de las afganas del yugo talibán fue uno de los principales motivos de la comunidad internacional para derrocar el régimen del mulá Omar. ¿Recibe suficiente ayuda?

R. Por supuesto que no. Tenemos algunos proyectos conjuntos, pero no son suficientes. Si la comunidad internacional financiara este ministerio tendría garantías de que llega a las mujeres, pero lo da al de Desarrollo Rural, al de Educación y a otros, y ellos no cuentan que la mitad de la población somos mujeres.

P. Entonces, quién traiciona a las afganas, ¿el Gobierno o la comunidad internacional?

R. Los que dan el dinero tienen el poder para exigir que el 50% se dedique a la mujer. A ellos les corresponden hacerse responsables y ser más serios en cuanto a la distribución de sus recursos. Las tropas extranjeras entraron en este país con la consigna de defender los derechos de la mujer. ¿Qué ha pasado? Que Occidente ha olvidado su compromiso con la mujer afgana.

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