
Ya no le dan whisky ni tabaco, como hacía su anterior cuidador. Su mayor diversión es acercarse sigilosamente a su cuidador por detrás y tras tocar con el dedo el centro de sus posaderas, alejarse gritando ale

gremente uh, uh, ju, ju...
Su alojamiento se llama
CASA DE CHEETA, en español. Pinta cuadros que se venden para pagar la manutención del que es el chimpancé más viejo conocido del mundo. En su web aceptan donaciones.
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