Phyllis Chesler 30 de mayo de 2006
Esto representa un esfuerzo que tarde, mal y nunca, es serio a la hora de controlar la inmigración. Pero Holanda acaba también de sacrificar y exiliar a su profeta más importante. Theo von Gogh, colaborador de Hirsi Ali en la película Sumisión, fue asesinado por un holandés de segunda generación de origen marroquí. Desde entonces, Hirsi Ali ha vivido bajo vigilancia 24 horas. Sus vecinos holandeses no querían vivir cerca de un riesgo para la seguridad tan grande (que también rebajaba el valor de sus propiedades) y presentaron una demanda para desahuciarla. El 27 de abril lo lograron. A continuación, un documental emitido en Holanda que alega que Hirsi Ali había "mentido" con el fin de que se le concediera asilo político y ciudadanía holandesa. El ex Ministro de Inmigración Hilbrand Nawijn pedía que Hirsi Ali fuera "privada de su nacionalidad holandesa y deportada". Nawijn era jefe del Servicio de Inmigración y Naturalización cuando Hirsi Ali solicitó asilo. La propia familia de Hirsi Ali proporcionaba "pruebas" contra ella en la cinta. Según el Wall Street Journal, el 15 de mayo, la actual ministra de inmigración de Holanda comunicaba a Hirsi Ali que "su pasaporte, extendido en 1997, sería anulado".
Al igual que Oriana Fallaci, que no se atreve a viajar a su querida Italia natal o a Suiza por temor a ser detenida y juzgada por sus opiniones acerca del Islam, Hirsi Ali vivirá ahora en el exilio en América - el último, y quizá el único, reducto frente la jihad. ¿Se le concederá asilo político en América? Y si es así, ¿con qué argumentos?
El American Enterprise Institute (AEI) ha ofrecido un puesto a Hirsi Ali. Karlyn Bowman, del AEI, me comunica que "el Presidente Christopher DeMuth le extendió el 16 de mayo la oferta de convertirse en académico residente". Ali había visitado el AEI el año pasado y se dirigió a un reducido grupo de personas, que quedaron "impresionadas por su extraordinaria odisea y por su valor, encantadas con su trato fácil, y también impresionadas por los proyectos académicos que quería desarrollar".
De modo que, a una de las principales feministas del mundo le ha sido ofrecido un puesto prominente por una institución conservadora. No me sorprende. Mis propias opiniones acerca del apartheid religioso y de género islámicos han sido recibidas cálida y respetuosamente por los conservadores, mientras que tales opiniones han sido atacadas por muchas feministas como "nacionalistas blancas" y "racistas". Que yo sepa, el movimiento feminista americano, con su enorme acceso a cargos universitarios, no ha ofrecido un puesto a Hirsi Ali. Tal vez las feministas multiculturalmente correctas sean ambivalentes a la hora de desafiar la misoginia islamista - por temor a ser también ellas censuradas como "racistas", o amenazadas de muerte. En realidad, como documento en mi libro La muerte del feminismo: qué viene ahora en la lucha por la libertad de la mujer, entre la mayor parte de las feministas, la raza se superpone al género. Muchas feministas están hoy más preocupadas por la presunta "ocupación" de Palestina que por la ocupación de los cuerpos de las mujeres bajo el Islam, y tienden a culpar a América e Israel de los pecados del Islam.
La revista America´s Nation presentaba una crítica a Hirsi Ali (que es negra y ex musulmana) como una "reaccionaria" que "echa al Islam toda la culpa" en lugar de culpar a "costumbres patriarcales", y por no centrarse en "el papel que Occidente ha jugado... a la hora de asistir el ascenso de los movimientos islamistas". Por otra parte, según la presidenta de NOW, Kim Gandy, "Hirsi Ali forzó el tratamiento de las mujeres inmigrantes en la escena pública de Holanda - y pagó por ello. Quizá su encendida defensa fuerce el tema también en la consciencia americana".
Sin embargo, las conciencias femeninas constituyen un desafío psicológico para muchas mujeres. Desafían las normas no establecidas del comportamiento femenino. Las conciencias no son ni conformistas ni pasivas. No pretenden complacer ni apaciguar a aquellos cuyas malas obras criminales denuncian. Las conciencias no son "indirectamente agresivas". Hirsi Ali no está difamando o censurando a otras mujeres -- el comportamiento apropiado para la agresión y la competición femeninas. Ella desafía pública y directamente la corrupta autoridad masculina en representación de las mujeres. Las mujeres menos valientes, incluyendo las feministas, pueden no identificarse con, o sentir compasión hacia ella. Además, las mujeres encuentran a menudo difícil apoyar a una mujer que disfruta de más atención pública que ellas.
¿Encontrará Hirsi Ali el apoyo que se merece en América? Ciertamente lo espero, pero no soy completamente optimista. La islamización de América también está en marcha. El proceso no es el mismo que el de Europa. A pesar del mito del todopoderoso lobby sionista, los islamistas y sus partidarios occidentales tienen una influencia cada vez mayor en los campus americanos y, en gran medida, los principales medios. Aquí, el discurso islamista de odio y las Grandes Mentiras a menudo son amparados por la libertad de expresión y como merecedoras de libertad académica. Mientras que en Europa muchos se solidarizaron con los viñetistas daneses y volvieron a publicar su trabajo ampliamente, las viñetas no aparecieron en los principales medios americanos.
A Hirsi Ali se le remite cada vez más a la traición holandesa a sus ciudadanos judíos durante el Holocausto - pero ella entra en América en un momento en el que funcionarios del American Israel Public Affairs Committee están siendo juzgados y el Pentágono ha comenzado a retirar autorizaciones de seguridad a empleados gubernamentales que poseen doble ciudadanía americana e israelí y cuyos parientes viven en Israel.
Como Fallaci, Hirsi Ali ha argumentado que, si Europa no hace frente a los islamistas, la civilización europea está sentenciada. Dice: "El Islam radical no está solamente contra mi. También está contra [mis vecinos holandeses]. Al haberme expulsado, los terroristas han ganado. Hace la situación más peligrosa para todos".
Está en lo cierto. Que Dios proteja a América si no somos capaces de protegerla a ella y a todas las demás conciencias.
Dr. Phyllis Chesler es profesor emérito de Psicología y Estudios de a Mujer y psicoterapeuta. Ha dado conferencias y organizado campañas de derechos humanos, política, religiosas y legales en Estados Unidos, Canadá, Europa, Oriente Medio y Extremo Oriente.
La version de Submission con subtitulos en castellano que se encuentra en el mulo.
El texto en español del corto Sumisión.
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