Cómo bajarle los humos al coche: Conducir reduciendo el consumo y la emisión de CO2 CLEMENTE ÁLVAREZ EL PAIS SEMANAL - 28-06-2007
Una vuelta a la llave de contacto, sin pisar el acelerador, y arranca el motor del coche. Al volante, se puede reducir entre un 15% y un 20% el consumo de carburante y las emisiones de CO2 de un automóvil de forma muy sencilla si se aplican las reglas básicas de una conducción eficiente; un porcentaje nada despreciable, dada la importancia del sector del transporte en el problema del cambio climático. Cada vez son más los cursos subvencionados para aprender conducción ecológica. Primera lección para moverse por la ciudad: se mete la primera marcha y, nada más comenzar a rodar, se cambia enseguida a segunda, luego, rápido, a tercera, cuarta... Con suavidad. Una de las claves de la conducción eficiente consiste justamente en pasar de una marcha a otra de forma mucho más rápida de lo habitual, recalca Jesús Gómez, responsable de los cursos de ecoconducción impartidos por CEA Club de Automovilistas. "Estamos acostumbrados a cambiar a 3.000 revoluciones por minuto y ahora sorprende hacerlo a menos, pero lo ideal es cambiar entre las 2.000 y 2.500 vueltas en los motores de gasolina, y entre las 1.500 y las 2.000 en los diésel", detalla este instructor, que asegura que en algunos casos se pueden conseguir ahorros de hasta un 25% modificando algunas de las pautas aprendidas en la autoescuela.
Otra lección básica: no reducir la velocidad del coche con las marchas. "Si vas en quinta por una calle y ves desde lejos que se pone un semáforo en rojo, lo mejor es frenar despacio con el freno de pie o, en todo caso, reducir de quinta a tercera o de cuarta a segunda, el vehículo no sufre en absoluto", comenta Gómez. "Aunque parezca una conducción muy diferente de la que estamos acostumbrados, en realidad es muy sencilla de aplicar; y aparte de más ecológica, resulta también más económica y segura". En ciudad, lo mejor es circular siempre que se pueda en cuarta o quinta, evitando variaciones bruscas de la velocidad. Aunque dé la sensación de que así se irá más lento, en el curso de ecoconducción, los alumnos pueden comprobar al volante cómo ganan tiempo, pues acaban consiguiendo una velocidad media superior a la que conseguirían si fuesen frenando y acelerando de manera constante. "Incluso repartidores muy habituados a conducir rápido por las calles de la ciudad han visto que tardan menos en un mismo itinerario con este estilo de conducción menos agresiva", recalca el profesor de ecoconducción.
Una recomendación interesante: aprovechar los momentos en los que el coche puede rodar sin gastar carburante. Como explica Gómez, si se circula con una marcha metida a 40 o 50 kilómetros por hora y se deja de pisar el acelerador, el consumo de combustible es entonces nulo. "Hay que aprovechar esto", comenta, al tiempo que recalca que todos estos consejos son aplicables sobre todo en la ciudad. ¿Qué se debe hacer entonces en carretera? "Lo mejor es no correr, pues no hay muchas más opciones", señala. Y es que, una vez la aguja del cuentakilómetros rebasa los 100 kilómetros por hora, el consumo del vehículo se multiplica. Un último consejo: en paradas prolongadas de más de un minuto, resulta preferible apagar el motor.
Mantenimiento 'sostenible'
Una presión inadecuada en los neumáticos del coche de apenas 0,3 bares de diferencia, puede aumentar el consumo medio de carburante un 3%. Así pues, como advierte el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE), el mantenimiento del coche resulta fundamental para no malgastar energía. Por ello, esta institución pública, que aboga por el uso de medios de transporte más sostenibles y por realizar una conducción más eficiente al volante de los vehículos, aconseja controlar de manera especial el buen estado del motor, los niveles, los filtros y las ruedas. Además, a la hora de viajar, el IDAE recuerda, en su guía práctica de la energía, que una baca para el equipaje puede aumentar el consumo del vehículo un 35%; el uso de aire acondicionado, un 25%; llevar las ventanillas bajadas, un 5%, y 100 kilos de peso suplementario, otro 5%.
Una vuelta a la llave de contacto, sin pisar el acelerador, y arranca el motor del coche. Al volante, se puede reducir entre un 15% y un 20% el consumo de carburante y las emisiones de CO2 de un automóvil de forma muy sencilla si se aplican las reglas básicas de una conducción eficiente; un porcentaje nada despreciable, dada la importancia del sector del transporte en el problema del cambio climático. Cada vez son más los cursos subvencionados para aprender conducción ecológica. Primera lección para moverse por la ciudad: se mete la primera marcha y, nada más comenzar a rodar, se cambia enseguida a segunda, luego, rápido, a tercera, cuarta... Con suavidad. Una de las claves de la conducción eficiente consiste justamente en pasar de una marcha a otra de forma mucho más rápida de lo habitual, recalca Jesús Gómez, responsable de los cursos de ecoconducción impartidos por CEA Club de Automovilistas. "Estamos acostumbrados a cambiar a 3.000 revoluciones por minuto y ahora sorprende hacerlo a menos, pero lo ideal es cambiar entre las 2.000 y 2.500 vueltas en los motores de gasolina, y entre las 1.500 y las 2.000 en los diésel", detalla este instructor, que asegura que en algunos casos se pueden conseguir ahorros de hasta un 25% modificando algunas de las pautas aprendidas en la autoescuela.
Otra lección básica: no reducir la velocidad del coche con las marchas. "Si vas en quinta por una calle y ves desde lejos que se pone un semáforo en rojo, lo mejor es frenar despacio con el freno de pie o, en todo caso, reducir de quinta a tercera o de cuarta a segunda, el vehículo no sufre en absoluto", comenta Gómez. "Aunque parezca una conducción muy diferente de la que estamos acostumbrados, en realidad es muy sencilla de aplicar; y aparte de más ecológica, resulta también más económica y segura". En ciudad, lo mejor es circular siempre que se pueda en cuarta o quinta, evitando variaciones bruscas de la velocidad. Aunque dé la sensación de que así se irá más lento, en el curso de ecoconducción, los alumnos pueden comprobar al volante cómo ganan tiempo, pues acaban consiguiendo una velocidad media superior a la que conseguirían si fuesen frenando y acelerando de manera constante. "Incluso repartidores muy habituados a conducir rápido por las calles de la ciudad han visto que tardan menos en un mismo itinerario con este estilo de conducción menos agresiva", recalca el profesor de ecoconducción.
Una recomendación interesante: aprovechar los momentos en los que el coche puede rodar sin gastar carburante. Como explica Gómez, si se circula con una marcha metida a 40 o 50 kilómetros por hora y se deja de pisar el acelerador, el consumo de combustible es entonces nulo. "Hay que aprovechar esto", comenta, al tiempo que recalca que todos estos consejos son aplicables sobre todo en la ciudad. ¿Qué se debe hacer entonces en carretera? "Lo mejor es no correr, pues no hay muchas más opciones", señala. Y es que, una vez la aguja del cuentakilómetros rebasa los 100 kilómetros por hora, el consumo del vehículo se multiplica. Un último consejo: en paradas prolongadas de más de un minuto, resulta preferible apagar el motor.
Mantenimiento 'sostenible'
Una presión inadecuada en los neumáticos del coche de apenas 0,3 bares de diferencia, puede aumentar el consumo medio de carburante un 3%. Así pues, como advierte el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE), el mantenimiento del coche resulta fundamental para no malgastar energía. Por ello, esta institución pública, que aboga por el uso de medios de transporte más sostenibles y por realizar una conducción más eficiente al volante de los vehículos, aconseja controlar de manera especial el buen estado del motor, los niveles, los filtros y las ruedas. Además, a la hora de viajar, el IDAE recuerda, en su guía práctica de la energía, que una baca para el equipaje puede aumentar el consumo del vehículo un 35%; el uso de aire acondicionado, un 25%; llevar las ventanillas bajadas, un 5%, y 100 kilos de peso suplementario, otro 5%.
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