viernes, agosto 17, 2007

La religión no es la solución, ni el sincretismo religioso o ecumenismo

Sam Harris La fé no curará a un mundo dividido La religión NO es la solución

La mayoría de los cristianos creen que Jesús era el Hijo de Dios y, por tanto, divino; los musulmanes, sin embargo, creen que Jesus no era divino y que cualquiera que piense otra cosa sufrirá los tormentos del infierno (Koran 5:71-75; 19:30-38). Estas diferencias de opinión nos ofrecen tanto espacio para el compromiso como el canto de una moneda.
Si puede encuentrarse un suelo común para el diálogo interreligioso, solo se encontrará en la gente que está dispuesta a mantener sus ojos apartados del abismo que divide su fe de la de los demás. Ya es hora de que comencemos a preguntarnos si semejante estrategia de amabilidad y negación curará alguna vez las divisiones de nuestro mundo.
El verdadero diálogo requiere voluntad para modificar las propias creencias a través de la conversación. Tal apertura a la crítica y la investigación es la misma antítesis del dogmatismo. Merece la pena observar que la religión es el área de nuestras vidas donde el fe en el dogma; esto es, creer sin evidencia suficiente, se considera una virtud. La ciencia es, de hecho, el único dominio en el que cada persona puede conseguir un gran prsetigio por probar que estaba equivocado. En la ciencia, la honestidad lo es todo. En religión, la fé lo es todo. Así de irritante resulta la comparación.
Allí donde los seres humanos realizan un esfuerzo honesto para alcanzar la verdad, trascienden confiadamente los accidentes de su nacimiento y su upbringing (crianza). Por supuesto, sería absurdo hablar de “Física cristiana” o de “Algebra musulmana”. Y no hay algo así como una ciencia Iraquí o Japonesa en cuanto distinta de la americana. La gente razonable realmente tiene un monopolio de la verdad. Y aunque no estén inmediatamente deacuerdo en todo, un suelo común los rodea por todas partes. Consecuentemente, no existen impedimientos significativos dentro del discurso científico: no siempre es bello, pero la conversación continúa sin apelaciones a la fuerza o deferencia hacia el dogma. Hay dogmas científicos, por supuesto, pero donde quiera que se encuentren, han sido clavados con golpes de martillo. En la ciencia, es un pecado cardinal pretender conocer todo lo que no conoces. Pero tal pretensión es la misma esencia de la fe religiosa.
No es un accidente que el discurso científico haya producido una extraordinaria convergencia de opinión y unos resultados considerables. ¿Qué ha producido el diálogo interreligioso? Las reuniones entre representantes de las mayores religiones del mundo producen poco más que banales llamamientos a la paz y la voluntad de ignorar aquello en lo que los participantes creen con más fuerza – que la otra parte de la conversación probablemente pasará la eternidad en el infierno por sus equivocaciones a cerca de Dios. La diferencia entre el discurso científico y religioso nos debería decir algo sobre donde situar nuestras esperanzas para un mundo no dividido.
Esta traducción es informal. El artículo original puede leerse en On Faith.

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