Zaritsky: "Sentí que era importante contar la historia de un hombre que decide morir"
El director del filme sobre el suicidio de Craig Ewert, emitido en Reino Unido, comenta la polémica suscitada ANTONIO FRAGUAS - Madrid ELPAIS.com - Cultura - 11-12-2008
La emisión ayer en la cadena británica Sky de los últimos momentos de vida del ciudadano estadounidense Craig Ewert, de 59 años, quien afectado de una enfermedad neurológica decidió morir, en 2006, en la clínica suiza Dignitas, ha reavivado el debate internacional sobre la eutanasia y el suicidio asistido. Las imágenes del suicidio de Ewert forman parte del documental Right to die?: The suicide tourist (¿Derecho a morir?: el turista suicida), rodado por el cineasta canadiense John Zaritsky (quien ganó un Oscar en 1982 por otro filme). Zaritsky ha reflexionado vía correo electrónico para ELPAÍS.com sobre la polémica suscitada por su película.
Pregunta: ¿Qué le diría a la gente que considera que la eutanasia es un crimen?
Respuesta: La eutanasia no puede considerarse un crimen siempre que ciertas condiciones se cumplan. El paciente debe estar en poder de sus facultades y tener pleno conocimiento de su enfermedad. Debe tomar la decisión de acabar con su vida voluntariamente, sin coacciones ni presiones de ningún tipo. La persona que practique la eutanasia o ayude en un suicidio no debe beneficiarse de esa muerte.
P: ¿Por qué decidió rodar una película sobre este tema?
R: Tomé la decisión por un caso controvertido que sucedió en Estados Unidos hace tres años. El marido de una mujer que llevaba años en coma quería que le fueran retirados los elementos de soporte vital y, así, que pudiera morir tal y como ella deseaba. Me indignó y disgustó de tal manera la oposición de la derecha cristiana, incluido el presidente George W. Bush, que sentí que era importante llevar a la audiencia la experiencia profunda de un hombre que decide acabar con su vida. Tras contar los últimos cuatro días en la vida de un estadounidense [Craig Ewert] con una grave dolencia neurológica, creía que el filme era un importante documento sobre el proceso de la muerte; un documento que ambas partes del debate pueden ver para aclarar sus ideas.
P: ¿Cree que su película va ayudar a la causa de otra gente que se encuentra en circunstancias similares a las de Craig Ewert?
R: Así lo espero, la verdad. Creo que cualquiera con una enfermedad terminal debe tener el derecho a acabar con su vida. Espero que la película suponga un cambio, y que la eutanasia y el suicidio asistido sean una opción disponible para la gente en cualquier parte; también que los Gobiernos de cualquier país presten al fin atención a los votantes que, en diferentes consultas electorales, apoyan de manera constante la legalización.
P: En 2004 una película española llamada Mar adentro ganó un Oscar con un tema similar al de su filme The Suicide Tourist, aunque la cinta española no es un documental. Habla de la decisión tomada por Ramón Sampedro de acabar con su vida tras pasar 28 años postrado en una cama. ¿Conocía usted esta película?
R: Me encantó Mar adentro y me inspiró artísticamente. Me sirvió de modelo de la sensibilidad, inteligencia y buen gusto que debe emplearse para tratar una cuestión tan delicada y compleja.
P: ¿Cómo se siente por el hecho de que ciertos medios y tabloides traten de manera sensacionalista un asunto tan serio como la muerte de una persona?
R: Confieso que me han molestado algunas de las críticas que ha recibido la película. En Inglaterra, en un par de casos, me han ofendido sugiriendo que me movía un interés comercial morboso para explotar el suicidio de un hombre. La programación televisiva está llena de todo tipo de violencia inverosímil y muertes nauseabundas en series de ficción, pero cuando la muerte real de un hombre valiente que acaba con su vida de manera serena y pacífica se graba con una cámara, entonces dicen que el director de cine ha ido demasiado lejos. No estoy de acuerdo.
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La emisión ayer en la cadena británica Sky de los últimos momentos de vida del ciudadano estadounidense Craig Ewert, de 59 años, quien afectado de una enfermedad neurológica decidió morir, en 2006, en la clínica suiza Dignitas, ha reavivado el debate internacional sobre la eutanasia y el suicidio asistido. Las imágenes del suicidio de Ewert forman parte del documental Right to die?: The suicide tourist (¿Derecho a morir?: el turista suicida), rodado por el cineasta canadiense John Zaritsky (quien ganó un Oscar en 1982 por otro filme). Zaritsky ha reflexionado vía correo electrónico para ELPAÍS.com sobre la polémica suscitada por su película.
Pregunta: ¿Qué le diría a la gente que considera que la eutanasia es un crimen?
Respuesta: La eutanasia no puede considerarse un crimen siempre que ciertas condiciones se cumplan. El paciente debe estar en poder de sus facultades y tener pleno conocimiento de su enfermedad. Debe tomar la decisión de acabar con su vida voluntariamente, sin coacciones ni presiones de ningún tipo. La persona que practique la eutanasia o ayude en un suicidio no debe beneficiarse de esa muerte.
P: ¿Por qué decidió rodar una película sobre este tema?
R: Tomé la decisión por un caso controvertido que sucedió en Estados Unidos hace tres años. El marido de una mujer que llevaba años en coma quería que le fueran retirados los elementos de soporte vital y, así, que pudiera morir tal y como ella deseaba. Me indignó y disgustó de tal manera la oposición de la derecha cristiana, incluido el presidente George W. Bush, que sentí que era importante llevar a la audiencia la experiencia profunda de un hombre que decide acabar con su vida. Tras contar los últimos cuatro días en la vida de un estadounidense [Craig Ewert] con una grave dolencia neurológica, creía que el filme era un importante documento sobre el proceso de la muerte; un documento que ambas partes del debate pueden ver para aclarar sus ideas.
P: ¿Cree que su película va ayudar a la causa de otra gente que se encuentra en circunstancias similares a las de Craig Ewert?
R: Así lo espero, la verdad. Creo que cualquiera con una enfermedad terminal debe tener el derecho a acabar con su vida. Espero que la película suponga un cambio, y que la eutanasia y el suicidio asistido sean una opción disponible para la gente en cualquier parte; también que los Gobiernos de cualquier país presten al fin atención a los votantes que, en diferentes consultas electorales, apoyan de manera constante la legalización.
P: En 2004 una película española llamada Mar adentro ganó un Oscar con un tema similar al de su filme The Suicide Tourist, aunque la cinta española no es un documental. Habla de la decisión tomada por Ramón Sampedro de acabar con su vida tras pasar 28 años postrado en una cama. ¿Conocía usted esta película?
R: Me encantó Mar adentro y me inspiró artísticamente. Me sirvió de modelo de la sensibilidad, inteligencia y buen gusto que debe emplearse para tratar una cuestión tan delicada y compleja.
P: ¿Cómo se siente por el hecho de que ciertos medios y tabloides traten de manera sensacionalista un asunto tan serio como la muerte de una persona?
R: Confieso que me han molestado algunas de las críticas que ha recibido la película. En Inglaterra, en un par de casos, me han ofendido sugiriendo que me movía un interés comercial morboso para explotar el suicidio de un hombre. La programación televisiva está llena de todo tipo de violencia inverosímil y muertes nauseabundas en series de ficción, pero cuando la muerte real de un hombre valiente que acaba con su vida de manera serena y pacífica se graba con una cámara, entonces dicen que el director de cine ha ido demasiado lejos. No estoy de acuerdo.
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