Una joven y transgresora compañía teatral trabaja en un montaje de una obra sobre las causas y los responsables de la crisis de la deuda y sobre cómo la sociedad de consumo está tragando con lo que ellos consideran inaceptable. Durante los ensayos, sus cuatro protagonistas, un chico y tres chicas, toman conciencia de la dificultad de analizar un fenómeno tan complejo y entran en una crisis de identidad moral y artística que acabará enfrentándoles. Esta es la sinopsis deInterferències, la película que se ha presentado este martes y que se estrenará el próximo fin de semana en los cines Alexandra y Girona de Barcelona, donde estará, por lo menos, hasta el día 24. Se trata, además, de la primera película de ficción que se estrena en el cine e Internet con licencia CreativeCommons. Esto es, cualquiera la podrá distribuir, siempre que no sea con finalidad comercial.
¿Y por qué Interferències? "Por las interferencias que el poder político y económico tiene sobre la vida de la gente y como sus decisiones afectan en nuestras vidas", responde Iolanda Fresnillo, del Observatorio de la Deuda, el centro de investigación que ha impulsado la película junto a la Fundación Quepo. Con la palabra interferencias juegan también los promotores de la película para destacar que se estrenará en la recta, rectísima final de la campaña electoral, este mismo viernes. Porque el largo, de 74 minutos, "pone encima de la mesa denuncias concretas sobre la acción irresponsable, incluso ilegal, de empresas, gobiernos e instituciones internacionales", advierte Fresnillo, quien pone como ejemplo a empresas como Zara o Unión Fenosa o empresarios como Antoni Brufau o Emilio Botín.
Interferències es una película de rabiosa actualidad, hasta el punto de que sus propios creadores explican que el movimiento 15-M estalló coincidiendo con el inicio del rodaje. Algo angustiante, con un alto contenido político y muy clara, la película muestra a los actores Maria Ribera, Anna Casas, Cecilia Ligorio y Rodrigo García Olza -cuyos personajes en el filme utilizan sus nombres de pila?en un lenguaje coloquial, fruto de un trabajo de improvisación durante los ensayos, en el que a veces transformaron los diálogos del guión. La película es un proyecto abierto y compartido, cuyos impulsores recuerdan que ha sido posible gracias a la colaboración de más de 150 profesionales del cine, empresas del sector audiovisual, entidades sociales e instituciones públicas.
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