La arquitectura popular aragonesa, en peligro por los ladrones de tejas MARIANO GARCÍA. ZARAGOZA 14/12/2010 a las 06:00
Bandas organizadas expolian todo tipo de construcciones y 'desnudan' su cubierta. Una vez a merced de la lluvia, los edificios se arruinan en corto espacio de tiempo.
foto: Paridera grande en Pina, dividida en dos corrales. Grana superficie de tejado expoliado, aunque curiosamente se han respetado las tejas de la caseta del pastor que, al no ser hechas a mano, no resultan interesantes a los expoliadores. JLO
Suelen calcular sus golpes con precisión, e incluso aprovechan la luna llena para tener visibilidad y no despertar sospechas. Bandas organizadas de ladrones de tejas viejas están diezmando el ámbito rural y, si nadie lo remedia, dentro de diez años en buena parte de Aragón no van a quedar mases, molinos, casetas y parideras que se puedan restaurar.
El objeto de deseo de los ladrones es la teja árabe vieja, empleada en restauración y en construcciones rurales. Es codiciada, aparte de por razones estéticas, porque el paso del tiempo sella los poros naturales de la cerámica y la hacen más impermeable. Además, la teja vieja lo es porque ha sobrevivido a varias heladas, lo que prueba su perdurabilidad.
"Se la están llevando de todos los mases -apunta Pablo Fanlo, guarda del coto de caza de Pina de Ebro, zona muy castigada por los expoliadores-. Esto ha pasado siempre, pero en los últimos meses, por la crisis, se ha convertido en un problema muy serio. Hace menos de quince días se denunció a la Guardia Civil el robo de 6.000 tejas de dos mases y una paridera".
Los robos que se denuncian son solo la punta del iceberg, porque muchos edificios están abandonados y sus dueños no se toman la molestia de denunciar.
Luego, las tejas robadas se utilizan en la construcción o restauración de viviendas, en principio de Aragón. Aunque no se puede descartar que vayan a Cataluña, o incluso a Francia, ya que en 1985 se detuvo en Somport un camión que iba a exportarlas ilegalmente.
El precio, a la baja
Un tejado de 150 metros cuadrados tiene unas 3.000 tejas. Tiempo atrás estas se pagaban en algunos puntos a casi a un euro, pero la crisis y la 'oferta' creciente han reducido su precio prácticamente a un tercio. Existe una parte legal del negocio (cuando los legítimos propietarios venden sus tejas a los comerciantes del ramo), pero la nociva es la parte ilegal, ahora cada vez más frecuente.
El problema es muy preocupante en la provincia de Zaragoza, especialmente en las localidades cercanas a la capital y en toda la comarca de los Monegros, pero es extensivo a todo Aragón. Quizá menos en Huesca. "De teja árabe sí que ha habido algún robo, lo que pasa es que en mi zona hay poca -explica Carlos Tarazona, agente forestal de Sabiñánigo-. Lo que se llevan básicamente es losa, principalmente en el Sobrepuerto".
Para Fernando Zorrilla, agente forestal en Alcañiz, el problema no es nuevo. "Cada cierto tiempo se producen noticias de este tipo".
Pero en los Monegros la cosa pinta peor. "Aunque existan bandas organizadas, debe haber un poco de todo. Yo el año pasado cogí a uno que iba solo y que estaba cargando tejas en el maletero de su Ford Mondeo. Y ¿cuántas caben allí? No más de 150", señala Pablo Fando. Y añade: "Da hasta la sensación de que actúan sobre pedido, y que la cosa va rápida. Buscan, encuentran, se las llevan y las utilizan. Creo que ni siquiera llegan a estar almacenadas".
Fernando Martín, presidente de la sociedad de cazadores de Pina, aún va más allá. "Lo de las tejas es muy grave, pero es que se están llevando además todo lo que sea de metal o pueda ser reaprovechado. Hay quien ha sugerido que pintemos las tejas para que así no se las lleven, pero me parece una medida extrema. En cualquier caso, para cuando se cree el parque natural de Monegros no quedará ni una sola masía en pie".
Martín elaboró en 2007 un proyecto de Guarderío Rural, del que llegó a hacerse una prueba piloto, con dos guardas de campo. Dio sus frutos, mejoró la seguridad. Pero ahí quedó todo.
Bandas organizadas expolian todo tipo de construcciones y 'desnudan' su cubierta. Una vez a merced de la lluvia, los edificios se arruinan en corto espacio de tiempo.
foto: Paridera grande en Pina, dividida en dos corrales. Grana superficie de tejado expoliado, aunque curiosamente se han respetado las tejas de la caseta del pastor que, al no ser hechas a mano, no resultan interesantes a los expoliadores. JLO
Suelen calcular sus golpes con precisión, e incluso aprovechan la luna llena para tener visibilidad y no despertar sospechas. Bandas organizadas de ladrones de tejas viejas están diezmando el ámbito rural y, si nadie lo remedia, dentro de diez años en buena parte de Aragón no van a quedar mases, molinos, casetas y parideras que se puedan restaurar.
El objeto de deseo de los ladrones es la teja árabe vieja, empleada en restauración y en construcciones rurales. Es codiciada, aparte de por razones estéticas, porque el paso del tiempo sella los poros naturales de la cerámica y la hacen más impermeable. Además, la teja vieja lo es porque ha sobrevivido a varias heladas, lo que prueba su perdurabilidad.
"Se la están llevando de todos los mases -apunta Pablo Fanlo, guarda del coto de caza de Pina de Ebro, zona muy castigada por los expoliadores-. Esto ha pasado siempre, pero en los últimos meses, por la crisis, se ha convertido en un problema muy serio. Hace menos de quince días se denunció a la Guardia Civil el robo de 6.000 tejas de dos mases y una paridera".
Los robos que se denuncian son solo la punta del iceberg, porque muchos edificios están abandonados y sus dueños no se toman la molestia de denunciar.
Luego, las tejas robadas se utilizan en la construcción o restauración de viviendas, en principio de Aragón. Aunque no se puede descartar que vayan a Cataluña, o incluso a Francia, ya que en 1985 se detuvo en Somport un camión que iba a exportarlas ilegalmente.
El precio, a la baja
Un tejado de 150 metros cuadrados tiene unas 3.000 tejas. Tiempo atrás estas se pagaban en algunos puntos a casi a un euro, pero la crisis y la 'oferta' creciente han reducido su precio prácticamente a un tercio. Existe una parte legal del negocio (cuando los legítimos propietarios venden sus tejas a los comerciantes del ramo), pero la nociva es la parte ilegal, ahora cada vez más frecuente.
El problema es muy preocupante en la provincia de Zaragoza, especialmente en las localidades cercanas a la capital y en toda la comarca de los Monegros, pero es extensivo a todo Aragón. Quizá menos en Huesca. "De teja árabe sí que ha habido algún robo, lo que pasa es que en mi zona hay poca -explica Carlos Tarazona, agente forestal de Sabiñánigo-. Lo que se llevan básicamente es losa, principalmente en el Sobrepuerto".
Para Fernando Zorrilla, agente forestal en Alcañiz, el problema no es nuevo. "Cada cierto tiempo se producen noticias de este tipo".
Pero en los Monegros la cosa pinta peor. "Aunque existan bandas organizadas, debe haber un poco de todo. Yo el año pasado cogí a uno que iba solo y que estaba cargando tejas en el maletero de su Ford Mondeo. Y ¿cuántas caben allí? No más de 150", señala Pablo Fando. Y añade: "Da hasta la sensación de que actúan sobre pedido, y que la cosa va rápida. Buscan, encuentran, se las llevan y las utilizan. Creo que ni siquiera llegan a estar almacenadas".
Fernando Martín, presidente de la sociedad de cazadores de Pina, aún va más allá. "Lo de las tejas es muy grave, pero es que se están llevando además todo lo que sea de metal o pueda ser reaprovechado. Hay quien ha sugerido que pintemos las tejas para que así no se las lleven, pero me parece una medida extrema. En cualquier caso, para cuando se cree el parque natural de Monegros no quedará ni una sola masía en pie".
Martín elaboró en 2007 un proyecto de Guarderío Rural, del que llegó a hacerse una prueba piloto, con dos guardas de campo. Dio sus frutos, mejoró la seguridad. Pero ahí quedó todo.
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