Dos estudios concluyen que el porno es bueno.
Un artículo del doctor Gad Shaad para el Pscychology Today reúne datos extraídos de diversas tesis y estudios cuyas conclusiones podrían acabar empíricamente y de una vez por todas con la persecución que lleva sufriendo la pornografía desde su mismo nacimiento. Las asociaciones feminazis y los ultraconservadores anti-pornografía podrían tener los días contados. O, al menos, su credibilidad.
Por un lado, el estudio publicado el año pasado por Milton Diamond en el International Journal of Law and Psychiatry, determina que «existe una relación causal inversa entre el aumento de la pornografía y los delitos sexuales», además de que «la mayoría de objeciones al material erótico se generan en base a supuestos daños sociales o morales hacia la mujer cuya causa o efecto jamás han sido demostrados».
Y por el otro, Gert Martin Hald y Neil M. Malamuth llevaron a cabo un estudio en Dinamarca en el que se observó los efectos de la exposición de 688 adultos jóvenes (316 hombres y 372 mujeres) a porno hardcore. Los resultados fueron demoledores: «los participantes notaron que el visionado de pornografía hardcore mejoraba su vida sexual, su habilidades en el sexo y sus percepciones y actitudes con respecto a miembros del género opuesto y la vida en general. Los efectos beneficiosos obtenidos eran estadísticamente significativos en ambos sexos. Y para rematar: había una correlación positiva entre la cantidad de pornografía visionada y el impacto de los beneficios obtenidos, también en ambos sexos. En otras palabras: cuanto más porno veían, más poderosos eran esos beneficios tanto en hombres como mujeres.»
Vía Orgasmatrix
Un artículo del doctor Gad Shaad para el Pscychology Today reúne datos extraídos de diversas tesis y estudios cuyas conclusiones podrían acabar empíricamente y de una vez por todas con la persecución que lleva sufriendo la pornografía desde su mismo nacimiento. Las asociaciones feminazis y los ultraconservadores anti-pornografía podrían tener los días contados. O, al menos, su credibilidad.
Por un lado, el estudio publicado el año pasado por Milton Diamond en el International Journal of Law and Psychiatry, determina que «existe una relación causal inversa entre el aumento de la pornografía y los delitos sexuales», además de que «la mayoría de objeciones al material erótico se generan en base a supuestos daños sociales o morales hacia la mujer cuya causa o efecto jamás han sido demostrados».
Y por el otro, Gert Martin Hald y Neil M. Malamuth llevaron a cabo un estudio en Dinamarca en el que se observó los efectos de la exposición de 688 adultos jóvenes (316 hombres y 372 mujeres) a porno hardcore. Los resultados fueron demoledores: «los participantes notaron que el visionado de pornografía hardcore mejoraba su vida sexual, su habilidades en el sexo y sus percepciones y actitudes con respecto a miembros del género opuesto y la vida en general. Los efectos beneficiosos obtenidos eran estadísticamente significativos en ambos sexos. Y para rematar: había una correlación positiva entre la cantidad de pornografía visionada y el impacto de los beneficios obtenidos, también en ambos sexos. En otras palabras: cuanto más porno veían, más poderosos eran esos beneficios tanto en hombres como mujeres.»
Vía Orgasmatrix
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