Uno de cada cinco zaragozanos sufre mayor nivel de ruido del permitido. El mapa acústico de la ciudad concluye que la principal causa es el tráfico. En algunos edificios se alcanzan incluso los 70 decibelios por la noche, cuando por norma no deberían superarse los 55. NATALIA ASÍN. Zaragoza
Uno de cada cinco zaragozanos sufre por la noche -momento del día más sensible- niveles de ruido por encima de lo permitido, principalmente a causa del tráfico. Es decir, supera los 55 decibelios, el nivel sonoro máximo establecido por normativa. Esta es una de las conclusiones del primer mapa de ruido completo de Zaragoza, que además de analizar la situación acústica de la capital aragonesa, incluidos los barrios rurales, plantea una serie de actuaciones para luchar en el futuro contra este problema.
No obstante, estos datos se refieren a mediciones realizadas en las fachadas de los edificios -el 21,7% supera la barrera establecida- y no en su interior, ya que los resultados varían en función de los sistemas constructivos de los pisos o las medidas adoptadas por cada propietario para combatir el ruido. No en vano, según explicó el director de la Agenda 21 Local, Javier Celma, la percepción de este efecto es "subjetiva", porque a todo el mundo no le afecta igual. "Influye el trabajo, las relaciones familiares, el estado personal, la actitud... Siempre produce insatisfacción", argumentó.
Además de los inmuebles, los cálculos realizados por Labein (la empresa de Bilbao encargada de este proyecto) determinan que el 24% de los edificios considerados como sensibles, es decir, hospitales, colegios, equipamientos deportivos, etc., también superan los decibelios permitidos porque están en vías principales de la ciudad y el 12%, porque están situados cerca de una carretera.
Arterias con mucha circulación
Precisamente, el tráfico es la principal fuente generadora de ruido en Zaragoza. En algunas calles -las que más volumen de vehículos soportan- incluso llegan a superarse los 70 decibelios, sobre todo, en intersecciones con otras vías. Es el caso, por ejemplo, de Gran Vía, Marqués de la Cadena, paseo de María Agustín, la confluencia de la plaza de Europa con el Portillo, Gertrudis Gómez de Avellaneda o Fernando el Católico. En estos casos, es donde más afecta a los ciudadanos, ya que son vías urbanas con numerosas viviendas próximas.
Estos problemas también se producen en las carreteras de acceso, aunque el número de vecinos expuestos es menor ya que hay menos construcciones. Por el contrario, aumenta la superficie municipal afectada. En estas circunstancias, se encontrarían zonas de Casetas, Miralbueno y Garrapinillos por las que atraviesa la N-232; de la avenida de Navarra; de Santa Isabel junto a la avenida principal y la N-II; de Cogullada, cerca de la N-II y la avenida de Cataluña; de Las Fuentes junto al Tercer Cinturón y la carretera de Castellón; y de Vía Ibérica por la N-330.
Pero según el mapa de ruido, además de por zonas, las diferencias sonoras se producen incluso en una misma calle. Las variables que influyen son numerosas. Entre otras, la tipología del asfalto (si es más rugoso produce más decibelios que si es liso), el tipo de circulación, la anchura de la calle, la reverberación de los inmuebles, las fachadas y su diseño... incluso la altura del edificio. Celma puso como ejemplo la calle de Cádiz antes de ser peatonalizada. "Cuando pasaban coches, se producía el efecto túnel y había más ruido en los pisos más altos", contó.
El director de la Agenda 21 Local del Ayuntamiento de Zaragoza señaló que con los coches actuales, el sonido lo produce el rozamiento de las ruedas con el asfalto y no el motor. "Cada vez son más silenciosos", señaló Celma, que, no obstante, aclaró que también incide el modo de conducción y el estado del coche.
Para calcular los niveles sonoros que produce el tráfico, además del número de coches también se tienen en cuenta las condiciones climatológicas, si es una calle en pendiente y la distancia con las fachadas de los edificios. El viento es uno de los factores que también influye, ya que propaga el sonido.
Además del tráfico hay otras causas que provocan más ruido en Zaragoza. Es el caso de la industria, que supone apenas el 0,3%. Entre las zonas más afectadas, se encuentra el barrio del Picarral o el de Montañana. No obstante, las empresas trabajan cada vez más por reducir estos focos acústicos. La concejal de Medio Ambiente, Lola Campos, explicó que estudian medidas en esta línea. Por ejemplo, se está analizando la posibilidad de crear un nuevo acceso a las empresas del Picarral junto a las vías del tren para sacar 200 camiones diarios del barrio.
Por su parte, la incidencia del tren (apenas un 1,6%) ha disminuido y solo se concentra en edificios muy próximos a las vías del ferrocarril, como Miralbueno o Utebo. Pero, según el mapa del ruido, estos dos factores "no constituyen focos de ruido de incidencia acústica destacable, salvo situaciones concretas".
En el documento también se analizan las zonas tranquilas de la ciudad y recomienda preservarlas para evitar su empeoramiento. Entre estas incluye parques como el de Primo de Rivera, el de Oliver, el de Valdespartera, los Pinares de Venecia, el Tío Jorge, el Galacho de Juslibol o la desembocadura del Gállego. En prácticamente ninguno se superan los cinco decibelios, salvo en el Tío Jorge que se alcanzan los diez por la proximidad con vías de un alto volumen de vehículos (Valle de Broto o la avenida de los Pirineos).
Entre las calles menos ruidosas, destacan, principalmente, las que se encuentran en fondos de saco, en los barrios. Esto es, las que no tienen salida y solo circulan los residentes de los edificios más próximos. Disponen de numerosos aparcamientos. Son un ejemplo las adyacentes de la avenida de María Zambrano, en el Actur, o algunas de La Bombarda. En este caso, el diseño urbanístico contribuye a reducir los niveles sonoros.
A partir de este diagnóstico, que se realizó durante dos años con mediciones fachada por fachada, el documento marca como objetivos básicos la integración del factor ruido en la gestión municipal, mejorar la calidad acústica con análisis específicos de las actuaciones futuras y salvaguardar los espacios más tranquilos. "Es una foto fija de Zaragoza desde el ruido", describió Lola Campos, que destacó que "este elemento se debe tener en cuenta a la hora de diseñar la ciudad, que no se haga solo desde un punto de vista urbanístico y estético, sino también medioambiental". La metodología utilizada ha sido pionera y se está exportando a otras ciudades.
Un manual de buenas prácticas
Una de las primeras medidas que ya está en marcha es la elaboración de un manual de buenas prácticas para los servicios municipales. Lo que se pretende es que en los nuevos proyectos urbanísticos se incluyan ya soluciones contra el ruido y no haya que esperar a las quejas vecinales.
Una de las actuaciones más importante y que más impacto va a tener en los niveles de ruido de la ciudad será la puesta en funcionamiento del plan intermodal en los próximos años, que combate precisamente su principal causa: el tráfico en las vías urbanas. Deberán tomarse medidas también en las carreteras. En algunas de ellas, como la A-2, se están colocando pantallas acústicas.
* En el centro de Zaragoza hace más calor
LA PRESENCIA DE UNA “ISLA DE CALOR”EN EL CENTRO DE ZARAGOZA ES LA MODIFICACIÓN MÁS CLARA DE LA INCIDENCIA DE LA ACTIVIDAD CIUDADANA SOBRE EL CLIMA URBANO
/noticias.info/ • Los cambios de temperatura y humedad,según el estudio realizado conjuntamente por el Ayuntamiento de Zaragoza y la Universidad de Zaragoza para la elaboración del Mapa Térmico de la Ciudad,se deben esencialmente a la abundancia de combustiones urbanas,mayor almacenamiento de la energía solar,menor pérdida de calor y disminución de la evaporación
• Las conclusiones del estudio son importantes de cara a la planificación urbanística de Zaragoza,ya que los planteamientos pueden repercutir,positiva o negativamente,en la calidad del aire,en el confort climático y hasta en la salud de sus habitantes
Zaragoza mantiene diferencias de temperaturas y humedad,bastante notables entre lo que es el centro urbano de la ciudad y su entorno rural más próximo.El fenómeno denominado “isla de calor” urbano”es la modificación más clara provocada por la actividad ciudadana sobre el clima,causada esencialmente por la abundancia de combustiones urbanas,mayor almacenamiento de la energía solar,menor pérdida de calor y disminución de la evaporación.
Estas son algunas de la conclusiones del estudio sobre los efectos que el espacio urbano tiene sobre el clima,que se ha llevado a cabo en base al convenio firmado entre el Ayuntamiento de Zaragoza y la Universidad de Zaragoza,y que posibilitará la elaboración del Mapa Térmico de la Ciudad. El análisis de los datos manejados permite constatar que las temperaturas descienden cada vez menos,y que la densidad de las construcciones,la reflectividad de los materiales empleados,la topografía,la presencia de zonas verdes y los flujos de vientos son elementos que inciden directamente en las variaciones climáticas de nuestra ciudad.En términos generales el estudio describe a Zaragoza como una ciudad con mucha actividad económica,bajo porcentaje de superficie verde sobre la superficie total urbanizada y clima contrastado de inviernos fríos que se combaten con calefacción generalizada.
Las conclusiones de este estudio se consideran también importantes de cara a la planificación urbanística de la ciudad.Según se pone de relieve,tanto la vegetación como los edificios son aspectos perfectamente controlables,y su presencia,ya sea por su escasez por masividad,pueden repercutir,positiva o negativamente,en la calidad del aire,en el confort climático y hasta en la salud de los habitantes de la ciudad.Sobre alguno de estos factores,los denominados urbanos,se puede intervenir directamente,y la acción de los demás,por ejemplo el viento,puede ser mitigada e incluso modificada si se conocen con detalle sus efectos. Según se recoge en el estudio,estos cambios climáticos,causados por algunos de los elementos que configuran la ciudad,comienzan a ser ya una constante en los últimos años.Los inviernos se van distinguiendo por su relativa suavidad,pero paradójicamente,las olas de frío han destacado,últimamente,por su intensidad (enero de 2002).Lo mismo sucede con los veranos,que si bien no se han distinguido por sus altas temperaturas,por otra parte han registrado fuertes olas de calor que,como las de los meses de junio y julio de este año 2003 han batido récords tanto de frecuencia como de permanencia.
“Isla de calor”en la zona centro
En cuanto a cambios térmicos,el estudio destaca la “isla de calor”como el fenómeno más llamativo que se registra en la ciudad.
Las temperaturas máximas de esta “isla de calor”se localizan predominantemente en la zona centro,en la margen derecha del río Ebro,y disminuyen de modo progresivo hacia la periferia de Zaragoza,con descensos más rápidos hacia el Suroeste,Sur y Norte de la ciudad.
Coso-Plaza España,con dirección hacia la Avenida de Madrid,Gran Vía Avenida Goya y zonas próximas a la intersección entre el Camino de las Torres y Miguel Servet,son,según se refleja en este estudio,los espacios más calurosos de Zaragoza,pero la temperatura desciende a medida que nos alejamos de estos sectores.
Así,se registran temperaturas más frescas en la prolongación de la Avenida Gómez Laguna,Montecanal,carretera de Valencia,montes de Torrero, Miralbueno-barrio Oliver-Valdefierro y Juslibol-Academia General Militar-Parque Goya,y también,como es lógico,en los grandes parques y jardines urbanos,en especial en el Parque Primo de Rivera y Parque del Tío Jorge.
Estas diferencias quedan reflejadas perfectamente,como ejemplo,el día 26 de julio de 2001,fecha en la que se observa en la zona del Coso una temperatura de 27,8º C,mientras que en Torrero se registraba 22,8ºC.
Respecto a la periferia urbana,Santa Isabel,Huerta de Las Fuentes y carretera de Castellón,son zonas más cálidas con temperaturas próximas a las que se dan en zonas urbanas;temperaturas más inferiores se registran en otros barrios como Juslibol,la huerta de la Almozara,entorno de Montecanal-Feria de Muestras y Montes de Torrero.
El agua y el viento
El centro de la ciudad y las grandes avenidas como la de Madrid,el Coso, Camino de las Torres o Miguel Servet,además de ser enclave de la “isla de calor” conforman también una verdadera "isla de sequedad".
En estos sectores la humedad es más baja detectándose la misma tendencia centro-periferia que se observan con respecto a las temperaturas,con el aumento de humedad a medida que nos alejamos del núcleo urbano.En este caso,las grandes superficies arboladas de los parques y jardines,como son Miraflores, parque Tío Jorge o Primo de Rivera,poseen ambientes más húmedos que contrastan con las superficies edificadas de su entorno.
Junto a los elementos temperatura-humedad,el clima de Zaragoza viene también determinado por el cierzo (noroeste)y el bochorno (sureste)Tanto por su frecuencia como por su intensidad,estos vientos imprimen caracteres muy particulares al clima urbano de la capital.
Así,cuando sopla el cierzo las temperaturas máximas se mueven hacia el este.
En estas ocasiones las zonas tradicionalmente más cálidas del barrio de Las Delicias,Centro o Coso pierden temperatura,que sube en el sector de Las Fuentes y Bajo Aragón,donde se localizan en ese momento los valores térmicos más altos.
La diferencia con los barrios occidentales,como Valdefierro,Oliver o Miralbueno se hace patente,y de manera especial con los sectores más abiertos a la influencia del viento,como son la Almozara o Juslibol,donde se experimenta un marcado descenso térmico.
La situación cambia cuando sobre Zaragoza sopla viento de bochorno.En estos casos la isla térmica es empujada en dirección hacia el oeste y la zona Centro, Delicias,Almozara y Valdefierro son las más cálidas.Alrededor de ellas,y dibujando una forma típica de herradura,las temperaturas disminuyen hacia los barrios más periféricos del Este de Zaragoza:Santa Isabel,Vadorrey,Bajo Aragón y Torrero-La Paz.
En base a los datos recogidos por el estudio,en términos generales,se puede decir que nuestra ciudad muestra cierto recalentamiento en la zona centro,un aumento de variabilidad en las temperaturas y un incremento en las diferencias de temperaturas entre la ciudad y su entorno que dan lugar a distintos niveles de bienestar entre los barrios.
Uno de cada cinco zaragozanos sufre por la noche -momento del día más sensible- niveles de ruido por encima de lo permitido, principalmente a causa del tráfico. Es decir, supera los 55 decibelios, el nivel sonoro máximo establecido por normativa. Esta es una de las conclusiones del primer mapa de ruido completo de Zaragoza, que además de analizar la situación acústica de la capital aragonesa, incluidos los barrios rurales, plantea una serie de actuaciones para luchar en el futuro contra este problema.
No obstante, estos datos se refieren a mediciones realizadas en las fachadas de los edificios -el 21,7% supera la barrera establecida- y no en su interior, ya que los resultados varían en función de los sistemas constructivos de los pisos o las medidas adoptadas por cada propietario para combatir el ruido. No en vano, según explicó el director de la Agenda 21 Local, Javier Celma, la percepción de este efecto es "subjetiva", porque a todo el mundo no le afecta igual. "Influye el trabajo, las relaciones familiares, el estado personal, la actitud... Siempre produce insatisfacción", argumentó.
Además de los inmuebles, los cálculos realizados por Labein (la empresa de Bilbao encargada de este proyecto) determinan que el 24% de los edificios considerados como sensibles, es decir, hospitales, colegios, equipamientos deportivos, etc., también superan los decibelios permitidos porque están en vías principales de la ciudad y el 12%, porque están situados cerca de una carretera.
Arterias con mucha circulación
Precisamente, el tráfico es la principal fuente generadora de ruido en Zaragoza. En algunas calles -las que más volumen de vehículos soportan- incluso llegan a superarse los 70 decibelios, sobre todo, en intersecciones con otras vías. Es el caso, por ejemplo, de Gran Vía, Marqués de la Cadena, paseo de María Agustín, la confluencia de la plaza de Europa con el Portillo, Gertrudis Gómez de Avellaneda o Fernando el Católico. En estos casos, es donde más afecta a los ciudadanos, ya que son vías urbanas con numerosas viviendas próximas.
Estos problemas también se producen en las carreteras de acceso, aunque el número de vecinos expuestos es menor ya que hay menos construcciones. Por el contrario, aumenta la superficie municipal afectada. En estas circunstancias, se encontrarían zonas de Casetas, Miralbueno y Garrapinillos por las que atraviesa la N-232; de la avenida de Navarra; de Santa Isabel junto a la avenida principal y la N-II; de Cogullada, cerca de la N-II y la avenida de Cataluña; de Las Fuentes junto al Tercer Cinturón y la carretera de Castellón; y de Vía Ibérica por la N-330.
Pero según el mapa de ruido, además de por zonas, las diferencias sonoras se producen incluso en una misma calle. Las variables que influyen son numerosas. Entre otras, la tipología del asfalto (si es más rugoso produce más decibelios que si es liso), el tipo de circulación, la anchura de la calle, la reverberación de los inmuebles, las fachadas y su diseño... incluso la altura del edificio. Celma puso como ejemplo la calle de Cádiz antes de ser peatonalizada. "Cuando pasaban coches, se producía el efecto túnel y había más ruido en los pisos más altos", contó.
El director de la Agenda 21 Local del Ayuntamiento de Zaragoza señaló que con los coches actuales, el sonido lo produce el rozamiento de las ruedas con el asfalto y no el motor. "Cada vez son más silenciosos", señaló Celma, que, no obstante, aclaró que también incide el modo de conducción y el estado del coche.
Para calcular los niveles sonoros que produce el tráfico, además del número de coches también se tienen en cuenta las condiciones climatológicas, si es una calle en pendiente y la distancia con las fachadas de los edificios. El viento es uno de los factores que también influye, ya que propaga el sonido.
Además del tráfico hay otras causas que provocan más ruido en Zaragoza. Es el caso de la industria, que supone apenas el 0,3%. Entre las zonas más afectadas, se encuentra el barrio del Picarral o el de Montañana. No obstante, las empresas trabajan cada vez más por reducir estos focos acústicos. La concejal de Medio Ambiente, Lola Campos, explicó que estudian medidas en esta línea. Por ejemplo, se está analizando la posibilidad de crear un nuevo acceso a las empresas del Picarral junto a las vías del tren para sacar 200 camiones diarios del barrio.
Por su parte, la incidencia del tren (apenas un 1,6%) ha disminuido y solo se concentra en edificios muy próximos a las vías del ferrocarril, como Miralbueno o Utebo. Pero, según el mapa del ruido, estos dos factores "no constituyen focos de ruido de incidencia acústica destacable, salvo situaciones concretas".
En el documento también se analizan las zonas tranquilas de la ciudad y recomienda preservarlas para evitar su empeoramiento. Entre estas incluye parques como el de Primo de Rivera, el de Oliver, el de Valdespartera, los Pinares de Venecia, el Tío Jorge, el Galacho de Juslibol o la desembocadura del Gállego. En prácticamente ninguno se superan los cinco decibelios, salvo en el Tío Jorge que se alcanzan los diez por la proximidad con vías de un alto volumen de vehículos (Valle de Broto o la avenida de los Pirineos).
Entre las calles menos ruidosas, destacan, principalmente, las que se encuentran en fondos de saco, en los barrios. Esto es, las que no tienen salida y solo circulan los residentes de los edificios más próximos. Disponen de numerosos aparcamientos. Son un ejemplo las adyacentes de la avenida de María Zambrano, en el Actur, o algunas de La Bombarda. En este caso, el diseño urbanístico contribuye a reducir los niveles sonoros.
A partir de este diagnóstico, que se realizó durante dos años con mediciones fachada por fachada, el documento marca como objetivos básicos la integración del factor ruido en la gestión municipal, mejorar la calidad acústica con análisis específicos de las actuaciones futuras y salvaguardar los espacios más tranquilos. "Es una foto fija de Zaragoza desde el ruido", describió Lola Campos, que destacó que "este elemento se debe tener en cuenta a la hora de diseñar la ciudad, que no se haga solo desde un punto de vista urbanístico y estético, sino también medioambiental". La metodología utilizada ha sido pionera y se está exportando a otras ciudades.
Un manual de buenas prácticas
Una de las primeras medidas que ya está en marcha es la elaboración de un manual de buenas prácticas para los servicios municipales. Lo que se pretende es que en los nuevos proyectos urbanísticos se incluyan ya soluciones contra el ruido y no haya que esperar a las quejas vecinales.
Una de las actuaciones más importante y que más impacto va a tener en los niveles de ruido de la ciudad será la puesta en funcionamiento del plan intermodal en los próximos años, que combate precisamente su principal causa: el tráfico en las vías urbanas. Deberán tomarse medidas también en las carreteras. En algunas de ellas, como la A-2, se están colocando pantallas acústicas.
* En el centro de Zaragoza hace más calor
LA PRESENCIA DE UNA “ISLA DE CALOR”EN EL CENTRO DE ZARAGOZA ES LA MODIFICACIÓN MÁS CLARA DE LA INCIDENCIA DE LA ACTIVIDAD CIUDADANA SOBRE EL CLIMA URBANO
/noticias.info/ • Los cambios de temperatura y humedad,según el estudio realizado conjuntamente por el Ayuntamiento de Zaragoza y la Universidad de Zaragoza para la elaboración del Mapa Térmico de la Ciudad,se deben esencialmente a la abundancia de combustiones urbanas,mayor almacenamiento de la energía solar,menor pérdida de calor y disminución de la evaporación
• Las conclusiones del estudio son importantes de cara a la planificación urbanística de Zaragoza,ya que los planteamientos pueden repercutir,positiva o negativamente,en la calidad del aire,en el confort climático y hasta en la salud de sus habitantes
Zaragoza mantiene diferencias de temperaturas y humedad,bastante notables entre lo que es el centro urbano de la ciudad y su entorno rural más próximo.El fenómeno denominado “isla de calor” urbano”es la modificación más clara provocada por la actividad ciudadana sobre el clima,causada esencialmente por la abundancia de combustiones urbanas,mayor almacenamiento de la energía solar,menor pérdida de calor y disminución de la evaporación.
Estas son algunas de la conclusiones del estudio sobre los efectos que el espacio urbano tiene sobre el clima,que se ha llevado a cabo en base al convenio firmado entre el Ayuntamiento de Zaragoza y la Universidad de Zaragoza,y que posibilitará la elaboración del Mapa Térmico de la Ciudad. El análisis de los datos manejados permite constatar que las temperaturas descienden cada vez menos,y que la densidad de las construcciones,la reflectividad de los materiales empleados,la topografía,la presencia de zonas verdes y los flujos de vientos son elementos que inciden directamente en las variaciones climáticas de nuestra ciudad.En términos generales el estudio describe a Zaragoza como una ciudad con mucha actividad económica,bajo porcentaje de superficie verde sobre la superficie total urbanizada y clima contrastado de inviernos fríos que se combaten con calefacción generalizada.
Las conclusiones de este estudio se consideran también importantes de cara a la planificación urbanística de la ciudad.Según se pone de relieve,tanto la vegetación como los edificios son aspectos perfectamente controlables,y su presencia,ya sea por su escasez por masividad,pueden repercutir,positiva o negativamente,en la calidad del aire,en el confort climático y hasta en la salud de los habitantes de la ciudad.Sobre alguno de estos factores,los denominados urbanos,se puede intervenir directamente,y la acción de los demás,por ejemplo el viento,puede ser mitigada e incluso modificada si se conocen con detalle sus efectos. Según se recoge en el estudio,estos cambios climáticos,causados por algunos de los elementos que configuran la ciudad,comienzan a ser ya una constante en los últimos años.Los inviernos se van distinguiendo por su relativa suavidad,pero paradójicamente,las olas de frío han destacado,últimamente,por su intensidad (enero de 2002).Lo mismo sucede con los veranos,que si bien no se han distinguido por sus altas temperaturas,por otra parte han registrado fuertes olas de calor que,como las de los meses de junio y julio de este año 2003 han batido récords tanto de frecuencia como de permanencia.
“Isla de calor”en la zona centro
En cuanto a cambios térmicos,el estudio destaca la “isla de calor”como el fenómeno más llamativo que se registra en la ciudad.
Las temperaturas máximas de esta “isla de calor”se localizan predominantemente en la zona centro,en la margen derecha del río Ebro,y disminuyen de modo progresivo hacia la periferia de Zaragoza,con descensos más rápidos hacia el Suroeste,Sur y Norte de la ciudad.
Coso-Plaza España,con dirección hacia la Avenida de Madrid,Gran Vía Avenida Goya y zonas próximas a la intersección entre el Camino de las Torres y Miguel Servet,son,según se refleja en este estudio,los espacios más calurosos de Zaragoza,pero la temperatura desciende a medida que nos alejamos de estos sectores.
Así,se registran temperaturas más frescas en la prolongación de la Avenida Gómez Laguna,Montecanal,carretera de Valencia,montes de Torrero, Miralbueno-barrio Oliver-Valdefierro y Juslibol-Academia General Militar-Parque Goya,y también,como es lógico,en los grandes parques y jardines urbanos,en especial en el Parque Primo de Rivera y Parque del Tío Jorge.
Estas diferencias quedan reflejadas perfectamente,como ejemplo,el día 26 de julio de 2001,fecha en la que se observa en la zona del Coso una temperatura de 27,8º C,mientras que en Torrero se registraba 22,8ºC.
Respecto a la periferia urbana,Santa Isabel,Huerta de Las Fuentes y carretera de Castellón,son zonas más cálidas con temperaturas próximas a las que se dan en zonas urbanas;temperaturas más inferiores se registran en otros barrios como Juslibol,la huerta de la Almozara,entorno de Montecanal-Feria de Muestras y Montes de Torrero.
El agua y el viento
El centro de la ciudad y las grandes avenidas como la de Madrid,el Coso, Camino de las Torres o Miguel Servet,además de ser enclave de la “isla de calor” conforman también una verdadera "isla de sequedad".
En estos sectores la humedad es más baja detectándose la misma tendencia centro-periferia que se observan con respecto a las temperaturas,con el aumento de humedad a medida que nos alejamos del núcleo urbano.En este caso,las grandes superficies arboladas de los parques y jardines,como son Miraflores, parque Tío Jorge o Primo de Rivera,poseen ambientes más húmedos que contrastan con las superficies edificadas de su entorno.
Junto a los elementos temperatura-humedad,el clima de Zaragoza viene también determinado por el cierzo (noroeste)y el bochorno (sureste)Tanto por su frecuencia como por su intensidad,estos vientos imprimen caracteres muy particulares al clima urbano de la capital.
Así,cuando sopla el cierzo las temperaturas máximas se mueven hacia el este.
En estas ocasiones las zonas tradicionalmente más cálidas del barrio de Las Delicias,Centro o Coso pierden temperatura,que sube en el sector de Las Fuentes y Bajo Aragón,donde se localizan en ese momento los valores térmicos más altos.
La diferencia con los barrios occidentales,como Valdefierro,Oliver o Miralbueno se hace patente,y de manera especial con los sectores más abiertos a la influencia del viento,como son la Almozara o Juslibol,donde se experimenta un marcado descenso térmico.
La situación cambia cuando sobre Zaragoza sopla viento de bochorno.En estos casos la isla térmica es empujada en dirección hacia el oeste y la zona Centro, Delicias,Almozara y Valdefierro son las más cálidas.Alrededor de ellas,y dibujando una forma típica de herradura,las temperaturas disminuyen hacia los barrios más periféricos del Este de Zaragoza:Santa Isabel,Vadorrey,Bajo Aragón y Torrero-La Paz.
En base a los datos recogidos por el estudio,en términos generales,se puede decir que nuestra ciudad muestra cierto recalentamiento en la zona centro,un aumento de variabilidad en las temperaturas y un incremento en las diferencias de temperaturas entre la ciudad y su entorno que dan lugar a distintos niveles de bienestar entre los barrios.
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