Javier Urra: "Veo muchos niños atontados, sin voluntad, sin esfuerzo". Javier Urra es ex defensor del Menor en España y una de las personas más reputadas a la hora de hablar de educación y de menores en España. Optimista por naturaleza, cree en los jóvenes actuales, en los que confía, aunque insiste en que es necesario enseñarles que también tienen deberes y que no se debe caer en la autocomplaciencia en materia educativa. 09/03/2008 MICHEL VALLÉS
--¿Por qué es necesario el Defensor del Menor? --Porque hay niños que sufren, que son maltratados, y porque esta es una sociedad en la que, queriendo mucho a los niños en todos los sentidos, a veces se hace todo para los niños, pero no desde los niños. Y les hacía falta un portavoz. Madrid no tiene un Justicia de Aragón y era una figura necesaria. Ahora que ya no lo soy, y eso me da cierta distancia, creo que precisa la figura del Defensor del Menor. Defensor de sus derechos y sus deberes, no para crear una burbuja a su alrededor. Digo esto porque veo en España muchos niños atontados, sin esfuerzo, sin voluntad, siempre en el pediatra. Hemos creado una sociedad de hijos únicos, hijos solos y debiéramos resituarlos.
--¿Qué quiere transmitir a los padres? --Llevo casi 30 años en el ámbito de la justicia de menores. He trabajado con chicos muy conflictivos, con violadores, con homicidas de todo tipo. Y mi sensación es que todo está en la educación. La palanca que mueve el mundo es la educación en los primeros años de vida, la educación de uno mismo, desde el lenguaje interior. Y luego quiero hablarles también de los límites. Los padres tienen que ser adultos, poner normas, enseñar a aceptar la frustración, pero siempre partiendo del cariño.
--¿Los padres educan bien? --La mayoría sí, pero quien no sabe educar genera un gran problema y un gran dolor social.
--¿No se ha sabido poner límites? --Sí. La gran mayoría de padres. Yo lo soy y lo he hecho. Pero algunos no lo hacen, no quieren, porque es más cómodo, más cobarde. Hay muchos padres light, muchos padres missing. Y hay chavales que jamás han escuchado un no. Eso es preocupante. España es un país nuevo rico y a los chicos les cuesta mucho ponerse del lado de los demás. No entienden que el mundo no gira a su alrededor. Y eso es un fallo de la educación.
--¿Y qué papel deben jugar padres y educadores en el entramado social? --Un niño es un ser que evoluciona y ahí están los padres, los profesores, los medios de comunicación. Pero también él tiene un protagonismo. No es el futuro, es también presente. Debe conocer la vida tal como es para así evitar la desviación social, la violencia. Debe recibir los estímulos que lo formen y eduquen.
--¿Y en una sociedad cada vez más compleja como esta? --Es compleja pero no problemática. Creo que los medios transmitís una realidad muy distorsionada con relación a los menores. Siempre se habla de juventud y violencia, anorexia, botellón. Eso es lo que vende.
--¿Esa parte que reflejamos los medios es una minoría? --Los jóvenes conflictivos son minoría. La juventud española es muy poco violenta comparada con la de Francia, por ejemplo, o con mi etapa. Lo que sí es cierto es que son muy irrespetuosos. Hay que transmitir lo bueno. En Zaragoza este año habrá muchos jóvenes que estarán con niños subsaharianos cambiándoles los pañales o dándoles un beso. La sociedad es en su conjunto positiva.
--¿Es importante orientar a los padres en la educación de sus hijos? --Sí, pero en ese sentido estas charlas no sirven para nada, porque los que asisten a estas conferencias están ya concienciados y preocupados. La gente problemática es la que no viene a estas iniciativas. Y esos nos generan distorsión social y problemas y a ellos intentamos llegar.
--¿Qué le parece la Ley del Menor? --Muy buena porque fui uno de los que la elaboró. Debe ser muy positiva porque la aprobaron todos los partidos. Aunque ha habido muchos que la han criticado, nadie la ha cambiado. La ley funciona. Se trabaja muy bien con ella y ha sido beneficiosa para este país. Y Aragón es una de las comunidades que mejor lo está haciendo. Pero la ley se pone en marcha al cometer un delito. Hemos de intentar que no se haga.
--¿Hay que trabajar más en la prevención? --Sí, pero no es cuestión de la ley. No se le puede pedir más de lo que da. Por ejemplo: mejorar los hospitales no va a conllevar que haya menos muertes en la carretera. La Ley se puede mejorar, pero no supondrá menos delitos. La realidad es que hay padres que no saben educar, que no quieren a sus hijos, que no están capacitados; padres que si les diéramos un carnet por puntos, lo perderían. Y allí cuesta intervenir porque parece que lo biológico es muy importante.
--¿Por qué es necesario el Defensor del Menor? --Porque hay niños que sufren, que son maltratados, y porque esta es una sociedad en la que, queriendo mucho a los niños en todos los sentidos, a veces se hace todo para los niños, pero no desde los niños. Y les hacía falta un portavoz. Madrid no tiene un Justicia de Aragón y era una figura necesaria. Ahora que ya no lo soy, y eso me da cierta distancia, creo que precisa la figura del Defensor del Menor. Defensor de sus derechos y sus deberes, no para crear una burbuja a su alrededor. Digo esto porque veo en España muchos niños atontados, sin esfuerzo, sin voluntad, siempre en el pediatra. Hemos creado una sociedad de hijos únicos, hijos solos y debiéramos resituarlos.
--¿Qué quiere transmitir a los padres? --Llevo casi 30 años en el ámbito de la justicia de menores. He trabajado con chicos muy conflictivos, con violadores, con homicidas de todo tipo. Y mi sensación es que todo está en la educación. La palanca que mueve el mundo es la educación en los primeros años de vida, la educación de uno mismo, desde el lenguaje interior. Y luego quiero hablarles también de los límites. Los padres tienen que ser adultos, poner normas, enseñar a aceptar la frustración, pero siempre partiendo del cariño.
--¿Los padres educan bien? --La mayoría sí, pero quien no sabe educar genera un gran problema y un gran dolor social.
--¿No se ha sabido poner límites? --Sí. La gran mayoría de padres. Yo lo soy y lo he hecho. Pero algunos no lo hacen, no quieren, porque es más cómodo, más cobarde. Hay muchos padres light, muchos padres missing. Y hay chavales que jamás han escuchado un no. Eso es preocupante. España es un país nuevo rico y a los chicos les cuesta mucho ponerse del lado de los demás. No entienden que el mundo no gira a su alrededor. Y eso es un fallo de la educación.
--¿Y qué papel deben jugar padres y educadores en el entramado social? --Un niño es un ser que evoluciona y ahí están los padres, los profesores, los medios de comunicación. Pero también él tiene un protagonismo. No es el futuro, es también presente. Debe conocer la vida tal como es para así evitar la desviación social, la violencia. Debe recibir los estímulos que lo formen y eduquen.
--¿Y en una sociedad cada vez más compleja como esta? --Es compleja pero no problemática. Creo que los medios transmitís una realidad muy distorsionada con relación a los menores. Siempre se habla de juventud y violencia, anorexia, botellón. Eso es lo que vende.
--¿Esa parte que reflejamos los medios es una minoría? --Los jóvenes conflictivos son minoría. La juventud española es muy poco violenta comparada con la de Francia, por ejemplo, o con mi etapa. Lo que sí es cierto es que son muy irrespetuosos. Hay que transmitir lo bueno. En Zaragoza este año habrá muchos jóvenes que estarán con niños subsaharianos cambiándoles los pañales o dándoles un beso. La sociedad es en su conjunto positiva.
--¿Es importante orientar a los padres en la educación de sus hijos? --Sí, pero en ese sentido estas charlas no sirven para nada, porque los que asisten a estas conferencias están ya concienciados y preocupados. La gente problemática es la que no viene a estas iniciativas. Y esos nos generan distorsión social y problemas y a ellos intentamos llegar.
--¿Qué le parece la Ley del Menor? --Muy buena porque fui uno de los que la elaboró. Debe ser muy positiva porque la aprobaron todos los partidos. Aunque ha habido muchos que la han criticado, nadie la ha cambiado. La ley funciona. Se trabaja muy bien con ella y ha sido beneficiosa para este país. Y Aragón es una de las comunidades que mejor lo está haciendo. Pero la ley se pone en marcha al cometer un delito. Hemos de intentar que no se haga.
--¿Hay que trabajar más en la prevención? --Sí, pero no es cuestión de la ley. No se le puede pedir más de lo que da. Por ejemplo: mejorar los hospitales no va a conllevar que haya menos muertes en la carretera. La Ley se puede mejorar, pero no supondrá menos delitos. La realidad es que hay padres que no saben educar, que no quieren a sus hijos, que no están capacitados; padres que si les diéramos un carnet por puntos, lo perderían. Y allí cuesta intervenir porque parece que lo biológico es muy importante.
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