miércoles, septiembre 29, 2010

La CHE detecta elevados niveles de herbicidas en varios puntos. La Unión Europea obliga a reducir los plaguicidas en las aguas superficiales

La CHE detecta elevados niveles de herbicidas en varios puntos. La Unión Europea obliga a reducir los plaguicidas en las aguas superficiales.Agricultura estudia aplicar productos alternativos a los fitosanitarios. 20/06/2010 M. NAVARCORENA * Cuatro de los seis puntos rojos se localizan en la comunidad 20/06/2010
La reducción progresiva de la contaminación de los ríos marcada por la Directiva Marco del Agua está obligando no solo a reforzar los controles de calidad, sino a endurecerlos. Y este es el caso de los niveles de plaguicidas de las aguas superficiales. Por primera vez, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) los ha analizado con los nuevos umbrales marcados por Europa, detectando incumplimientos por altas concentraciones de herbicidas en las estaciones del río Flumen (en Sariñena) y Alcanadre (en Ontiñena), y en menor medida en Clamor Amarga (en Zaidín) y el Arba de Luesia (en Tauste). Desde el Departamento de Agricultura y Alimentación estudian ya productos alternativos a los fitosanitarios para cumplir con la normativa europea.
El término plaguicida comprende todos los productos químicos utilizados para destruir o controlar las plagas. "El origen de estos niveles es consecuencia de la drástica disminución de materias activas como consecuencia de la aplicación de los principios uniformes por parte de la Unión Europea. Esto hace que el espectro de productos que el agricultor tiene a su disposición se haya reducido, teniendo que recurrir a la utilización de un mismo herbicida por muchos agricultores, lo que provoca que aumenten sus niveles de residuos como consecuencia de la escorrentía", explica José María Sopeña, director del Centro de Protección Vegetal.

IMPACTO AMBIENTAL
Previendo esta situación, "el Departamento de Agricultura y Alimentación ya viene trabajando y dedicando recursos importantes a la búsqueda de medios de lucha alternativos contra las plagas y a estudiar el comportamiento de estos respecto al medio ambiente, para recomendar los que producen menor impacto ambiental", añade.
El informe anual de la CHE, elaborado por el Área de Calidad de las Aguas, cumple con la Directiva Marco del Agua, que obliga a los estados miembros a establecer estaciones de vigilancia para el control de la contaminación causada por sustancias peligrosas.
En la actualidad son 22 los puntos de toda la cuenca del Ebro sobre los que se toman las muestras, para ser analizadas en el laboratorio, durante los meses de febrero, mayo, junio, julio y septiembre.
"Analizamos alrededor de 32 plaguicidas distintos, siendo los más utilizados el clorpirifós, que son insecticidas agrícolas como los usados en casa contra las hormigas o los mosquitos, y los herbicidas como la atrazina o la terbutilazina", informa Javier Sanromán, jefe del Área de Calidad de las Aguas de la CHE.
Tanto la atrazina como el clorpirifós (y el endosulfán) son plaguicidas identificados por Europa como sustancia prioritaria peligrosa.
"Estudiamos los límites de las concentraciones medias anuales y también las máximas en cada muestra puntual. En general, todos los puntos o se han mantenido o han mejorado, pero hay puntas y medias anuales superiores a las establecidas en algunas zonas", afirma.
Los resultados de los informes del organismo de cuenca se remiten a las comunidades autónomas, que son las competentes para tomar las medidas que estimen oportunas.

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