La Policía Local detiene en Zaragoza al acusado de un crimen en Dinamarca. 06/11/2009 E. BAYONA Lo buscaba Interpol y fue identificado cuando pedía limosna en la calle Delicias. La víctima fue tirada a un fiordo con 80 kilos de plomo en los pies tras estrangularla.
* El fugitivo cambió de imagen en las siete semanas que llevaba huido 06/11/2009
John Knudsen cambió de imagen durante las siete semanas largas que duró su huida. A finales de septiembre, cuando tuvo lugar el crimen, su pelo era moreno, lucía un grueso mostacho de color negro y solía llevar un aro en la oreja izquierda, como puede verse en la fotografia de la izquierda. El individuo al que arrestó la Policía Local en Delicias era rubio, presentaba un bigote fino y no llevaba pendiente. También estaba más delgado que semanas atrás y su tez había adquirido un color más moreno que de costumbre, tostado por el sol. Su aspecto, no obstante, no era desaliñado. Vestía vaqueros y una sudadera de color azul con un lema impreso. En ningún momento perdió la compostura ni mostró nervios y actuó todo el tiempo con educación. Ayer pasó la segunda noche en Jefatura, desde donde debía salir hacia Madrid de madrugada
Una patrulla de la Policía Local puso fin el miércoles a la huida de John Knudsen, un danés de 44 años sospechoso del asesinato de una mujer de 52, Kristen Bay Andersen, que murió estrangulada a finales de septiembre y cuyo cadáver fue arrojado a un fiordo en Jutlandia con un lastre de plomo de 80 kilos de peso atado a los pies.
Los policías pidieron la documentación a Knudsen tras sorprenderlo mendigando poco antes de las cinco de la tarde del miércoles en la calle Delicias. Al comprobar su identidad saltaron las alarmas: sobre él pesaba una orden de búsqueda y captura emitida por Interpol como principal sospechoso del crimen.
El danés fue entregado al Cuerpo Nacional de Policía, que hoy lo pondrá a disposición de la Audiencia Nacional. Está citado para las once de la mañana en el Juzgado Central de Guardia, cuyo magistrado le preguntará si desea ser entregado a su país para ser juzgado o seguir en España.
Knudsen se mostró educado en todo momento, tanto ante la Policía Local --a cuyo arresto no opuso resistencia-- como ante el Cuerpo Nacional de Policía, en cuya comparecencia fue asistido por una intérprete al hablar inglés pero no castellano. No hizo ninguna pregunta. No se interesó por saber si había aparecido el cuerpo ni por ningún dato relacionado con la investigación del asesinato.
EL CRIMEN
El asesinato de Kristen conmocionó el pequeño país nórdico. La mujer fue vista por última vez el 26 de septiembre, tras asistir a una fiesta de la empresa en la que trabajaba en Haderslev, una ciudad de 30.000 habitantes situada en la zona sur de Jutlandia. Algunas personas declararon a la Policía que recordaban que esa noche, tras haber estado tomando unas copas, se fue con Knudsen, un hombre con fama de ligón. Poco después se perdió la pista de ambos.
La búsqueda de la mujer, que tuvo en vilo al país, terminó diez días más tarde, el 6 de octubre, cuando su cadáver fue hallado en el fondo del fiordo de Haderslebener, al que había sido arrojado con un lastre de plomo de ochenta kilos de peso atado a los pies.
PISTAS
Ese objeto y la declaración de varios testigos que aseguraban haber visto por esa misma zona en fechas próximas a la desaparición el pequeño bote que poseía Knudsen pusieron a la Policía danesa tras su pista. La persona que había fabricado esa pieza metálica explicó a los investigadores que la había elaborado para el sospechoso y que este la utilizaba como lastre en su embarcación. Para entonces ya había puesto tierra de por medio. Y así hasta ayer, cuando la Interpol comunicó a la Policía danesa que el fugitivo había sido arrestado en Zaragoza.
John Knudsen había trabajado como camionero hasta hacía unos años. Sin embargo, llevaba tiempo sin que se le conociera ninguna otra ocupación, por lo que pasó a convertirse en lo que en Dinamarca se conoce como un prejubilado en el lenguaje coloquial.
* El fugitivo cambió de imagen en las siete semanas que llevaba huido 06/11/2009
John Knudsen cambió de imagen durante las siete semanas largas que duró su huida. A finales de septiembre, cuando tuvo lugar el crimen, su pelo era moreno, lucía un grueso mostacho de color negro y solía llevar un aro en la oreja izquierda, como puede verse en la fotografia de la izquierda. El individuo al que arrestó la Policía Local en Delicias era rubio, presentaba un bigote fino y no llevaba pendiente. También estaba más delgado que semanas atrás y su tez había adquirido un color más moreno que de costumbre, tostado por el sol. Su aspecto, no obstante, no era desaliñado. Vestía vaqueros y una sudadera de color azul con un lema impreso. En ningún momento perdió la compostura ni mostró nervios y actuó todo el tiempo con educación. Ayer pasó la segunda noche en Jefatura, desde donde debía salir hacia Madrid de madrugada
Una patrulla de la Policía Local puso fin el miércoles a la huida de John Knudsen, un danés de 44 años sospechoso del asesinato de una mujer de 52, Kristen Bay Andersen, que murió estrangulada a finales de septiembre y cuyo cadáver fue arrojado a un fiordo en Jutlandia con un lastre de plomo de 80 kilos de peso atado a los pies.
Los policías pidieron la documentación a Knudsen tras sorprenderlo mendigando poco antes de las cinco de la tarde del miércoles en la calle Delicias. Al comprobar su identidad saltaron las alarmas: sobre él pesaba una orden de búsqueda y captura emitida por Interpol como principal sospechoso del crimen.
El danés fue entregado al Cuerpo Nacional de Policía, que hoy lo pondrá a disposición de la Audiencia Nacional. Está citado para las once de la mañana en el Juzgado Central de Guardia, cuyo magistrado le preguntará si desea ser entregado a su país para ser juzgado o seguir en España.
Knudsen se mostró educado en todo momento, tanto ante la Policía Local --a cuyo arresto no opuso resistencia-- como ante el Cuerpo Nacional de Policía, en cuya comparecencia fue asistido por una intérprete al hablar inglés pero no castellano. No hizo ninguna pregunta. No se interesó por saber si había aparecido el cuerpo ni por ningún dato relacionado con la investigación del asesinato.
EL CRIMEN
El asesinato de Kristen conmocionó el pequeño país nórdico. La mujer fue vista por última vez el 26 de septiembre, tras asistir a una fiesta de la empresa en la que trabajaba en Haderslev, una ciudad de 30.000 habitantes situada en la zona sur de Jutlandia. Algunas personas declararon a la Policía que recordaban que esa noche, tras haber estado tomando unas copas, se fue con Knudsen, un hombre con fama de ligón. Poco después se perdió la pista de ambos.
La búsqueda de la mujer, que tuvo en vilo al país, terminó diez días más tarde, el 6 de octubre, cuando su cadáver fue hallado en el fondo del fiordo de Haderslebener, al que había sido arrojado con un lastre de plomo de ochenta kilos de peso atado a los pies.
PISTAS
Ese objeto y la declaración de varios testigos que aseguraban haber visto por esa misma zona en fechas próximas a la desaparición el pequeño bote que poseía Knudsen pusieron a la Policía danesa tras su pista. La persona que había fabricado esa pieza metálica explicó a los investigadores que la había elaborado para el sospechoso y que este la utilizaba como lastre en su embarcación. Para entonces ya había puesto tierra de por medio. Y así hasta ayer, cuando la Interpol comunicó a la Policía danesa que el fugitivo había sido arrestado en Zaragoza.
John Knudsen había trabajado como camionero hasta hacía unos años. Sin embargo, llevaba tiempo sin que se le conociera ninguna otra ocupación, por lo que pasó a convertirse en lo que en Dinamarca se conoce como un prejubilado en el lenguaje coloquial.
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