Suiza bloqueará el dinero depositado por los dictadores y lo restituirá al Gobierno legítimo 14.09.10 - 00:15 - AGENCIAS | GINEBRA.
El Parlamento suizo dio ayer un importante paso para que el dinero de los dictadores depositado en cuentas del país helvético no pueda ser disfrutado por sus familias o herederos. Para ello, la cámara aprobó una ley que crea un nuevo marco jurídico para que las autoridades puedan confiscar los fondos ilícitos provenientes de regímenes autoritarios de países «frágiles» y posteriormente restituirlos al gobierno legítimo de dicha nación.
La norma salió adelante por 114 votos frente a 49 y el primer país en beneficiarse de ella será Haití, que recibirá casi 4,5 millones de euros confiscados a la familia Duvalier, que durante décadas llevó a cabo un régimen de terror en el país isleño antillano.
La potestad para desbloquear los fondos corresponde al Consejo Federal (gobierno) y la nueva ley sólo se aplicará en caso de que no haya colaboración judicial entre Suiza y el país de origen de los fondos ilícitos, y siempre y cuando se determine que se trata de «un Estado frágil» que no es capaz de hacer lo necesario para recuperarlos.
En una primera etapa, el Gobierno podrá bloquear el dinero, una decisión que es factible de ser apelada ante el Tribunal Administrativo Federal (TAF), pero que no tendrá efecto suspensivo. El Consejo Federal tendrá un tiempo máximo de diez años para comenzar el proceso de restitución, dos lustros durante los cuales se podría llegar a una solución «transaccional».
Si se decide finalmente por la restitución, ésta se hará de manera que se asegure que el dinero será invertido en mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos del país en cuestión, en reforzar el Estado de Derecho y en luchar contra la impunidad criminal.
No más dinero de dictadores. RODRIGO CARRIZO COUTO NEGOCIOS - Economía - 13-06-2010
"Cría fama y échate a dormir", reza la sabiduría popular. Y lo que es válido para los individuos, también parece serlo para las naciones. En el caso que nos ocupa, la pequeña y riquísima Suiza cuenta en su haber con una bien ganada fama de estabilidad democrática, precisión, buen hacer y bellos paisajes.
Pero la otra cara de su fama implica que, en el imaginario colectivo, el país de Heidi se ve como refugio de todo el dinero sucio del universo. Billones acumulados por sátrapas, dictadores y mafiosos dormirían el sueño de los justos en las bóvedas acorazadas de los bancos de Ginebra o Zúrich. ¿Es esta imagen cierta? Respecto a los mafiosos, no nos atrevemos a opinar, pero en lo que respecta a los sátrapas y dictadores, el paraíso helvético parece que ha dejado de serlo.
De hecho, los políticos con inclinación al crimen parecen tener su peor enemigo en la persona de Micheline Calmy-Rey. Esta política socialista, ministra de Asuntos Exteriores de Suiza, es quien ha hecho de la devolución de fondos de dictadores a sus países de origen el leitmotiv de su trabajo. Y para dejar claro el papel pionero de su país, la ministra, en colaboración con el Banco Mundial, organizó la semana pasada en París un foro mundial sobre la restitución de bienes provenientes de países en desarrollo depositados en países ricos.
Esta iniciativa se conoce como StAR (Stolen Asset Recovery, en sus siglas inglesas) y fue lanzada en 2007 por el Banco Mundial. Con ella, Suiza ha dado ejemplo al mundo, devolviendo hasta el momento más de 1.200 millones de euros depositados por figuras políticamente controvertidas. Se trata de nombres siniestros como el general nigeriano Sani Abacha, con 700 millones de dólares restituidos; Marcos, de Filipinas, con 684 millones; Vladimiro Montesinos, misterioso lugarteniente de Alberto Fujimori en Perú, con 92, o Raúl Salinas de Gortari, hermano del ex presidente mexicano, con 74 millones repatriados a la nación de la que fueron robados.
Sin duda, la iniciativa es loable, pero no genera exactamente oleadas de imitadores en Londres, París o Washington. Un detalle que la ministra suiza no se privó de recordar sutilmente el miércoles en París a sus homólogos. Y es que no hay que olvidar los complejos problemas legales que representa llevar adelante esta iniciativa: herederos que recurren la decisión de devolución, Estados en bancarrota sin sistema judicial digno de tal nombre e infinidad de trabas y triquiñuelas legales que hacen de esta tarea una lucha hercúlea para los muy eficaces suizos.
Pero tras este optimista panorama cabe una nota ácida un poco discordante. Algunas malas lenguas afirman que si Suiza se permite prescindir del oro de los dictadores es, simple y llanamente, porque el total de haberes de políticos corruptos depositados en el país alpino es insignificante con relación al volumen global de negocios de la todopoderosa banca suiza. Como resumió un banquero de Ginebra a este cronista, "y eso es algo que en términos de imagen no nos beneficia".
El Banco Mundial denuncia la fuga de 40.000 millones en los países ricos
En una conferencia junto a la ministra suiza de Exteriores, Micheline Calmy-Rey, la directora gerente del Banco Mundial ha urgido a los "paraísos fiscales como Suiza" a liderar la persecución de los casos de corrupción financiera. Calmy-Rey ha recogido el guante y ha asegurado que su país tiene el objetivo de detectar y devolver los activos que son "claramente ilícitos".
La representante de Exteriores suiza ha puesto como ejemplo el caso del ex dictador haitiano Jean Claude Duvalier, cuyos fondos ingresados en Suiza, entre 300 y 800 millones de dólares (250 y 668 millones de euros), están congelados desde hace ocho años.
Naciones unidas rastreará el dinero de los dictadores
El Parlamento suizo dio ayer un importante paso para que el dinero de los dictadores depositado en cuentas del país helvético no pueda ser disfrutado por sus familias o herederos. Para ello, la cámara aprobó una ley que crea un nuevo marco jurídico para que las autoridades puedan confiscar los fondos ilícitos provenientes de regímenes autoritarios de países «frágiles» y posteriormente restituirlos al gobierno legítimo de dicha nación.
La norma salió adelante por 114 votos frente a 49 y el primer país en beneficiarse de ella será Haití, que recibirá casi 4,5 millones de euros confiscados a la familia Duvalier, que durante décadas llevó a cabo un régimen de terror en el país isleño antillano.
La potestad para desbloquear los fondos corresponde al Consejo Federal (gobierno) y la nueva ley sólo se aplicará en caso de que no haya colaboración judicial entre Suiza y el país de origen de los fondos ilícitos, y siempre y cuando se determine que se trata de «un Estado frágil» que no es capaz de hacer lo necesario para recuperarlos.
En una primera etapa, el Gobierno podrá bloquear el dinero, una decisión que es factible de ser apelada ante el Tribunal Administrativo Federal (TAF), pero que no tendrá efecto suspensivo. El Consejo Federal tendrá un tiempo máximo de diez años para comenzar el proceso de restitución, dos lustros durante los cuales se podría llegar a una solución «transaccional».
Si se decide finalmente por la restitución, ésta se hará de manera que se asegure que el dinero será invertido en mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos del país en cuestión, en reforzar el Estado de Derecho y en luchar contra la impunidad criminal.
No más dinero de dictadores. RODRIGO CARRIZO COUTO NEGOCIOS - Economía - 13-06-2010
"Cría fama y échate a dormir", reza la sabiduría popular. Y lo que es válido para los individuos, también parece serlo para las naciones. En el caso que nos ocupa, la pequeña y riquísima Suiza cuenta en su haber con una bien ganada fama de estabilidad democrática, precisión, buen hacer y bellos paisajes.
Pero la otra cara de su fama implica que, en el imaginario colectivo, el país de Heidi se ve como refugio de todo el dinero sucio del universo. Billones acumulados por sátrapas, dictadores y mafiosos dormirían el sueño de los justos en las bóvedas acorazadas de los bancos de Ginebra o Zúrich. ¿Es esta imagen cierta? Respecto a los mafiosos, no nos atrevemos a opinar, pero en lo que respecta a los sátrapas y dictadores, el paraíso helvético parece que ha dejado de serlo.
De hecho, los políticos con inclinación al crimen parecen tener su peor enemigo en la persona de Micheline Calmy-Rey. Esta política socialista, ministra de Asuntos Exteriores de Suiza, es quien ha hecho de la devolución de fondos de dictadores a sus países de origen el leitmotiv de su trabajo. Y para dejar claro el papel pionero de su país, la ministra, en colaboración con el Banco Mundial, organizó la semana pasada en París un foro mundial sobre la restitución de bienes provenientes de países en desarrollo depositados en países ricos.
Esta iniciativa se conoce como StAR (Stolen Asset Recovery, en sus siglas inglesas) y fue lanzada en 2007 por el Banco Mundial. Con ella, Suiza ha dado ejemplo al mundo, devolviendo hasta el momento más de 1.200 millones de euros depositados por figuras políticamente controvertidas. Se trata de nombres siniestros como el general nigeriano Sani Abacha, con 700 millones de dólares restituidos; Marcos, de Filipinas, con 684 millones; Vladimiro Montesinos, misterioso lugarteniente de Alberto Fujimori en Perú, con 92, o Raúl Salinas de Gortari, hermano del ex presidente mexicano, con 74 millones repatriados a la nación de la que fueron robados.
Sin duda, la iniciativa es loable, pero no genera exactamente oleadas de imitadores en Londres, París o Washington. Un detalle que la ministra suiza no se privó de recordar sutilmente el miércoles en París a sus homólogos. Y es que no hay que olvidar los complejos problemas legales que representa llevar adelante esta iniciativa: herederos que recurren la decisión de devolución, Estados en bancarrota sin sistema judicial digno de tal nombre e infinidad de trabas y triquiñuelas legales que hacen de esta tarea una lucha hercúlea para los muy eficaces suizos.
Pero tras este optimista panorama cabe una nota ácida un poco discordante. Algunas malas lenguas afirman que si Suiza se permite prescindir del oro de los dictadores es, simple y llanamente, porque el total de haberes de políticos corruptos depositados en el país alpino es insignificante con relación al volumen global de negocios de la todopoderosa banca suiza. Como resumió un banquero de Ginebra a este cronista, "y eso es algo que en términos de imagen no nos beneficia".
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La representante de Exteriores suiza ha puesto como ejemplo el caso del ex dictador haitiano Jean Claude Duvalier, cuyos fondos ingresados en Suiza, entre 300 y 800 millones de dólares (250 y 668 millones de euros), están congelados desde hace ocho años.
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