Los grandes conflictos mundiales están motivados por intereses económicos principalmente, pero a las masas se las moviliza conmoviendo sus entrañas con soflamas de tipo religioso o nacionalista basadas en supuestas ofensas recibidas de enemigos a los que se demoniza. Esto, que ocurre en la escala internacional, también se da en la personal de la interacción cotidiana con vecinos, compañeros de trabajo o simples transeúntes. Bajando al ámbito que conozco sobradamente del funcionamiento de un IES voy a aportar mi pequeña experiencia de 20 años de antigüedad en el Cuerpo durante los que he ido aprendiendo a base de “tortas”. Cuando comence a ejercer la docencia suponía que en un IES reinarían la lógica científica y el razonamiento lógico, la voluntad de enseñar sirviendo de ejemplo de honestidad y coherencia a los alumnos y el respeto (y compañerismo) entre el personal (docente y no docente). Uno a uno, en sucesivos conflictos a los que he tenido que enfrentarme a lo largo de estas dos decadas, han ido cayendo todas estas ilusas hipótesis juveniles para acabar aceptando la triste realidad de que todo sistema alcanza el nivel de calidad que le proporcionan sus eslabones más débiles. O sea que hay que tener mucho cuidado para no enfrentarse con nadie porque en cualquier momento surge una “sociedad para acabar contigo a toda costa por cualquier medio por bajo que sea”
[Un intercambio de comentarios sobre una supuesta copia y “usurpación” de derechos de autor me viene al pelo para escribir un artículo (esta vez original y de mi puño y tecla) sobre la dinámica de grupos en los institutos de Secundaria. Un profesor blogger (bitacorista o como mejor quiera denominársele [aporto modestamente el neologismo y lo regalo a la comunidad ciberespacial sin reclamar por ello ninguna gloria mundana ni compensación]) escribe un post denunciando haber sido objeto de copia con “ánimo de provecho” y regala al interfecto –al que vuelve paradigma del uso de malas prácticas en Internet- toda clase de epítetos peyorativos y denigrantes: aprovechado, desaprensivo, brutal en el copy-paste, pretendido profesor. ¿Como sentirse al recibir esta retahíla de acusaciones y descalificaciones? La desproporción por ambos lados muestra que llueve sobre mojado en ambos casos y prueba la facilidad con que una mínima disputa entre personas vulnerables se convierte en un enfrentamiento de grupos que puede alargarse en el tiempo a generaciones (que ya olvidaron la causa que originó la disputa.) A veces pronunciar una simple disculpa (perdón, lo siento, me equivoqué) es todo lo que haría falta para que el ofendido quede satisfecho y el ofensor recupere la cordura y la altura moral. Sin embargo, disculparse el algo que algunas personas (especialmente varones) no saben, no quieren o no pueden hacer porque nunca lo han hecho y no aprendieron a hacerlo en el núcleo familiar infantil. Rectificar es de sabios y, aún diría más, disculparse es de santos. Todos estos temas, relacionados con la meta errónea que algunos ponen a su vida –evitar el ridículo- originada por un sentimiento de inferioridad, se comprenden muy bien leyendo a Alfred Adler (“El carácter neurótico”.)]
Supongo que, “en todas partes cuecen habas”. Ocurrirá en todo tipo de organizaciones y grupos y en todos los ramos (empresa pública y privada, construcción, metal, arte, literatura, etc.) El tema que subyace es la vanidad (y la soberbia) más grande cuanto mayor sea la humillación infantil que la alimenta. Tras este análisis psicoanalítico barato descenderé al ámbito de la vida cotidiana en un instituto de secundaria.
Un instituto es como un estado en pequeña escala y, a pesar de que las glorias y prebendas que pueden obtenerse son nimias, origina entre sus doctos ciudadanos toda suerte de competiciones, luchas, envidias, inquinas y rencores. Aunque más o menos todos los docentes somos de un “rango” similar no puede evitarse que unos miren a otros por encima del hombro y se sientan superiores, ya sea porque su asignatura es más importante (lengua y matemáticas: áreas instrumentales; pedagogía terapéutica: especialistas en educación especial; orientadores: psicólogos…), por su titulación (profesores de FOL: abogados), porque han accedido a un cargo (jefe de departamento, secretario, jefe de estudios adjunto, coordinador de audiovisuales, tutor de prácticas en empresas, encargado del programa de calidad…), por ser más antiguos y experimentados, por ostentar una categoría superior (catedrático, profesor técnico…) o por pertenecer a un grupo que participa en programas de innovación o experimentación o a un sindicato determinado (más preocupado y comprometido con la enseñanza que los demás) o a un sector o camarilla especial (la liga de los”con bata”, los de FP, los de Bachillerato, los maestros, los oriundos o nativos de la localidad, los veteranos o fundadores...)
Un centro de enseñanza puede volverse una guarida de lobos (homo homini lupus) o, con otro símil, en una banda en la que no hay honor entre bandidos. Voy a referir un repertorio de situaciones de injusticia, acoso, abuso y violencia que he visto, sabido de primera mano y/o vivido en carne propia. Un profesor llegó a hacer llorar en público a otro, acusándole de usar métodos demasiado tolerantes. En reuniones celebradas por la tarde, después de comidas regadas con vino abundante, se proferían sistemáticamente gritos e insultos. Se redujo la sanción a un alumno por ser hijo de un directivo. Dirección y compañeros han dejado en la estacada a compañeros objeto de quejas o reclamaciones de padres y/o agresiones de alumnos, olvidando el más elemental compañerismo o corporativismo Se reciben presiones inaceptables para aprobar a hijos de profesores. Compañeros te solicitan libros de texto gratis, obtenidos de las editoriales, para sus hijos. Te niegan el saludo y te vetan como pasajero en el coche por criticas metodológicas profesionales efectuadas de forma educada y reglamentaria. Se vulnera la prohibición de fumar y beber alcohol en el centro con el consentimiento del director/a...
a) Es frecuente que un profesor/a trate a otro con condescendencia, desde la superioridad, si no con desprecio, o sea como a un inferior. Son habituales conductas machistas y prepotentes. He presenciado situaciones de acoso sexual (de palabra y de obra [auténticos abrazos de oso/a]) tanto de hombre a mujer como viceversa (estos últimos a veces pasan más desapercibidos). Obviamente estas situaciones también se dan, eventualmente, hacia alumnos/as, en cuyo caso suelen ser denunciadas y originan sanciones. Sin embargo el abuso o mobbing entre compañeros difícilmente se denuncia y/o resuelve y suele derivar en que el débil tiene que aguantarse llegando en casos extremos a enfermar de crisis de ansiedad, depresión y lograr una jubilación por incapacidad.
b) Tampoco desconozco en mi experiencia profesional en la enseñanza pública prácticas como la denuncia anónima, la manipulación (utilización e intoxicación) de los alumnos en beneficio propio, la investigación extraoficial y confidencial por parte de la inspección de educación (que priva al interesado/a de su derecho de defensa legal), la difusión malintencionada de bulos (difamación) por parte de madres y padres. Todas estas maniobras suelen ir unidas para conseguir una sólida campaña de descrédito y de calumnia (“que algo queda”) que arruine la vida personal, el prestigio y la autoestima de la víctima propiciatoria. A veces actúan fuerzas perfectamente organizadas y otras se concilian de forma más o menos casual y aleatoria “extraños compañeros de cama”. Cuando una persona comienza a adquirir el rol de víctima todos los/as inseguros, acomplejados y cobardes de los alrededores se asocian rápidamente para torturarla y masacrarla sin piedad (“del árbol caído todos hacen astillas”). El miedo (generado por el sentimiento de inferioridad) es una fuerza poderosa que impele a sacrificar a los depredadores (colaborando en la cacería) a cualquier ex-compañero/a, igual que ocurre en la sabana africana entre los ñúes y los leones. Da tranquilidad pensar que mientras devoran al otro/a no te comen a ti. Los sentimientos de culpa y las tentaciones de solidaridad y compañerismo se amortiguan cuando se trabaja en grupo. Integrarse en el rebaño disculpa y excusa la crueldad, la impiedad y el morbo de saberse vil, mezquino, bajo, rastrero, malo e infame.
c) He asistido a otros tipos de mobbing laboral como hacer mejores o peores horarios según la amistad o afinidad a dirección, no conceder permisos de dirección para acudir a unas jornadas educativas, no dar parte de los retrasos o ausencias del personal adicto, o incluso nombrar jefe a alguien distinto al propuesto por el departamento.
Acosados por todas partes con requerimientos imposibles (a. Descrédito social. b. Exigencia de educar a niños/as maleducados y vagos sin apenas recursos conductuales, haciéndoles alcanzar niveles competenciales elevados y responsabilizándosenos de su fracaso y falta de motivación) nos enzarzamos entre nosotros en discusiones vanas y estériles con la excusa del ansia por mejorar promovida por equipos directivos jóvenes y entusiastas con ganas de hacer méritos ante sus superiores administrativo-políticos (programas de calidad con certificación AENOR ISO 9000-2001, elaboración de proyectos educativos y adaptaciones curriculares, uso de novísimas tecnologías [pizarras digitales by Microsoft, IBM, Toshiba] )…
Mantengo la teoría de que (a pesar de racionalizaciones y justificaciones varias) es la VANIDAD la que provoca las interminables competiciones o duelos por parecer más listo y más ocurrente en las que acaban convirtiéndose muchas reuniones de claustro, equipo educativo, evaluación y (no digamos) de la comisión de coordinación pedagógica (CCP). Muchas veces nos falta profesionalidad para centrarnos en la tarea objeto de la reunión y nos sobra el orgullo o prurito de decir la frase más ingeniosa o la ocurrencia mejor traída, como si todos nosotros no hubiéramos demostrado nuestra competencia al aprobar la dura oposición que superamos para ganar nuestra plaza en la enseñanza pública. (En la privada se accede por otra vía no tan igualitaria).
las fotos presentan a profesores absolutamente ajenos a las situaciones que se describen; de Flickr nodigasnada01 y iesluisvelez y nacho-c
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